Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

martes, 6 de marzo de 2012

Poesía por el Dia Internacional de la mujer

Con cariño un Poema de su Servidor a todas las Mujeres.


M U J E R C I T A

A Tì que has tenido que sufrir
A Tì que has tenido que llorar
Quiero mis versos a Ti dirigir
Y con sus rimas poderte decir
Recuerda Tù naciste para amar.

Llevas a cuestas una desiluciòn
Y con ella muchísimas tristezas
Pero en el fondo de tu corazón
Aún tienes lugar para la ilusión
Para vivir la vida y sus bellezas.

Has a un lado toda tu amargura
Olvídate para siempre del dolor
En tu corazón hay mucha ternura
En tus ojitos un mar de dulzura
Y en tu pecho se esconde el amor.

No te rindas ante la adversidad
Ni tampoco des tu brazo a torcer
Aléjate siempre de toda maldad
Y defiende siempre tu dignidad
De Madre de Esposa y de Mujer.

Corre en la sangre de tus venas
La Fe que al cristiano le da vida
Y aunque hayas vivido mil penas
Espera en Dios las horas buenas
Porque las tienes bien merecidas.

Quién mas ama es quién mas da
Y a veces es quién menos recibe
Pero no porque esto sea verdad
Renuncies a buscar tu felicidad
Abre tu corazón a la vida y vive.

Vive agradeciéndole al creador
Que generoso te ha dado la vida
Ofrécele tu tristeza con tu dolor
El los tornará en alegría y amor
Y que siempre Dios te bendiga.

R R E.

Reflexiones

Maravillas de El Espíritu Santo


15°. Lo que han dicho los Grandes Personajes acerca del Espíritu Santo
(continuación)

40º. LA DIFERENCIA QUE SE PRODUCE:

Con su inspiración descubrimos en Dios maravillas que no imaginábamos. Descubrimos en las Sagradas Escrituras admirables verdades. Sin el Don del Espíritu Santo la S. Biblia puede ser para nosotros como letra muerta, pero con ese Don, la belleza de la Sagrada Escritura nos fascina; cada día descubrimos ideas nuevas y se nos convierte en una felicidad leer las páginas del Sagrado Libro.

Antes de recibir la luz del Divino Espíritu recitábamos el Padre Nuestro maquinalmente, pero una vez que el Consolador llega a nuestra alma, saboreamos palabra por palabra en la oración que nos enseñó el Señor. El Don de Ciencia es como un lente de largo alcance que nos permite observar maravillas donde a simple vista no lograríamos notar nada de particular.

Y esa “iluminación” interior va produciendo un cambio de conducta, casi sin que la persona se vaya dando cuenta. Este don se puede perder por lecturas y espectáculos mundanos que llenan la mente de ideas equivocadas; se puede perder por la lujuria que lleva a dar más importancia al cuerpo que al alma y por la pereza que no deja dedicar tiempos serios a orar y a leer la S. Biblia. Pero se aumenta con la fe, y con el recogimiento.

El alma que sabe aislarse del bullicio de la vida, y dedicar tiempo a Dios con la oración, la meditación y la lectura de las Sagradas Escrituras, le está haciendo con ello un homenaje al Creador, al cual le pagará iluminándola y concediéndole el Don de Ciencia del Espíritu Santo, con el cual se capacita la mente para recibir las luces celestiales.

Interroga tu conciencia; ¿sabes dedicar tiempos al recogimiento, con la meditación, la oración y la lectura del Libro Santo? ¿Qué haces en el mundo con tus pensamientos? ¿Qué ganas con vivir siempre en medio de tanto bullicio? Refúgiate en tu Roca que es Dios, y Él te iluminará y te llevará a la santidad” (Hamon).

41º. EL DON QUE FORMA CAMPEONES:

En la Sagrada Escritura se narra el caso de sencillos hijos de aldeanos (Sansón, Gedeón, Saúl, David, etc) que recibieron del Espíritu de Dios una fuerza divina que los transformó en personas capaces de acciones excepcionales. De alguno de ellos se retiró el Santo Espíritu porque la conducta de los individuos no correspondía a la santidad de Dios. A otros, como a David, el Espíritu del Señor los acompañó siempre hasta el final de sus días.

Hay un Don del Espíritu Santo que se llama el Don de Fortaleza, por medio del cual se produce energía de carácter y una gran persistencia para no desistir del fin bueno que uno se ha propuesto aunque sea difícil y haya muchos peligros. Quien recibe este don repetirá como el famoso general al cual le dijeron los soldados: “No podemos pasar al otro lado porque se nos opone una altísima montaña”.

El general respondió: “pondremos a la montaña debajo de nuestros pies”, y así lo hicieron, escalándola. Cuando al que tiene el Don de Fortaleza se le oponen montañas de tentaciones, de dificultades y de peligros, responde valeroso: “Colocaremos esas montañas de dificultades debajo de nuestros pies”, y emprende la lucha, confiando no en sus propias fuerzas sino en el poder de Dios.
(continuará)…

Ayúdame Jesús 

Ayúdame Jesús a conocerte,
quiero saber de Ti,
quiero más de tu Amor
quiero siempre adorarte,
ayúdame Jesús a conocerte.
ayúdame Señor a ser valiente,
a no tener temor
de confesar Tu Amor
ante toda la gente,
ayúdame Señor a ser valiente.
ayúdame Jesús, quiero ser Santo,
pero no puede ser
que siendo un pecador
yo aspire a tanto,
ayúdame Jesús, quiero ser Santo.
Permíteme Señor, quiero cantarte
en cada amanecer
con toda la creación
queremos alabarte
Permíteme Señor, quiero cantarte
Perdónanos Jesús, hemos pecado,
no sabemos Jesús
lo grande de tu Amor,
no sabemos
cuánto nos has amado,
perdónanos Jesús, hemos pecado.


Mi Buen Jesús

Mi buen Jesús,
sé que nos amas
tan tiernamente
como a la niña de tus ojos,
como a las flores
y animales del campo,
como a las aves
y los peces del mar.
Mi buen Jesús,
quiero alabarte
como te adoran
todos los ángeles del Cielo
como te adoran
todos los santos de la Tierra
y las criaturas
más puras, sin cesar.
Mi buen Jesús,
quiero cantarle
eternamente
a Tu Misericordia
porque eres Dios
que reinando en Tu Gloria
de mí te acuerdas
y tienes compasión,
de mí se acuerda
tu amante Corazón.


Espíritu Santo, ven a mi

Espíritu Santo, ven a mi
llena mi corazón con tu presencia
y lléname y lléname
y lléname de amor con tu presencia.

Espíritu Santo, ven a mi
y límpiame de todos mis pecados
y límpiame y límpiame
y límpiame de todos mis pecados.

Espíritu Santo, ven a mi
y sáname de mis enfermedades
y sáname y sáname
y sáname de mis enfermedades.

En el Santo Nombre de Jesús
te pido ven a mi, Espíritu Santo
es por Jesús, Hijo de Dios
que yo te pido tanto, tanto, tanto
es por Jesús, es por Jesús
que yo te pido a ti, Espíritu Santo.


Letra y Música (en las tres): R H R

Historia

El Marquesado de Salvatierra

GABRIEL LÓPEZ DE PERALTA

Antes de la llegada de los conquistadores y evangelizadores al hoy estado de Guanajuato, existía en la margen izquierda del río Lerma un asentamiento de indios de origen Tarasco, con el nombre de Guatzindeo, de donde toma su nombre el fértil valle, al consumarse la caída de Tenochtitlán en 1521. El conquistador y evangelizador van abriéndose en un abanico de rumbos por toda la Nueva España, los franciscanos son los primeros en llegar a este asentamiento y fundaron un convento con su iglesia, no obstante sus buenas intenciones y desvelos, para 1530, el asentamiento, casi vació de los naturales debido alas ordenanzas y epidemias, se transforma en una congregación de españoles, los que obligados por las inundaciones se mudan a los terrenos pertenecientes a la hacienda de San Buenaventura.

En la margen derecha del río, existía un pueblo con el nombre de Chochones que ya figura en la relación de la Alcaldía Mayor de la Villa de Celaya, que se hizo por orden de Felipe II, Rey de España, en 1580. Despoblado este lugar, los vecinos del Valle de Guatzindeo se establecieron en él, atendidos en lo espiritual por los franciscanos. Dos años después, en 1582, se realizó la fundación de este pueblo de españoles –criollos y peninsulares- que construyeron una nueva iglesia.

Entre los principales latifundistas mercedados, figuran los que se enlistan a continuación:

Juan de Ibáñez
Martín Hernández (hijo)
Juan López de Zande
Gabriel López de Peralta
Francisco de Raya
Sebastián de Ansia
Antonio de Arizmendi Gugorrón

Todos fueron poderosos en la región, pero sigamos a Gabriel López de Peralta, hijo de Jerónimo López el mozo y de Doña Ana Carrillo de Peralta. Nació en la ciudad de México en 1592, heredó el primer Mayorazgo de los tres que fundaron sus padres; las tierras de este Mayorazgo se localizan en la margen derecha del río Lerma o de Toluca, en el también fértil Valle de Tarimoro.

En posesión de sus tierra, el 16 de mayo de 1618, solicitó y obtuvo del virrey Marqués de Guadalcázar la merced para disponer de agua del río Lerma, que el fué concedida “para que funde un molino de pan y con que después que se haya hecho la presa y toma de agua la ha de volver a la madre corriente natural”. El 28 de febrero de 1620, el alcalde Mayor de la Villa de Celaya, le dió posesión del herido de dicho molino.

En 1936, se tiene el proyecto de fundar una villa, otorgándose el poder para realizar este fin a Don Juan Martínez, Procurador de la Real Audiencia; por ese entonces, Don Gabriel López de Peralta no estaba de acuerdo con el intento que tenían los labradores y vecinos del pueblo por localizarse éste en tierras pertenecientes a su mayorazgo; posteriormente y ya de acuerdo con la fundación, decidió donar parte de sus bienes los que estaban en litigio con los Raya, y el 22 de septiembre de 1643, elevó el siguiente documento:

Don Gabriel López de Peralta se presentó ante el Superior Gobierno para decir que en el valle de Guatzindeo, Tarimoro y Chichimecas, tenía cincuenta sitios de estancia para ganado mayor, con diversas caballerías de tierra, con el derecho de agua del río grande, bienes de su mayorazgo que valían dichos sitios con las aguas que le pertenecían quinientos mil pesos, que decidió para que el paraje que llaman San Andrés Chochones en donde se encuentran congregados cuarenta vecinos españoles con sus mujeres e hijos, casa y familias se funde una ciudad que esté bajo el ampara de S.E. y se llame la ciudad de San Andrés de Salvatierra, que se debía fundar en el tiempo del gobierno de S.E. y que en breve tiempo se avecindarían sesenta más.

