Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

lunes, 1 de abril de 2013

Reflexiones

Mírame, mírame

Mírame, mírame
aquí en Tu presencia, hincado porque
te ofendí, te ofendí.
Estoy arrepentido y te pido perdón,
estoy arrepentido y te pido perdón.
Como fué, qué pasó
si estaba convencido que Tú eras mi Dios
y después te olvidé,
cómo fui tan ingrato contigo Señor,
cómo fui tan ingrato contigo Señor.

“¿Cómo es posible Señor
que tangas tanta compasión
por los pecadores,
no tengo con qué pagarte.
Qué bueno eres Jesús.
Yo lo sé, que mi Dios
es misericordioso, no quiere perder
a ningún pecador
y le sale al camino y le muestra su Amor
y le sale al camino y le muestra su Amor.

Mírame, mírame
aquí en tu Presencia llorando porque
te ofendí, te ofendí,
estoy arrepentido y te pido perdón,
estoy arrepentido y te pido perdón.

Letra y Música: JG H

Las Quejas Matan el Amor

Aun cuando las intenciones son buenas, las quejas y la crítica crean tensión en el hogar. Ser aceptado como uno es constituye una necesidad humana básica. La falta de aceptación hiere la dignidad, daña el amor propio y despierta resentimiento. Para saber si usted es de esas personas que pierden el tiempo viendo los defectos de su pareja y de la familia de ésta, sólo hágase las siguientes preguntas:

1. ¿Paso más tiempo criticando a mi cónyuge o a su familia que considerando sus rasgos positivos y agradables?

2. Cuando mi pareja hace algo que me molesta, ¿siento necesidad de llamarle la atención?

3. ¿Hablo con menosprecio a espaldas de mi cónyuge?

4. ¿He establecido normas tan elevadas para mi pareja que ni yo puedo cumplir?

5. ¿Presiono a mi cónyuge para que se amolde a mis normas y así aceptarle con más facilidad?

Si sus respuestas fueron positivas, en verdad debe cambiar, de lo contrario la fractura de su matrimonio será causada por usted mismo (a).

“Ten los ojos bien abiertos antes del matrimonio, y medio cerrados después”
Thomas Fuller

Reconocer el Verdadero Amor

Es tener:

Un interés genuino en la otra persona y en todo aquello que él o ella hacen.

Una comunidad de gustos, ideales y criterios sin fuertes enfrentamientos.

Una mayor felicidad al estar con esa persona y no con otras.

Un orgullo en la persona cuando se hacen comparaciones.

Una desdicha real cuando la otra persona está ausente.

Un gran sentimiento de camaradería.

Un deseo de dar y tomar.

Newell W. Edson


Lo que Deben Saber

Un Par de psicólogos se preguntaron cuáles eran las principales causas de rupturas matrimoniales en nuestro país y, cuando se dieron a la tarea de investigarlas, descubrieron que los principales problemas surgían por:

El dinero
La crianza de los hijos.
La relación con las familias de origen.

Los anteriores son los tres factores clave a los que se les debe poner gran atención dentro de su matrimonio. Sin embargo, cabe la posibilidad de que algún familiar suyo pueda percibir cosas que ustedes como pareja no, tal y como lo muestra nuestra siguiente historia:

Bienestar, Éxito y Amor

Una mujer salió de su casa y vió tres viejos con una larga y blanca barba sentados en el jardín. Ella no los conocía. Les dijo:

-Yo no los conozco, pero deben estar hambrientos. Por favor pasen adelante y coman algo.
-¿Está el hombre de la casa? –preguntaron a la mujer.
-No –dijo ella-, está fuera.
-Entonces no podemos entrar –replicaron ellos.

En la tarde cuando el marido regresó, la mujer le contó lo que había sucedido.
-Ve entonces afuera y diles que ya estoy en casa e invítalos a pasar.

La mujer salió e invitó a los viejos a entrar.
-Nosotros no entramos a una casa juntos –replicaron ellos.
-¿Por qué? –la mujer quiso saber la razón. Uno de los viejos explicó:
-Su nombre es Bienestar –señaló a uno de sus amigos-, él es el Éxito y yo soy el Amor –luego añadió-: -Ve a tu casa y discute con tu esposo cuál de nosotros quieren que entre a su casa.

La mujer entró a su casa y le contó a su esposo lo que los viejos habían dicho. El esposo estaba muy contento.
-Qué agradable –dijo-. Siendo así, invitemos a Bienestar, dejémoslo entrar y que llene nuestro hogar con bienestar.

La esposa no estuvo de acuerdo.
-Querido, ¿por qué no invitamos a Éxito?
La nuera de ambos estaba escuchando desde la otra esquina de la casa. Ella hizo su propia sugerencia.:
-¿No sería mejor invitar al Amor? Por favor entra y sé nuestro huésped.

La mujer salió y preguntó a los tres viejos:
-¿Cuál de ustedes es Amor? Por favor entra y sé nuestro huésped.

Amor se levantó y comenzó a caminar hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y lo siguieron. La mujer, sorprendida, le preguntó a Bienestar y a Éxito:
-Yo solo invité a Amor, ¿por qué están ustedes entrando?

Los tres viejos respondieron a la vez.
-Si hubiesen invitado al Bienestar o al Éxito, los otros dos hubiésemos permanecido fuera, pero como ustedes invitaron al Amor, a cualquier lugar que él vaya, los otros dos vamos con él, En cualquier lado que haya amor, hay también ¡bienestar y éxito!

Tomadas del Libro: “Reflexiones y Pensamientos
para lograr un Matrimonio Feliz”

Historia

Salvatierra, una Lectura Profana

San Andrés de Salvatierra

La alborada cubre con su luminoso manto la comarca. La luz pinta entonces las fachadas, desvela las fechas, los símbolos, las formas. Las puertas y ventanas se desperezan junto con los habitantes, rechinan los portones y las sonrisas desmañanadas se asoman en un “buenos días”. El sol ha dado el primer baño de bronce a las campanas, suenan con su alegre y onomatopéyico grito en el Santuario Diocesano. Contesta como eco el templo y convento de San Francisco, le sigue el templo de Santo Domingo y el convento del Carmen y luego todas, cuando están de júbilo para llamar a misa: Capuchinas, San Juan, el Seminario y el templo de Guadalupe.

El tañido se escurre entre los muros, penetra las casas y las conciencias, despierta, invita. La Plaza de Armas se va encendiendo en verdes, la Columna de la Fundación deja caer, como lenta plomada, la luz que acabará por vestirla con su esbelta y monárquica altivez.



Mercado Hidalgo

Las sombras van buscando rincones y el bullicio arropa el Mercado Hidalgo, sus puestos y comensales, la vida de todos, el saludo, las angustias y contentos que revientan en un festín de colores que pintan los aromas y las formas en diarias instalaciones, efímeras obras que van cobrando acomodo caprichosamente y de acuerdo al consumo. Los puestos del mercado son como los patios traseros de las casa, muestran la intimidad, los gustos, el adorno, por eso brillan como brilla el recuerdo de la infancia cuando vemos un triciclo descompuesto; las mancuernas del abuelo y el sol que va escarbando reminiscencias en esos patios que siguen siendo los menos tocados. Así los puestos de los mercados, con sus yuxtaposiciones, con los adornos de Navidad en cualquier mes del año, con los periódicos viejos para envolver con pasadas noticias, el alimento actual.

Tomado del Libro: “Salvatierra, una Lectura Profana”
de Luis Montes de Oca y Sergio Hernández Saucedo


Historia y Evolución de Salvatierra

La Vida Colonial Salvaterrense, 1644-1810 (continuación)

La Fundación de los Barrios de San Juan y Santo Domingo (conclusión)

Con el tiempo se empezó a formar el barrio de Santo Domingo. Desde 1690, se congregó en el Norte de la ciudad una comunidad de indios labradores que se hicieron llamar barrio de San José. No fué fácil asentar el barrio, en 1795 se generó un litigio entre el Ayuntamiento y el indio Casimiro Luciano Vázquez por la posesión de esos solares propiedad de la ciudad, denominados desde la fundación, ejidos de la ciudad, caso en el que intervino el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición. Desde el año 1767, vino el religioso Dominico fray José Morales de la Orden de los Predicadores, solicitando la autorización para fundar un hospicio, se le concedió y fundó, como anexo a la capilla del Señor de la Clemencia, terminándose de construir todo el conjunto el 3 de agosto de 1793. No se les dió en propiedad a los Dominicos, sino en uso, por esta razón, cada año tenían que llevar al curato, una palma y una vela el lunes de Pascua, de las que habían sido usadas en el monumento del jueves Santo.

El Señor de la Clemencia según las viejas crónicas fué traído de España, a su llegada a este valle, se le instaló en una pequeña capilla de adobe construída por los indios a un costado de la hacienda de Sánchez, conociéndosele como la capilla del Calvario. Tuvo un largo peregrinar, estando a punto de derrumbarse su pequeño templo, los padres franciscanos determinaron trasladarlo al pueblo de San José de Amoles –hoy Cortazar-. Cuenta una antigua leyenda que cuando se intentó llevarlo a ese lugar se puso tan pesado que no fué posible cargarlo, provisionalmente los religiosos optaron ante tal hecho, llevarlo al templo Parroquial que en ese entonces era el templo de San Francisco, mientras se le levantaba otra capilla en terrenos de lo que hoy es el templo de Santo Domingo.

La capilla fué hecha de adobe, se derrumbó en una de las avenidas del río. En 1737, decidieron construir otra de piedra que los vecinos de ese barrio sacaron del lecho del río, la cual correspondería a la capilla anexa del templo actual. La bóveda del coro se terminó en 1750, y las portadas lateral y principal en 1753, para el año d 1793, estaba terminado todo el conjunto. La torre es de reciente construcción, pues data de los tiempos del Sr. Cura Chávez. Se instaló el cementerio donde se daba sepultura a las personas más distinguidas de la ciudad, y en donde había estado la capilla que el río se llevó, se enterraban a un costado del canal a los suicidas, por negárseles sepultura en sagrado.

