Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

martes, 16 de agosto de 2011

Historia

El Marquesado de Salvatierra

Introducción

Los mexicanos sabemos que, como resultado de la Conquista, nuestros antepasados fueron sometidos durante tres siglos al monarca español por medio de un virrey, quien era nombrado, la mayoría de las veces, elegido entre la nobleza. A este personaje, al principio de la Colonia, lo rodeaban conquistadores y gente importante llegada de la península, con el tiempo al entrar en funciones, el virrey formaba su corte con nobles, aristócratas e incondicionales. De esta manera, fué surgiendo la nobleza criolla, compuesta por elementos que destacaban en las diversas actividades económicas –minería, comercio, agricultura, etcétera-, los que primero debían constituir un mayorazgo que les facilitara el camino para obtener un título nobiliario. Al mismo tiempo se fueron definiendo los estratos sociales: en primer lugar, los españoles peninsulares; en segundo, los españoles criollos; en tercero, los mestizos producto de uniones eventuales entre españoles e indias; en cuarto, los indios naturales de la tierra; y por último, de todos, con las razas negra y china, nacen las castas inferiores, Sometidos todos a la Corona española, autocrática, absolutista y hereditaria.

En la Nueva España, de acuerdo con este estado de cosas, la justicia recayó en las Audiencias Virreinales, Tribunales Colegiados, que en su momento recurrían al Consejo de Indias, siendo el Virrey el ejecutor (no se debe olvidar que los cargos y empleos más importantes de la administración, recaían invariablemente en los españoles peninsulares; los menos eran para los criollos). Fuera de la burocracia sucedía lo mismo: el español en su negocio o empresa –comerciante, minero, agricultor, etcétera-, primero empleaba, amparaba y protegía a su coterráneo, después al criollo, para otros trabajos a los mestizos y para las labores rudas y denigrantes disponía de los indios y castas, quienes, en su inmensa mayoría ni siquiera hablaban español.

Después de trescientos años, al inicio del siglo XIX, todo marchaba bien para España, pero en 1808, Napoléon I la invade y le impone como rey a su hermano José, por lo que rápidamente se organizan juntas locales de gobierno y se prepara la resistencia. Cuando llegan estas noticias a América, en la mayoría de las colonias, los criollos, quienes dudaban de que España superara esta situación, se unen respetando la subordinación al rey para independizarse de la España Napoleónica..

En la Nueva España, los criollos se lanzan a la lucha con este fin; Hidalgo, el iniciador, convoca y le responden –ilusionados por un nuevo orden- los mestizos, indios y castas. Después de tres años de guerra, en noviembre de 1813, Morelos, quien tenía sangre africana, había destacado por sus triunfos, y por redactar en Chilpancingo la primer Acta de Independencia, y luego en Apatzingán, en octubre de 1814, se proclama la Constitución con el título de Decreto Constitucional, en la que se reconoce la soberanía popular, ciudadanía general, igualdad ante la ley, inviolabilidad del domicilio, entre los conceptos democráticos, que sólo fueron observados en el área insurgente.

A consecuencia de los descalabros sufridos (principalmente la aprehensión y fusilamiento de Morelos), la lucha se debilita y se reduce a una provincia en el sur hasta 1821, cuando Agustín de Iturbide, quien siempre había luchado en su contra, se une al último caudillo sureño, Vicente Guerrero, para consumar la Independencia de México.

Agustín de Iturbide borró de la escena política a Guerrero y quiso ser Emperador de México al uso y manera de la Corte de Madrid, apoyado por la gente de bien; criollos y aristócratas se unieron y apoyaron el nocturno grito del sargento Pío Marchá, y lo coronaron. Poco duró su sueño (del 18 de mayo de 1822 al 19 de marzo de 1823), salió al destierro y a su regreso fué fusilado en Padilla, el 19 de julio de 1824. Desde entonces, México optó por la República como forma de gobierno.

Durante 40 años de revoluciones entre centralistas y federalistas, y luego entre conservadores y liberales, los primeros añoraban nostálgicamente a Iturbide y a su imperio, los segundos tenían el propósito de crear el nacionalismo en el mexicano y de cimentar el federalismo en la República.

Los conservadores eran la clase privilegiada, que por generaciones había disfrutado cerca de los gobiernos en turno, pero ahora, en 1855, con la derrota de Antonio López de Santa Anna, su Alteza Serenísima, veían en el triunfante ejército del Plan de Ayutla y en sus nuevas leyes el cataclismo nacional, por este motivo se agrupan civiles, militares y eclesiásticos con el fin de derrocar al gobierno que había promulgado la Constitución de 1857, dando lugar a la Guerra de Tres Años, en la que fueron derrotados, derrota que los impulsó a pedir y obtener el apoyo de Napoléon III, Emperador de los franceses, para derrocar la República e importar un príncipe extranjero. Napoleón III se inclinó por Maximiliano de Habsburgo para que fuera emperador de México, lo que generó un estado de guerra entre Francia y la República Mexicana.

Al llegar el ejército imperial francés sufre una derrota en Puebla. Al Año siguiente, con un ejército de 30 mil hombres, sitia y toma la población y avanza sobre la capital de la República, tomándola el 10 de junio de 1863. El presidente Juárez había salido para el último de sus peregrinajes sin claudicar de su idea republicana, federal y democrática.

Maximiliano y su esposa Carlota llegaron a Veracruz el 28 de mayo de 1864, y a la capital el 12 de junio del mismo año, dedicándose a la organización de su corte y ceremonial con el beneplácito de los monárquicos. El imperio se sostuvo con el apoyo del ejército francés, que siempre estuvo en acción contra la guerra de guerrillas que defendía el honor de la patria y que fué la base del Ejército Republicano. Ante esta situación y a las presiones extranjeras, Napoleón ordena la evacuación de México y deja a Maximiliano sin su auxilio. Las últimas tropas francesas se embarcan el 11 de marzo de 1867, mientras las republicanas van recuperando terreno y plazas, al fin el emperador Maximiliano queda sitiado en Querétaro que cayó, el 15 de mayo, donde es juzgado y encontrado culpable. Fué fusilado el 19 de junio de ese año.

Con la república restaurada, México sigue en pos de la democracia, en un principio con elecciones indirectas hasta el 26 de abril de 1912, cuando se decreta la votación directa ratificada en la Constitución de 1917, decreto que da a todos los mexicanos, -criollos, mestizos, indios, etcétera- por primera vez la oportunidad de ejercer la democracia, lo mismo van a la casilla el peón, comerciante, obrero, artesano, profesionista, artista, industrial, que pueden votar y ser votados desde presidente municipal hasta presidente de la República; el ciudadano mexicano que ejerce este derecho es un hombre valioso, no importa su condición económica, credo, color, acto que fué y es el principal fundamento de la democracia y la diferencia toral con aquellas monarquías.

Hoy, el pueblo de México comprende que en él reside la soberanía, y ya se prepara para corregir en las urnas los muchos y grandes errores cometidos, obligando a los políticos de carrera a respetar su voluntad y a alcanzar en un tiempo no lejano la plena democracia que dejará sin oportunidad a los que nostálgicamente añoran (afortunadamente quedan pocos) la época virreinal, el Imperio de Iturbide que fué una dictadura con remedos de monarquía, para organizar con un sargento, con un José Manuel Hidalgo, un tercer ensayo monárquico.


ORIGEN DE LA NOBLEZA ESPAÑOLA

En el año 27 d.C., la Península Ibérica formaba parte del Imperio Romano. según la tradición, fueron los apóstoles San Pablo y Santiago los que predicaron el Cristianismo, que adquirió gran importancia al celebrarse dos concilios: uno en Zaragoza, en 380, y el otro en Toledo, en 400. A la caída del imperio romano, España sufrió la invasión y saqueo de los bárbaros, suevos y vándalos, en 409, más tarde llegaron los visigodos, quienes se establecieron en la Galia, su dominación duró tres siglos (de 410 a 711). De los hechos más importantes de este reinado destacan, primero, la unidad religiosa, en 589, y la publicación del Fuero Juzgo que incluyó las legislaciones visigóticas e hispanorromanas.

