Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

sábado, 8 de septiembre de 2012

Biografía

Tomás Rico Cano

Tomás Rico Cano nació en Uruapan en el año 1916. Siendo muy joven aún, terminó su carrera de maestro; más tarde estudió en el Colegio de San Nicolás y en la Escuela de Leyes, hasta concluir su carrera de abogado, la cual no ejerció por preferir la docencia en la Universidad Michoacana y en la Escuela Normal. Rico Cano fué dirigente estudiantil, periodista de combate en los periódicos universitarios y político; militante de partidos liberales, de ideas de avanzada.

A Tomás Rico se le ha reconocido como una de las voces más legítimas y sinceras del movimiento revolucionario michoacano. Sus primeros poemas aparecieron en los periódicos estudiantiles; poco a poco fué madurando su producción hasta ser uno de los poetas de mayor arraigo en el linaje michoacano. Ha publicado varios libros y ”plaquetas”, de entre los que mencionamos: “Esta niebla encendida”, “De amor quince sonetos”, “Diástole sin regreso”; “Amando a tres ciudades”; “Un recado a mi madre”; “Un canto a la Revolución Mexicana”; “Algunos poemas”; “Un retablo purépecha”; “Tres romances morelianos”; “Fervor de Uruapan”; y “Año nuevo”. Presentamos el poema Esta Niebla Encendida que da nombre a su primera publicación, con el afán de dar a conocer algo de la obra de este gran poeta.

“Yo estoy en la ribera y
te miro embarcarte...”

Ramón López Velarde

En la orilla de ti como una yedra
que quisiera abrazarse a la esperanza,
te dejé la señal de antiguos sueños
que se hundieron como áncora de plata.
En la orilla de ti como paloma
que quisiera morir sobre la playa,
te dejé una canción que ya no vuela,
pues le falta la luz de tu palabra.
En la orilla de ti como una ola
trazando la tangente con sus aguas,
una espiga sembré de escarcha y nube,
más la tormenta vino a destrozarla.
En la orilla de ti, ya para siempre,
se apagaron mis flores y mis brisas
y mis remos, Amor, sólo llegaron
a la orilla de ti, sólo a la orilla...

“Nunca llevasteis dentro
una estrella dormida
que os abrazaba enteros
y no daba un fulgor”

Delmira Agustini

Quise encontrar tu voz y hallé el silencio
que sobre el corazón derramaba,
quise darte mis últimos luceros,
más de ti ni la brisa me quedaba.
Quise volver a ver tus grandes ojos
y otra sombra encontré: la de la ausencia;
quise gritar mi angustia, mas tan sólo
pude leer tu nombre en una estrella.
Quise oír otra vez el pulso tibio
de tus venas, Amor, que se apagaban,
y tan sólo escuché –rumor de alondras-
lo que no te dijeron mis palabras.
Y te quise olvidar ¿sería posible
si estas heridas no cicatrizaban?
llamé entonces al llanto en mi socorro,
quise llorar, Amor, y no había lágrimas.
Si no pudiera hablar para decirte
de este amor que el silencio ha florecido,
te escribiría una carta en dos renglones
sobre un pliego de espuma y de rocío.
Si no tuviera voz para cantarte
esta ilusión de pájaros y agua,
haría que de mis sueños las palomas
hasta tu risa, tímidas, llegaran.
Si no pudiera verte y mis pupilas
fueran sólo una nube sin presencia
mi tacto soñaría tus manos finas,
como malvas de luz recién abiertas.
Y si nunca pudiera ya mirarte
y se hubieran quemado ya mis alas,
habría de iluminar siempre tu imagen
con la niebla encendida de mis lágrimas.

“Mi corazón te busca,
sin embargo, y amo tu
cuerpo alegre, tu voz
suelta y delgada”

Pablo Neruda

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