Que las tierras se había de repartir por vecindad, dando a cada una cuatro caballerías de tierra, con ocho días de agua por tandas y con señalamientos de términos y mojoneras y en la planta de la ciudad fuera de los edificios públicos se le había de dar solares para casa y huertas, haciéndose la fundación conforme a las ordenanzas de poblaciones de ciudades y villas de españoles, reservándose para el donante la hacienda llamada San Gabriel, dejando en ella quince caballerías de tierra con el agua necesaria para su riego, sin que para su uso tenga que entrar en tandas por ser la primera y más cercana a la toma y presa de agua en que se gastó más de veinte mil pesos, que este servicio que hacía a SM era con calidad y expresa condición de que se la había de hacer merced de darle el título de fundador, el oficio de corregidor perpetuo y sus descendientes y sucesores llamados a este mayorazgo que el oficio de corregidor fuera con el título de Teniente de Capitán General, sin que en lo futuro tuviese necesidad de confirmación, supuesto que quedaba sin la renta del mayorazgo, se le habían de dar dos mil pesos de oro de minas destinados en las alcabalas que se causase en la ciudad su distrito y territorios.

Este pago debía de hacerse de mano sin necesidad de libranza ni acudir a la Gran Caja, solo con la certificación del Cabildo y regimiento de la ciudad, que se le hubiese de dar sin solares en ella para casa y huertas para él o para las personas a quienes quisiera darlos y a la ciudad se le hubiese de dar por junto todo lo que comprendiese el distrito de las tierras del donante y exenta de otra cualquiera, guardándole a dicha ciudad las exenciones y franquezas y libertades que se acostumbran y se concedían por dichas ordenanzas, y que el donante quedaba sin hacienda no había de pagar cosa alguna al derecho de media anata, ni otra imposición, así mismo se le diese con la misma perpetuidad y continuación el Oficio de Escribano Público y Cabildo de dicha ciudad para la persona que nombrase el donante y sus sucesores, concluyendo en que se le administrase este ofrecimiento con las condiciones referidas dándose para dicha fundación los despachos referidos.

Casi al mismo tiempo, se entregó a gobernante novohispano otro ocurso redactado y suscrito por Agustín de Carranzas Salcedo, Canciller y Registrador de la Real Audiencia, Escribano Público en ejercicio y poderhabiente de los vecinos de San Andrés Chochones, apoyando a López de Peralta y precisando las capitulaciones.

Los pobladores dieron poder a Carranza Salcedo para pedir y solicitar la fundación de la ciudad y los oficios de cabildo:

La solicitud que el señor Carranza Salcedo elevó al Virrey Don García Sarmiento de Soto Mayor, Conde de Salvatierra y Marqués de Sobroso, parece haberse presentado a la Secretaría del Virrey en los primeros días de octubre de 1643. Es una larga exposición de razones y un grande y amoroso elogio a los elementos y bondades del valle y en él se exponen pormenorizadamente que los habitantes de la ciudad habrán de gozar de los derechos naturales, fueros y prerrogativas de los de la ciudad de Puebla de los Ángeles, que habrán de tener su cabildo propio, con sus principales y necesarios oficios bien remunerados, términos de jurisdicción amplios su ejido, derechos de agua y demás requisitos y condiciones para la seguridad y prosperidad de la nueva población; nada se descuida…

El Virrey puso gran diligencia en el asunto por el interés que tenía para que existiera una ciudad que llevara y perpetuara su nombre, y así cuatro meses después, el 9 de febrero de 1644, legalizó la existencia de la ciudad que dice así:

Y por mi visto, conformándose con el dicho parecer y en virtud de lo dispuesto por la Real Cédula dada en Cuenca el 12 de junio del año pasado de 1642, en que su Majestad se sirve demandar diligencia para nuevas poblaciones en este Reino, para su mayor lustre y aumento, con consideración a las nuevas conveniencias que le esperan resultar de esta población a la causa pública y a las que resultan en aumento de la Hacienda Real, por las Alcabalas y otros derechos que han de producir las contrataciones de los frutos y ganados, y que desde luego están ofrecidos veinticuatro mil quinientos pesos por doce oficios de Regidores: el de Alférez Mayor, el de Provincial de la Hermandad, Depositario General, Escribano de Cabildo y Diputación, Escribano Público y de la Hermandad; que como se contiene en el dicho parecer inserto, se obligó Agustín de Carranza Salcedo a la satisfacción de ellos, como fiador de las personas en quienes han de quedar los oficios para pagarlos por tercias partes y en tres despachos de flotas, las primeras que partiesen de este Reino para los de Castilla.

Por el presente, en nombre de su Majestad y como su Virrey Lugarteniente, concedo licencia y facultad para que en el dicho puesto y Congregación del antiguo pueblo de Chochones, se funde y pueble una Ciudad de españoles, conforme a la traza que se diese con toda pulicía, que se intitule y llame la ciudad de San Andrés de Salvatierra ahora y para siempre jamás y los Regidores y demás capitulares y a quienes se despachare en títulos, les permito que desde luego hagan Cabildo y elección de Alcalde ordinarios para el resto de este año en las personas que juzgaren por más a propósito para ello, habiendo primero oído una misa que se diga al Espíritu Santo, los cuales conozcan de las causas y negocios civiles y criminales que en la dicha ciudad y cuatro leguas en contorno se ofrecieren y concurrieren, así de oficio, como entre partes, las cuales señalo por su territorio y jurisdicción, sin perjuicio de tercero.

Tomado del Libro: “El Marquesado de Salvatierra”
de Francisco Vera Figueroa

Historia y Evolución de Salvatierra

Marco Contextual de Salvatierra; su entorno geopolítico


El Estado de Guanajuato (continuación)

En la Nueva España de los Borbones, se impusieron una serie de reformas administrativas destinadas a recuperar para el rey, todo el poder, era el siglo de las luces, que imponía mayores esfuerzos de racionalidad en la autoridad real. Las reformas borbónicas propiciaron una verdadera revolución en la Nueva España, y la hicieron sentir como nunca antes sujeta al régimen colonial europeo.

En 1769, se determinó que se creara la comandancia de las Provincias Internas, cuyo titular era nombrado en 1776. Para 1786, poco después de creado este régimen, se introdujo en la Nueva España el sistema de intendencias, inspirado en la noción administrativa francesa. se crearon doce como una medida para contrarrestar la autoridad virreinal, entre ellas la de Guanajuato.

La división en provincias internas e intendencias, es el antecedente de las divisiones políticas del México independiente. La Constitución de Cádiz fué promulgada en la Nueva España en septiembre de 1812, reconoció la división en provincias internas, a pesar de su corta vigencia, tuvo un gran impacto en la vida política y social de la Colonia. Fernando VII la abolió en 1814 al recuperar su libertad. Guanajuato, sin embargo, mantuvo su categoría de provincia.

En el México independiente, la Constitución Federal de 1824, reconoció a Guanajuato como Estado Libre y Soberano de la Federación. El 30 de diciembre de 1836, pasó a ser departamento de la República Centralista, conforme a lo dispuesto en las “Siete Leyes”, dividiéndose en lo interno en distritos, y éstos a su vez en partidos. Al restablecerse la Constitución de 1824, el 22 de agosto de 1846, Guanajuato recobró su categoría de estado de la federación, hasta 1853, en que volvió a ser departamento y perdió el territorio de la Sierra Gorda.

En 1857, recobró otra vez su categoría de estado, y también los territorios de la Sierra Gorda, pero tuvo qué ceder a Michoacán, los pueblos de Contepec y Santa Ana Maya. Volvió a ser departamento imperial a partir del 3 de marzo de 1865. Recuperó otra vez su carácter de estado libre y soberano, a la caída del Imperio de Maximiliano y el triunfo de la República, situación que mantiene hasta hoy en día.

En lo eclesiástico, lo que hoy ocupa Guanajuato, perteneció al obispado de Michoacán, erigido el 18 de agosto de 1536, con excepción de Xichú y demás parroquias del Noreste del estado. Comprendía el obispado los estados y localidades de Michoacán, Colima, Guanajuato, Jalisco (los cantones de Zapotlán y la Barca), Guerrero, (Tecpan, Coahuayutla, Zacatula, Coyuca de Catalán y Cuzamala), y San Luis Potosí. Por su extensión, y las necesidades pastorales, el obispado fué perdiendo parroquias y territorios, hasta quedar hoy como arzobispado de Morelia.

Al finalizar el siglo XVIII, el obispado de Michoacán cedió a la nueva diócesis de Linares (Monterrey) cuatro pueblos, y a la antigua de Guadalajara, once parroquias. En lo que hoy es el estado de Guanajuato, se erigió la diócesis de León, el 26 de enero de 1863, decretada por el Papa Pío IX, con 15 parroquias y 1 vicaría, todas ellas, dentro del estado con excepción de la de Comanja. En la década de los setenta, por decreto del Papa Paulo VI, se erigió la diócesis de Celaya, conformada con parroquias y territorios de la arquidiócesis de Morelia y de la diócesis de León, toda ella se ubica en territorio guanajuatense. En este año se formó también la diócesis de Irapuato, con parroquias de la Arquidiócesis de Morelia y la Diócesis de León.

En su división territorial interna, los primeros pueblos que se establecieron quedaron sujetos a la provincia de Michoacán, con cabecera en Yuririapúndaro (Yuriria), hasta que en 1570, la villa de Zalaya (Celaya) quedó como avanzada de las nuevas tierras colonizadas y alcanzó el rango de alcaldía mayor (1571), le siguieron Guanajuato (1574), León (1580), San Miguel el Grande (Allende) y San Felipe.

En 1786, con la Ordenanza de Intendentes, se erigió a la ciudad de Guanajuato capital de la Intendencia, su distrito abarcaba las alcaldías mayores de: Guanajuato, León, San Luis de la Paz, San Miguel el Grande y Zelaya, con los corregimientos de Salvatierra, Salamanca y Valle de Santiago, este es el antecedente directo de la actual conformación territorial del estado.