Los Ayuntamientos

Era costumbre jurídica en la época colonial, que los puestos u oficios públicos fueran tasados y rematados a favor de determinadas personas, quienes pasaban a ocuparlos. Los ayuntamientos fueron uno de estos casos, los oficios que comprendían eran los cargos de: corregidor, alguacil mayor, alcaldes ordinarios, regidores, depositario general, escribano de cabildo, juez mayor, escribano público y provincial de la hermandad de la ciudad.

Durante la Colonia en Salvatierra, los ayuntamientos tuvieron una conformación y funcionamiento irregular, fué esta una de las principales causas para no logra el éxito esperado en la fundación de la ciudad. Para el primer Ayuntamiento de la ciudad, los oficios fueron tasados desde las gestiones para su fundación en la cantidad de 2,500 pesos de oro común, con excepción de los cargos de corregidor y alguacil mayor, el primero se le otorgó a don Gabriel López de Peralta, de acuerdo a las capitulaciones estipuladas por haber gestionado ante las autoridades virreinales la fundación.

Este primer Ayuntamiento tuvo de inmediato problemas para funcionar regular y adecuadamente, el cargo de corregidor se le retiró casi de inmediato a don Gabriel, por no haber podido señalar las tierras para la fundación, y originó el consabido pleito ante su majestad que llevó a sus herederos a obtener el título de marqueses, los demás oficios, no fueron pagados oportunamente, por lo que no pudieron ser confirmados ni funcionar como se debiera. Después de don Gabriel, el oficio de corregidor lo desempeñó el almirante don diego de Bracamontes, fué él quien terminó de asentar la ciudad, duró en el puesto hasta el año de 1660. En ese mismo año, el alguacil mayor don Agustín carranza y Salcedo fué desterrado de la ciudad por un grupo de vecinos, yéndose a radicar a Pátzcuaro.

Fué tal la crisis política en estos tiempos coloniales, que ninguno de los regidores estuvo confirmado y abandonaron el Regimiento de la ciudad. En tal situación, el Cabildo no funcionó desde el año de 1660 a 1704, y para ciudades como Salvatierra, ésta no hubiera podido sostenerse, la situación obligó a los religiosos Carmelitas, a comprar el oficio de escribano público y de cabildo por remate efectuado el 14 de febrero de 1715, que garantizó todas las operaciones que tuvieron efecto durante el siglo XVIII. Una vez creada la intendencia de Guanajuato, el Ayuntamiento tuvo que enfrentar el requerimiento que le hacía el Real Tribunal de la Contaduría Mayor y Audiencias de Cuentas de México, al cobrarle el impuesto de la Media Anata que según constaba no había pagado, esto originó que en su tiempo, no se le confirmara el título de ciudad. Salieron a relucir documentos comprobatorios y finalmente, en 1795, la ciudad fué exonerada de esa deuda.

En el efímero periodo de 1704 a 1712, funcionó un Ayuntamiento que dejó de existir cuando don Nicolás Tamayo de Contreras, propietario de la hacienda de San Buenaventura, renunció a su oficio, solicitando se le devolviera de inmediato lo que le correspondía del valor del mismo, lo cual fué rechazado por el fiscal de su majestad, ordenando se sacaran a remate de nuevo los oficios para la ciudad de Salvatierra. A partir del año de 1730, se incrementó la actividad de los ayuntamientos al hacer la petición el alcalde mayor de Zelaya, para sacar a pregón los oficios en vista de que en Salvatierra no existía Ayuntamiento. Al darse los pregones, el oficio de alguacil mayor fué adjudicado a don Fernando López de Ballesteros, dueño de la hacienda de Ojo de Agua (hoy Ojo de Agua de Ballesteros), pero no fué confirmado. En un segundo Pregón, por remate, el oficio fué adjudicado a don Francisco Sozaya y Zorrilla, siendo de inmediato acusado de usurpación de funciones por el teniente del alcalde mayor de Zelaya.

Los problemas siguieron para don Francisco Sozaya y Zorrilla. En 1733, le tocaron las indagatorias y autos sobre el tumulto del pueblo, por la posesión de la Sagrada Imagen de Ntra. Sra. de la Luz. En el año de 1740, los regidores del Ayuntamiento de la ciudad presentaron una petición al virrey para que obligara a Sozaya a asistir a las juntas del Cabildo, y de haber nombrado su teniente a Domingo de Estrada, sin haber recibido confirmación. El virrey ordenó se le notificara a Sozaya su obligación de asistir a las juntas de Cabildo y no su teniente, con la advertencia de ser multado si no acataba la orden. En ese mismo año se remató el oficio de regidor y fiel ejecutor, a favor de don Manuel de Berdeja, quien en 1786 renunció a favor de don Juan Ignacio de Camia.

Para 1751, los problemas del Ayuntamiento seguían. Don Nicolás Rojo de Soto renunció a su oficio de contador de menores a favor de don Juan Antonio Michelena, tesorero general de la Limosna de la Santa Bula de Cruzada en el obispado. A la muerte de don Nicolás, su viuda Dña. Ana de Almedo, promovió un juicio para que se le fuera pasada una parte del valor del oficio otorgado a Michelena. En 1790, las autoridades superiores aprobaron el Reglamento de la Ciudad de Salvatierra. Para el año de 1807, se hallaban vacantes, otra vez, la mayoría de los oficios, por lo que a iniciativa de don Antonio Estevarina, se hicieron posturas para ocupar los oficios. En lo que se refiere a la impartición de la justicia del orden criminal en Salvatierra, los miembros del Ayuntamiento también fueron señalados como acusados de delitos; como el juicio seguido por adulterio en contra del escribano público y de cabildo don Rafael Arellano en 1791; y la acusación por embriaguez, mala conducta, arrestos injustificados, insultos y desafíos, del portaguión del Regimiento de Dragones y Alférez Real, don Joaquín González del Villar en 1818.

La población, los impuestos y la economía.

Según la carta enviada por don Gabriel López de Peralta al virrey, ofreciéndole las tierras para la fundación, y en la que le manifestaba: “donde hay congregados hasta cuarenta vecinos españoles, con sus mujeres, hijos, casas y familias...”, existió la pretensión, sin duda, de hacer aparecer la fundación como una población de españoles. La realidad era otra, existía una población mayoritariamente indígena, además de mestizos, negros, mulatos y otras castas, sin faltar inclusive los esclavos. Sin embargo, estas minorías serían las que en el transcurso de la vida colonial, y aún después, detentarían el poder económico y político, entrando en no pocas ocasiones, en serios litigios con las órdenes religiosas de los Carmelitas y Agustinos por las mercedes y posesión de las tierras. Entre las familias españolas y criollas más prominentes se encontraban; los Tamayo, los Esquivel y Vargas, los Zozaya y Bermúdez, los García Botello, los Luyando y Bermeo, y por supuesto, los López de Peralta.

Los libros y registros de las notarías parroquiales, son hoy de suma utilidad para conocer la conformación social de esa época. Los registros de la vicaría ayuda de parroquia de San Nicolás de los Agustinos, dependiente del curato de Salvatierra, arrojan datos estadísticos sobre los bautizos en esos pueblos y rancherías correspondientes a los años de 1661-1674. En la hacienda de San Nicolás había 92 indígenas y un esclavo, en Tiristarán 89 indígenas, Huatzindeo 16 indígenas, hacienda de Maravatío 64 indígenas, en Culiacán 28 indígenas y 5 españoles, en Túparo 5 indígenas, en Xaral 3 indígenas, en la Cañada de Caracheo 29 indígenas y 2 españoles, en el molino de Dña. Leonor Núñez, hoy San Pedro de los Naranjos 11 indígenas, en la labor de Antonio Ramos, hoy Santo Tomás 20 indígenas, y en otras labores, estancias y molinos, 159 indígenas.

Para el año de 1754, a ciento diez años de fundada la ciudad, el curato de Salvatierra, incluyendo ranchos, haciendas, estancias, labores y la cabecera misma, tenía 844 familias formadas por 4,562 individuos, de éstos, 1,200 eran españoles y 3,362 mestizos, mulatos y otras castas. Los indígenas eran 5,289 individuos, lo que daba un total de 9,851 salvaterrenses. La concentración de esta población estaba dividida: en la urbana radicada en la ciudad de Salvatierra, con 560 familias integradas por 2,386 personas; y la de las haciendas y ranchos, que sumaban cuarenta y cinco, con 622 familias con un total de 3,008 individuos. Por los padrones del diezmo se sabe que el total de la población estaba dividida en: 1,000 españoles, 2,300 mestizos, mulatos y otras castas, y el resto indígena. Mientras en la hacienda de San Nicolás habitaban 200 españoles contra 354 de mestizos y mulatos, y el pueblo de Tiristarán era mayoritariamente indígena.

En este mismo año, el párroco y juez eclesiástico José Xavier de la Rivera, informó que su distrito lo comprendían: Salvatierra, el pueblo de Urireo, el pueblo de Eménguaro, el de Pejo y la vicaría de San Nicolás. Con excepción de Salvatierra, todos estos pueblos y los barrios aledaños de San Juan y Santo Domingo, eran mayoritariamente indígenas.

Tomado del Libro: “Historia y Evolución de Salvatierra”
de Miguel Alejo López


Aztlán: Origen y Destino

Aztecas, la Séptima Tribu Nahuatlaca (conclusión)

Huitzilíhuitl se casó con Ayauhciuatl, nieta de Tezozómoc, lo que trajo un alivio en el cobro de tributos para el pueblo Azteca. En este periodo Tezozómoc utilizó la destreza guerrera de los Aztecas para vencer al pueblo de Texcoco, con lo que se convierte en el Señor más poderoso de todo el Valle de México. Chimalpopoca, hijo de Huitzilíhuitl, bisnieto de Tezozómoc y nieto de Acamapichtli, luchó contra la tiranía de su propio bisabuelo Tezozómoc. En su periodo murió Tezozómoc, quien dejó el trono a su hijo Teyatzin. Pero Maxtla, un medio hermano de Teyatzin, no quedó conforme con tal decisión, por lo que asesina a su medio hermano Teyatzin y encarcela a Chimalpopoca (sobrino de Teyatzin) que lo apoyaba. Este último, muere en la cárcel en 1427.