En el año 711, Don Rodrigo, último rey visigodo, fué derrotado en la batalla de Guadelete por los árabes capitaneados por Tarik, quienes después se fueron apoderando rápidamente del resto de la península. Los partidarios de Don Rodrigo se refugiaron en las montañas al norte de España, para empezar a organizar la reconquista. Los cristianos refugiados también en las montañas de Asturias, se organizaron contra la dominación musulmana en 718; Don Pelayo derrotó en Covadonga a los árabes, con esta batalla comienza el periodo de la llamada reconquista, que duró cerca de ocho siglos. En esta época se originan los reinos de Asturias, León, Castilla, Aragón. Navarra, Cataluña y Portugal; en ellos se formaron los núcleos cristianos que llevaron a cabo la lucha contra el poderío musulmán, como la toma de Toledo en 1085, las campañas del Cid Campeador, la toma de Zaragoza en 1118, batalla de las Navas de Tolosa en 1212 (en que participaron todos los reinos cristianos), las tomas de Mayorca en 1229, la conquista de Córdoba en 1236, Valencia en 1238, Sevilla en 1248, Murcia en 1266 y la batalla del Salado en 1340).

Debido a las políticas matrimoniales y a otros acontecimientos históricos que motivaron sucesivamente la unión de los reinos de Aragón y Cataluña en 1137, Castilla y León en 1230, Castilla y Aragón en 1479, éste por el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando V de Aragón, los reyes católicos, quienes resueltos a conseguir la derrota de los moros levantaron un poderoso ejército con el que fueron conquistando las plazas que les facilitarían el camino a Granada, último baluarte enemigo al que pusieron sitio, entrando triunfantes el 4 de enero de 1492 y terminando con este hecho, el poder mahometano en España.

Concluida la guerra, los hombres que habían luchado en defensa del cristianismo fueron reconocidos como hidalgos, constituyendo la base de la nobleza española. De estos hidalgos sin título se originan dos tipos de nobleza: los nombrados ricos hombres y los del grupo medio los primeros, a partir de 1520, fueron los grandes de España, herederos de los magnates visigodos, se creían hechos por Dios y por el tiempo, y fueron los poseedores de los títulos nobiliarios: Duque Grande, que era igual a Conde Grande, considerados primos del rey, que podían estar delante de él con la toca puesta.

El grupo medio, compuesto por Duques, Marqueses y Condes, entre éstos dos últimos no había distinción jerárquica; todos ellos tenían qué descubrirse en presencia de Su Majestad: por tradición, un noble era, de acuerdo con la definición española, un hombre con riqueza y mujer irreprochables, con ascendencia de cristianos limpios, sin mancha o inclinación mora, pagana, judaica o herética y debían pagar los impuestos de Lanzas y Media Anata –el primero era una obligación feudal específica por servicio militar, pero en vez de pagar y mantener soldados en el campo de batalla, un Conde o Marqués podía pagar una suma anual al rey; el segundo era el ingreso de medio año de cualquiera que había recibido algún privilegio del rey, era obligado en la creación y sucesión en los títulos nobiliarios.

En el ejército de los reyes católicos que levantaron para la toma final de Granada, figura un hidalgo de nombre Antón López de Viar, quien fuera hijo de García López de Viar y de Elvira Fernández de la Parra, quien toma parte en el asedio y ocupación de varias plazas, en la batalla de Basa ante sus muros, pierde la vida en 1489, dejando viuda a Elvira Fernández de la Cuesta y huérfano a Jerónimo López, a quien seguiremos por ser el antecedente principal en la Nueva España del Marquesado de Salvatierra.

Tomado del Libro: “El Marquesado de Salvatierra” de Francisco Vera Figueroa

Historia de la Coronación de
Nuestra Señora de la Luz

FESTIVIDAD DE LA CORONACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LA LUZ
(continuación)

El Breve Pontificio modificaba el ceremonial propio de estos actos, pues disponía que la coronación se hiciera al terminar la misa, y no antes, como dice el Ceremonial de Obispos. Al terminar pues, la misa, se inició la ceremonia de la coronación, entonando el Excmo. Sr. Arzobispo Ruiz el “Regina Coeli” que cantó el Orfeón.

En seguida, sostenida por cuatro sacerdotes y colocada en unas pequeñas andas cubiertas de pelucho rojo, fué presentada la corona regia ante el Excmo. Sr. Arzobispo, que desde su trono la bendijo. Es ésta una obra de arte, ejecutada por el artista J. Peregrina de Guadalajara y está adornada con perlas finas, brillantes y esmeraldas. Hubo en seguida un momento de reposo y de silencio mientras el Señor Cura Don José Espinoza, acompañado por los Padres Vicarios D. Salvador Rodríguez y D. Luis G. Becerra pasaban al camarín a bajar a la Sagrada Imagen de la Santísima Virgen, trayéndola entre los tres con suma reverencia.

El momento solemne, anhelado hacía ya diez años, preparado con los sacrificios y entusiasmo de los salvaterrenses, y que ocupó sus pensamientos durante varios meses, había llegado. Organizóse una solemnísima e imponente procesión compuesta por más de doscientos Sacerdotes, revestidos con sotanas y cotas y nueve Sres. Arzobispos y Obispos revestidos con pluvial y mitra y llevando báculos en la mano. Escoltaban esta procesión cien vecinos de Salvatierra, Caballeros de Ntra. Señora de la Luz, que vestidos con traje negro y cruzado su pecho con bandas azules, bordadas de oro, habían dado servicio en la solemnidad cuidando las entradas del templo. Para la procesión vinieron todos a formar a los lados de ella.

Precedida de los Sacerdotes y seguida de los Señores Canónigos que formaban Comisiones de distintos Cabildos y de los Prelados, iba la Imagen de la Santísima Virgen llevada por el Párroco y los tres Vicarios de la ciudad.

Llegados al altar levantado en la puerta, fué colocada la Sagrada Imagen en la nube de plata sobre él preparada, mientras los Prelados y Sacerdotes se colocaban al frente, en un lugar separado, abajo del pequeño presbiterio en que estaba colocado el altar.

La corona, que había sido llevada delante de todos por cuatro sacerdotes, fué colocada sobre la mesa del altar provisional.

Levantándose entonces los Excelentísimos Señores: Arzobispo de Morelia y Delegado Especial del Sumo Pontífice, Dr. D. Leopoldo Ruiz y el Arzobispo de México y Encargado especial de los negocios de la Santa Sede en nuestra Patria, Dr. D. Luis M. Martínez, tomó éste la pequeña corona con que había de ser coronado el Niño Jesús, y aquél la corona más grande para imponerla en las sienes de María y con ellas dieron vuelta al altar, apareciendo ambos a un tiempo ante el pueblo, que, congregado en gran número ante la puerta del templo, iba a presenciar la coronación desde el atrio y la plaza.

Como se ha dicho, el altar de la coronación estaba levantado fuera del cancel de la puerta mayor y casi tocando a ésta. Subieron ambos Prelados al mismo tiempo por las escalerillas que protegidas con barandales tallados en maderas y dorados, permitían acercarse a la Imagen, mientras ésta, girando sobre el eje que tiene la nube, daba frente al pueblo aglomerado en la plaza.

