Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

martes, 1 de abril de 2014

Historia

Historia y Evolución de Salvatierra

La Guerra de Independencia 1810-1821

La Batalla en el Puente de Batanes, 1813.

…continúa del número anterior

Ambos contendientes maximizaron sus aciertos y minimizaron sus errores, los partes de guerra indican estas tendencia. Iturbide lo firmó al día siguiente de la batalla y lo dirigió al mariscal José de la Cruz, afirmando que sus bajas fueron un cabo muerto y catorce heridos, contra trescientos cincuenta muertos y setenta y cuatro prisioneros hechos a Rayón. Este en cambio, le informaba a don Ignacio haber tenido solamente veinte bajas, entre muertos, prisioneros y heridos, el parte lo firmó hasta el 24 de abril en Tarandacuao, ocho días después de la batalla..

Para el historiador salvaterrense don Melchor Vera, fueron ejecutados después del combate dieciséis individuos que no pertenecían a la tropa, sino eran de la plebe que se dedicó al saqueo en la ciudad, fueron fusilados en el muro del obraje de San Isidro, y enterrados en los terrenos conocidos como el “Potrero de Ávila”. Lo que la historia y sus críticos no le han perdonado a Iturbide, fué haber entrado en combate en viernes santo, y haber mandado al infierno a más de trescientos excomulgados, o sea, la forma abusiva y fanfarrona del padre Gallegos al redactar el parte.

El Papel de la Soberana Imagen de Ntra. Sra. de la Luz durante el movimiento de Independencia y su Consumación en Salvatierra

La devoción de los salvaterrenses a la Soberana Imagen de Ntra. Sra. de la Luz, vino en aumento desde los tiempos en que el obispo Sánchez de Tagle la declaró Patrona de la Ciudad. En los momentos difíciles de la guerra, no podían faltar las muestras de la fe hacia ella por los partidarios de uno y otro bando, invocando todos ellos su protección.

Su papel preponderante se encuentra desde los preludios de la batalla en el puente de Batanes. Se afirma que fué Rayón y sus insurgentes quienes impotentes de resistir a los realistas y teniendo que abandonar la plaza, la pusieron en la puerta de su templo entregándole su bastón de mando y pidiéndole su protección para la ciudad y evitar los desmanes que pudieran venir. Otros autores refieren que fué el propio Iturbide, quien después de haber descansado, se dirigió al templo a dar gracias a la Patrona de Salvatierra, obsequiándole la banda y el bastón de mando.

Desde principios del mes de diciembre de 1814, Iturbide estableció su cuartel general en Salvatierra, donde organizó las defensas y los cuerpos mixtos que no se habían formado. Para el 6 de enero de 1815, escribió en su diario: “Los realistas de esta ciudad han jurado hoy por la Generala de sus armas a la Santísima Virgen de la Luz. Protectora de este suelo; y en acción de gracias por el establecimiento de la guarnición se ha celebrado una solemne función de iglesia, con sermón y asistencia de los Prelados, oficialidad y todo el vecindario”. Es muy importante aclarar que no fue pues Iturbide quien la nombró Generala, sino los propios salvaterrenses pertenecientes a la guarnición o Cuerpo Mixto Urbano de Defensa. Iturbide se despidió de Salvatierra en abril de 1816.

Era lógico que después de la estancia del jefe realista en la ciudad, los españoles y criollos vieran en él al prototipo de hombre ideal. Esta imagen se acrecentó en los años siguientes cuando consumó la Independencia y llegó a ser el primer emperador de los mexicanos. Al llegar el año de 1821, con él, el abrazo de Acatempan y el Plan de Iguala que nos independizaba de España, en Salvatierra también se dieron hechos importantes: el antiguo realista Anastasio Bustamante proclamó la Independencia en la hacienda de Pantoja y tomó Valle de Santiago, y don Luis Cortazar hizo lo mismo en la hacienda de San José de Amoles (hoy Cortazar); ambos se dirigieron a Salvatierra para integrarse al Ejército Trigarante, entrando en la ciudad el día siguiente 17 de marzo de 1821. La plaza había sido tomada previamente por órdenes de Iturbide por los generales Quintanilla y Lamadrid, el 9 de ese mismo mes, la guarnición de la ciudad se adhirió al Plan de Iguala, no obstante la oposición del Teniente Coronel Reguera, que estaba al mando.