Itzcóatl, hijo del primer emperador Acamapichtli, formó la llamada Triple Alianza con Texcoco y Tacuba y en la batalla da muerte al usurpador Maxtla, en el año de 1433. A partir de este momento el pueblo Azteca toma más fuerza, siendo realmente independiente hasta la muerte del usurpador Maxtla. A partir de entonces se inicia la expansión del Imperio Azteca hasta convertirse en el pueblo más poderoso de la región centro y sur de México. En su periodo, Itzcóatl mandó construir los templos de Cihuacóatl, de Huitzilopochtli y la calzada del Tepeyac, que daba justamente al cerro del Tepeyac, donde se adoraba a la madre de todos los dioses: Tonantzin.

Moctezuma Ilhuicamina (Moctezuma I), hijo del segundo emperador Huitzilíhuitl, estuvo al frente del Imperio Azteca durante 29 años, uno de los periodos más largos. Durante su gobierno se presentaron terremotos, sequías y hambrunas, esto les hizo creer que los dioses requerían de más sacrificios humanos, por lo que se inician los sacrificios a gran escala de prisioneros de guerra, obtenidos de las llamadas Guerras Floridas que se daban entre los Aztecas y los Tlaxcaltecas, tribu a la que nunca pudieron dominar. Estas Guerras Floridas, además de serviles para obtener prisioneros para los sacrificios humanos, las utilizaban para entrenar e ir formando a sus nuevos guerreros. Con el gobierno de Moctezuma I, el Imperio Azteca se extendió hasta los estados de Puebla, Veracruz, Morelos, Guerrero y Oaxaca.

A su muerte, lo sucede en el trono su hijo Axayácatl, quien luchó contra los tlatelolcas, venciéndolos y uniendo su territorio a Tenochtitlán. En su periodo se elaboró el Calendario Azteca y murió Netzhualcoyotl, Señor de Texcoco y fiel aliado de los Aztecas, dejándole el trono a su hijo Netzahualpilli. Tizoc fué el siguiente emperador Azteca. También hijo de Moctezuma I y hermano de Axayácatl y de Ahuízotl. Durante su reinado organizó el primer sistema de correos, y finalizó la remodelación del Templo Mayor. A pesar de mantener un ejército muy activo, el imperio no creció y Tizoc murió envenenado en 1486. Se cree que fué asesinado por familiares cercanos.

Lo sucede su hermano Ahuízotl, otro hijo de Moctezuma I, quien es considerado el rey más cruel de los Aztecas. Llevó a cabo la ampliación del Templo Mayor y para el festejo se sacrificaron 20 mil prisioneros de guerra capturados con los otomíes y masahuas. Tras ese periodo, llega Moctezuma II (Moctezuma Xocoyotzin). Nieto de Moctezuma I y de Netzahualcóyotl, e hijo de Axayácatl. Durante su reinado, el imperio llegó hasta Panamá, por lo que llevó a cabo una reestructuración de la administración pública, debido a la gran cantidad de contribuyentes que llegó a tener el imperio. A Moctezuma II le tocó recibir a los primeros españoles, en el año 1518.

Lo sucede su hermano Cuitláhuac, hijo de Axayácatil, quien se caracterizó por ser un gran guerrero. Cuitláhuac nunca estuvo de acuerdo en recibir y menos amablemente a los invasores españoles, como lo había hecho su hermano Moctezuma II. Cuitláhuac dirigió la batalla de la llamada “ Noche Triste”, donde los Aztecas capturaron una gran cantidad de prisioneros, tanto españoles como de las diversas tribus indígenas aliadas a ellos, que fueron sacrificaron en su coronación . El reinado de Cuitláhuac fué el más corto. Duró sólo 9 meses, debido a la muerte temprana de Cuitláhuac a causa de la viruela, enfermedad que trajeron los españoles a América.

Cuauhtémoc, hijo de Ahuízotl y nieto de Moctezuma I, Señor de Tlatelolco, tomó posesión del trono a la muerte de su tío Cuitláhuac. En su coronación sólo hubo unos cuantos sacrificios de prisioneros hechos en la batalla de la Noche Triste. Perdió la batalla decisiva contra la alianza Tlaxcalteca-Española, el 13 de agosto de 1521. Tras esta derrota, Cuauhtémoc sale de la ciudad, pero es capturado y salvajemente torturado (como era la costumbre española), tratando de que les dijera dónde estaba escondido el tesoro de Moctezuma. Finalmente es asesinado en la horca el 28 de febrero de 1525.

Olmeca, Teotihuacán y Tolteca, fueron tres de las más grandes culturas mexicanas que precedieron a la Azteca. De ellas tomaron parte de sus enseñanzas, de sus costumbres y de sus dioses. La cultura Tolteca fué la más admirada de las tres por el pueblo Azteca, adoptando a Quetzalcóatl, como dios suyo. El príncipe Quetzalcóatl, fué el cuarto emperador Tolteca, quien gobernó Tollan (Tula), en el año 925 de nuestra era, por un periodo de 19 años, periodo considerado como la época de oro del pueblo Tolteca. Durante su reinado, enseñó a su pueblo conocimientos de agricultura, medicina, astronomía, metalurgia en oro, plata y cobre, creó el calendario ritual, inventó la escritura, impulsó todas las artes y llenó de templos y palacios la ciudad de Tula. Quetzalcóatl era un hombre blanco, alto y barbado. Esto nos lleva a pensar que era un indígena albino, hijo de un vikingo, o un vikingo perdido de las expediciones que estos hicieron a América antes de la que hiciera Cristóbal Colón.

Durante el gobierno de Quetzalcóatl no existían los sacrificios humanos en honor de los dioses, pero al final de su vida, Quetzalcóatl tuvo diferencias con Huemac, sacerdote, caudillo militar y partidario del dios Tezcatlipoca (dios de la guerra), quien sí exigía tributos humanos; inclinándose el pueblo por Huemac, lo que originó que Quetzalcóatl abandonara la ciudad para siempre. Pero antes de irse hizo la siguiente profecía: “Volveré un día con mis hermanos blancos barbados”. Después de la desaparición de Quetzalcóatl, con el tiempo, fué hecho por los toltecas uno de sus dioses y posteriormente fué adoptado por los Azteca, cuando estos se mezclaron con las demás tribus del valle de México. Por esa razón, cuando Moctezuma II recibió informes de los primeros españoles que llegan a las costas de Veracruz, en 1518, y que éstos eran blancos y barbados, creyó que se trataba de Quetzalcóatl y sus hermanos, y cree que las intenciones de aquellos hombres eran buenas, como las de aquel dios, que con su corazón y sus conocimientos, construyera una de las culturas más importantes del México antiguo; los Toltecas.

Por tal motivo, los españoles fueron recibidos con una multitud de regalos que sólo sirvieron para despertar su codicia. Cuitláhuac nunca fué de la idea de su hermano Moctezuma II, y desde un principio los combatió, pero fué arrestado por los españoles que ya empezaban a imponerse sobre Moctezuma II. El arresto de Cuitláhuac hizo que el pueblo Azteca se revelara y Cortés, que ya estaba de regreso en Tenochtitlán, tras una breve ausencia por haber tenido que ir a combatir huestes españolas que venían a arrestarlo, le pidió a Moctezuma II, que calmara los ánimos de su pueblo. Pero cuando la muchedumbre vio el cambio de actitud de su emperador, quien era un dirigente firme, fuerte, imponente y algunas veces hasta prepotente, y vieron a un Moctezuma II doblegado, débil y sumiso, lo abuchearon y lo apedrearon. Fué golpeado con una piedra en la cabeza, lo que le ocasionó la muerte dos días después.

El pueblo Azteca siempre estuvo convencido del poder profético de su máximo guía espiritual Huitzilopochtli, quien los condujo hasta Tenochtitlán y quien los escogió entre muchos pueblos que partieron de Aztlán, como los elegidos. Con Huemac, emperador Tolteca, se iniciaron los sacrificios humanos en el pueblo Tolteca. Los Azteca, que tomaron muchas de las costumbres toltecas, se sintieron con la responsabilidad de mantener vivo a su dios, el Sol; temían que no saliera el día de mañana y terminara la vida sobre la tierra. Además lo consideraban su aliado en las guerras y tomaban de él su fuerza para las batallas. Esto los llevó a creer que así como los hombres y los animales (formados de sangre) o podíamos vivir sin ella, tampoco el Sol, por lo tanto, la sangre humana debía de ser su único alimento; mientras más sangre humana le ofrecieran, más vida le darían. Hoy, para nosotros, no es la mejor justificación de ese cruel ritual Azteca. Tampoco lo fué para los intelectuales europeos de la Edad Media, quienes los consideraban una especie infrahumana y salvaje, muy lejana de las razas creadas por su Dios asiático-europeo.

Una pregunta que valdría hacerse es si acaso las razas que adoraban al dios asiático-europeo, no eran salvajes por quemar en la hoguera a todos los que no pensaban igual que ellos. Hasta los más santificados participaban en aquellas maquiavélicas orgías del infierno.

Tomada del Libro: “Aztlán: origen y destino”
de: Melquiades González Gaytán

Frases

Frases de Niños

Dame los primeros siete años de vida de un niño y te diré lo que será el hombre del mañana.

Por alguna razón que nadie conoce la naturaleza castiga a los niños haciéndolos crecer.

Cuando nace un niño nace la esperanza de un mejor mundo, la esperanza se pierde cuando los padres no lo saben educar.

La madurez de los adulto es proporcional al tiempo de juego cuando niños, y a las preguntas que en ese entonces nos fueron buenamente respondidas.

Todos los adultos tenemos algo de niños para encontrar la verdadera felicidad

Cada niño, al nacer, nos trae el mensaje de que Dios aún no ha perdido la esperanza en los hombres.

Los niños son las personas más sabias del mudo, sólo que sin malicia.

La peor imagen que puede ver un adulto es la impotencia de no poder hacer nada al ver un niño que llora...

Los niños tienen derecho a todo ya que son los hombres y las mujeres del mañana, ¡escúchalos!

Cuando eres un niño sólo piensas en crecer y, cuando creces, sólo piensas en parar de crecer.