Impuso primero el Excmo. Sr. Martínez la corona al Niño Dios, en medio de las
aclamaciones de la multitud, y en seguida el Excmo. Sr. Ruiz impuso la corona a la Imagen de María en nombre del Jefe Supremo de la Iglesia, prorrumpiendo la inmensa multitud en gritos y aplausos, mientras otros cantaban el himno aprobado para este acto. El Sr. Cura D. José Espinosa, tuvo la dicha de ayudar al Excmo. Sr. Ruiz a colocar la corona en la frente de la que, con un título más, será Reina de los cielos y tierra y en especial Reina de Salvatierra y con nuevos motivos Reina de la Nación Mexicana, ya que la misma coronación fué prometida por el bien de la Nación y redundará en su provecho.

En el momento de la coronación hubo dos hechos muy notables, que vinieron a hablar de la aceptación que hacía la Reina de nuestra humilde corona: Echadas a vuelo las campanas, un badajo con peso aproximado de 15 kilos, se desprendió de uno de los esquilones, cayendo sobre la apiñada multitud que llenaba el atrio, sin causar desgracias personales, por haber caído sobre uno de los timbales de la banda de música que casi no podía tocar por la opresión de la multitud.

Los Prelados fueron de parecer que se timbal no se reformara, sino que se conservara hecho pedazos como está, colocándolo juntamente con el badajo, en una de las capillas anexas al templo.

Al repique que anunciaba la coronación, muchas gentes que andaban lejos quisieron aproximarse corriendo a la plaza, y un niño que esos momentos cruzaba la calle, fué arrollado por un pesado camión pasándole una de las ruedas por el pecho, sin causarle ningún daño.

La Santísima Virgen no permitió, no quiso que hubiera sangre en momentos tan solemnes en que se le ofrecía una corona y en que Ella auguraba la paz.

Vueltos los Prelados coronantes a su lugar, el Excmo. Señor Ruiz entonó el Te Deum, y mientras el coro lo cantaba, los Sres. Arzobispos y Obispos, uno a uno, iban depositando sus mitras sobre el altar de la coronación, en señal de homenaje y rendimiento. Este acto fué muy emocionante. Bajada después la Sagrada Imagen, se formó de nuevo la procesión para devolverla al altar mayor. El templo estuvo durante el día henchido de fieles que saludaban a su Inmaculada Reina. Por la tarde a las 6 en el ejercicio predicó el Excmo. Sr. Arzobispo Altamirano, y llevó procesionalmente al Santísimo Sacramento por el interior del templo. A la procesión asistió gran número de señoritas, principalmente de la Acción Católica, que quisieron venir uniformadas con vestido blanco.

EL BANQUETE

A las dos de la tarde se sirvió un banquete a los Excmos. Prelados y demás invitados, que estaba preparado para doscientas personas; pero que en una segunda mesa resultó ser para trescientas. Este banquete tuvo lugar en el claustro del Convento del Carmen cuyos muros habían sido forrados de lienzos rojos, sobre los que se destacaban espejos y adornos de palmas y flores naturales. Son anterioridad, la Comisión respectiva mandó fabricar una cantidad de copas de colores rosa, verde y claras, para los diversos vinos. Se mandó hacer igualmente a una fábrica, suficiente número de servilletas. Los manjares fueron preparados por la señora Doña Josefa G. de Echevarría.

A la hora de los brindis, tomó la palabra el Sr. Lic. D. Jesús Guiza y Acevedo, que vino de México a cooperar de este modo en las fiestas de su terruño, ofreciendo el banquete.


Hablaron después el Sr. Canónigo D. Federico Escobedo, que lo hizo en verso; el Excmo. Sr. Arzobispo de México, Dr. D. Luis M. Martínez; el Excmo. Sr. Arzobispo D. Luis M. Altamirano, y por voluntad del Excelentísimo Sr. Ruiz, el Sr. Cura D. José Espinosa, quien no puedo concluir por la emoción. El banquete terminó a las cuatro.

LA VELADA

La Comisión destinada para organizarla se afanó en hacer los mejores preparativos. No omitió esfuerzos por colectar fondos, logrando reunir más de mil pesos, que se gastaron, no obstante que casi todos los artistas no recibieron gratificación alguna. El lugar en que se verificó la velada a las nueve de la noche, fué el Teatro Salón “Ideal”, que había sido profusamente engalanado mediante colgaduras de charmés azul, con grandes flecos y figuras ornamentales de flores y papel de plata y focos eléctricos. Este fué el programa:

1 Obertura por la Orquesta.- 2 Ofrecimiento de la velada por el Sr. Pbro. D. José Luz Ojeda.- 3 “Alleluia”. Mozart. Canto por la Srita. Margarita Rodríguez Montoro. Al piano Prof. Miguel T. Sámano. – 4 Primer tiempo de la Sonata “Passionata” Beethoven. Piano, Srita. Profesora Ana María Alonso. – 5 Discurso del Sr. Dr. J. Jesús Guiza y Acevedo. – 6 “La Forza del Destino”. Verdi. Canto por el Sr. Luis G. Alonso. Al piano, Srita. Profesora Ana María Alonso. – 7 Variaciones de Proch. Canto por la Srita. Carmen Redondo. Al Piano, Srita. Ana María Alonso. – 8 Poesía por el laureado poeta Salvaterrense Sr. Pbro. D. Federico Escobedo. – 9 “La Calumnia”. Rossini. Canto. Bajo, Sr. Francisco Alonso. – 10 Palabras del Sr. Arzobispo Dr. D. Luis M. Martínez. – 11 “La Virgen de Iturbide”. Boceto Dramático escrito en verso por el Sr. Pbro. D. Manuel Muñoz, representado por personas del magnífico Cuadro Teatral de Acámbaro. – 12 Pieza de música por la orquesta.

El Sr. Canónigo D. Federico Escobedo, estuvo verdaderamente inspirado en sus composiciones, y quien coronó este brillante festival fué el Excmo. Sr. Arzobispo D. Luis M. Martínez. Es muy de lamentarse el que no se haya tomado copia de su magnífica producción. Dijo en ella que así como el Río Lerma que riega a Salvatierra, cambia constantemente sus aguas, pero es siempre el mismo río que riega y fertiliza esta región, así la Santísima Virgen de la Luz, es la vida y constante riego de sus moradores y generaciones que van sucediéndose.

Brillantísima resultó la pieza oratoria del señor Pbro. D. J. Luz Ojeda, así como también el Poema del inspirado vate Michoacano Pbro. Don Manuel Muñoz, escrito especialmente para esta velada, que intituló “La Virgen de Iturbide”.

No podemos dejar de mencionar a la familia Alonso, principales artistas de la Metrópoli y originarios de Salvatierra; no sólo los dos hermanos cantaron con maestría, sino la Srita. Ana María dejó a todos encantados de su ejecución en un piano “Steinway” que compró el mismo Paderewsky en Europa, y que casi nuevo conserva, en esta ciudad, la Sra. María Jesús Vega Vda. de Almanza, quien lo facilitó con mucho gusto. El festival terminó a la una de la mañana.

Al día siguiente, 25 de mayo, hubo otra muy solemne Misa Pontifical, oficiando el Excmo. Sr. Arzobispo D. Luis M. Martínez. El objeto de esta misa fué peder a la Santísima Virgen la paz universal, ya que el mismo Papa se ha fijado en que lleva la Imagen de Nuestra Señora de la Luz una palma de oliva que augura la paz. Predicó el Excmo. Sr. Arzobispo Coadjutor de Morelia, D. Luis M. Altamirano y Bulnes, quien fué muy felicitado por su magnífica pieza oratoria.
(continuará…)

Tomado del “Álbum de la Coronación de
Nuestra Señora de la Luz”

Narraciones

“Los Exorcistas”
Por : R M P

Hay que reconocer, que los Exorcistas son personas fuera de serie, ya sean sacerdotes o laicos. Estas personas recibieron del Espíritu Santo el don de expulsar los malos espíritus y demonios de los cuerpos de los endemoniados o posesos; así como aliviar las afecciones producidas por maleficios... Parece ser que antes de la venida de Nuestro Señor Jesucristo, había infinidad de posesos por el diablo. Las Sagradas Escrituras dan fe de ello. El Viejo Testamento habla de profetas y hombres sabios, pero no de Exorcistas. La Ley Mosaica casi no hace referencia a este fenómeno. Por eso, es de creer que nuestro Salvador Jesucristo vino al mundo para vencer al diablo y a la muerte.