Una vez consumada la Independencia, y promulgada la Constitución Federal de 1824, el H. Congreso del estatal emitió el 14 de abril de 1826, la primera Constitución Política del estado de Guanajuato, que establecía: “Forman el territorio del estado: Acámbaro, Apaseo, Celaya, Dolores Hidalgo, San Felipe, Guanajuato, Irapuato, León, San Luis de la Paz, San Miguel el Grande, Pénjamo, San Pedro Piedra Gorda, Salvatierra, Salamanca, Silao, Valle de Santiago y Yuririapúndaro, con los pueblos anexos a estos y con todo el terreno de lo que antes se llamó Provincia de Guanajuato, cuyos límites se demarcarán por todos vientos de una manera inequívoca”.

Este ordenamiento contemplaba que el estado se dividiría en departamentos, con cabeceras en: Guanajuato, Celaya, San Miguel Allende y León. El departamento de Celaya contemplaba los partidos de Celaya, Yuririapúndaro, Salvatierra, Acámbaro, Apaseo y Jerécuaro. Fué hasta 1849, cuando se erigió el departamento de la Sierra Gorda, con cabecera en San Luis de la Paz.

El cambio más importante en la división territorial, se dio con el Decreto del Congreso del estado del 7 de diciembre de 1891, que suprimió los departamentos, y sustituyó la denominación de partidos por la de distritos. Salvatierra fué el Distrito IV, con las municipalidades de Urireo, Eménguaro, Maravatío y Pejo.

El 16 de septiembre de 1917, se promulgó la Constitución Política del estado libre y soberano de Guanajuato, la que comprendió la Ley de Municipio Libre, adoptada a nivel nacional el 25 de diciembre de 1914. Se sustituyó la denominación de distrito por la de municipio. La última reforma que contempla la división territorial del estado, se promulgó mediante el Decreto 386 del 7 de julio de 1968.

La Región de los Valles Abajeños

En esta región, se encuentran los valles de: Acámbaro, San Nicolás de los Agustinos, Uriangato, Huatzindeo, además de la planicie de Tarimoro y la Ciénega Prieta en Yuriria, tienen una altura promedio sobre el nivel del mar de 1700m., estando situadas, por esto, a una altitud menor sobre el nivel del mar que las llanuras del Bajío. Comprende los municipios de: Acámbaro, Tarimoro, Salvatierra, Jerécuaro, Tarandacuao, Coroneo, Yuriria, Uriangato y Moroleón, y parte de los municipios de Apaseo el Alto, Cortazar y Jaral del Progreso.

El relieve de los Valles Abajeños está constituido, por una sucesión de montañas y valles enlazados, los cerros del Picacho, el Tule, Cerro Blanco y Culiacán, los separan del Bajío. Al sur, se encuentran en la región del valle de Acámbaro y la llanura de Tarimoro; el cerro Cuevas de Moreno, la sierra de Agustinos, y los cerros de las Siete Cruces y el del Toro. El valle de Uriangato, está resguardado por los cerros de los Amoles y el Capulín, de la sierra de Piñícuaro. Tienen un clima templado entre los 18° y 19°C, y aprovechan las lluvias veraniegas de junio a septiembre. En su hidrografía, pertenecen a la cuenca del Lerma, su principal afluente es el río Tigre, que atraviesa los municipios de Jerécuaro y Coroneo.

El proceso histórico de evolución social ha sido similar en toda esta región. La religión, que en las sociedades prehispánicas había sido el elemento esencial para la dominación de grandes grupos humanos, serviría también a los españoles, en la empresa de la conquista y colonización de los pueblos indígenas. Los principales misioneros en llegar a la Nueva España fueron los franciscanos, al pasar éstos a Michoacán, empezaron a predicar entre los chichimecas y purépechas, destacando en esta tarea fray Juan de San Miguel. Fue este fraile el iniciador de la tarea de evangelización del territorio del os valles y de Guanajuato, arribó a estas tierras por el año de 1530 para continuar con la labor de fray Martín de la Coruña.

Siendo los valles una amplia zona de frontera entre dos culturas distintas: los purépechas y chichimeca, Fray Juan de San Miguel tomó en Acámbaro la decisión de evangelizar a estos últimos, que sin lugar fijo de residencia viajaban por llanuras y montañas, fué una tarea difícil congregarlos para impartirles la doctrina Cristiana. con el apoyo de purépechas y otomíes ya catequizados, logró establecerlos en pueblos doctrina y llevar una vida sedentaria. Los principales centros de las actividades de evangelización y colonización fueron: Acámbaro con los franciscanos en 1526; y la orden de los agustinos en Yuriria en 1540. La conquista espiritual, por tanto, partió de Acámbaro y Yuriria, para llegar tiempo después a Celaya y al Norte del estado.

Las fundaciones legales de los pueblos, villas y ciudades que conforman los Valles Abajeños, son las siguientes:

San Francisco de Acámbaro (hoy Acámbaro); fundado como pueblo el 28 de septiembre de 1526; el 14 de abril de 1826 es partido del estado; es distrito del estado con jurisdicción en Tarandacuao, Tócuaro e Irámuco a partir del 20 de diciembre de 1891: por el Decreto No. 49 del 16 de mayo de 1885, es elevado a la categoría de villa; y se erige en ciudad por Decreto del H. Congreso del Estado del 9 de noviembre de 1899.

San José de los Amoles (hoy Cortazar); en 1856 se independiza de Celaya para formar una municipalidad; es partido del Departamento de Celaya en 1885; el 20 de diciembre de 1891 es distrito del estado con jurisdicción en el Guaje (hoy Villagrán); por Decreto del H. Congreso del Estado del 21 de noviembre de 1928 alcanza el título de ciudad.

Coroneo; fundado como pueblo en 1572; a partir del 20 de diciembre de 1891 es municipalidad; y alcanza la categoría de ciudad el 28 de julio de 1989.

El Xaral (hoy Jaral del Progreso); se erige como pueblo entre 1600 y 1650; se constituye en municipalidad con el título de villa el 4 de noviembre de 1863; alcanza el título de ciudad en 1910.

Jerécuaro; fundado como pueblo en 1572; el 18 de julio de 1827 es partido sujeto al Departamento de Celaya; el 20 de diciembre de 1891 es distrito del estado con jurisdicción en Coroneo, Puroagüita y Chupícuaro; alcanza el título de ciudad el 28 de julio de 1989.

Tomado del Libro: “Historia y Evolución de Salvatierra”
de Miguel Alejo López

Algo Mío

¿Cuál es tu Secreto?

DIME CARIÑO MÍO
¿Cuál es ese secreto
que llevas en el alma
y me hace amarte más?

Es algo tan extraño
que me hace estar inquieto
que pienso que por siempre
en mi alma existirás.

Si tomo tus manos
siento una sensación
que me llena el alma
de dulce inspiración.

Si miro tus ojos
me siento tan feliz,
que me han cautivado
al mirarme en ellos
porque en sus destellos
está mi existir.

Mario Carreño

Libro

HISTORIA DE LA MÚSICA POPULAR MEXICANA

La Música Norteña
Un poco de historia (continuación)

En 1836, los colonos texanos lograron su independencia después de vencer al ejército del general Santa Anna. Lo demás es historia de sobra conocida; en 1848, a raíz del triunfo intervencionista de Estados Unidos, México se vió obligado a ceder Nuevo México, Alta California y Texas. En 1853 Santa Anna vendió La Mesilla y en 1860 la guerra de secesión estadounidense provocó la emigración de un gran número de personas de diversas nacionalidades.

Todos estos movimientos de población podrían explicar por qué en el norte de México se cultiva un género musical que utiliza acordeón y tiene cierta similitud con el estilo sureño de Estados Unidos, junto con ciertos rasgos heredados de estilos europeos, alemanes o suizos. Polkas y redovas fueron géneros también ampliamente practicados en ambos lados de la nueva frontera. No habría qué perder de vista que la influencia existió en ambas direcciones y el influjo de las costumbres y gustos mexicanos prevaleció durante mucho tiempo en los estados sureños recién anexados.

durante la Revolución, nuevamente fué el norte de la república el escenario del ir y venir de tropas y pobladores. El porfirismo recibió sus primeras derrotas en el norte (Chihuahua, Casas Grandes, Ciudad Guerrero). Los sucesos revolucionarios se cantaron por toda la república en forma de corrido y de esa manera, en la segunda década del siglo xx, el corrido fué el género musical que el pueblo antepuso a los estilos de origen europeo que ya se practicaban en los estados norteños, integrándose también al repertorio de esas regiones.

A partir de los años treinta, el asentamiento de la música campesina y tradicional en el recién creado género ranchero fué otra influencia definitiva en la música norteña. En la actualidad un nuevo movimiento de influencia mexicana se ha iniciado hacia Estados Unidos, al tomarse la música de características norteñas como una bandera del movimiento chicano.

Este estilo un tanto híbrido que surge del choque de tres géneros de música popular; la tradicional música norteña, la música ranchear y el rock de Estados Unidos, se ha convertido en un importante vehículo de expresión de la población chicana.

Dotación Instrumental

La instrumentación del grupo típico norteño –al igual que la chamarra de cuero y el sombrero de ala ancha- es my similar a la que se usa en el suroeste de Estados Unidos y en Texas principalmente: acordeón, bajo sexto, guitarra y voz. El contrabajo europeo, transformado en un instrumento más pequeño y encordado en nylon, recibe el nombre de tololoche. Como instrumento de percusión, además del indispensable taconeo o zapateo, se utiliza la redova, cuya función rítmica tiene una cercana similitud con el washboard (tabla de lavar) utilizada antiguamente en el blues. .

Su origen se remonta a China, de donde fué llevada a la zona fronteriza del norte durante las inmensas y constantes migraciones chinas de fines del siglo XIX y principios del XX. Es un instrumento de madera hueca que se percute con baqueta y se cuelga de la cintura, y el arte de quien lo toca consiste en bailar simultáneamente el típico zapateado norteño de punta y talón, o “taconazo”.

Grupos como Los Alegres de Terán, el dueto Los Relámpagos, el Piporro, Las Potranquitas del Norte, Los Broncos de Reynoso o Los Tigres del Norte han difundido comercialmente la música norteña en toda la república.