Historias de Niños

Un niño abordó un avión para viajar a Nueva York llamando la atención de todos. Sube al avión con boleto en mano, busca su asiento y se sentó al lado mío. Se veía un niño educado, seguro e inteligente. Me miró, sonrió, sacó un libro y comenzó a dibujar, pintar y colorear. A pesar de su corta edad, acaso unos 8 años, no presentaba rasgos de ansiedad ni nerviosismo al despegar el avión. El vuelo no fué muy bueno, hubo tormenta y mucha turbulencia. De momento una sacudida fuerte, y todos estaban muy nerviosos, pero el niño mantuvo su calma y serenidad en todo momento ¿Cómo lo hacía?, ¿Por qué su calma?... Hasta que una mujer frenética le preguntó: -Niño: ¿no tienes miedo? -No señora, contestó el niño y mirando su libro de pintar le dice: -Mi padre es el piloto...

A lo largo del camino nos vamos a encontrar con sucesos que nos sacudan como en una turbulencia. Habrá momentos en los que no veremos el terreno sólido y nuestros pies no pisarán lugar seguro. No veremos dónde sostenernos, estaremos inseguros. En esos tiempos hay que recordar que nuestro PADRE es el piloto. A pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el creador. Así que la próxima vez que llegue una tormenta a tu vida o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al cielo, CONFÍA y di para ti mismo: ¡Mi Padre es el piloto!


En una tarde nublada y fría, dos niños patinaban sin preocupación sobre una laguna congelada. De repente el hielo se rompió, y uno de ellos cayó al agua. El otro agarro una piedra y comenzó a golpear el hielo con todas sus fuerzas, hasta que logró quebrarlo y así salvar a su amigo.

Cuando llegaron los bomberos y vieron lo que había sucedido, se preguntaron: “¿Cómo lo hizo? El hielo está muy grueso, es imposible que haya podido quebrarlo con esa piedra y sus manos tan pequeñas...”

En ese instante apareció un abuelo y, con una sonrisa, dijo:
—Yo sé cómo lo hizo.
— ¿Cómo? —le preguntaron.
—No había nadie a su alrededor para decirle que NO podía hacerlo.


Ana, era una niña de 10 años que vivía en una zona fría de Europa con unas tías, hermanas de su padre. En un accidente automovilístico, en el que ella viajaba con sus padres cuando era una bebé, ellos perdieron la vida y la niña fue la única sobreviviente. Afortunadamente pudo quedarse con unas tías. Ella tuvo tanto amor, que no sintió la ausencia de los seres más importantes en la vida de todo ser humano, nuestros padres. La tía Julia era una gran pianista y Ana aprendió a tocar el piano con mucha pasión, destacando en todas las actividades en las que podía participar, ya sea en el colegio, la iglesia o en reuniones familiares. Ana también tocaba la guitarra, era bailarina de ballet y dibujaba muy bien. “¿Cómo puede hacer tanto una niña?”, decían las amistades de las tías.

“¡Ah!, es que ella es muy disciplinada. No pierde el tiempo. Es una niña pero sueña con llegar muy lejos. Sabe que la constancia y tener metas claras, hará que logre todo lo que se propone, así como nosotras”, decía la tía Lupe. “¡Sí!”, decían sus hermanas a la vez. Ana tenía buenos ejemplos y eran una familia luchadora que no se rendía ante nada. “Todo tiene solución”, decían siempre. La constancia es muy importante. “Debemos perseguir nuestros sueños”, repetían en sus conversaciones. Ana siempre recordaba lo que oía y sobre todo lo que veía, como todos los niños que aprenden por imitación. Hacen todo lo que ven.

30 de Abril Día del Niño

Libro

HISTORIA DE LA MÚSICA POPULAR MEXICANA

Los Años Veinte

Tangos, zarzuelas, fox-trots, boleros y bambucos (continuación)

No deja de ser significativo el papel que tuvieron los músicos de la península yucateca en la implantación de las formas cubanas o sudamericanas. Boleros o claves cubanas, bambucos colombianos eran ya de antiguo las formas predilectas de la canción yucateca, al grado de considerarse inseparables del estilo peninsular. El yucateco Domingo Casanova, autor de la bellísima canción “Ella” había manejado ya con amplitud el estilo de bolero y Ricardo Palmerín había compuesto extraordinarios bambucos. Se trataba de estilos ya decantados y que nada debían a las modas pasajeras. Por ello, no es exagerado afirmar que la llegada masiva de músicos yucatecos a la capital, tras el fusilamiento del gobernador Carrillo Puerto en 1924, fué determinante para el desarrollo de la canción romántica.

En el año de 1927 Guty Cárdenas obtuvo un importante premio y una rápida popularidad con su canción “Nunca”. Tras de ese éxito, ni el mismo Agustín Lara pudo sustraerse al seductor influjo de la canción yucateca; su bolero “Imposible” que le abrió el camino de la fama, demuestra una clara influencia peninsular. Por ello no es extraña la abundancia de formas y estilos con esa inclinación en la producción lariana de los años siguientes. Dentro de los boleros compuestos por Lara en esos años, valdría la pena mencionar las canciones “Sólo tú”, “Pervertida”, “Páginas rotas” y “Despierta” y como obra de indudable color peninsular al bambuco “Si yo pudiera”.

La Influencia de los Intérpretes

El final de la década de los veinte marca también la aparición del intérprete como artista especializado. Infinidad de canciones obtuvieron una difusión más grande y una fama multiplicada, gracias a que el público establecía una relación entre tal o cual tenor famoso y alguna canción de reciente aparición. La interrelación comenzó a establecerse con el trío Garnica-Ascencio, responsable del estreno de canciones de Guty Cárdenas, Esparza Oteo, Barcelata, Juan Díaz del Moral y muchísimos más. El trío Garnica-Ascencio había logrado crear un estilo característico y por él era ampliamente conocido. Faltaba, sin embargo, la aparición del intérprete “emotivo” que viniera a caracterizar plenamente el estilo romántico. Al principio, los “intérpretes” serán cantantes de calidad casi operística: tenores o barítonos de timbre demasiado atiplado para el gusto actual, pero que resultaban ideales para los requerimientos del momento.

Juan Pulido, el barítono español de los discos Víctor junto con Juanito Arvizu, el Tenor de la Voz de Seda, personifican perfectamente a este género de intérpretes tan famosos y necesarios. Como elemento imprescindible, la fotografía del intérprete llegó a ser una condición sine qua non en la portada o contraportada de toda primera edición de alguna obra de moda. La edición de 1927 de “Nunca” de Guty Cárdenas incluye una foto de las “creadoras de esa canción”: el trío de las Hermanas Ascencio y Julia Garnica. “Juguete de amor” de Luis Arcaraz expone senda foto de Maruja Gómez dedicada “al compositor y con la admiración de su intérprete”.

Dentro de ese grupo de cantantes famosos por alguna especial cualidad de su voz habría qué recordar también a Alfonso Ortiz Tirado, Luis G. Roldán, Néstor Mesta Chaires, José Mojica y Ramón Vinay, y más avanzados los años treinta a Emilio Tuero, Genaro Salinas, Carlos Puig, Ramón Armengod y Pedro Vargas. El catálogo de las intérpretes femeninas contienen también voces muy respetables: las Hermanas Águila, Ana María Fernández, la bolerista Chela Campos, las Hermanas Hernández, las Hermanas Landín, Lupita Palomera, Ana María González y Chelo Flores.

El papel del intérprete en el desarrollo del estilo de la canción “romántica” fué crucial. Cada solista o cada dúo hacía gala de una característica expresiva y muy particular que lo distinguía de sus competidores. Quien poseía unos graves más sensuales, quien manejaba un rubato más elegante, quien daba tonos mas patéticos o más dramáticos. Es obvio señalar que desde la aparición de estos nuevos conceptos de interpretación, es decir, a partir de los años cuarenta, el estilo limpio y sin sobretonos dramáticos del trío Garnica-Ascencio cayó totalmente en desuso.

No hay que perder de vista que la radio fué el medio de difusión más poderoso de la canción romántica, y sus intérpretes tanto como sus ejecutantes contribuyeron a establecer los estilos de ejecución más en boga entre los años treinta y cuarenta. La lista de participantes en el programa de inauguración de la XEW en el año 1930 es una muestra precisa de los instrumentos y arreglos preferidos por los compositores de canciones románticas de esa década:

Alfonso Ortiz Tiradotenor
Juan Arvizutenor
Josefina Chacha Aguilarcontralto
Pascual Videriqueviolín
Francisco Salinasguitarra
Néstor Mesta Chairestenor
Ofelia Euroza piano
Ana María Fernández cancionera
Daniel Pérez Castañedapiano
Agustín Lara compositor
Jorge del Moral compositor

La presencia del piano o del violín fué imprescindible en los arreglos románticos de los años treinta. El piano tejía la indispensable construcción armónica de la canción, y al mismo tiempo proporcionaba los comentarios melódicos y florituras que preparaban o comentaban la exposición del tema en la voz del cantante. El violín era el elemento romántico por excelencia ya que proporcionaba (según el caso) el fondo lacrimoso, sentimental o lírico.

Todo buen músico, especialista en el género, supo ser en algún momento de su carrera un pianista romántico. Sin excluir a los acompañantes de profesión como Raulito, el Cartero del Aire, primer acompañante del trío Garnica-Ascencio y a Alvarito, sería indispensable recordar las lides pianísticas como acompañantes de Gabilondo Soler, el Guasón del Teclado, Gonzalo Curiel (acompañante de Ortiz Tirado), Luis Arcaraz, José Sabre Marroquín (acompañante de José Mojica), Beatriz Emparan y Pepe Agüeros, el Pianista de las Estrellas (acompañante de Toña la Negra).

Lara y “la nueva sensibilidad”


La aparición de Agustín Lara en el panorama de la canción marcó la entrada de una sensibilidad. Como producto de toda una serie de influencias bien asimiladas, el arte de Lara señaló el surgimiento del estilo romántico propiamente urbano. “Señora tentación”, “Vencida”, “Tus pupilas”, “Te quiero” y “Viviré para ti” de los años treinta, así como “Naufragio”, “Pobre de mí”, “Cada noche un amor” y “Humo en los ojos” de los años cuarenta con magníficos ejemplos de lo que entendemos por esta nueva sensibilidad que acepta con naturalidad temas abiertamente eróticos, sin avergonzarse de ello. La elegancia melódica lariana sirvió de envoltura inocua a un clima sensual y citadino que hasta entonces no se había presentado en la canción mexicana.