Decían los doctores de la Ley: ¿Quién es este hombre que tiene autoridad para echar fuera demonios de los cuerpos y resucitar muertos? Posteriormente el Señor concedió esta facultad a los Apóstoles y amplió este Don a los servidores de Cristo ya sean sacerdotes o laicos.

Lo anterior tiene su fundamento en el capítulo 10 del Evangelio según San Mateo, de la Biblia de Jerusalén, donde leemos: Y LLAMANDO A SUS DOCE DISCÍPULOS, LES DIÓ PODER SOBRE LOS ESPÍRITUS INMUNDOS PARA EXPULSARLOS, Y PARA CURAR TODA ENFERMEDAD Y TODA DOLENCIA.

Es admirable cómo esta facultad pasó de sus doce apóstoles para continuar en los siguientes apóstoles de la Iglesia de Cristo con residencia en Roma, que vienen a ser: su Vicario, Obispos y Sacerdotes, además de Laicos con predestinación a este Don.

Es tan importante este aspecto de nuestra Santa Religión Cristiana, Católica y Apostólica, que ha instaurado todo un ministerio con su respectivo Ritual Romano, con las fórmulas (oraciones más afectivas) para la expulsión de los demonios de los posesos y de toda afección diabólica (maleficios) de que se sirven los exorcistas.

Creo yo que el diablo y todos sus seguidores, sustentan un rencor superlativo a todos los Exorcistas. Es impresionante cómo los exorcistas atormentan tanto a los demonios, que estos chillan, bufan y hasta suplican que ya los dejen en paz; pero los exorcistas vuelven a la carga implacables, inmisericordes y en nombre de Cristo, la Inmaculada siempre Virgen María, San Miguel Arcángel y algunos santos poderosos como San Benito y San Jorge, los obligan a responder sin mentir. Además los exorcistas inflingen a los demonios tremendos castigos con la aspersión del agua bendita, que al caer en el cuerpo del poseso, grita porque esa agua le quema.

A veces se obliga al demonio o demonios, porque a veces son muchos, a besar el Crucifijo bendito y a que la afectada reciba la comunión. Es cuando el poder del mal se retuerce de rabia, rencor y odio contra el poder divino y contra los exorcistas, sus torturadores. De hecho, los exorcistas son personas muy valerosas y de una fe a toda prueba, para poder enfrentarse a los entes infernales, que son bastante fuertes, peligrosos, mentirosos, inteligentes y muy mal intencionados. Por eso los exorcistas, aparte de ser favorecidos con el Don que Dios les dió, deben recibir una formación adecuada por expertos en este campo.

De lo chico, citaré un ejemplo: El reportero de un periódico de Roma le pregunta al Padre Gabrielle Amorth: “¿Nunca siente miedo del demonio?” –Responde el Padre: “¿Yo miedo de ese animal? Es él quien tiene que tener miedo de mí. Yo actúo en nombre del Señor del mundo, mientras que él es solo el simio de Dios”. Hay un detalle muy interesante al que se refiere el Padre Amorth y es el siguiente: El Reportero de la Revista Italiana “Telva” le pregunta: “¿Y también hay demonios ocultos en otras religiones?” –El Padre Amorth, contesta muy sabiamente: “Un sacerdote puede prestar sus servicios a Mahometanos, Budistas, Protestantes, Ateos... A Cualquier que se lo pida, pero una vez practicados los ritos, yo les pido que mantengan la práctica de su religión.

Al cristiano le conviene acudir a los Sacramentos, al Musulmán ser fiel a su fe y rezar sus oraciones, al Ateo le suelo pedir que se mantenga fiel al dictado de su conciencia”. -Otra pregunta del reportero: “¿Hay qué tenerle miedo?” –El Padre responde: “¡Para nada! Cuando el demonio ve a una persona buena, sabe que tiene muy poco qué hacer. Las acciones buenas, la oración y el ángel de la guarda que cada uno tenemos son un auténtico muro para él. Yo sí creo en el Infierno. Pero estoy seguro de que son muchas mas las personas que se salvan, que las que no, ¿No vino Jesús a la tierra para que todos se salven?.

Todas las disertaciones sobre esta gran cuestión son de un interés capital, no solamente para al católico cristiano, sino para todos los de las otras religiones. Porque la mayor parte del género humano, puede ser atacado por los demonios y los servidores de Satanás, que donde quiera se encuentran. Al padre Gabrielle Amorth le llegan enfermos por males diabólicos de EE.UU., Australia, Alemania, Francia, Hispanoamérica, de países asiáticos como casos difíciles. Por eso los libros escritos del Padre Amorth son tan interesantes.

Como dicen los exorcistas, los demonios son entidades maléficas invisibles de mucha inteligencia, de mucho peligro y de mucha fuerza. A continuación se exponen unos pasajes de un exorcismo aplicado a una posesa, del Padre José Antonio Fortea, eminente Exorcista español, por el cual queda ampliamente probado la existencia de los demonios, los espíritus malignos y el infierno. Causa pavor cuando se oyen las respuestas del príncipe de la mentira. Helas a continuación:

Fecha: 22 de septiembre de 2002, Número 262. Exorcismo: Marta la poseída.

El exorcismo que yo viví en Madrid, -dice el periodista José Manuel Vidal.

Este es el día, -dice el Exorcista, con el Crucifijo en la mano.

-No, -responde una voz ronca de hombre que sale de la garganta de la posesa, una preciosa chica de 20 años.
-EXI NUNC, Zabulón (sal ahora, Zabulón)”, -repite el sacerdote.
- No.
- ¿Por qué no quieres salir?
- Para servir de testimonio.
- ¿Testimonio de qué?
- De que Satanás existe.

Dice el reportero asistente: “Se corta la tensión en el ambiente penumbroso de la Capilla. Satán luchando contra Dios. Una batalla a la que asisto atónito y en primera fila por primera vez en mi vida”. –Sí, esto resultaba insólito para el periodista por la crudeza de la realidad.

Continúa el Exorcismo.
- Besa el crucifijo, -dice el exorcista.
- No.
- Jesús es Rey.
- Assidididaj.
- Secuaz de Satanás estás en tinieblas.
- Assidididaj.
- Estás haciendo mucho bien, por tu culpa, mucha gente va a creer en Dios.
- No.
- Sal Zabulón te lo ordeno en nombre de Cristo, te espera la condenación eterna. No hay salvación para ti.

En otro pasaje de este exorcismo del Padre José Antonio Fortea, prosigue el diálogo, es decir, la lucha.
- Es tu Creador, ¿Lo ves?
- Sí, -dice la voz de ultratumba acompañada de rugidos constantes.
- Míralo Zabulón, no te resistas. Sabes que es tu día y tu hora. Ha llegado tu día y tu hora.
- Noooo...
- ¿Por qué te resistes?
- Estoy harto, ya te lo dije muchas veces.
- Dí a esos señores por qué no te vas.
- Uhhh.
- Díselo claramente.
- No quiero.
- Díselo en nombre de Cristo para que crean en Satanás. San Jorge ven. San Jorge ven. Sal de ella San Jorge.
-La posesa se detiene un segundo, sonríe y dice con sorna: “Sal San Jorge”, -coge al vuelo el error de la improvisada exorcista y lo mismo hará un rato después con una pequeña equivocación del Padre Fortea. Pero María (madre de la posesa) no se da por vencida.