Una gran parte del ejército trigarante pasó por la ciudad el 14 de abril de ese año, solamente algunos miembros del Cuerpo Mixto Urbano de Realistas Fieles se incorporaron al regimiento de Celaya, portando en el brazo un listón con la leyenda de la Virgen de la Luz como imagen de su devoción. La independencia Nacional fué jurada en Salvatierra el 21 de octubre de 1821, por el alcalde primero don Juan José Bermúdez.

En la ciudad de México el 6º Marqués de Salvatierra, D. Miguel Jerónimo López de Peralta Cervantes Velasco, último poseedor integrum del mayorazgo de Tarimoro, estuvo entre los firmantes del Acta de Independencia de México. Fué Capitán de la Guardia Imperial de Iturbide. Consejero de estado, Gran Cruz de la Orden de Guadalupe, General de la República y Gobernador de Distrito Federal. Si bien no nació en Salvatierra, si tuvo mucho que ver con nuestra historia por razón de haber heredado el título nobiliario referente a nuestra ciudad; que nació precisamente en las tierras pertenecientes a este mayorazgo.

Las Partes Militares de la Batalla en el Puente de Batanes
Parte del Señor Comandante D. Ramón Rayón, relativo a la acción del día15 (sic) del corriente en el Puente de Salvatierra.
(Dirigido a D. Ignacio López Rayón)

Excmo. Sr. en consecuencia de las noticias que me comunicaron en la ciudad de Salvatierra, dispuse que la tropa de mi mando ocupase los puntos que me parecieron más propios para oponer la vigorosa resistencia que debía al ímpetu de la turba que venía a invadirme desde la hacienda de San Nicolás, ocupada por Iturbide. Efectivamente, apenas había tomado las disposiciones convenientes quando a las ocho de la mañana sé dexó ver una partida por el lado derecho del puente que había fortalecido en las dos casas del obrage y el molino, desde donde mandé hacer un vivo fuego de artillería y fusilería para impedir el avance del enemigo, que emboscado en número superior por aquellas cercanías, amenazaba flanquear la infantería que defendía el paso del puente y burlaba el empeño con que se esforzaba para vencerlo.

No habiendo podido conseguirlo con la celeridad que deseaba, tuvo que continuar por largo rato el fuego que dirigía á aquellas alturas, hasta falto de auxilios el pequeño destacamento que lo guarnecía sé vió precisado á abandonarlo, después de haber hecho con los mayores prodigios de valor un grande estrago a los enemigos. Al mismo tiempo que por esta parte se le hacía experimentar el valor de nuestra tropa, recibían las mismas pruebas en el vado y puente del río que había reforzado como los puntos principales á que se dirigían las miras de los perversos, y á donde estaba su principal fuerza. Allí se empeñó sangrientamente esta acción memorable por todas las circunstancias que hicieron brillar tan resplandecientemente el valor de los oficiales de mi mando.

Inútil sería pormenorizar á VE. todos los sucesos de un encuentro, de cuyos resultados está VE. plenamente instruido. La retirada a que me obligó la falta de pertrecho y los demás incidentes ocurridos en la pelea, no fué tan desgraciada por sí misma, como por la muerte de los dignos guerreros que sellaron con su sangre el patriotismo de que estuvieron altamente animados. Nuestra pérdida es por este respecto sumamente lamentable aunque útil por el grande exemplo que ha presentado á todo el mundo de intrepidez, honor y fidelidad a la nación.

El sargento mayor D. Rafael Ordáz que se halló en el puente dirigiendo el fuego, y animando con valerosa constancia a la tropa que estaba á su vista, desempeñó su deber de un modo digno de su acreditado amor al servicio, y de sus recomendables circunstancias militares. Se creyó al principio muerto, pero pudo salvar su vida a costa de muchos sacrificios. Los tenientes de artillería D. Francisco Herce y D. Eligio Roelas correspondieron también á lo que yo esperaba de su decidido valor y de sus grandes conocimientos en el ramo de su profesión.

Pero no puedo menos que dando á cada uno el justo elogio á que se hizo acreedor, recomendando muy particularmente á la consideración de VE. el distinguido entusiasmo y heroísmo singular con que desafió los mayores riesgos el teniente del regimiento No. 1 D. Manuel Fernández de San Salvador, que ocupó el punto de la casa del obrage y lo sostuvo con un esfuerzo superior a sus años, y merecedor de las mayores alabanzas. Este joven oficial no ha aparecido desde el día de la acción, ni hay quien haya sabido de él a pesar de las diligencias que se han practicado. De esto infiero su muerte que me es sumamente dolorosa que por quantos motivos pueden concurrir á hacer sensible una pérdida.

