Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

martes, 3 de julio de 2012

Biografía


Apolinar Martínez Múgica

Apolinar Martínez Múgica nación en Zacapu en el año de 1893. Participó en las luchas sociales del Estado de Michoacán en la década de 1920-1930, distinguiéndose en todo momento como un líder agrario.

En su quehacer poético, Martínez Múgica rindió homenaje a sus compañeros de lucha. Los libros publicados son: Primo Tapia, semblanza de un revolucionario michoacano; Huracanes y céfiros; en este último, además de sus huracanes verbales o cánticos de lucha, se encuentran los céfiros de inspiración romántica, muchos de ellos muy bien logrados.

He querido presentar aquí un fragmento de !Adelante, luchadores!, con la finalidad de dar a conocer a este poeta michoacano que supo cantar a la lucha armada en ese estado.

No el ardiente epitalamio de la blonda Primavera
en su enlace coruscante con el trovador abril;
o el desfile alucinante de las enfloradas horas,
en la rútila cuadriga de las mágicas auroras
que besaron los pulmones del cisne de Lohengrin.

No los brotes de las yemas de los bosques susurrantes,
no los dulces ritornemos de escondido manantial,
no el flirteo caballeresco de las leves mariposas
con las nítidas gardenias y las encendidas rosas,
ni del céfiro galante, armonioso madrigal.

No el cantar doliente y pálido de nostálgicos amores;
no de Hércules la queja transformado en hilador,
ni los versos virgilianos con eglógicas escenas,
ni la euritmia de arte y gracia de la soberana Atenas
con sus pórticos marmóreos y su egregio Partenón.

No el ensueño de Romero en Verona la enlunada;
no la dulce cantinela del romántico Pierrot;
quiero el ritmo prepotente de las brumas tempestades
y el simún rugiente y cálido, que en las hoscas soledades
y en el connubio con el viento, forja un cántico de horror.

La metralla de las olas azotando la rocalla
disparada como ariete del tremendo vendaval,
la tronante pirotecnia de flamígeros volcanes
el crescendo tumultoso de los negros huracanes
y de los fieros gritos roncos de epopéyico titán.

De esos ritmos tormentosos surja el himno de los libres
añorando a los valientes paladines del Ideal,
que ofrendaron su existencia desde el Alfa de la historia
por los fueros de los débiles, aureolándolos la gloria
con la luz esplendorosa con que nimba al inmortal.

Es el himno de los fuertes, es el himno de los libres
el que anhelo en torpe lira roncamente preludiar;
es el canto de Espartaco que destroza las cadenas;
es el canto de las glebas, que estremece las almenas
de castillos formidables en el tiempo medieval.

¿Qué le importa la cicuta al filósofo de Atenas?
¿Qué la cruz ignominiosa al Rabí de Nazareth?
¿Y a los ácratas vibrantes que llamaron los profetas
en las tierras israelitas –agitadores poetas-
fenecer en los suplicios por cumplir con su deber?

A los Gracos no interesa que puñales de asesinos
los acechen en las sombras... ¡Cumplirán con su deber!
Seguirán la ruta agraria que los lleva hacia la muerte,
con el alma bien templada, no importándoles la suerte
que el destino les depare... ¡cumplirán con su deber!

Para todos los caídos, para todos los rebeldes
que alentaron en el alma la sublime idealidad
de atacar a la injusticia, de atacar a los tiranos
y mirar a los opresos como débiles hermanos,
cual paloma mensajera este pobre canto va...

Para aquellos que ofrendaron lo mejor de sus espíritus
a favor de la doliente y expoliada humanidad,
va mi canto, pobre y pálido, cual paloma mensajera
que volará hasta el palacio de la reina Primavera,
a dejar níveo mensaje de novel fraternidad.

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