El exorcista continúa:
- Mira el Rey de Reyes y arrodíllate ante él.
- No.
- Siervo desobediente y rebelde, arrodíllate, -repite el Padre Fortea, mientras exhibe la Ostia Consagrada.
- Asesino, déjame.
- San Jorge, has que se arrodille.

Y como un resorte, ante la mención de San Jorge, la posesa se arrodilla y el Padre Fortea le hace abrir la boca para que reciba la Sagrada Comunión y continúa torturando el Padre Fortea al demonio que anida en el cuerpo de Marta.

En otro pasaje de este exorcismo, vuelve la lucha.
- Aquí está Dios. Repite siete veces: JESUS LUX MUNDI. La posesa repite, pero al terminar le lanza una mirada como de fuego y le dice:
- Asesino, déjame, no puedo más...
- Pero el Exorcista le clava aún más la vara y continúa hostigando a Zabulón. Por fin descansa el Padre Fortea. Ya para terminar la sesión, dice el Padre:

ASÍ ES ZABULÓN. No habla demasiado, pero es muy inteligente. Así describe el Padre José Antonio Fortea a Zabulón el enemigo contra el que viene luchando desde hace siete meses. Al principio, el Padre Fortea pensó simplemente que así se llamaba el décimo hijo de Jacob y Lía su mujer. Después, investigando un poco más, cayó en la cuenta de que se las estaba viendo con uno de los demonios más poderosos del infierno.

Ha aparecido solo tres veces en la historia. La primera en Ludón, Francia en el siglo XVI casi todas las mojas de un Convento quedaron poseídas por multitud de demonios que las atormentaban sin pausa. El jefe era Zabulón. La segunda fué en los años 50, en un caso de exorcismo realizado por el Padre Cándido, el exorcista italiano maestro del Padre Amorth. Y ahora ha vuelto a aparecer.

Como dijimos anteriormente, parece ser que en el Antiguo Testamento se registran poquísimos casos de expulsión de demonios y si tienen lugar no es en forma directa, como en el Nuevo Testamento lo hacía Cristo. El Señor Jesús ordenaba a los demonios salir de los cuerpos de los endemoniados y estos no se resistían, obedeciendo al instante al Señor.

Vamos a citar un ejemplo que refiere EL LIBRO DE TOBÍAS, es muy interesante.

Había un señor de nombre Tobit, a quien un señor de lejanas tierras le debía un dinero. El señor Tobit decidió enviar a su hijo Tobías a cobrarlo. Pero su hijo Tobías dijo a su padre que él no conocía ni al deudor, ni los caminos que lo llevaran a tan lejano lugar llamado “Meda”. –Su padre le respondió: “Llevarás el recibo y busca a un hombre de confianza que conozca esos lugares, le pagaremos su tiempo, que te sirva de guía y de compañero. Salió Tobías a buscar a ese hombre, encontrando al Ángel Rafael que Tobías no sabía que era un Ángel del Señor, con una misión qué cumplir la cual consistía en la ayuda de Dios a una atribulada muchacha que era hostigada por el diablo llamado Asmodeo.

Esta muchacha se llamaba Sarra, hija única de un rico Señor ya de mucha edad. Esta muchacha había tenido siete esposos, pero antes de ser desposada, el Diablo Asmodeo los mataba. La muchacha lloraba y decidió un día ahorcarse, pero desechando este pensamiento, rogó a Dios que la auxiliara en tan tremenda desgracia, pues ya se hablaba muy mal de ella en toda la ciudad.

El clamor suplicante de Sarra llegó hasta el trono de Dios y el señor envió al Ángel del Señor con las debidas instrucciones para liberar a Sarra de aquella penosa situación. Por eso, el señor acomodó todas las cosas que no se presentó ninguna dificultad, porque ya el Ángel Rafael, sabía de esta misión. Él fué, el Ángel, quien inspiró a Tobit a enviar a su hijo Tobías a cobrar aquel dinero y a buscar al guía y compañero que le indicara su padre. Como Tobías salió a buscar a tal hombre, encontró al Ángel Rafael, quien fué aceptado para conducir al joven Tobías.

Y sucedió que llegaron al pueblo donde radicaba Sarra. El Ángel Rafael le dijo a Tobías que descansarían en la casa del Padre de Sarra, que era su amigo y que tenía una hija única muy hermosa y de la estirpe de Tobías, que podía ser una buena esposa para él. Pero como la mala fama de Sarra se había extendido por muchos lugares lejanos, le respondió Tobías al Ángel Rafael: “Es peligroso acercarse a esa joven mujer, van siete esposos que mueren en la primer noche de nupcias”. Entonces el Ángel Rafael le dijo a Tobías: “No temas, yo te daré el remedio para alejar el peligro se trata de la intervención de un demonio llamado Asmodeo. Cuando los dos hombres llegaron a la casa del Padre de Sarra, como ya se conocían se saludaron muy afectuosamente y el amigo ofreció su casa y demás prendas y alimentos para los visitantes viajeros.

La joven Sarra se hizo presente y al verla Tobías se enamoró perdidamente de ella y la solicitó para su esposa. En la primer noche de su boda, el Ángel Rafael dió la mitad de un hígado de pez para que lo quemara en el interior de la alcoba. Cuando el aroma llenó el ambiente, se apareció el diablo Asmodeo para matar al esposo; pero al percibir aquel aroma, huyó despavorido y casi ciego. Entonces, el Ángel Rafael le dió alcance, lo encadenó y lo llevó lejos hasta el desierto y nunca más volvió a perturbar a Sarra y aquel matrimonio fué muy feliz.

En las otras grandes religiones, sus fundadores han detectado la acción del maligno en perjuicio de sus humanidades, pero ninguno de ellos, hicieron los prodigios que hacía el Hijo de Dios, Jesús de Nazareth, en pleno día y en presencia de muchos, al expulsar los demonios de los cuerpos de los posesos, quedando sanos de inmediato. Y la palabra de Cristo ha sido cumplida desde tiempo de los apóstoles, cuando el Señor convocó a los doce discípulos suyos para darles potestad para lanzar fuera de los afectados de los espíritus inmundos (demonios) y curar toda especie de dolencias y enfermedades. (Ver Cap. X, versículo 1 del Evangelio según San Mateo).

Esta facultad dada a los apóstoles del Señor Jesús, fué transmitida a los subsiguientes, digamos apóstoles de la naciente Iglesia de Cristo, que vienen a ser su Vicario, Obispos y sacerdotes de la actual religión Católica, Apostólica Romana. Por eso, los padres católicos y laicos predestinados para continuar liberando a los endemoniados del poder de los demonios y que son los actuales exorcistas; pues ellos “EN NOMBRE DE CRISTO JESÚS, LA INMACULADA Y SIEMPRE VIRGEN MARÍA, SAN MIGUEL ARCÁNGEL Y SANTOS DEL PARAISO”, expulsan a los demonios de los cuerpos de los posesos y todo trastorno, ocasionado por los demonios, como infestaciones, maleficios, misas negras, alteraciones mentales, etc.

Se trata pues de una guerra continua del BIEN CONTRA EL MAL, hasta el fin de los tiempos. Pero como dice el Padre Gabrielle Amorth; “A pesar de esto, la Iglesia sigue su camino. El Espíritu Santo la mantiene, y por lo tanto, los ataques de Satanás pueden ser parcialmente exitosos. Naturalmente, el demonio puede ganar batallas, incluso batallas importantes. PERO NUNCA GANARÁ LA GUERRA”.

Lo curioso es que, en los Exorcistas, el demonio tiene a sus peores enemigos. Dice el Padre Amorth que el número de Exorcistas aumenta cada día. Dice que en Italia sólo había tres o cuatro y en la actualidad hay más de 300.