La total de la división entre muertos, heridos y prisioneros asciende á poco más de veinte hombres, sin incluir veinte y siete que el inhumano Iturbide tuvo el placer de mandar pasar por las armas en el mismo Salvatierra de la miserable plebe que se hallaba en las calles de esta ciudad.

Dios guarde á VE. muchos años. Tarandacuaro 24 de abril de 1813.- Excmo. Sr.- Ramón Rayón.- Excmo. Sr.- Capitán general D. Ignacio López Rayón.

Parte de D. Agustín de Iturbide del ataque y toma de Salvatierra
(Dirigido al mariscal de campo D. José de la Cruz)

“El teniente coronel D. Agustín de Iturbide, comandante de la división de operaciones del Baxio me ha dirigido el parte siguiente.

Mi General, instruido de que en Salvatierra se hallaban los Rayones con muchas gavillas reunidas, concebí que proyectaban alguna empresa de tamaño, y me pareció por lo mismo dirigirme con preferencia á atacarlos. Sucedió así en efecto la mañana de ayer, y el éxito ha tenido la felicidad de que solo le hacía susceptible la protección que dispensa el Dios de los Exércitos á los que defienden su causa.

La línea de los insurgentes tendía cerca de 500 varas de longitud toda a la margen del río grande que no presenta más paso que una vereda estrecha practicable solo desfilando, y el puente, cuya latitud será de 5 varas; estos pasos los tenían defendidos con quatro cañones, y competente número de infantería, que había también abundante con pedreros parapetados en las azoteas del convento de San Francisco, y de casas particulares, alguna de estas tendría taladradas las paredes para hacer desde adentro impunemente fuego con fusilería en la margen del río á merced de la abundancia y frondosidad de los árboles, tenían en cubierta mucha tropa: en el puente había una pared ó trinchera de piedra, y los mismo en las bocacalles de la plaza principal: estaban reconcentradas en esta Ciudad muchas gavillas de la provincia de Valladolid, San Miguel el Grande, del baxio, y toda ó casi toda la fuerza de Tlalpuxagua.

Tomado del Libro: “Historia y Evolución de Salvatierra”
de Miguel Alejo López

La Epopeya y la Leyenda
El Otro Rostro de la Historia

por: Jorge Ojeda Guevara

Libertar a una Patria
Sed de Justicia... (continuación)

Cita con el destino: Acatita de Baján.

Largor de Travesía. Fué así la andada por Don Miguel Hidalgo luego de dejar la villa de Dolores, hasta conocer captura en Acatita de Baján, se llevado prisionero a Chihuahua, juzgado fieramente por la inquisición que malévolamente sacó a relucir el juicio seguido paciente, persistente y maliciosamente contra él desde 1800, en el que fué condenado, y que el arzobispo capitalino reconfirmó tal decreto de excomunión signado por el obispo de Valladolid, y desde los púlpitos cantaban a los cuatro vientos a la feligresía. Y ahora encaraba al paredón con serenidad y valentía…

Ocurrió que el 16 de marzo, Rayón tomó rumbo al sur mientras Allende enfilaba al norte. La guarnición de Allende lo conformaban apenas 75 individuos de avanzada y 15 coches para los principales jefes y un modesto grupo de féminas que llevaban para las necesidades. La retaguardia la guarnecían 1500 hombres, artillería, equipajes y muchas mulas que cargaban sed y medio millón de pesos plata. Con Acatita de Baján a lontananza, y teniendo la caravana que transitar ese polvoriento lugar sembrado con menos de 40 miserables casas, sus norias de abundante manar agua, a no dudar, eran la urgencia y mira insurgente.

Francisco Ignacio Elizondo, capitán de milicias de incorporación reciente al bando de Hidalgo, tenía instrucciones de aguardar en ese paraje a la caravana para rendirles honores y abastecerlos en lo posible. Sin embargo, lejos estaban los mexicanos de imaginar que Elizondo realmente nunca salió del lado realista y tenía la encomienda de fingir para la traición.

“Sólo 5 mil metros restaban para poner pie al flanco sur del caserío; allí hace presencia una loma que proporciona el único sitio prominente de aquel terreno llano y seco… Elizondo ocultó a conveniencia tras la cerril elevación a 50 soldados. En la cara sur, acomodó haciendo fila otros 350 efectivos y una suficiente cifra de comanches y mezcaleros, fingiendo aguardar al convoy fugitivo para vitorearlos”.