(continuará…)

El Rincón para Niños

La Manta

Un padre casó a su hijo y le donó toda su fortuna. Quedóse a vivir el padre con los recién casados, y así pasaron dos años, al cabo de los cuales nació un hijo del matrimonio.

Fueron luego sucediéndose los años uno tras otro hasta catorce. El abuelo valetudinario ya no podía andar sino apoyado en su bastón y sentíase bajo la aversión de su nuera, la cual era orgullosa y vana, y decía continuamente a su marido:

-Yo me voy a morir pronto si tu padre continúa viviendo con nosotros. Me es imposible sufrirlo ya por más tiempo.

El marido se fué a encontrar a su padre y le habló de esta manera:
-Padre, salid de mi casa. Ya os he mantenido por espacio de doce años o más. Idos a donde queráis.
-Hijo, no me eches de tu casa. Soy viejo, estoy enfermo y nadie me querrá. Por el poco tiempo que me queda de vida, no me hagas esa afrenta. Me contento con un poco de paja y un rincón en el establo.
-No es posible, idos, mi mujer lo quiere.
-Que Dios te bendiga, hijo mío. Me voy, ya que así lo deseas; pero al menos dame una manta para abrigarme, pues voy muerto de frío.

El marido llamó a su hijo, que era todavía un niño.
-Baja al establo, le dijo, y dale a tu abuelo una manta de los caballos con que pueda abrigarse.

El niño bajó al establo con su abuelo, le escogió la mejor manta de los caballos, la más holgada y la menos vieja, la dobló por la mitad, y haciendo que su abuelo sostuviera uno de los extremos, comenzó a cortarla sin hacer caso de lo que el anciano le decía:
-¿Qué has hecho, niño? –Exclamó el abuelo. –Tu padre ha mandado que la dieses entera. Voy a quejarme a él.
-Obrad como gustéis, contestó el muchacho.

El viejo sale del establo y buscando a su hijo, le dice:
-Mi nieto no ha cumplido tu orden, no me ha dado más que la mitad de una manta.
-Dásela por entero, le dijo el padre al muchacho.
-No, por cierto, contesta el rapaz. La otra mitad la guardo para dárosla a vos cuando yo sea mayor y os arroje de mi casa.

El padre, al oír esto, llamó al abuelo que ya se marchaba.

Volved, volved, padre mío, le dijo. Os hago dueño y señor de mi casa, lo juro por San Pedro. No comeré yo un pedazo de carne sin que vos hayáis comido otro. Tendréis un buen aposento, un buen fuego, y vestidos como el que yo llevo.

Y el buen anciano lloró sobre la cabeza del hijo arrepentido.

Víctor Balaguer

Tomados del Libro “Alma Latina”

Algo Mío

Flor Marchita

Era...
sonriente y graciosa,
ingenua, llena de virtud.

Era...
fragante y hermosa
como una mañanita azul.

Era...
la niña que en mi infancia
miraba enamorado
pasar por mi ventana.

Corriendo alegremente
sin penas, sin apuro,
sin sospechar siquiera
lo cruel de su futuro.

Era...
tan blanca y pequeña
como una flor al reventar.

Era...
bonita y risueña
como la aurora al despertar.

Ella...
ya no es la niña aquella
que bajo mi ventana
pasaba alegre y bella.

El mundo ha convertido
a aquella flor bonita,
en plena Primavera
en una flor marchita.

Mario Carreño

Narraciones

Las Matemáticas

Esta ciencia de las matemáticas ha sido en todos los tiempos un poderoso obstáculo vencido por muy pocos. Es causa de regaños, de grandes y frecuentes castigos, de enormes preocupaciones de estudiantes infantiles y juveniles. También de sus padres. La falta de comprensión de esta materia en las escuelas causa ansiedad y preocupación; es causa también de abandono de estudios debido a la gran dificultad que se tiene tanto en la forma de enseñarse como en la de comprenderse.

Quien esto escribe, no recibió dones especiales de inteligencia ni de memoria; la capacidad recibida por la naturaleza fué un poco superior a la mediana. No me estoy quejando aunque confieso que estoy dolido por no haberlos recibido. En esta vida todo tiene su lado luminoso y su lado oscuro, la ley de los binarios opera en toda la naturaleza y así sabemos que existe el bien y el mal, lo alto y lo bajo, premio y castigo, amor y odio y una línea interminable que nos haría caer en el exceso aburrido.

Por naturaleza y por la enseñanza y el ejemplo familiar, de mi madre pues, recibí y acrecenté la facultad de la perseverancia, de perseguir incansablemente el éxito. Antes dije que no me estaba quejando, ahora digo que no estoy presumiendo; también digo que citaré sólo algunos nombres y si hago referencia a mi persona es porque he escrito mis vivencias además de que no debo tocar otras vidas. Así pues, la humanidad, en su desarrollo ha creado las matemáticas, los números, y las operaciones que con ellos se hacen.

Los números fueron hechos para contar, las medidas se expresan en cantidades, el tiempo humano se mide en cantidades de segundos, minutos, horas, días, semanas, años y múltiplos de años, entre otros: siglos y milenios. Los pueblos matemáticos: los griegos, árabes, romanos, mayas, muchos más. Pero, nosotros, nuestro pueblo, nuestros niños y jóvenes seguimos en problemas con el problema de las matemáticas.

Cursaba el tercer año de primaria; nuestro maestro nos enseñaba un día los números quebrados y sus operaciones básicas. Preguntó si entendíamos, yo con mucho miedo y vergüenza respondí que no, hubo risas y el maestro repitió su enseñanza; después de ello volvió a preguntar si habíamos entendido y con más miedo y más vergüenza y más burlas, volví a decir que no entendía. El maestro estaba molesto, se mostraba amable, repitió su explicación y para ello utilizó varios gises, luego más gises y más y más. Partió los gises por mitades, tercios y cuartos; los juntaba para formar la unidad y varias unidades.

Ese día no salimos a las 12:00, mediodía en punto, ese día los cantores del salón no fuimos a vocalizar, algunos padres de familia estaban molestos por la tardanza de sus hijos en llegar a casa. Aprendí a hacer operaciones con números quebrados. En el anterior año 2011, asistí a la librería que tiene el maestro en Celaya, le platiqué este episodio y dijo que no lo recordaba, yo le dije que lo he recordado y le he estado agradecido toda la vida. Después de la primaria, fui a estudiar al Seminario de Morelia, allí estudié el álgebra, todos nuestros maestros eran sacerdotes, tenían una historia de éxitos y con estudios en el extranjero.

También tuve problemas y muchos, para entender y aprender el álgebra, pero la aprendí. En la escuela Vocacional de Ciencias Sociales estudiábamos la geometría analítica. Tuve la ocurrencia de preguntar al maestro el porqué los futuros Contadores Públicos teníamos el deber de estudiar la geometría analítica y para qué nos servirían los conocimientos de tangente, seno, coseno y me respondió: “esta materia, como todas las que están dentro de las matemáticas sirven para desarrollar la mente”. Marco Tulio Cicerón (106 a.C.- 43 a.C.) respondió lo mismo a la misma pregunta hace 2060 años aproximadamente.

En el año de 1968 me encontraba estudiando en la Escuela Superior de Comercio y Administración del Instituto Politécnico Nacional. Una de las materias que conforman el programa de estudios es Cálculos Financieros; en esta materia se enseña a calcular el interés simple y compuesto que produce un capital, los plazos de tiempo en el cual debe estar invertida una cantidad de dinero y a qué tasa de interés para que produzca una cantidad deseada; sirve para las finanzas.

Los cursos eran anuales y se promediaba la calificación de los dos semestres. El maestro traía en sus manos la lista de calificaciones. Empezó a pasar lista de asistencia diciendo la calificación obtenida por cada alumno. Los resultados del examen fueron desastrosos pues las calificaciones de todos no pasaron de 5 cinco. Las risas de los compañeros desaparecieron pronto. A causa de las risas, de los nervios y del estupor, no escuché mi calificación; me daba miedo preguntarla. El maestro caminaba frente al pizarrón con mucho coraje y nos lanzaba miradas entremezcladas con tristeza y enojo.


Si un alfiler hubiera caído al suelo, habríamos escuchado el sonido fielmente. En un momento inesperado dijo mi nombre y agregó con mucho énfasis ¡diez! Escuché latir mi corazón. El maestro me preguntó: ¿es usted repetidor? Y sin esperar respuesta volvió a preguntar: ¿trabaja en un banco?, ¿en dónde aprendió cálculos financieros?

Después añadió: ¡gracias a usted, no renuncio a los muchos años que llevo como maestro! Me invitó a su oficina en una empresa constructora, tomamos café y platicamos. Le conté cómo fue que aprendí a estudiar y cómo aprendí las matemáticas y le dije que el mayor mérito lo tenían los maestros que tuve desde la primaria, en Salvatierra, Gto. Le dije que a él y a todos mis maestros les estaba agradecido y que lo estaría siempre. Nos apretamos la mano en forma muy afectiva y nos despedimos quedando como amigos.

R R S

Don Enrique y su Mercado

Durante la colonia, los mercados consistían en puestos semifijos asentados en plazas, calles y jardines. Nuestro comercio se realizaba en esas plazas y jardines; existen crónicas de los puestos establecidos en el Jardín Grande; en el Jardincito del Diezmo, donde se vendían las ollas y cazuelas de barro; y en la Plaza del Carmen, antes de la construcción del Teatro Ideal.

Nuestra ciudad es de las primeras en que se construyó un edificio ex profeso para mercado, en otras han sido adaptaciones de construcciones que fueron hechas con otros fines; por ejemplo, el de la Ciudad de Guanajuato estaba destinado para la estación del ferrocarril. Su imponente fachada de cantera estilo neoclásico, con sus columnas dóricas que flanquean el arco de la entrada principal, es la presentación del amplio recinto rectangular con sus puertas frente a las calles que en él confluyen.