Y no solo en Italia, parece ser que en América Latina va en aumento el número de exorcistas y de Padres y laicos sanadores, dentro del movimiento de Renovación Carismática del Espíritu Santo.

Todo esto es para colmo y tormento de las huestes demoníacas. Sin embargo, el diablo no duerme, pues también él se ha movido, pues se ha notado en aumento de grupos satánicos, celebrando misas negras, principalmente en los EEUU y hasta en nuestro mismo México. En algunos pueblos de nuestro país ha crecido la brujería y se dan muchos maleficios. Muchas personas de la Renovación Carismática han sido liberadas por nuestro Exorcista queretano Mario Alberto Piedra Ulloa; que por cierto no ha sido debidamente valorado por algunos obispos de la Diócesis y otros incondicionales, opuestos a la cristiana labor de Don Mario, el cual es un consumado Exorcista, habiendo sido aprobado por el Padre José Antonio Fortea, Exorcista español de fama mundial.

Desgraciadamente, nosotros los mexicanos cuando sale entre nosotros un gran hombre, surgen las envidias y el menosprecio, buscándole la forma de cómo acabarlo.

El problema es que desde siempre estos brujos negros satánicos vienen cometiendo infinidad de crímenes (muertes) que quedan impunes, debido a que los Códigos Penales de las naciones no contemplan sanciones para estos delitos, sustentando el criterio de que todo eso es superstición por parte de la brujería y por parte de la Iglesia, dicen que es solo fantasías de místicos que viven en un mundo imaginario. Por lo tanto, no es procedente prohibir las actividades de los servidores de Satán.


Estos falsos razonamientos de los gobiernos se fundan en los criterios de los profesores y catedráticos de las grandes universidades que forman a los profesionales de carrera, que son los que ocupan los altos cargos del gobierno, los cuales casi todos sustentan filosofías racionalistas y ateas y que, consciente o no, han estado prestando grandes servicios a Satán y Cía.

Lo que no podemos aceptar de estos ilustres maestros de tendencia atea, es que nunca se han ocupado de realizar una investigación a fondo de esos fenómenos que han estado presentes a la vida de todos.

Pero para fortuna de tantos necesitados de los auxilios para sanar los males causados por el maligno y sus servidores. Como queda dicho, va en aumento el número de sanadores y Exorcistas en el ámbito de nuestra Religión Cristiana, Católica, Apostólica y Romana, pues esto es lo que más necesita el pueblo de Dios.


Libro

HISTORIA DE LA MÚSICA POPULAR MEXICANA

El Nuevo Siglo

La Aparición de Nuevos Estilos Musicales

A finales del siglo XIX y principios del XX, la vida de la capital salía difícilmente del contexto pueblerino, aunque para sus habitantes y el resto de la república simbolizaba el summum, la feliz síntesis de todas las nociones civilizadoras y modernizadoras que –tras largos periodos de inquietudes e inestabilidades- se habían sintetizado gracias a don Porfirio y su gobierno ilustrado.

El concepto de modernidad era muy peculiar. Aquella aristocracia de origen provinciano, dueña de haciendas en el interior, aceptaba con entusiasmo todo lo que simbolizara el adelanto técnico; el alumbrado eléctrico en 1881, el uso del automóvil en 1892, la adquisición del fonógrafo en 1897, o el disfrute del tranvía eléctrico en 1900; pero conservaba con esmero las virtudes y el estilo provinciano de vida que preservaran el “alma de México”.

Por eso, nada tiene de extraño el que juntamente con un movimiento expansivo provocado por la modernización técnica, se iniciara un movimiento cultural “hacia dentro” que poco tuvo que ver con el movimiento revolucionario iniciado en 1910. La búsqueda y conservación del “alma nacional” se imponía como defensa ante los inquietantes modelos extranjeros que irrumpían insidiosamente, deformando “lo nuestro”. En 1905, el compositor español Luis G. Jordá (que tan bien captaba las “esencias nacionales”) publicó un cakewalk, “Lindas gringas”, que simbolizaba y prefiguraba la inquietante aparición de la influencia estadounidense.

Una generación de autores de canciones

La tendencia “intimista”, “regionalista” y “autóctona” se había iniciado en 1884 con la típica de Carlos Curti pero sólo se consolidó con la aparición de todo un grupo de compositores de principio de siglo, que formó la primera generación homogénea de autores de canciones. Los autores de esta generación se distinguieron por dos características específicas:

a) Todos, sin excepción, formaban parte de la naciente clase media y habían tenido una formación musical fuera de lo común (en algunos casos, iniciando sus carreras dentro de la música clásica).

b) Todos cultivaron un tipo de canción que era en realidad una reelaboración de ciertas formas populares preferidas por el compositor Manuel M. Ponce.

Los estudios de Manuel M. Ponce sobre La música la canción mexicana del año 1913, junto con sus arreglos del mismo año a canciones ya tradicionales como “El abandonado”, “Mañanitas mexicanas”, “A la orilla de un palmar”, “Cielito lindo”, “La pajarera”, “Cuiden su vida”, “La Valentina” y “Trigueña hermosa”, marcaron la culminación de un interés que ya venía manifestándose con anterioridad. Las colecciones de Manuel M. Ponce pretendían preservar y codificar –fijar las reglas inmutables- de lo que él consideraba la única y auténtica canción mexicana. Según Ponce, la canción mexicana podría clasificarse dentro de dos especies: la canción del Bajío, de aire lento y frase amplia y la canción del Norte, de movimiento rápido, malicioso e irónico como “La Valentina”. Obviamente, la canción del Bajío a la cual se refería Ponce era la canción de vaga influencia italiana de mediados del siglo XIX que se cantaba en Jalisco, Guanajuato, Michoacán, Querétaro y Aguascalientes acompañada por arpa, violín o bajo; por lo general, se trataba de “canciones lánguidas y tristes en las que a veces hay una queja dirigida a la desdeñosa amante”.

El modelo ponciano era limitado ya que desconocía y negaba la amplia gama de virtualidades de la geografía musical del país. Así y todo, la influencia de las ideas de Ponce se hizo sentir de inmediato, y no sólo en la generación de compositores que no necesitaban ser convencidos como el porfiriano Lerdo de Tejada (1869-1941) –continuador de la tradición de orquestas típicas iniciada por Carlos Curti-, sino en la nueva generación de Felipe Llera, autor de “La casita” (1877-1942), Mario Talavera (1885-1960), Ignacio Fernández Esperón (1894-1968), Alfonso Esparza Oteo (1898-1950) y Lorenzo Barcelata (1898-1943).

En justicia, esa tradición cortés y campirana partía de la canción “Marchita el alma” (1875) atribuida al compositor de Silao Antonio Zúñiga, para continuar en “Alborada” (1911) de Lauro D. Uranga, “Estrellita” (1913) de Ponce, “Borrachita” (1916) de Fernández Esperón (Tata Nacho), la “Canción Mixteca” de López Alavez y “Mi viejo amor” de Esparza Oteo, para terminar con “Rayando el sol” (1924) en arreglo de Ponce, “Adiós Mariquita Linda” (1925) de Marcos A. Jiménez, “La negra noche” (1925) de Emilio D. Uranga y “Tierra de mis amores” (1926) de Jesús Elizarrarás, en aquel entonces un jovencito que ya resentía la influencia yucateca.

La nostálgica canción campirana desaparecía poco a poco, las influencias extranjeras pronto se dejaron sentir aún en los campeones del género regionalista, cuyo sustento económico dependía de las demandas de un mercado ávido de ritmos novedosos y modernos como los que se escuchaban en los teatros de revista.