A medida que doblaban recodo en la loma, los fatigados insurgentes de vanguardia caían prisioneros. Como los coches rodaban su carga a considerable alejamiento unos de otros, los de atrás no percataban lo que ocurría con los de adelante que rodeaban la elevación cerril. Allende en su carro, al percibir la celada, trató en vano de huir, pues el número lo inmovilizó fácilmente. En pocos minutos, el lazo se cerraba también en Hidalgo. Sin dar tiempo de reacción, los hombres del traidor Elizondo atacaron por sorpresa a la retaguardia, donde algunos huyeron con premura y a otros no les dió ocasión y cayeron en la trampa; todo esto pasó cuando avanzaba el caluroso 21 de marzo de 1811, apenas a 6 meses y 5 días del estallido de la revuelta en aquella pequeña villa de Nuestra Señora de Dolores.

Del caserío de Baján, llevaron a los engrilletados cautivos rumbo a Monclava y luego a Chihuahua, lugar donde se les sometió a una farsa de juicio. Aunque en todo momento, Allende, Aldama y Jiménez afirmaron su lealtad a Fernando VII, fueron declarados culpables de rebelión, fusilados y decapitados en días diferentes…

“Abasolo conservó su existencia por declarar contra sus compañeros, pero fué deportado a España, donde sin honor ni hacienda, al poco lo abrazó la muerte”.

Miguel Hidalgo admitió la cabalidad de su responsabilidad. Lo pasaron por las armas el 30 de julio y posteriormente lo decapitaron. Las cabezas de los 4 caudillos principales, guardadas en jaulas de hierro, colgadas al tiempo en cada una de las cuatro esquinas de la alhóndiga de Granaditas en Guanajuato, para advertencia popular, donde permanecieron el andar de 10 años, a la vista del pueblo.

De inmediato, los deberes del delicado pero necesario relevo fueron asumidos por Morelos, otrora escolapio de Hidalgo y por el singular Guerrero, quienes todavía abonarían mucho al que hablar y preocupar español…

Se emancipa a la Patria mexicana

Hubo un instante en el tiempo en que la causa independentista vislumbraba traslucidez de decaimiento en la todavía Nueva España; impresión daba que Don Vicente Guerrero era el último guerrillero que batallaba de balde en las sureñas inexpugnables montañas, cuando en España las armas del coronel Rafael de Riego rendían al soberbio soberano Fernando VII, haciéndole rubricar consentimiento a la vieja Constitución de Cádiz de corte liberal. En el reino todos tuvieron que jurarla; igual hubieron de signar conformidad las posesiones extra fronteras.

Como de esperarse era, tronó el escándalo, y los peninsulares novohispanos más recalcitrantes que los europeos no repelieron el nuevo estado de cosas por considerar que la persona del rey había sido ultrajada y que para no tener que jurar; necesario sería separarse de la madre patria. Por ello, considerable cifra de españoles, liderados por el padre Matías Monteagudo, corrió rumor a gritos que no se jurara aquella Constitución, declarándose independientes en nombre de Fernando VII. Considerando éste el camino único, mandaron llamar a Iturbide para que apuntalara su situación, comandando la parte militar.

“Sacerdotes como Miguel Hidalgo, Morelos, Matamoros, Torres, Juan Villerías, Mier y Terán, José María Luis Mora y cientos más… Se sabe que en Acatita de Baján donde la traición ganó la batalla, hicieron innumerables prisioneros, también cayeron todos los sacerdotes que llenaban varios de los coches”.

De interés es saber, que arribado Mina a campos guanajuatenses, jaló consigo un considerable contingente de extranjeros que compartían liberalismo y aventura; habían salido aquellos de Londres, haciendo escala en las Antillas y los Estados Unidos, hasta desembarcar en la playa de Soto La Marina; apenas pisaron tierra mexicana añadieron su espada y ánimo a la guerra por la independencia. Javier Mina había traído consigo de España aventureros e idealistas como él, que igual arribaron a la lucha emancipadora, fueran franceses, Norteamericanos, y mismos españoles, todos, de manera par, regaron su sangres por la causa en batallas de los campos del Bajío, en los Fuertes de los Remedios y del Sombrero…

Tomado del Libro: “La Epopeya y la Leyenda, el Otro Rostro de la Historia”
de Jorge Ojeda Guevara


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