La Época de Oro de la Radio, el Cine y el Teatro
Las inolvidables de la radio


Los Grandes Éxitos del Teatro de Revista

En México han existido tradicionalmente una estrecha relación entre la canción y el escenario. Desde los tiempos de la Colonia, muchas de las canciones de moda llegaron a México principalmente como música de teatro. Baste recordar cómo a finales del siglo XVII centenares de estas canciones se incluían en las obras teatrales conocidas con el nombre de tonadillas.

La tonadilla fué una especie de comedia musical primitiva muy popular en Madrid hasta principios del siglo XIX, que intercalaba canciones entre los diferentes actos de la pieza. Su evolución natural la convirtió en una ópera cómica muy corta, cuya duración no pasaba de los treinta minutos. Miles de partituras jamás publicadas y que reposan en el olvido de archivos y bibliotecas son testigos de su pasada gloria, así como de la sobreabundancia del género.

Recordemos al azar los nombres de algunas tonadillas de mediados del siglo XVIII que se presentaron en el Teatro Coliseo de México: “México adorado”, “El paseo de Ixtacalco”, “La solterita”, etcétera. Desgraciadamente, la calidad de aquella música y las canciones utilizadas permanecen en el incógnito. Lo más probable es que sobre todo se tratase de canciones de moda o elaboradas para la ocasión. Aun así, conocidas a medias, no debería subestimarse la importancia de la tonadilla para el desarrollo de la canción mexicana ya que, según Vicente T. Mendoza, los rasgos melódicos y giros peculiares de la canción, derivan en buena parte de los estilos musicales imperantes en la tonadilla.

Otro género de mucha importancia es la evolución de la canción mexicana fué la zarzuela que, a pesar de su procedencia agudamente hispana, logró adaptarse al ambiente mediante la adopción de motivos locales y la exitosa recreación de una atmósfera regional. Por ese motivo llegó a ser en México uno de los géneros preferidos y, con el correr del tiempo, marcó el apogeo de los teatros de “género chico”, especializados en estas especies de operetas encogidas en un solo acto.

El primer centro de producción de zarzuelas netamente mexicanas fué el teatro María Guerrero; sus empresarios Juan y Felipe Lelo de Larrea, a más de organizar un concurso para autores del país (1907), adquirieron el compromiso de presentar semanalmente una zarzuela compuesta por un autor nacional. De esta manera, los patriotas empresarios concretaron un movimiento de autores del llamado “género chico” en contra del monopolio español de la zarzuela. Tras estos inicios independentistas resultó natural que comenzara una serie de “noches mexicanas” en la que sólo se presentaron obras de autores del país. en esa serie destacó “la onda fría” de Pepe Elizondo con música de Barrueco Serna y la presencia de las famosas tiples Paquita y Emilia Cirés.

En 1908 abundaban ya las pequeñas piezas de autores nacionales que cubrían los estrenos de los teatros de barriada, aunque la zarzuela española insertada muy dentro de las costumbres porfirianas era considerada por el público como el más digno espectáculo para familias que pudiera desearse.

Es por eso que al cobrar fuerza y popularidad entre las clases media y baja las obritas del “género chico”, intelectuales puros como el poeta Luis G. Urbina pusieran el grito en el cielo publicando un anatema que reproduciremos en el próximo número de nuestra revista.

(continuará…)

Rincón para niños

Libro “Alma Latina”

El Pequeño Patriota

-¿A dónde vas, hijo mío?
-Al combate, a la victoria,
suena el clarín de la gloria,
y pienso escribir con brío
mi nombre ilustre en la historia.

-¡Es grande tu atrevimiento!
-Madre, el mundo lo proclama:
cuando la patria nos llama
con tan noble sentimiento,
¿qué corazón no se inflama?

-¿Y qué buscas delirante
tras de la ruda batalla?
-Ver mi bandera triunfante
entre el polvo que levante
el bote de la metralla.

-¡Ay, hijo, temo perderte,
me agita la pena fiera!
-si me es adversa la suerte,
¡cubran mi lecho de muerte
los pliegues de mi bandera!

V R P

El Brahman y su Mangosta

La mujer de cierto Brahman, teniendo precisión de ir a comprar cebada al pueblo vecino, dejó a su hijito al cuidado de su marido, y se fué.

En esta ocasión, el rey hizo llamar al Brahman para proceder a un sacrificio.

Cuando recibió aquella invitación el Brahman, que era pobre, se dijo: “Cuando se trata de realizar una buena acción debe uno darse prisa, pues de lo contrario el tiempo se lleva el fruto de la obra. Pero aquí no tengo a nadie que cuide del niño. ¿Qué voy a hacer?... Voy a confiárselo a esta mangosta a la que doy de comer como si fuera hija mía”. Así lo hizo y se fué al sacrificio.

La mangosta vió de pronto a una negra serpiente que se dirigía a la cuna del niño. Se lanzó valientemente sobre el reptil aplicándole sus puntiagudos dientes en la garganta, lo mató.

Cuando vió regresar al Brahman, corrió a su encuentro, con la boca y las patas ensangrentadas y se arrastró a sus pies. El Brahman, viéndola en aquel estado, creyó que había matado a su hijo y mató a la mangosta.

Entró rápidamente a su casa y allí vió a su hijo sano y salvo y a la serpiente muerta. Comprendió entonces que la mangota había salvado a su hijo; y viendo que había castigado con la muerte al gracioso animal que le había conservado lo que él tenía de más querido en el mundo, cayó en profundo abatimiento.

Nunca debemos dejarnos llevar de la cólera antes de conocer la verdad; porque la verdad a veces tiene engañosas apariencias.
Apólogo Hindú

Bibliografía

Cayetano Bernal

Cayetano Bernal nació en Puruándiro el 7 de agosto de 1818, tras una espectacular fuga de su casa paterna a la Ciudad de México, ingresó en el Seminario Tridentino, en donde hizo sus estudios profesionales titulándose en el año de 1847. Desempeñó el cargo de juez en La Piedad y allí murió el 17 de marzo de 1850.

desde su juventud fué considerado como un gran poeta; y aunque su obra no es muy vasta, ha dejado un gran legado como el poema que aquí he presentado: Una Noche de Luna en la Calzada, poema que desarrolla contemplado el paraje de la calzada de Guadalupe en la ciudad de Morelia; el poeta filosofa sobre el triste destino humano y la fugacidad de la vida; la belleza humana caduca y nuevas generaciones irán a suspirar al mismo sitio en una cadena sin fin. Este solo poema basta para consagrar a Bernal como uno de los grandes poetas michoacanos:

Una Noche de Luna en la Calzada

Salve, sitio feliz, asilo amado,
donde de calma y de inquietud se goza,
de punzante dolor atormentado
rehuyó la ciudad fastidiosa,
y bajo de este techo
de entretejidas y frondosas ramas,
al través de las cuales paso estrecho
hallé y tan sólo, majestuosa luna,
algunos de los rayos misteriosos,
que lánguida derramas;
olvidando reveses dolorosos
de contraria fortuna,
aquel alivio buscaré que siente
el que afligido de profunda pena
desvía la vista de su mal presente
y en pensamientos vagos se enajena.
Al escuchar de la armoniosa lira
el dulce tono que los aires hiende,
cuando en feliz concierto
a la flauta sonora,
de una voz argentina
se admira el dulce canto,
en entusiasmo puro
¿qué alma no se enciende?
¿Qué pechó enternecido no suspira?
Y en tan triste silencio
la imagen de la dicha seductora
no le tiende su mano protectora,
no le tiende sus brazos halagüeños
en medio de delirios y de ensueños.
¡Lugar privilegiado,
cuántos encantos a mi vista ofreces,
y cuán grato y hermoso me pareces!
Esa luna que mustia te ilumina,
los fresnos corpulentos
mecidos blandamente;
los plácidos olores
de las tempranas flores;
las jóvenes hermosas
que se entregan a juegos inocentes,
o en palabras honestas, candorosas,
aquel fondo descubren de ternura
que liberal les encendió natura.
Mas ¡ay! que las ardientes,
las fugitivas horas,
las horas de placer vuelan veloces;
y las voces sonoras
en ingratos acentos
trueca la edad severa,
y tras la primavera
los hielos vienen del invierno cano.
¡Triste destino humano!
Seis lustros antes de ahora,
diversa juventud, otros encantos,
este fresco lugar hicieron:
y ya desaparecieron al soplo leve de la muerte dura.

Narraciones

Adiós, Mariquita Linda

Allá, en aquellos tiempos de los años mil novecientos cuarentas, cincuentas y sesentas, mis padres y mis hermanos vivíamos en una casa antigua de mi hermosa y colonial Salvatierra, Gto.

La casa estaba situada en las calles de Hidalgo, esquina con Zaragoza número cuatro, su portón de madera medía varias veces mi estatura; se cerraba con una aldaba de fierro tan grande que nos servía de columpio. Tres de sus cuartos que tenían salida a la calle, se usaban como locales comerciales.

Su interior estaba dividido en dos partes por cinco arcos que formaban, por un lado, un pasillo fresco y sombreado y que estaba separado del patio con una barda formada por tres escalones; en ellos mi madre Mariquita tenía macetas con rosales, geranios, granduques, huele de noche, azucenas, margaritas, claveles, siempre vivas, helechos que llenaban de perfume y alegría toda la casa.

En el patio había más flores, un árbol de naranjas agrias y una lima de Palestina. El resto del patio estaba cubierto con baldosas de piedra gruesas y pesadas.

En este ambiente, por las noches mi madre nos arrullaba, viendo la luna y las estrellas, cantando: “En esta noche clara de inquietos luceros, lo que yo te quiero te vengo a decir. Abre el balcón y el corazón mientras que pasa la ronda”. O con aquella otra que dice: “Adiós Mariquita linda, ya me voy porque tú ya no me quieres como yo te quiero a ti”.

Allí, con ella, recibimos las enseñanzas para ser hombres de bien y fieles servidores de Dios.

Nos decía:

“Hijo, aprende a ser agradecido porque podrás pagar el favor, pero nunca la buena voluntad.

Acomídete, no te quedes parado... granjéate a las personas. Muéstrate útil, bien dispuesto y confiable; pero no servil con los poderosos. Sé parco y frugal; comparte, no seas “comesolo” y no demuestres el hambre. Sé digno, que nadie te compre con un taco.