El fox-trot hizo su aparición: en 1923, Belisario de Jesús García escribía en forma de fox su “Tristeza de Pierrot” y su “Canción del recuerdo”; lo mismo hicieron Lauro D. Uranga en “Ay, del amor” y Esparza Oteo en “Colombina”. En 1926, el mismo Belisario de Jesús García publicó un “Tango encantador” y un “Tango negro” al tiempo que Tata Nacho publicaba otro tango: “Tú y yo”. Emilio Pacheco escribía la primera canción-bolero, “Presentimiento” (1924). La canción mexicana iniciaba su camino a la modernidad.

LA MÚSICA DE LA EPOPEYA REVOLUCIONARIA
El corrido y la crónica popular

La tradición oral


Las formas populares: el corrido

En la actualidad, se considera el corrido como un género académicamente respetable y digno de la atención de eruditos y profesores de literatura. Pero no fué siempre así; en sus orígenes, el corrido fué la expresión, sin afeites ni preciosismos, de la sensibilidad popular. Como verdadero arte de anonimato, el corrido que se transmitió de boca en boca o impreso en multicolores hojas sueltas, constituyó durante mucho tiempo una suerte de periódico por medio del cual el pueblo se enteró de los cambiantes sucesos que poblaron las diversas etapas de nuestra historia. Batallas, levantamientos, ascensiones en globo, asesinatos, todo acontecimiento aparecía oportunamente reseñado en aquellas hojitas impresas por Vanegas Arroyo y Eduardo Guerrero con un grabado explicativo y memorable que frecuentemente realizaba el mismísimo Posada. Por un mínimo precio, se podía disfrutar de una sátira política, una crítica de costumbres e inclusive formar una visión, un punto de vista sobre los hechos históricos.

Clasificado –no muy acertadamente- como género “épico-lírico y narrativo” a la vez, el corrido ha sido claramente emparentado con el romance español. Según el investigador don Vicente T. Mendoza, el corrido es “no sólo un descendiente directo del romance español, sino aquel mismo romance trasplantado y florecido en nuestro suelo.

(continuará…)

Algo Mío

Despierta Vida Mía

Despierta, vida mía,
mujer encantadora,
que aquí está quien te adora
al pie de tu balcón.

Que viene con el alma
bañada de ilusiones,
a darte sus amores
en su tierna canción.

Curiosos los luceros
alumbran tu ventana,
que hermosa se engalana
para que salgas tú.

Y mi alma espera ansiosa,
cantándote mi queja,
te asomes a tu reja
en esta noche azul.

Quiero verte, sentadita,
en tu ventanita
oyendo mi canto.

Ver tu cara tan hermosa,
sonriendo graciosa
con todo su encanto.

Y decirte, dulcemente,
lo que diariamente
repito a tu oído.

Que te adoro, prenda amada,
y que no soy nada
si no estás conmigo.

Mario Carreño

Biografía

Noé Fajardo
(1906-)
Músico y Arreglista

Nació en Coatzacoalcos, Veracruz, el 4 de julio de 1906. Su padre, Manuel Fajardo, lo inició en los estudios musicales, empezando a tocar la tambora o bombo a los seis años de edad. Su padre era un músico muy instruído que dominaba varios instrumentos, por lo que a los ocho años decidió enseñarle a tocar el flautín, y a los nueve los dedicó al estudio del piano. Al ver sus extraordinarias facultades, fué enviado a la ciudad de México, donde ingresó en el Conservatorio Nacional de Música cuando el director del establecimiento lo era el maestro Julián Carrillo.

Al morir su padre se vió obligado a suspender sus estudios musicales y regresó a Veracruz, en cuyo puerto se empleó en una banda militar, como flautista, ganando lo necesario para sostener a su familia. Fueron años amargos de trabajo intenso y mal remunerado, hasta que pudo conseguir una plaza de flautista en la Impulsora de la Ópera de la ciudad de México, mejor pagada, de mayor categoría y que le permitió regresar a la capital de la República, como era su deseo. En 1918 volvió a tomar clases en el Conservatorio, hasta 1922 en que abandonó el plantel.

Decidido a completar sus estudios con buenos maestros, fué a la academia particular del maestro Manuel M. Ponce, quien le dió clases especiales. Fajardo llegó a ocupar magníficos puestos en diversas orquestas de los teatros metropolitanos, y en 1923 trabajó como pianista en varios cines de la capital mexicana, hasta el año de 1928, en que hizo sus primeros ensayos como arreglista de las canciones de Guty Cárdenas. Emprendió entonces estudios de composición y armonía, con el maestro Juan León Mariscal.

En 1934 formó parte de la orquesta de Jazz de Adolfo Girón y, de 1936 a 1941, colaboró con Juan S. Garrido, hasta que formó su propia orquesta de baile. Contribuyó luego al cine nacional, haciendo la música para varios cortos documentales, llamando la atención su Fantasía Torera y su Fantasía Mexicana. Dirigió también en el cine la ópera de Gómez Anda, que llevó el título de Fantasía ranchera, y la que fué cantada, bajo la propia dirección de Noé, por Ramón Vinay, Pedro Vargas, la Chacha Aguilar, etcétera. Como músico, formó parte desde 1928 de la Orquesta sinfónica Nacional, siendo un admirador de Carlos Chávez.

Está considerado como el mejor arreglista de México, y siendo tantas y diversas sus actuaciones musicales, la gente ha dado en llamarlo “el hombre orquesta”, ya que componía, arreglaba música, tocaba, dirigía y enseñaba, amén de tomar parte en el cine y los teatros.

Tomada del Libro: “Músicos Mexicanos” de Hugo de Grial

Rincón para niños

Abuelita
(un cuento de Godofredo Daireaux)

Godofredo Daireaux (1839-1916) es uno de los más finos exponentes de las letras argentinas. Tuvo una abuela a la que adoró, y a la que dedicó esta hermosa narración. Desde que murió “el viejo”, como, en su cariño más familiar que respetuoso, solían los hijos llamar al autor de sus días, la familia había pasado por momentos harto difíciles. El campo, comprado al Gobierno a plazos largos, no estaba pagado todavía, sino en parte, y si cada año traía consigo su vencimiento inexorable, no siempre traía los medios de aguantar el golpe.

Mientras dura el jefe de la familia, la tarea es relativamente fácil: por tal que los muchachos obedezcan al padre y trabajen, todo va bien. La experiencia del viejo, los amigos que lo protegen, y, en un caso, lo ayudan; una firma en el Banco, una prórroga oportuna, un préstamo, aunque sea, suavizan el paso, y mal que mal, se llega a la orilla.

Una vez desaparecido él, cambia de tono la cosa; no hay quien mande y menos quien obedezca; cada uno tira por su lado; la madre gasta sin saber y deja gastar sin contar; los amigos tienen poca fe y no ayudan; los protectores, si no se retiran, hacen algo peor y buscan cómo apoderarse despacio del bien codiciado; las aves negras lo pastorean; los muchachos no las saben espantar, y, a veces, la misma madre les da de comer.

Pero, no todas son así, y doña Carmen Linares, sin ser más que una madre vigilante, supo resistir los ataques de todo género, con una habilidad tanto mayor, cuanto menos vistosa. Era ella una perfecta china. El finado la conoció, cuando, joven, vino con una haciendita del padre, a ocupar, en la frontera, campos del Estado. Nació un hijo, nacieron varios; el campo, despoblado y sin dueño, fue comprado y se volvió estancia; las haciendas se multiplicaron y, con los años, alcanzó a correr parejo su aumento con el de la familia.

Y presentó ésta la imagen acabada de la vida feliz del pastor, no ya nómada, sino arraigado en inmensa tierra propia, con sus numerosos rebaños y rodeos, libre de los mil afanes propios de las regiones de población tupida; de pocos recursos, es cierto, pero de tan pocas necesidades, que casi todas las llenan ampliamente los productos de la hacienda; vida de que sólo, en nuestros días, puede todavía y podrá, por muy poco tiempo más, gozar el pastor argentino, en la fértil llanura pampeana.

