Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

jueves, 1 de agosto de 2013

Añoranzas

Salvatierra es para mí, un lugar muy hermoso; yo diría un lugar paradisíaco, un lugar que invita a la reflexión, a vivir recuerdos y momentos que ocurrieron en las vidas de los que ya vivimos peinando canas.

Aquella Salvatierra de mi infancia de los años cuarentas a cincuentas, aquel Salvatierra fresco con cuantiosas y frondosas huertas de guayaba. Había de varias clases, de ellas: algodón, de leche, las peruanas y la clásica guayaba con la que algunos coterráneos hacían el guayabate en moldes de varios tamaños.

Recuerdo aquel hermoso Río Lerma, en cuyos lados crecían frondosos árboles, predominando los sabinos llevando por su cauce abundante agua todo el año que daba gusto, y en el cual los chiquillos de entonces, no todos, nos “echábamos la uya” de la escuela para irnos a dar un remojón.

Salvatierra, poblada por gente buena, por gente saludadora, por gente de una sencillez nata. Recuerdo de mis andanzas por mi ciudad por todos sus rumbos jugando a media calle al trompo, a las canicas, al rondón o a las barajitas, etc.

Además, algunos teníamos la costumbre de irnos a uno de los portales del Carmen, ahí donde se encontraba el casino llamado “La Puerta del Sol”, de don Manuel Ayala. Al fondo del portal estaba un pequeño negocio en donde alquilaban bicicletas para enseñarse a manejarlas, nos montábamos y dábamos vueltas y vueltas al derredor del Teatro Ideal, para mí, de feliz memoria donde se proyectaban funciones de cine, se escenificaban funciones de lucha libre, de box, incluso algunos eventos de tipo cultural.

Te extraño Teatro Ideal, con tu derrumbe, te llevaste gratos recuerdos para muchos salvaterrenses.

Otro de mis recuerdos: aquel hermoso vergel que le llamábamos “El Jardincito de Zaragoza”, poblado en su centro por grandes árboles que daban sombra y frescura a quienes ahí descansaban con su fuente de agua cristalina en medio. En ese lugar en el portal situado al lado del jardincito al que le decíamos “El portal de las boticas”, por haber estado ahí varias boticas de la ciudad. En dicho portal todos los jueves y domingos por la noche, un grupo de connotados salvaterrenses, formando un grupo de música típica nacional deleitando a los jóvenes y muchachas dando vueltas en sentidos contrarios en el jardín.

Un señor muy conocido en aquel entonces, don Cosme “el recaudero”, que tenía su puesto de verduras en el mercado con un bote de hermosas flores finas de grato olor, las cuales adquirían los muchachos para ofrecerlas a alguna muchacha de su gusto y hacerla su novia. ¡Hasta luego amigos!

J. E R B.

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