No olvides tu origen humilde, si has de ser pobre, sé pulcro de pies a cabeza. No te rebajes a tratar con inferiores, date tu lugar, respeta a quien lo merece y exige respeto para ti, porque no somos iguales, no, porque ustedes no maldicen, porque ustedes respetan a los ancianos y a los niños, porque ustedes trabajan y son aseados.

Nunca agarres lo que no es tuyo ni entres en componendas y no hurgues, respeta la propiedad y la intimidad ajenas.

Enseña a tus hijos que no sean “agarriches”, que no toquen nada durante una visita, que no se metan en las pláticas de los adultos.

Que tu mano no sea la primera en tomar del platón de la mesa.

No rezongues, no retobes, no arrastres los pies para hacer tus deberes y no los hagas de mala gana.

No seas mala cabeza, no seas hijo de la mala vida y no esperes a que te regañen, a que te reprochen; corrígete día a día para que seas mejor.

No seas lento y torpe para tus cosas, nadie quiere a los tontos, a los buenos para nada.

No seas inútil, búscale, resuélvelo, mantente siempre ocupado, levántate temprano porque hay mucho qué hacer en el día.

Come bien, que sea sustancioso y sano, sin remilgos.

Atiende a tus hermanos menores, ellos también tienen frío y sienten hambre, necesitan de tu amistad. Enséñales, porque la experiencia y el ejemplo no bastan, corrígelos cariñosamente, en una palabra; sé hermanable.

Que tus sueños sean grandes, más allá de tus recursos: sueña, anhela, desea y no te detengas.

Nunca me avergüences”.

Las fechas se acumularon, los hermanos crecimos y tomamos diferentes rumbos, cada uno formó su familia, cada uno tenemos un tesoro que no se acaba: el ejemplo y los consejos de una madre, Doña Mary, mamá María.

Adiós, Mariquita linda.

R R S

“La Parábola del Hijo Pródigo”
Por : R M P

En días pasados tuve la suerte de encontrar un CD-MP3 con más de 60 alabanzas, cantos religiosos y carismáticos, de los cuales seleccioné minuciosamente 15 de ellos y los mandé grabar en un CD de grabación normal. Uno de esos cantos es una bellísima interpretación poética y musical de “La Parábola del Hijo Pródigo” de Nuestros Señor Jesucristo que se encuentra en el Capítulo 15, versículos del No. 11 al 32 del Evangelio de San Lucas de la Santa Biblia Católica.

Los cantantes, como el coro y el narrador, son verdaderos maestros del arte literario, musical y religioso; además de sus voces privilegiadas. Por ello, al oír tal composición, nuestro espíritu queda como embelesado y con una grata disposición, de acercarse a Dios en estos días de tiempo de cuaresma. Pues bien, el canto y la narración empieza así:

Se marchó, se marchó, en busca de otras tierras.
Se marchó, se marchó, un día se marchó.
Desertó de los suyos, de sus campos de olivo,
recorrió mil caminos y llegó a la gran Ciudad.
Encontró la extrañeza de no tener amigos
y comenzó a pensar: Hijos pródigos somos de nuestro
Padre Dios y vamos por la vida mendigando amor…

Se marchó, se marchó, un día se marchó.

Narrador
“Una vez, había un hombre que tenía dos hijos. Un día,
el menor de ellos le pidió la herencia que le tocaba y se fué
de la casa paterna, lejos de su hogar y lejos de su tierra,
empezó a vivir disolutamente y todo lo que tenía lo gastó. Por
aquel entonces, en el lugar donde se encontraba el muchacho,
sobrevino una gran hambre. El muchacho logró conseguir
un trabajo cuidando puercos. Pero era tal la escasez de
alimentos, que él deseaba comerse las bellotas que le echaban
a los animales, pero ni eso le daban. Un día se puso a pensar:
¿cuántos trabajadores de mi padre tienen pan de sobra? y yo
aquí muriéndome de hambre. Regresaré a la casa de padre y le
diré: Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti; ya no merezco
llamarme hijo tuyo, considérame como uno de tus trabajadores.

Canto
Se marchó, ser marchó, en busca de otras tierra, un día se marchó…

Al caer de la tarde un día volvió. Su padre que lo vió venir
desde lejos, corrió a su encuentro, le echó los brazos al cuello y
lo cubrió de besos. El muchacho le decía: “Padre, padre, ya no
merezco llamarme hijo tuyo…” Pero su padre no lo dejó continuar,
llamó a sus criados y les dijo: “¡Pronto!, traigan el mejor vestido y
pónganselo. Pónganle también el anillo y los zapatos en sus pies.
Maten el becerro gordo y comamos todos llenos de alegría, porque
este hijo mío, estaba muerto y volvió a la vida. Estaba perdido y lo
hemos encontrado….

Se marchó, se marchó, en busca de otras tierras.
Se marchó, se marchó, un día se marchó.
El muchacho volvió aquella tarde… Su padre lo esperaba con
el mismo amor de siempre. Le dio vestido nuevo y una manta
caliente, alzó sus ojos al cielo y dijo: ¡Bendito sea Dios! He
recuperado a mi hijo amado y vuelve a mi casa la dicha y la
felicidad.
Pausa.

DIOS TE ESPERA ESTA CUARESMA

Para perdonarte tus pecados. Para devolverte la paz y la
tranquilidad. No le importa lo que hayas hecho; sino lo que
harás de aquí en adelante.

DIOS TE ESPERA ESTA CUARESMA

No le importa que hayas muerto por el pecado, si ahora
decides volver a su casa.

DIOS TE ESPERA ESTA CUARESMA

Para que empieces una nueva vida, sin cosas pendientes. En
cualquier iglesia encontrarás la persona de cualquier sacerdote
joven o anciano, donde el tribunal, da siempre la sentencia
“del perdón”.

DIOS TE ESPERA ESTA CUARESMA

Con el mismo amor con que aquel padre esperaba a su hijo que
se le había ido. Para ayudarte a lavar tu cuerpo espiritual de
toda inmundicia.

DIOS TE ESPERA ESTA CUARESMA

Sí, amigos míos en humanidad. Dios Nuestro Señor nos espera a todos en esta Cuaresma, partiendo del “Miércoles de Ceniza” como el mejor tiempo para obtener nuestro perdón, de las culpas acumuladas durante cierto tiempo. Para lavar nuestro cuerpo espiritual mediante una buena confesión; renunciando a todos aquellos hábitos perniciosos que afectan seriamente nuestra personalidad y nos alejan de nuestro Padre Dios.

Puedo decirte mucho más, pero no quiero cansar tu atención, solamente quiero decirte: que ojalá y una voz venida de lo alto fuera escuchada por nuestro corazón diciéndonos: DIOS TE ESPERA ESTA CUARESMA.

Salvatierra, Gto. Marzo del 2012.



La Muchacha de las Piernas Largas

Seis años de diferencia de edad en la infancia, son muchos años. Se refieren, por ejemplo, a un niño de sexto grado y a uno que apenas inicia la primaria. Las posibilidades de que se relacionen, de que jueguen juntos o que platiquen, son mínimas, o en todo caso, esporádicas y pasajeras. Si además se trata de niños de diferente sexo y sin parentesco, la relación difícilmente existirá.

En la adolescencia las cosas cambian. Si bien las posibilidades de interactuar siguen siendo reducidas, es factible que alguien de doce años, digamos, desarrolle sueños, ilusiones, deseos secretos sobre alguien de dieciocho años. A esa edad, una diferencia de seis años es idónea para encontrar el objeto del despertar sexual, de las primeras pasiones, de los primeros sueños húmedos.

Y digo esto por experiencia propia. Pues el sexto año de primaria fué para mí, y me imagino que así debe haber sido para muchos, un año verdaderamente crucial. Empezaron a surgir en mí todos esos cambios hormonales, esas sensaciones nuevas y estado de ánimo y gustos cambiantes. Además, al finalizar el ciclo debía elegir si iba a continuar mis estudios en Salvatierra, en la Escuela Técnica Industrial y Comercial número 18 (ETIC 18); o ingresaría al Seminario Diocesano de Morelia, como era tradición familiar y anhelaba e influía con todo su poder el señor cura don Ruperto Mendoza. Era ésta una decisión por demás difícil, de consecuencias importantes para toda mi vida, y me tuvo preocupado y confundido. Al final, como era de esperarse, opté o dejé que decidieran por el seminario, donde cursé los dos primeros años de secundaria, pero al tercero regresé a Salvatierra, a la ETIC 18. Aunque ésa es otra historia.

De vuelta al sexto año de primaria, debo decir que fué entonces cuando la vi por primera vez, o para ser más preciso, cuando merced a dichos cambios hormonales pude darme cuenta que ella existía. Debió ser al inicio del año escolar, porque todo ese tiempo me afané en buscarla e imaginarla. La primera vez vestía una minifalda roja y una blusa amarilla con figuras en rojo y pedaleaba una bicicleta de mujer, mostrando generosamente las piernas más bellas y largas que jamás había visto en mi vida, y aún ahora me parecen de lo mejor que me ha tocado conocer. Era de tez blanca, el pelo rubio y largo, y una cara angelical, muy parecida a la muñeca Barbie –de hecho, así le apodaban sus alumnos, según me platicó muchos años después-,era natural que me dejara extasiado y prendado.

En mi estado de perplejidad logré darme cuenta que se dirigía al Club de Leones y supuse que ahí trabajaba, y que su hora de entrada era la misma que la mía a la escuela, las nueve de la mañana. Todo ese día me lo pasé pensando en ella y esa noche, me parece aún recordar, descubrí las sensaciones de un orgasmo.

Mis suposiciones resultaron correctas. Al día siguiente la volví a ver en su bicicleta rumbo al Club de Leones, y a partir de ahí seguí la rutina de pasar por dicho lugar a las 8:50 de la mañana. Cuando por alguna razón llegaba más temprano, me entretenía observando los artículos del aparador de la papelería “Vea y compre”, situada al otro lado de la calle del club.

Y así continué en ese estado de excitación permanente, con un comportamiento a veces extraño para los demás –ya no me gustaban los fines de semana, por ejemplo- y transcurrió el año y tuve qué resignarme a que la muchacha de las piernas largas se convirtiera en un mero recuerdo, maravilloso si se quiere, pero recuerdo al fin. Esa experiencia, por supuesto, hizo muy difícil mi estadía en el seminario. El prefecto decía que me faltaba concentración y que no daba muestras de una verdadera vocación.