El creador de este magnífico edificio civil fué Don Enrique Montenegro, un mayor de caballería nombrado Jefe Político del distrito en agosto de 1907, durando en el cargo hasta la primavera de 1911. Existía una plaza con una fuente en el centro donde confluían las Calles de Guerrero, Juárez, Arteaga y Federico Escobedo. Dicha fuente era igual a la que hoy se encuentra en nuestro Jardincito de Zaragoza, con sus cuatro cabezas de perro chorreando agua por el hocico. La fuente original fué construida por los Religiosos Carmelitas con motivo del segundo centenario de la fundación de la ciudad. Por esta razón se le conoció como Plaza de los Perros.

En esta plaza se proyectó y construyó el mercado.

Se cuentan muchas anécdotas de Don Enrique. Quien mejor lo describe es nuestro ilustres poeta Don Alfonso García Álvarez en su obra “Mi Ciudad y Yo” de quien tomo el siguiente texto:

“Se cuenta como se construyó en los albores de las inquietudes de la revolución y en plena revolución se inauguró, Don Enrique Montenegro carecía de presupuesto económico para las obras que se había propuesto fundar, por lo tanto, para realizarlas dio de multar a todos los habitantes, tanto de la ciudad como de los alrededores, que concurrían a ella, por cualquier motivo por leve que fuera. Una de las faltas más castigadas por este funcionario, era de decir palabras mal sonantes en público, las multas por cada mala palabra eran de un peso, que aquel entonces, resultaba demasiado caro alejarse de urbanidad”.

¡Pobres arrieros, no les cuadraba el gasto!

Pero hubo más, quedó terminantemente prohibido entrar a la ciudad en calzón de manta, so pena de pagar también un peso de multa. Para evitar la sanción, nuestros vecinos de los pueblos y rancherías cercanas se esperaban en el Puente de Batanes turnándose un pantalón para entrar a la ciudad, arreglar su asunto y volver, para que se lo pusiera el que seguía. Hasta un humilde panadero pagó las estrictas medidas de Don Enrique, este rústico comerciante recorría nuestras calles ofreciendo su mercancía en un canasto de mano, eran de esos panes que hoy conocemos como bisquets, o volovanes, él los ofrecía gritando: ¡Aquí están sus ojos de buey!

Le tocó la mala suerte de encontrarse a Don Enrique, quien de inmediato ordenó confiscarle su mercancía y el dinero de la venta, además le ordenó cambiarle de nombre a sus panes. En su reglamentación encontramos disposiciones interesantes difíciles de observar hoy en día, las más significativas eran:

En su Art. 1° puntualizaba: “Es arbitrio propio del municipio el edificio público que se construyó en esta ciudad, denominado Mercado Hidalgo”.

En el Art. 2° señalaba la facultad del H. Ayuntamiento de nombrar un administrador apto y honrado, entre sus obligaciones estaban las siguientes: Abrir a las 4:30 de la mañana el mercado y cerrarlo a las 8:30 de la noche; Consignar a la Presidencia Municipal a cualquier persona que tenga puesto y observe mala conducta o se encuentre en estado de ebriedad, así como a los que venden mercancía adulterada o en estado de putrefacción; cuidar de que diariamente se conserve el mercado en perfecto aseo, los dueños de las casillas y puestos estarán aseando sus frentes en forma constante, cuidando de que no haya basura y cáscaras de fruta en el pavimento. Otras disposiciones eran también:




“El administrador podrá retirarse diariamente de 1 a 3 PM., dejando en su lugar a un cabo de policía; la compra y venta de legumbres y artículos de primera necesidad a los acaparadores, sólo podrá efectuarse los domingos después de las 12 del día; quedaba terminantemente prohibido, instalar en el exterior del mercado toda clase de juegos, los que incurran en esta falta tendrán una multa de diez pesos; queda estrictamente prohibido arrojar en el interior del mercado basura, cáscaras de fruta, piedras, aguas sucias y todo aquello que cause daño o molestia a los transeúntes o que ensucie el pavimento; queda prohibido introducir toda clase de bebidas alcohólicas a los que tengan puestos en el mercado, y a los transeúntes y arrieros estacionarse en lugares que impidan el paso; queda prohibido pintar o rayar las paredes del mercado, así como poner anuncios”.

Valieron la pena los excesos de Don Enrique; si bien no educó al pueblo, sí nos heredó un bello mercado difícil de igualar hoy en día.


Los Pregoneros

Pregón en términos modernos y a la vez tradicionales, es el anuncio que se hace de una mercancía en la calle y a gritos. Los pregoneros descienden de linajes reales en la tradición popular de la comunicación masiva. Son los descendientes de los heraldos de los reyes o de aquellos juglares que cantaron el Mío Cid. Descendientes de la tradición hispánica somos los mexicanos, depositarios del arte de gritar para que todo mundo lo sepa. En Salvatierra este personaje ha adornado nuestra coreografía de la vida cotidiana, arrancando de nosotros la sonrisa o la simple intención de escuchar el grito.

Quién no ha visto u oído en el mercado o en una céntrica calle aquello de: “atrás de la raya que estoy trabajando” o “¿dónde quedó la bolita?”. Y, ¿no esbozamos una sonrisa? Cuándo en la feria nos ofrecen un montón de cobijas a bajo precio con la maliciosa frase de ¡lléveselas señora, para que cobije al viejo! Los pregoneros de nuestra ciudad también son historia nuestra, nos han dejado ese sabor de boca inconfundible que saca a cualquiera de la diaria rutina.

Era común escuchar allá por 1917 al pregonero anunciando un domingo por la mañana: “Cine en el Teatro Salón Ideal, la hermosa vista en ocho partes titulada Susana, con la mejor música ambiental”. Habría qué recordar que la música y los músicos eran necesarios, pues el cine era mudo y nos anunciaba una película de ocho rollos, para pasar una solaz tarde de domingo.

Con el paso de los años, el viejo “Teatro Ideal” fué reemplazado por el gran “Cine Rex” con sus películas sonoras. El pregonero conocido entonces era Don Pedro Carrasco, se paraba en medio de las cuatro esquinas en el cruce de nuestras calles para anunciar con su bocina de lámina y a todo lo que su gaznate daba la cartelera. Le siguieron en estos menesteres un dúo dinámico; mientras Pino pegaba con engrudo los carteles en las esquinas, Juan “Tatachún” Fuentes anunciaba a viva voz las películas en cartelera. La coreografía publicitaria en muchas ocasiones los acompañaba: cuando exhibieron la película “La Rebelión de los Colgados” en cada uno de los postes de la Calle Hidalgo se colgó por el pescuezo un muñeco de trapo en tamaño natural; y en las películas de temas de la revolución, desfilaban con el pregonero jinetes vestidos a la usanza de Pancho Villa o Zapata.

Pero llegó la tecnología y con ella todo cambió, la vieja bocina de lámina fué sustituida por los aparatos de sonido montados en un vehículo. Don Isidro Espinosa fué el nuevo pregonero; con su inconfundible voz nos anunciaba los grandes estrenos cinematográficos de Hollywood en cinemasco y technicolor: “Este domingo en su Cine Rex la película jamás filmada en todos los tiempos; LO QUE EL VIENTO SE LLEVÓ, con Clark Gable y Vivian Leigh” y continuaba diciendo: “Luneta 0.80 centavos, balcón 0.30 centavos”.

El cine desarrolló en nosotros todo un lenguaje que nos permitió comunicar todo lo relacionado con él; la matinée eran las funciones matutinas de los jueves y domingos, decíamos: “vamos a la mati”; los miércoles era una función con tres películas o “churros” a bajo precio, era la función popular, mejor conocida como “la popu”; y los que entraba a balcón estaban en “gallola”; eso sí, si a Don Isidro se le quemaba un rollo y la película se cortaba, el respetable público al unísono ¡“cácaro”!.

Afuera del cine el “güero gelatinero” las ofrecía a cinco centavos las de agua y a diez las de leche, y con su canasto bajo el brazo el “Picochulo” gritaba: ¡Tacosh! de frijol y carne. Por aquellos años, la moral religiosa estaba a la orden del día, en los templos había a la entrada un pequeño pizarrón con las clasificaciones de las películas por exhibir; las de clasificación “A” eran aptas para todos, las de la “B”, para adolescentes y adultos, y así sucesivamente hasta llegar a la C3, que eran las prohibidas para todos y contrarias a la moral católica. Un caso de moral muy
comentado en esos tiempos, fué cuando el Sr. Cura Don Ruperto Mendoza se sentó en una de las banquitas de enfrente del cine para que la gente no entrara a ver la película que exhibían: Era una titulada “Mulata”, en la que la artista –Ninón Sevilla si no mal recuerdo- en traje de rumbera aparecía en la escena con el torso desnudo y bailando. Esa era la moral de entonces; hoy está más pornográfico cualquier comercial en la televisión.

Otros pregoneros vagaron por nuestras calles. Lencho ofreciendo la garbanza y los elotes con su grito: ¡ANSA! ¡ELOTIS! De él se cuenta la anécdota que al pasar frente al Templo de Capuchinas, una tarde, tocó la casualidad que el Padre Gilberto Farfán, capellán del lugar, daba ejercicios espirituales a matrimonios, estando en el clímax de su exposición dijo: -¿Saben ustedes a qué vino Dios al mundo? Cuando se escuchó desde la calle el grito de Lencho: ¡A comer elotis! Con trabajos Don Gilberto retomó la seriedad del acto.

Otro era Juanito el nevero, con su bote cargado sobre su cabeza hacía alto en las esquinas ofreciendo su rica nieve de limón. La ofrecía con su conocido grito: ¡QUÉ BUENA, QUÉ BUENA, qué buena... la nieve! Nada más que daba la casualidad que el grito acompañaba a alguna guapa muchacha de buen ver que en ese momento pasaba frente a él, con la consecuente risa de los ahí presentes. Su pregón en más de una ocasión le causó serios problemas con la autoridad.