Pasaron doce años sin saber de ella. Los recuerdos se volvieron difusos y la excitación de aquellas piernas se fué debilitando hasta desaparecer. Durante estos años realicé mis estudios profesionales en Monterrey y luego me trasladé a la ciudad de México a trabajar en el Gobierno Federal, invitado por un maestro que se había convertido en una especie de tutor.

En los primeros meses de mi llegada a la capital viajaba cada semana a Salvatierra aprovechando su cercanía relativa, era un viaje corto en carretera y muy agradable. Recuperé entonces a mis amigos de la infancia y juventud, y volví a asistir a los bailes y reuniones sociales de mi ciudad natal.

Fue en uno de esos viajes –de los primeros- cuando la vi otra vez. De nuevo se agolparon toda suerte de sentimientos que me causaron una estremecimiento muy especial e inolvidable. La encontré más bella que antes, aunque un poco mayor: representaba más años de los que tenía y creí percibir en su cara un gesto de amargura o de tristeza. Por un amigo me enteré entonces de su nombre y supe que trabajaba y residía, igual que yo, en la ciudad de México. ¡Qué suerte la mía! Pensé, emocionado.

Mis expectativas de lograr una relación con ella se fueron al cielo, pues la diferencia de edad entre nosotros no era ahora impedimento para establecer una relación vigorosa, con enseñanzas mutuas e intercambio de experiencias. Pasé varios días pensando cómo abordarla. Deseaba que nuestro encuentro pareciera, algo natural, espontáneo, en lo posible. No podía ser de otra forma, ya que ninguno de mis amigos sabía dónde trabajaba ni conocía su teléfono.

La ocasión se presentó muy pronto. Algunos podrán pensar que fué obra del azar, pero yo sostengo –y quienes no creen en las coincidencias estarán de acuerdo conmigo- que mi intenso deseo fué el causante de ese encuentro con la preciosa muchacha de las piernas largas. Todo sucedió de la siguiente manera:

En ésa época, cada domingo a las cinco de la tarde, un autobús de la Flecha Amarilla partía de Salvatierra a la ciudad de México, haciendo una sola parada en Celaya. Y no sé si lo intuí o lo deduje, pero la primera y única vez que utilicé el autobús de las cinco, la muchacha de mis sueños también lo abordó. Su asiento daba a la ventana, del otro lado del pasillo respecto del mío. Es decir, había dos asientos vacíos y un pasillo entre ella y yo, distancia que en ese momento me pareció enorme, hasta que observé que las dos pasajeras que subieron en Celaya y que iban a ocupar los asientos vacíos viajaban juntas.

Vi mi oportunidad y en un arranque de valor le ofrecía a una de ellas cambiarle de asiento, lo que fué recibido con una amplia sonrisa y muestras de agradecimiento: fué una de esas operaciones de ganar-ganar. De esa forma, por fin, tuve la posibilidad de convertir mi sueño en realidad, de iniciar una relación con la mujer que había deseado desde niño, y esperaba que se volviera íntima.

Empecé por presentarme como hermano de los padres tal y tal –dos de mis hermanos eran curas y al referirme a ellos, siempre me daba resultado para generar confianza- y enseguida le solté la historia que hasta en ese instante había sido un secreto. Tratando de no parecer cursi o, peor aún, falso, le dije:

-Fíjate que desde chico tú fuiste la mujer que más me gustaba. Siempre te veía cuando llegabas al Club de Leones.

Se sonrojó y me contestó:
-¿De veras?
-Sí. Usabas unas minifalditas en ese tiempo.

Y así se rompió el hielo. Cuando llegamos al Distrito Federal, después de tres horas, ya nos habíamos tomado de la mano y nos habíamos besado.

No se piense que lo siguiente fué fácil. Al contrario. Ella había pasado por un matrimonio bastante desafortunado con un golpeador, un hombre que le había producido, entre otros traumas, una aversión enfermiza a las relaciones sexuales. Eso explicaba, creo, su gesto de amargura.

No sé cómo superó esa aversión. No quiero presumir, ni arrogarme dicho mérito, pero un día –después de múltiples pláticas y ruegos- se decidió, y entonces se entregó sin ataduras ni culpas. Por mi parte, lo único que se me ocurre para comunicar lo sucedido esa primera vez, es citar a García Lorca: “Aquella noche corrí/ el mejor de los caminos,/ montado en potra de nácar/ sin bridas y sin estribos.”

A partir de ahí desarrollamos una hermosa y profunda relación que terminó, de mutuo acuerdo, cuando me fui a estudiar un posgrado al extranjero. Eso me marcó, pues soy de los pocos o de los muchos bienaventurados a los que la vida les dió la oportunidad de realizar el más intenso y anhelado sueño de la adolescencia. Y claro que lo tomé.

Tomada del Libro: “Relatos de Salvatierra y otros lugares”
de: Víctor M. Navarrete Ruiz

Leyendas


Cantos Populares del Siglo XIX

Las canciones o cantos populares siempre han existido en todos los pueblos. Su género es indefinido, toda vez que obedece al ánimo del compositor, concurriendo además un sinnúmero de factores, que sirven de argumento no sólo al texto, sino al mismo canto.

Los había divinos o religiosos, morales, picarescos, sentimentales, históricos, de partido, legendarios, criminales, amorosos, epigramáticos, etc., etc. Se les llamaba: justicias, décimas, boleros, trovos, cantarcillos, quintillas, etc.

Las mamás, entonces más hacendosas que ahora, al hacer el barrido de la casa, cantaban a la niña pequeña que las acompañaba, estos versitos llamados “El Torito”:

Me dijiste que era fea, mamá,
y me pusiste corona;
Vale más ser fea con gracia, mamá,
que ser bonita y rogona.

Sácale, la vuelta al toro
¡Hu, Huy!
Y hazle con el capotito
¡Hu, Huy!
Y hazle hu huy
¡Hu Huy torito, Hu Huy!

Me dijiste que era fea, mamá
y me pusiste sombrero;
vale más ser fea con gracia, mamá,
que ser bonita con pero.

Sácale la vuelta…

Al arrullar al infante en la cuna le cantaban:

Señora Santa Ana
Por qué llora el niño
Por una manzana
que se le ha perdido.

Iremos a la huerta
cortaremos dos
una para el niño
y otra para vos.

Cantaban una canción humorística y picaresca llamada “Los Cuernos”

Si los cuernos alumbraran
como la luna
no se encendieran velas
en casa alguna.
Sería un portento, sería un portento,
parecerían las calles un monumento,
un monumento.

Y los borrachos también cantaban:

Qué bien me gusta el pulquito
picadito con cebolla;
pero más me gusta así,
cuando lo sacan de la olla.

Una “justicia” amorosa:

El lunes muy halagüeño
me levanté con deseo,
que si el martes no te veo
toda la noche te sueño.
El miércoles con empeño
por ti mil suspiros doy,
jueves y viernes estoy
y el sábado con desvelo,
sin tener ningún consuelo
toda la semana estoy.

A las señoras chismosas y callejeras les cantaban:

Allá viene el encuerado
por la calle de Alderete
métase señora pronto
porque le tumba el copete.

Que dice de la llorona
un alma, buen susto me ha dado
anoche en punto a las doce
el sereno huyó espantado.


La Kalenda

Las ceremonias religiosas que se venían celebrando desde la época colonial en nuestra ciudad, se vieron interrumpidas por la promulgación de las Leyes de Reforma, debido a la exclaustración de las Ordenes Religiosas.

Entre éstas lo era la llamada Kalenda.

Generalmente hablando, Kalenda en el oficio divino, es una lección en donde se da noticia de los rasgos más sobresalientes de la vida del santo que celebra la Iglesia en ese día.

La Kalenda de Navidad, que es la que me ocupa, es la relación del nacimiento del Redentor del mundo, computando el tiempo con arreglo a diferentes épocas históricas.

En nuestro Convento Franciscano se celebraba como sigue:

El día 24 de diciembre a las cinco de la mañana, se dejaba oír el sonido del esquilón echado a vuelo. Las heladas brisas seguramente purificaban la atmósfera, porque al recorrer las calles dejábase oír el timbre metálico del esquilón con toda claridad, repercutiendo su sonoridad en las demás torres de los templos y en las casonas cercanas. Todos los habitantes madrugadores decían el uno al otro o interiormente: “Es la Kalenda”.

Entretanto, el esquilón continuaba volteando, los religiosos, todos sin excepción, iban abandonando sus celdas y dirigíanse al coro que ya estaba profusamente iluminado con cirios.

Se iban colocando los religiosos cada uno en su lugar de costumbre. En punto de la media sonaba la campanilla del coro y el reverendo padre guardián entonaba con voz grave el deus in adjuntoriummeum intem de, contestando al unísono, era la Hora prima.

Momentos antes de terminarla, salía el reverendo padre guardián del coro y volvía luego revestido de capa pluvial acompañado de Cruz Alta y ciriales, así como de los legos con cirios encendidos en las manos.

A este tiempo ya estaban todos los religiosos en el antecoro también con cirios, entrando con el padre guardián procesionalmente al coro.

Colocado el padre guardián en el centro, incensaba tres veces el libro y comenzaba a cantar la Kalenda en latín como sigue:

“A los cinco mil ciento noventa y nueve años de haber creado Dios el cielo y la tierra, dos mil cincuenta y siete del diluvio, dos mil cincuenta del nacimiento de Abraham, mil quinientos diez de la salida del pueblo de Israel de Egipto, conducido por Moisés, mil treinta y dos de la unción del Rey David, en la semana sesenta y cinco del profeta Daniel, Olimpiada ciento noventa y cuatro, a los setecientos cincuenta y dos años de la fundación de la ciudad de Roma, y cuarenta y dos del Imperio de Octaviano Augusto, estando en perpetua paz el Orbe, en la sexta edad del mundo, Jesucristo, Dios eterno, Hijo del Padre Eterno, queriendo consagrar al mundo con su piadosa venida, a los nueve meses de concebido por obra del Espíritu Santo, nació en Belem de Judá, de María Virgen, hecho hombre”.

Al llegar estas palabras, se postraban todos los religiosos con las frentes pegadas al suelo, y después de unos momentos de profundo silencio, se levanta el padre guardián lo mismo que toda la comunidad y continuaban haciendo preces, pidiendo a Dios unas Pascuas felices, saliendo enseguida del coro, acompañado de los que antes le habían traído.