No podemos olvidar a Don Manuelito, con su bote lleno de helados de fresa, nuez y piñón, pregonando: ¡Helados rellenos de nuez y piñón! Y que no se encontrara como era su costumbre, a sus clientes cotidianos para jugarse ese rico manjar en un volado, él siempre iba sol; le llegaron a bajar el bote completo. Y no hay que olvidar a Don Antonio Martínez con su inolvidable grito: ¡HOGAO!.

Pero no cabe duda, el zar de nuestros pregoneros ha sido Ángel “El Prieto” Zavala. Quién no lo recuerda en su estanquillo del Portal de Zaragoza entre periódicos, revistas y siempre acompañado de alguna novedosa mascota; desde un perro o un gato, pasando por changos, loros y hasta tlacuaches, siendo la atracción de chicos y grandes. Se recuerda su grito en nuestras calles y plazas: ¡Está pegando maca! o en el mercado cuando exclamaba: ¡Sabe que le cuelga al viejo! Cuando cambió su estanquillo por un carrito de mano con una cornamenta fijada en el frente, se anunciaba: ¡Ahí va el buey! En política y a los políticos les decía con su sonora voz: ¡Ahí viene Temo!, refiriéndose al Ing. Cárdenas, del que supongo era simpatizante.

Entre los productos editoriales que distribuía, se contaban: “El Sol del Bajío” y “La Voz de Michoacán”, además de las revistas de corte policiaco: “Alarma” y “Magazine de Policía”. Su modo peculiar de ofrecer a gritos su mercancía no tiene otro igual, para anunciar por ejemplo, la noticia aparecida en una revista policiaca en la que se daba cuenta de una muchacha asesinada y abandonada en un baldío, lo decía en esta forma: ¡Quedó con los brazos cruzados, con los ojos y la boca abierta como pidiendo amor!.

Hoy, con los nuevos métodos de comercialización y mercadotecnia, esta casta de gentilhombres está a punto de desaparecer, y los que quedan ya ni gritan.

¡Qué lástima!

Tomadas del Libro: “Leyendas, Cuentos y Narraciones de Salvatierra,
Segunda Parte” de Miguel Alejo López


La Risa Macabra del “Monje Loco”
por : R M P

Si mal no recuerdo, allá por la década de los años 70’s, editaban una revista titulada: “El Monje Loco”. Tan pronto aparecía, siempre la compraba. Me emocionaban sus narraciones y sus personajes ficticios, porque al empezar decía: “NADIE SABE, NADIE SUPO LA VERDAD DEL ESPANTOSO CASO DEL BARCO FANTASMA; o bien: “EL CASO DE LA MISA DEL MUERTO”. Luego, al final de sus historietas, burlonamente decía: “SÍ, NADIE SUPO... je, je, je, je... QUE DUERMAN BIEN, je je, je...

Pues bien, ha habido y hay escalofriantes espantos que por las noches oscuras y silenciosas se les aparecen a tales o cuales personas que inesperadamente su espíritu captan no solamente en estado de vigilia, también se hacen sentir cuando las gentes duermen y que llaman pesadillas. Unas veces son almas en pena que deben mandas a los santos, que no pudieron pagar en vida. Otras veces se trata de hombres que fueron asesinados y enterrados en el monte fuera de los camposantos. Crímenes cometidos en los cuartos de un hotel.

En fin, espantos de casonas viejas y ruinosas. En casas donde se han hecho misas negras. En los burdeles o casas de prostitución, etc. En todos esos lugares suelen tener lugar materializaciones de horror. Estos contactos son paralizantes y no hay cuerpo humano que los resista. Bueno, pues tratándose de narraciones de tipo paranormal diré a ustedes que esas historietas que nos contaba el “Monje Loco” tienen mucho de cierto, pero las hay muchas veces aún más increíbles que suceden en la realidad, es decir que la realidad supera a la fantasía.

Por ejemplo: ¿han oído hablar del Hombre Pájaro? Pues bien, es un caso de licantropía maléfica. Según eso, este hombre viene del rumbo del Obrajuelo o de Chamácuaro, siguiendo la ribera del Río Lerma y sus árboles, dobla por la Ex-Hacienda de La Esperanza, pasa a baja altura por los departamentos más altos de los edificios de la Unidad Habitacional 9 de diciembre y hace escala en uno de los árboles cercanos al Plantel I.E.G.G., o en los altos árboles que están en la orilla del canal frente a la Escuela Netzahualcoyotl. Luego, sigue su vuelo rumbo a la Angostura y se pierde en las oscuridades del Fénix.

Varias personas aseguran haberlo visto de regreso en la madrugada siguiendo su acostumbrada trayectoria. Es espantoso verlo y oírlo aletear como un ave muy grande con cuerpo y cara de hombre. ¿De dónde viene y a dónde va? Nadie lo sabe, ni siquiera el Monje Loco. Quién lo puede saber, es el maligno y los amigos del mismo Hombre Pájaro. Otro caso bastante misterioso y escalofriante es el siguiente:

En un pueblo de nuestro municipio, sucedió a un matrimonio que tenían el primer hijo. El niñito dormía aparte en su cuna. Hacían varias noches que el muchachito lloraba mucho y se meneaba de un lado para otro. Tantas veces lo hacía, el papá se levantaba para arrullarlo y calmarlo. Lo extraño del caso era que noche a noche, veía pasar frente a la cuna una sombra negra que desaparecía cerca de la puerta. El señor no le había dado importancia a esa visión.

Una noche, como de costumbre el niño empezó a llorar desesperadamente, pero esta noche fué la madre del niño quien se levantó, se acercó a la cuna diciendo palabras tiernas, tomó al niño en sus brazos, dió unos pasos hacia un lado, pero ¡oh, sorpresa!, su niño, el verdadero, dormía plácidamente en la cuna. La señora desesperada, le salió de su garganta un grito espantoso y arrojó lejos de ella al otro niño, pero no se oyó ruido alguno al caer, sólo apareció la sombra negra pasar a un lado de la cuna.

El esposo, al oír aquel horrible grito de su esposa, saltó de la cama diciendo: “mujer, mujer, ¿qué te pasó? Ella llorando de susto y con su niño en sus brazos, contó al esposo lo que le había sucedido. Le dijo también que había visto una sombra negra pasar a un lado de la cuna. Sí, dijo él. Yo muchas noches vi esa sombra, pero no hice caso. Al volver a la cama, colocaron al niño en medio de los dos y ya no lo pusieron en la cuna. Al día siguiente los esposos acordaron recurrir al Sr. Cura en pos de un consejo sobre lo que debían hacer frente a ese problema. El Padre los escuchó muy atentamente. Finalmente les dió esta solución, les dijo: “Miren ustedes, su casa está infestada, es necesario desalojarla de malas influencias de alguna entidad maléfica. Espérenme en su domicilio a eso de las cinco de la tarde”.

Puntualmente, el Padre en compañía de otro sacerdote llegaron a esa casa. Fueron recibidos por los esposos y a continuación recibieron algunas instrucciones. Enseguida iniciaron aquel trabajo con la aspersión del agua bendita. Quemaron incienso y demás operaciones inherentes al saneamiento espiritual de aquel hogar perturbado por la acción del demonio. A partir de entonces, aquel matrimonio vivió feliz en su casa sin necesidad de venderla o abandonarla, pues ya nunca más fueron perturbados por tan escalofriantes contactos del mundo sobrenatural.

Este otro caso sucedió en un pueblo del municipio de Dolores Hidalgo, Gto. Había en ese lugar un hombre de nombre Miguel. Muy trabajador, dedicado a labores del campo y del comercio. Por lo cual manejaba buenas cantidades de dinero. Un día llegóse a él un vecino del pueblo de no muy buenos antecedentes y le pidió prestado un dinero. El ricachón le respondió: “Mira fulano, yo no hago esa clase de negocios, ni con prenda ni con aval. Búscale por otro lado”. El otro se sintió desairado, se alejó “mentando madres” y juró vengarse. En efecto, se puso al hablo con un hechicero, llegaron a un arreglo y fué como empezó todo:

Don Miguel estando sano y sin motivo alguno, empezó a dejar la comida. No tenía apetito y a sufrir de insomnio. Fué visto por varios médicos, pero no sentía recobro con ninguna medicina. Al mismo tiempo que pasaba eso, empezó a oír por las noches el aleteo y graznido de un pájaro lechuza que cantaba y chiflaba en las ramas de un fresno que había en el interior del patio de su casa. Aquel animal llegaba noche a noche. Fué tan notoria su puntualidad, que molestó mucho a don Miguel.

Un día le dijo a su esposa: -Mujer, tú al igual que yo has oído a ese animal que todas las noches se para en el fresno y empieza a graznar y cantar de un modo medio raro. –Sí, -respondió la señora, -ya es molesto. -Pues esta noche –dijo don Miguel, -le voy a meter un susto. El árbol estaba muy cerca de la puerta interior de la casa de don Miguel. Para esta operación tenía dos barriles de lámina, los colocó cerca del árbol y preparó un rifle que tenía para la defensa de su casa, lo cargó y lo puso recargado en los barriles.

Como de costumbre, esa noche esa noche llegó el visitante nocturno. Los esposos estaban despiertos. Empezaron a oír los aleteos y sus cantos parecidos a los de una lechuza. Don Miguel se puso de pié y salió de su cuarto sigilosamente sin hacer el menor ruido. Llegó a gatas donde estaban los barriles. Tomó el rifle, apuntó calmadamente en dirección de donde partían los graznidos del animal... y ¡PUM, PUM..! Le tronó dos balazos que dieron en el blanco. El animal cayó pesadamente en el suelo aleteando fuertemente. Don Miguel se dió media vuelta, entró a su cuarto diciéndole a su esposa: -Ya lo tumbé, mañana temprano lo voy a tirar a la orilla del pueblo.

Muy de mañana, don Miguel se aprestó a echar el cuerpo del animal en la camioneta para llevarlo a tirar, pero: ¡Oh, sorpresa! El animal muerto no era animal... ¡Sino un hombre! Asustado, don Miguel corrió a decirle a su esposa... –Mujer, mujer, el muerto no fué un animal, fué un hombre. No me explico, lo juro: ¡YO MATÉ A UN ANIMAL, NO A UN HOMBRE! Ahora, ¿qué voy a hacer? –Entonces, la señora reflexionó y como era de fuerte carácter le dijo: -Mira Miguel, nadie sabe nada de lo ocurrido, pronto, arrima la camioneta y entre los dos lo ponemos dentro, nos vamos lejos del pueblo y lo bajamos poniéndolo a un lado de la carretera.