Entonces el corista más antiguo pronunciaba un breve discurso para preparar a sus hermanos a celebrar la Natividad del Hijo de Dios, concluyendo aquella Hora con el dominus det nobis suam pacem.

Al salir, se reunían todos en el antecoro, se saludaban y abrazaban felicitándose mutuamente por haberles permitido Dios, una vez más, celebrar el dichoso aniversario de la salud del género humano, y deseándose felices Pascuas. A este tiempo, eran echadas a vuelo todas las campanas del templo, para indicar a los fieles el regocijo de aquella benemérita orden al terminar la Kalenda.

Estos regocijos por la venida del Mesías, se venían sucediendo en esa venerable orden desde el Santo Patriarca su fundador, a quien también se atribuye la invención de poner cada año nacimientos; pues sus biógrafos refieren que era tanto su gozo en esta festividad, que hasta los animales domésticos del convento participaban de ello; pues ese día ordenaba se les diese doble ración.

Seguramente que la Kalenda viene también desde la época del Fundador Patriarca de Asís.

Estoy seguro que la mayor parte de las generaciones actuales, ignoran por completo no sólo el significado de aquella ceremonia, sino creo que ni siquiera saben que hubiese existido; de aquí mi empeño en catalogarla como una de nuestras tradiciones hoy desaparecidas.

La Profecía

“NADIE DIGA QUIÉN ES, que sus obras lo irán diciendo”, dice un antiguo proloquio. Efectivamente ésta es una verdad que se toca, como lo demuestran los siguientes hechos:


En pleno 1999, cuando sólo faltaban unos meses para terminar el siglo XX y el comienzo del tercer milenio, corrió el rumor entre nuestra población de que el día once de agosto sería el fin del mundo, que habría una obscuridad total, solamente las velas benditas alumbrarían, coincidía esta fecha con el último eclipse total de sol del siglo. Los sacerdotes estuvieron atareados bendiciendo tales velas, que les llevaba la gente a toda hora, para prevenirse de la obscuridad total.

Este fenómeno no es nuevo, lo mismo sucedió en 1910, cuando se anunció la aparición del cometa “Halley”. Los sabios y agoreros nos prometían la desaparición de nuestro planeta. La prensa de todos los colores comentó la profecía, entre el vulgo corrieron los rumores siguientes: que moriríamos todos incendiados al choque del cometa con nuestro planeta; que el cianógeno nos envenenaría; que los terremotos se sucederían; que una aurora refulgente aparecería en la noche del 18 al 19 de mayo llenaría de asombro a la predispuesta humanidad; que la gran cauda del cometa nos envolvería irremisiblemente; que deberíamos arreglar nuestras cuentas con Dios y con los hombres antes del 18… En una palabra, cada quien le iba arreglando nuevos pronósticos. Y ¡quién lo creyera!, hasta nuestro jefe político pidió a la población que rezara.

La gente del campo toda se preparó a su última hora y ese día no salió a sus trabajos, teniendo por dogma de fe cuanto se decía.

Llegóse el famoso día señalado para el fin del mundo y… una vez más, el hombre exhibió por entero su impotencia y su nada frente al Creador…

Todo siguió su curso ordinario y las cien mil hipótesis de sabios y agoreros se redujeron a nada.

La soberbia del hombre de querer penetrar los insondables designios de su Autor no merecía otro desenlace. En pleno siglo XX el hombre ha quedado humillado por quien todo lo puede.

Leyendas Tomadas del Libro: “Leyendas, Cuentos y Narraciones de Salvatierra, Recopilación” de Miguel Alejo López

La Buena Muerte

La leyenda acerca del Callejón de la Buena Muerte, dice:

Hace muchísimos años en uno de los callejones de la ciudad, vivía una viejita que subsistía de las limosnas que recibía, tenía un pequeño nieto que alegraba su mísera existencia y que la acompañaba diaramente en sus recorridos para pedir limosna. Tanto ella como el niño vestían con ropas viejas y harapientas aunque siempre limpias, y poco era lo que comían; habitaban en una pequeña casa que era solo un cuartito.

La viejita tenía constantemente la preocupación de que si se moría, el pequeño se quedaría solo y desamparado, había noches en que no podía dormir pensando en ello, pues no tenían ningún pariente; se encontraban solos en el mundo. En una ocasión el niño enfermó gravemente, ella desesperada no hacía más que llorar y rezar, pidiéndole a Dios que no se llevara lo único que tenía. En eso, se le apareció la muerte diciéndole que debido a sus ruegos, estaba dispuesta a dejarle a su nieto, pero con la condición de que ella quedara ciega por el resto de sus días; trato que, sin pensarlo, la anciana aceptó. Desde entonces, el niño le sirvió de lazarillo, y la gente, al ver ese triste cuadro, aumentó sus dádivas.

Pasó el tiempo y fué ella la que enfermó; el niño le preguntaba a quién debería rezar, a quién debía encomendarla para que no fuera a morir y a dejarlo solo. La ancianita le contó que al nacer él, su madre había muerto y que, desde entonces, ella había vivido para cuidarlo y quererlo. Se quedaron dormidos y, en el sueño, la anciana volvió a ver a la Muerte; con su figura esquelética vestida de negro, le anunció que venía por ella, la viejecita le suplicó que la dejara un tiempo más, y la Muerte le dijo que lo haría a cambio de los ojos del niño, pero ella no aceptó porque no quería que el pequeño sufriera.

La Muerte le dijo entonces que lo único que podía hacer era llevárselos a los dos para que estuvieran juntos para siempre. La anciana aceptó, pidiéndole que lo hiciera en ese momento para que el niño, que estaba durmiendo, no sintiera nada.

Así lo hizo la Muerte, llevándoselos al otro mundo y, justo en ese momento, los vecinos oyeron el doblar de las campanas, de una manera tan misteriosa, que su sonido no se parecía a ningún otro. Cuando amaneció, los vecinos se dieron cuenta de lo sucedido, pensando que la abuelita y el nieto habían muerto de frío.

Una vecina corrió la voz de que había sido la propia viejecita quien había pedido a la Muerte que se los llevara juntos, para no padecer más y, con el tiempo se dijo que la Muerte se aparecía frecuentemente por ese callejón y que se le veía por las noches, como una sombra, cerca de aquel cuartito; después a petición de los vecinos, el cuartucho aquel fué derribado, con objeto de levantar allí una capillita en donde se veneraría al Señor del Buen Viaje, en recuerdo de aquel suceso.

Tomada del Libro: “Leyendas de Guanajuato, Historia y Cultura

Reflexión Humorística

La Realidad de la Vida

Dios creó al burro y le dijo: “Trabajarás incansablemente de sol a sol, cargando bolsas en el lomo, comerás pasto, no tendrás inteligencia y vivirás 50 años, serás BURRO”.

El burro contestó: “Señor, seré burro, pero vivir 50 años es demasiado, dame sólo 20”. Dios se lo concedió.

Dios creó al perro y dijo: “Cuidarás las casas de los hombres y serás su mejor amigo. Comerás los huesos que te den. Vivirás 25 años. Serás PERRO”.

El perro respondió: “Señor, vivir 25 años es demasiado, dame apenas 10 años”. Dios se lo concedió.

Dios creó al mono y le dijo: “Serás mono, saltarás de rama en rama haciendo payasadas, serás divertido y vivirás 20 años”.

El mono contestó: “Señor, vivir 20 años es demasiado. Dame solamente 10 años”. Dios se lo concedió.

Finalmente, Dios creó al hombre y le dijo: “Serás hombre, el único ser racional sobre la faz de la tierra. Usarás tu inteligencia para preponderar sobre los animales. Dominarás al mundo y vivirás 20 años.

El hombre respondió: “Señor, seré Hombre, pero vivir 20 años es muy poco. Dame los 30 años que el burro rehusó, los 15 que el perro no quiso y los 10 años que el mono rechazó”. Y Dios se lo concedió. Y desde entonces, el hombre vive 20 años como hombre. Se casa y pasa 30 años como burro trabajando y cargando todo el peso en el hombro. Después, cuando los hijos se van, vive 15 años de perro cuidando la casa, para luego llegar a viejo, jubilarse y vivir 10 años como mono, saltando de casa en casa y de hijo en hijo, haciendo payasadas para divertir a sus nietos.

Poesías

El Amado y la Amada

Él era todo ilusión
como ella era toda gracia.

Primera llamada:

Vino el amado a tocarle
en noche de luna blanca.
Ella preguntó: ¿Quién eres?
Él dijo: “Soy yo, mi amada”.
Ella cerró con mil llaves
la puerta de su morada.

Segunda llamada:

Volvió el amado a tocarle
antes que naciera el alba.
Ella preguntó: ¿Quién eres?
Él dijo “Soy yo, mi amada”.
Ella le cerró la puerta
del corazón y del alma.

Tercera llamada:

Volvió el amado a tocarle
al canto de la alborada.
Ella preguntó: ¿Quién eres?
Él dijo: “Soy tú, mi amada”.
La amada le abrió la puerta
del corazón y del alma.
¡Y qué divino el amor
del amado y de la amada!

Tomada del Libro: “Mi Desierto, Poesías”
del Padre Rafael Alcántar Mondragón

Nostalgia

Siento en mi corazón una nostalgia
y una tristeza que me parte el Alma;
tu amor sigo añorando niña buena,
no te puedo olvidar ¡te extraño tanto!

Me hacen falta tus besos, tus caricias,
el arrullo sutil de tu voz tierna,
la magia de tu pelo ensortijado
y el azul esmeralda de tus ojos.

Toda tú irradiabas hermosura;
toda tú estabas llena de un encanto
tan divino, tan dulce, tan amado,
que con solo mirarte amada mía
me sentía yo feliz y enamorado.

¿Dónde estás? No lo sé, te fuiste un día,
ese día yo sentí la muerte misma;
mi corazón lloró amargo llanto,
mi ilusión se perdió, mi amor soñado.

Hoy pronuncio tu nombre a cada instante
y al pronunciarlo veo tu Faz Hermosa
y oigo tu voz como antes, melodiosa
que me dice muy quedo, anhelante:

“Te Quiero Amado mío, te sigo amando,
y aunque quizás ya nunca vuelva a verte,
guárdame en tu recuerdo, no me olvides,
que yo en mi Corazón… ¡Te sigo amando!...”

J. E R B.


A un Ingrato

Quiero mi soledad, dulce reposo
porque siento que toda es solo mía,
lejos de tu nefasto y rudo enojo
y de tu voz que ejecutó tan solo hastío.

Cierto que te recuerdo y te quiero
que me falta tu presencia infame,
que solo sabía darme miedo
pero jamás cariño supo darme.

Quiero esta soledad que es toda mía
y aunque quisiera recordarte bueno,
en ella analizo tu existencia fría
y la huella que dejaste es solo pena.

Aunque mi pobre corazón te llama
y quisiera en tu presencia hincarme,
tu orgullo infundado no aclama
el perdón que yo deba otorgarte.

Porque perdón reclama la injusticia,
también perdón exige el amor dado.
pero yo le di tregua a tu estulticia
en la que Dios dispuso darte el palo.

Como vez, yo sin ti estoy conforme,
sé que vives feliz como querías,
ahora aplaudo tu decisión deforme
fué la actitud exacta que fingías.

I S J.

Venganza

Si por sed de venganza
coqueteaste con otra,
reprochando una falta
que no fué mi intención.

Lo repruebo mil veces,
tú supiste la causa,
y por ello y sin culpa,
te guardé devoción.

Porque fui más sincera,
más constante contigo,
y tú en cambio, ciego,
me negaste cariño.

Yo esperaba impaciente
la reacción de tu amor,
tú siempre indiferente
me dabas desamor.

Y viendo que sufría
todo ese martirio,
más y más despreciabas
este inmenso cariño.

Pero llegó un día
bendito para mí,
que descubrí la causa
de tanta indiferencia.

Mi corazón lloró
porque al fin se dió cuenta
que donde antaño fué
no era tal,
tan solo fué apariencia.

I S J.

Secreto

¿Qué eres para mí?, yo me pregunto,
que al ausentarme, mi alma languidece.
¿Qué eres? Yo lo sé y lo oculto
secreto que a mi alma estremece.

Cuando miro tu sonrisa candorosa,
como rayo de luz que es aurora,
se estremece mi alma amorosa
al mirarte cual mañana soñadora.

El remanso que aflora tu presencia
como lago cristalino, silencioso,
perfume de sándalo en esencia,
señorío de nardo y mi gozo.

Esto eres y lo oculto,
algo distante que jamás he alcanzado,
eres lago, alegría, eres mi culto,
eres eso que mi alma ha callado.

I S J.

jueves, 1 de marzo de 2012

Reflexiones

San Benito de Nursia

El 21 de marzo y el 11 de julio la Iglesia festeja a San Benito de Nursia, el fundador de la Orden de los Benedictinos, el patriarca de los monjes de occidente, el patrón de Europa, el hermano de Santa Escolástica, etc., etc.

San Benito nació en Nursia (Italia) en el año 480 de una familia acomodada, siendo aun adolescente fué enviado a Roma para continuar sus estudios. Al contemplar la relajación de costumbres tanto de estudiantes como de la sociedad en general, abandonó escuela, bienes y familia y se alejó del mundo para vivir en soledad y cumplir su deseo de servir solamente a Dios.

Pero su deseo no se cumplió, porque su fama de santidad pronto llamó la atención y por lo mismo unos monjes cuyo superior había fallecido, le pidieron insistentemente fuera su superior, a pesar de que San Benito probablemente aun no cumplía los 20 años, cargo que él aceptó muy a su pesar, aunque advirtiéndoles que no se podrían llevar bien, como efectivamente sucedió.

Casi se puede asegurar que San Benito no pensaba fundar una orden, ni escribir una regla, las circunstancias lo obligaron a ello, ya que muchos hombres quisieron seguir su ejemplo. En la vida de San Benito hay una serie de hechos milagrosos que Nuestro Señor obró por medio del santo, como resucitar muertos, desatar las cuerdas de un cautivo con solo mirarlo predecir el futuro, romper un vaso de vidrio haciendo la señal de la cruz, etc.

San Benito murió el 21 de marzo de 547 dejando su orden Benedictina que ha dado a la Iglesia gran cantidad de santos y sumos pontífices. Para mayor información, se recomienda el libro “San Benito de Nursia”, por el Santo Pontífice San Gregorio Magno.

Motivo de admiración
el que un joven estudiante
con un futuro brillante
busque a Dios con devoción.

Decepcionado de todo
y temiendo perder su alma
decidió con toda calma
buscar a Dios a su modo.

Ahí va el joven Benito
con toda tranquilidad
a buscar la soledad
y alabar a Dios solito.

Recorrió algunos caminos
buscando lo que quería
y mas tarde fundaría
orden de benedictinos.

David Hernández Ramos


Mis Relaciones con los Demás
 
Valoro mucho la relación que vivimos tú y yo y deseo conservarla. Pero cada uno de nosotros es alguien diferente, con necesidades propias y el derecho de satisfacerlas. Cuando tengas dificultades para resolver algún problema, trataré de escucharte con atención y auxiliarte, con el fin de que encuentres tus propias soluciones, para que no tengas qué depender de los demás.

También trataré de respetar tu derecho a tener tus propias ideas y tus propios valores, sin importar que estos sean diferentes a los míos. Cuando alguno de tus actos interfiera con lo que debo hacer para satisfacer mis necesidades, te diré claramente y con honestidad de qué manera me afecta tu conducta, confiando en que tú me comprenderás y me ayudarás.

Te escucharé y procuraré cambiar. Espero que cuando alguno de mis actos no te sea conveniente me lo comuniques con sinceridad. Cuando ninguno de los dos pueda cambiar su comportamiento para hacer sentir bien al otro, deberemos reconocer que existe un conflicto y que éste requiere solución. Comprometámonos a resolver cada conflicto que se nos presente, pero sin recurrir al uso de la autoridad o del poder con tal de vencer al otro.

Respeto tus necesidades y lo mismo espero de ti. Hagamos siempre un esfuerzo para hallar una solución que nos convenga a ambos. Tus necesidades quedarán satisfechas y las mías por igual. Los dos venceremos y nadie saldrá perdiendo. Así tú podrás seguir desarrollándote como persona al satisfacer tus necesidades y yo también lo lograré; nuestra relación será lo suficientemente positiva para que en ella cada cual se esfuerce hasta llegar a ser lo que es capaz de ser.

De esta manera nuestra relación continuará llena de respeto, amor y paz.

Thomas Gordon

“Todo hombre sabio ama a la esposa que ha elegido”.
Homero

Yo y tú...

Yo quiero amarte sin confundirme contigo, escucharte siempre sin juzgarte, aceptarte sin condición alguna, saber acompañarte sin invadir tu intimidad. A veces convencerte, pero ¡nunca vencerte!

Invitarte sin imponerte mi preferencia; siempre apreciarte sin calificarte, y aprender a corregirte sin hacerte sentir mal.

Ayudarte sin humillarte.

Apoyarte sin hacerte minusválido

Poder apartarme de ti sin sentirme culpable y que tú puedas alejarte de mí sin que yo te culpe.

Ser yo siempre contigo y dejarte ser siempre tú sin estorbar tu proyecto personal.

Aceptar lo que tú me quieras dar y poder darte lo que esperas de mi.

Así, sin fingimientos, ni temor ni culpa.

¡Podremos caminar juntos y libres por la vida hacia la eternidad!

Gerardo Canseco


Mantener los Principios Sanos

El matrimonio es un compromiso lleno de principios, los cuales si se llegan a perder fracturarán la relación. No permita que errores como el adulterio, el alcoholismo, la pereza o la discordia sean parte de su vida diaria.

3 de Marzo – Día Internacional de la Familia

La Familia

Hubo una vez un joven que practicaba profundamente la fe. El día que murió su padre, supo que tenía qué vivir acompañando a su madre; ambos mantenían una vida pacífica. Después de algún tiempo, contrajo matrimonio y llevó a su esposa a vivir al lado de su madre y empezaron a vivir juntos. Al principio formaban un buen hogar y la paz prevalecía entre los tres, pero un mal día, y por un insignificante malentendido, la suegra y la esposa comenzaron a tener disputas muy fuertes que semejaban un viento fuerte o las olas del mar embravecido. A causa de esto, la madre abandonó la casa y dejó al matrimonio.

Una vez que la madre se fué, la pareja tuvo la dicha de convertirse en padres. Esta noticia llegó a oídos de la suegra, quien vivía sola; pronto se enteró de un rumor: la nuera andaba diciendo que cuando vivía la mamá de su esposo con ellos, siempre la molestaba y únicamente cosas malas les sucedían; ahora era diferente, tanto que hasta el cielo los había premiado con la bendición de un hijo.

Este rumor molestó a la suegra, quien exclamó:
-No existe la verdad en este mundo. Si alguien echa a su madre de la casa, y así cree que ha obtenido la felicidad, es señal de que el mundo está al revés. Ya que así son las cosas, veré la manera de hacer los funerales para enterrar a la rectitud.

Se encaminó al panteón con el ánimo repleto de cólera. Un dios se dió cuenta de lo que estaba sucediendo y se le apareció a la suegra, y pidió le explicara qué sucedía. Cuando ésta acabó de exponer su punto de vista, el dios procuró calmarla, pero fue en vano, el enojo de la mujer era implacable. El dios se percató de que todo esfuerzo sería inútil:
-Para aquietar tu ira, quemaremos vivos a tu hijo y a tu nuera, y también a su hijo. ¿Crees que eso te haga conseguir la calma?

La suegra se dió cuenta de su actitud equivocada y solicitó el perdón de los dioses; además les rogó que no permitieran que ningún mal aquejara ni a su nuera ni a su nieto. Justo en esos momentos, la nuera, el hijo y el nieto iban en camino al cementerio en busca de la suegra debido a que había reconocido su mala conducta para con la abuela y deseaban rectificarla. El dios logró que estos tres seres recobraran la armonía entre ellos; incluso volvieron a vivir juntos.

La bondad no se pierde para siempre, hasta que uno la echa fuera de sí mismo. A veces parece que se esfuma, pero cuando esto sucede sólo significa que ha dejado de existir en el alma de los hombres malvados.

La discordia suele traer desdichas.

Un malentendido, por muy leve que sea, trae consigo la desgracia.

“Los comentarios destructivos sólo confrontan a los buenos sentimientos”.
Anónimo


Tomadas del Libro: “Reflexiones y Pensamientos
para lograr un Matrimonio Feliz”


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