Nosotros seguimos adelante, damos vuelta por otro camino para entrar a nuestro pueblo por el lado opuesto. –Así lo hicieron. Ya de día, quienes tocó primero encontrar al muerto tirado a un lado de la carretera, dieron parte a las autoridades. Lo recogieron y como no era conocido en los ranchos aledaños, fué sepultado como gente desconocida por cuenta del gobierno. Los periódicos dieron la noticia, pero nadie se presentó a preguntar por el “muertito”.

A partir de ese día, don Miguel empezó a mejorar cada día más y más hasta quedar sano, sin tomar medicina alguna. Este caso de licantropía, es semejante ala transformación de las mujeres brujas que se convierten en focos luminosos que se pasean volando en las oscuras noches sin luna en derredor de los cementerios. ¿Qué podemos pensar de estos increíbles fenómenos? Muy poco podemos decir, porque se gestan en el “mundo invisible”. En esa dimensión INTERMEDIA de que nos habla el sacerdote Cardenal y Exorcista Emmanuel Milingo, padre católico, muy competente y bienhechor del continente africano. Sus libros son tan importantes, como los escritos por el padre exorcista Gabriel Amorth y Juan Antonio Fortea de España.

Biografía

Ignacio Rodríguez Galván

Ignacio Rodríguez es un mestizo que nace en 1809. Fué el poeta cantor del desengaño y del pesar. Muere en plena juventud en el año 1845. Rodríguez Galván, como autor, tiene el mérito de haber buscado para sus poemas y para sus dramas, leyendas e historias del país; en sus versos líricos hay reminiscencias regionales, descripciones precortesianas y paisajes de nuestros valles.

Los nombres de sus poemas y piezas dramáticas son evocadores: La visión de Moctezuma y La profecía de Guatimoc, el privado del Virrey; e visitador Muños. De entre los escritos de Rodríguez, La Profecía de Guatimoc es la mejor muestra de romanticismo mexicano, en donde el autor, además de describir nuestras tierras, realiza una elocuente e inflamadora visión política.


La Profecía de Guatimoc

Tras negros nubarrones asomaba
pálido rayo de luciente luna,
tenuemente blanqueado los peñascos
que de Chapultepec la falda visten.
Cenicientos a trechos, amarillos
o cubiertos de musgo verdinegro
a trechos se miraban; y la vista
de los lugares de profundas sombra
con terror y respeto se apartaban.
Los corpulentos árboles ancianos,
en cuya frente siglos mil reposan,
sus canas venerables conmovían
de viento leve al delicado soplo,
o al aleteo del nocturno cuervo
que tal vez descendiendo en vuelo rápido
rizaba con sus alas sacudidas
las cristalinas aguas de la alberca
en donde se mecía blandamente
la imagen de las nubes retratadas
en su luciente espejo. Las llanuras
y las lejanas lomas repetían
el aullido siniestro de los lobos
o el balar lastimoso del cordero
o del toro el bramido prolongado.
¡Oh soledad, mi bien, yo te saludo!
¡Qué dulce, qué sublime
es el silencio que me cerca en torno!
¡Oh, cómo es grato a mi dolor el rayo
de moribunda luna, que halagando
está mi yerta faz! Quizá me escuchen
las sombras veneradas de los reyes
que dominaron el Anáhuac, presa
hoy de las aves de rapiña y lobos
que ya su seno y corazón desgarran.
¡Oh varón inmortal! ¡Oh rey potente!
Guatimoc, valeroso y desgraciado,
si quebrantar las puertas del sepulcro
te es dado acaso, ¡ven! Oye mi acento:
contemplar quiero tu guerrera frente,
quiero escuchar tu voz...
Siento la tierra
girar bajo mis pies; nieblas extrañas
mi vista ofuscan y hasta el cielo suben.
Silencio reina por doquier; los campos,
los árboles, las aves, la natura,
la natura agonizante.
Mis miembros tiemblan, las rodillas doblo
y no me atrevo a levantar la vista.
¡Oh mortal miserable! Tu ardimiento,
tu exaltado valor es vano polvo.
Caí por tierra sin aliento y mudo,
y profundo estertor del hondo pecho
oprimido salía.
De repente
parece que una mano de cadáver
me aferra el brazo y me levanta... ¡Cielos!
¿Qué estoy mirando?
Venerable sombra,
huye de mí: la sepultura cóncava
tu mansión es... ¡Aparta, aparta!...
En vano
suplico y ruego; más el alma mía
vuelve a su ser y el corazón ya late...

En esta parte descriptiva de La profecía de Guatimoc se aprecia, con toda claridad, la forma de manifestar el romanticismo de Ignacio Rodríguez. Su forma de escribir es muy aguda, pero con una marcada ligereza, en ella se va saboreando el esplendor de la belleza mexicana.

Poesía

Recuerdos

Aún guardo esa carta con todos los recuerdos
de tus dulces palabras y promesas de amor,
que tú regresarías a realizar nuestros sueños
y jamás regresaste, todo se te olvidó.

Es algo tan lejano que estaba olvidado,
solo fué un pasaje que un día sucedió,
mi vida es tan distinta, cumple hoy su destino
sin importar ya nada y sin guardar rencor.

Adiós bellos recuerdos,
adiós aquellos tiempos
de flores en cuadernos
y cartitas de amor.

I S J.


Extraños

Hoy te encontré y no tiene importancia,
hace tiempo que te había olvidado,
sin embargo hoy has vuelto sin jactancia,
es otro tiempo y un pasado.

Ayer pudo haber sido algo inmenso,
en mí existía amor, yo te adoraba,
ahora es el presente, frío intenso,
entre tú y yo solo hay nada.

Pero hoy te encontré, somos extraños,
caminos diferentes hoy llevamos,
toda aquella belleza que miramos
es un triste recuerdo que nunca realizamos.

De mi parte, para siempre adiós,
me da igual verte o no verte,
extraños somos los dos
y no volveré a quererte.

I S J.


Retroalimentación de mi Infancia

¡Cómo recuerdo esos preciosos momentos!,
uno de ellos: cómo abría de niño mis regalos
o cuando era mi cumpleaños,
¡Qué bonitos recuerdos son esos!

Recuerdo también
cómo me divertía con mi tren,
cómo iba juntando de peso en peso hasta llegar a cien,
en esos tiempos me las pasaba súper bien.

¡Cómo olvidar a mis grandes amigos!,
con los que salía a jugar todas las tardes,
ahora hojas y libros
son mis compañeros de tardes y noches.

Bonitos recuerdos,
me generan grandes sentimientos,
es algo que lo guardo en mi corazón,
que me generan emociones
y de cosas que son inolvidables.

G T R R


Niños

Todos ya lo hemos sentido,
todos ya lo hemos vivido,
hablo de la gran y pequeña creación de Dios,
hablo de los niños.

Pequeñas criaturas,
pero con una gran visión,
emprender y echarle ganas
a su educación,
porque esto los llevará
a la vida en grande, a la vida trabajadora.

Ver a los niños crecer
es lo que me hace tan feliz,
ver a los niños dibujar,
como quieren ver a su país.

Cómo quisiéramos serlo otra vez,
para jugar y reír un buen de veces,
cómo quisiéramos pensar como ellos,
pensar en los valores, en los amigos y en Dios.

Yo quisiera ser uno de ellos,
de esos niños que les gusta bailar,
yo quisiera ser uno de ellos,
de esos niños que le agradecen a Dios
por dejarlos disfrutar otro día más.

G T R R


El Sueño

Quiero platicarte un sueño
que tuve la otra noche,
cuando una muchacha corría
en verde campo con flores.

Su alegría era infinita
que contagiaba al momento,
que tan solo de mirarla
cambiaron mis sentimientos.

Estuve paciente mirando
toda aquella algarabía
que florituras hacía
con todos sus movimientos
cuando brincaba y corría
como queriendo alcanzar el viento.

Pero mi sorpresa fué mayor
cuando vi que esa muchacha,
que brincaba y que corría,
esa muchacha eras tú.

Perplejo quedé, y de brusco movimiento
me desperté de aquel sueño,
para comprobar al momento
que en este, tu aposento,
me estabas faltando tú.

J B


Tu Inmenso Corazón…

Tu inmenso corazón cambiaste un día
por el que late apenas en mi pecho.
¿Sí supiste, Señor, lo que tú has hecho
al cambiar tu riqueza por la mía?

Mi riqueza es barbecho todavía,
un estéril desierto mi barbecho;
no comprendo, Señor, lo que tú has hecho,
no comprendo, Señor, esta osadía.

Ya sé: me quieres sacerdote bueno,
me quieres plenamente consagrado,
quieres vivir en mí franco y sereno.

Si quieres trabajar con este arado
troncha mi vida desde el mismo seno,
pues temo traicionar lo que has amado.

Tomada del Libro: “Mi Desierto, Poesías”
del Padre Rafael Alcántar Mondragón



El Amor, Complemento de la Vida

Hay hermanos desolados
que nos sentimos cansados
temiendo envejecer.

Si supiéramos que en el mundo
tan solo vamos de paso,
y aún caminando despacio
para no sentir cansancio,
tendremos qué salir de él.

Si pudiéramos un día,
cuando nos fallen las fuerzas,
buscar a quien ofendimos
y limar las asperezas
para quedar como amigos.

Si a la compañera nuestra
que Dios nos dió por esposa,
pudiéramos expresarle
que siempre ha sido hermosa.

¡Cuán grande sería la dicha
que sentiríamos al ver
que por cuarenta y nueve años,
nos logramos comprender!

Y que al final del camino,
cuando se acerca la noche,
cumplimos nuestro destino
y el amor logró vencer,
y nuestros queridos hijos
así lo habrán de entender.

Y si a través de los años
ellos se siguen amando,
la bendición de JESÚS
UNIDA A LA DE SUS PADRES,
les seguirá acompañando.

J. E R B




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