Pues, cuando murió don Lorenzo, los hijos –fuera de dos o tres ya mozos-, eran todavía niños, y doña Carmen, aunque prematuramente envejecida por su exuberante producción de vástagos, a pesar de su tipo pampa acentuado, muy bien hubiera podido, ayudada por el aliciente del extenso campo de su propiedad, encender los deseos y sobre todo la codicia de más de un desocupado.

Pero, por suerte, no fué así, y si, por descuido, prendió algún fuego, se apresuró en apagarlo, antes que se volviera quemazón. Mamita, como la llamaban entonces, se contentó con ser sencillamente el centro de la familia, lo mismo que lo había sido el finado; y, si no podía prestar a los suyos los mismos servicios que él, su experiencia de mujer de campo le permitía guiar con acierto a su hijo mayor, capataz y mayordomo de la estancia, al cual escuchaban y obedecían los otros, sin rezongar, porque así lo mandaba Mamita.

Los trabajos se hacían bien, y en su tiempo, pagándose como se podía los vencimientos al Gobierno. A veces, cuando no alcanzaban para ello los recursos, hubo grandes inquietudes; no faltaron usureros para tratar de aprovechar la bolada, tendiendo la soga salvadora, cuyo nudo corredizo ahorca al auxiliado; pero todo se pudo evitar; y llegó el momento en que, vencidos todos los obstáculos, pagado el campo, poblada la estancia con numerosas y buenas haciendas, se encontró Mamita, rodeada de su gente, como general victorioso, por su Estado Mayor, después de larga batalla.

Pocos años después, una boquita sonrosada de criatura le cambió, balbuceando, el nombre de Mamita por el de Abuelita; y con el pasar de los años, sus hijos, desdeñosos, a pesar de su fortuna asentada ya en cimientos sólidos, y siempre creciente de ir a la ciudad, “al chiquero grande”, como decían, comer carne cansada, cuando, en su casa, podían mascar a su gusto la carne firme y jugosa de la res de su marca, recién carneada, fueron formando, sin cesar, alrededor de ella, como una aureola de florecientes retoños.

Abuelita no dejaba de contemplar con cierto asombro, entre las muchas cabelleras lacias y renegridas que la rodeaban, algunas cabecitas blancas, coronadas de pelo rubio, que sonreían con sus ojos de cielo, a su cara cobriza y siempre sería de hija legítima de la Pampa ruda.

En Tiempos de la Abuela

Una niña llegó muy sorprendida de casa de su abuelita y le dijo a su mamá:
-Mamá, yo creo que mi abue es muy, muy viejita.
-No tanto –respondió la madre-. ¿Por qué lo dices?
-Porque me estuvo contando de cuando ella era chiquita, -contestó la pequeña-. Me dijo que, en sus tiempos, la televisión era en blanco y negro. ¡Imagínate! El teléfono era un aparato grande y pesado, y no era inalámbrico. ¡Y no había teléfonos celulares! Tampoco existían las computadoras, ni los cajeros automáticos, ni los ipod, y las cámaras no eran digitales, sino que tenían una como película que venía dentro de un rollo, y que había qué llevar a revelar a una tienda especial.

“Dice que cuando ella era niña, jugaba en la calle con otros niños, y nadie los regañaba, ni les hacía daño. No existían los videojuegos (¡qué feo!), así que inventaban juegos y ella misma hasta les hacía los vestidos a sus muñecas. ¡Sabía coser y sólo tenía mi edad, mamá!

“Ah, y cuando querían escuchar música, ponían en sus aparatos, que no eran modulares sino unos armatostes muy pesados que ocupaban media pared, unos discos negros grandísimos, como tortillas aplastadas, que sonaban muy mal. ¡No existían los CD’s!

“Ay mamá, ¿pues en qué tiempos tan raros vivió la abuela cuando era chiquita?” La madre, que había estado sonriendo durante todo el relato, acarició a su hijita y le dijo:

-Tu abuela nació en una época maravillosa. El mundo era muy distinto entonces. No había tantos adelantos como ahora, pero las calles eran seguras, tan seguras que los niños podían jugar ahí.

“Era un tiempo en que la comida era natural y no tenía tantos conservantes. Los alimentos eran frescos y las verduras no se cultivaban en un suelo lleno de pesticidas. Cuando el olor de un pastel recién horneado en la cocina llenaba toda la casa de perfume y de calor de hogar. Cuando nadie sabía qué era la comida rápida ni la comida chatarra. “En aquel entonces, los niños no se pasaban horas y horas en Internet o en el Nintendo, sino que creaban mundos imaginarios y se divertían muchísimo con juguetes sencillos.”

“Eran épocas donde el aire era claro y el cielo muy azul, cuando no había contaminación, cuando los ríos, los lagos y los mares estaban limpios y tenían aguas cristalina, llenas de vida. Donde los campos eran muy verdes y nadie sabía que existía algo llamado calentamiento global…

“Cuando tu abuela era niña, la gente vivía mucho más tranquila y tenía más tiempo para divertirse, porque no tenía qué trabajar tanto como ahora… Por lo general, las mamás no salían a la oficina, sino que se quedaban en casa con sus niños, ayudándoles a hacer su tarea, educándolos, pasando con ellos muchas horas y construyendo bellos recuerdos. Era un mundo donde las familias estaban muy unidas y las cosas eran mucho más simples que ahora…”

La niña se quedó en silencio, reflexionando. Observándola, la madre pensó para sí:
“Sí, el mundo ha cambiado, y no para bien. El cambio ha sido rápido y violento. Porque mamá, la abuela de mi hija, sólo tiene 54 años…”
-Mamá…
-¿Sí, mi vida?
-¡Qué bonito debió ser el mundo en los tiempos de mi abuelita!

Tomado del Libro: “El Mejor Regalo de Amor para las Abuelitas”

lunes, 15 de agosto de 2011

Leyendas

Los Rosarios de Capuchinas

Con Sor María Cayetana Josefa, terminaba un 15 de marzo de 1862 la vida conventual en Capuchinas, a raíz de las leyes de Reforma promulgadas por Juárez, siendo exclaustradas las religiosas. Desde 1798 ocupaban el convento, llegaban a él como novicias para no volver a salir, dedicaban toda su vida a la contemplación y la oración, cuando morían eran enterradas allí mismo.

En el mes de julio de 1886, el General Porfirio Díaz cedió el Ex-convento al Ayuntamiento de Salvatierra, para que se estableciera en ese edificio un hospital, siendo bautizado con el nombre de “Manuel González”, en honor al gobernador del estado en turno. Estuvo también en ese lugar “La plancha” o anfiteatro, donde se depositaban los cadáveres de los que morían en circunstancias que la ley preveía. El hospital y el anfiteatro duraron muchos años. Allí se le practicó la autopsia de ley al Padre Fray José Pérez.

Por las tardes, a la hora del rosario, son pocas las personas que hoy en día acuden a rezar, sólo unas cuantas mujeres de edad lo hacen a diario. Ellas dicen que al momento de contestar los rezos, hay ocasiones en que se oyen murmullos en los coros, el de arriba y el de abajo, a un costado del altar mayor, contestando las oraciones junto con los asistentes al rosario.

Se cuenta que son las monjas enterradas en el convento, que oran por las almas de tantos difuntos que, murieron pobres y abandonados en ese hospital.

La Muchacha de las Cuevas del Cerro de Culiacán

Una leyenda que cuentan los viejos del Sabino, dice que a principio de siglo vivía en el pueblo un leñador de nombre Artemio. Todos los días, incluyendo domingos y días festivos subía al Cerro de Culiacán, acompañado de su burro a traer leña.

Un día, entre unas enredaderas encontró la entrada de una cueva, penetró en ella, oía mucho ruido como si fuera un mercado, siguió adentrándose y dio con un gran tesoro. Junto a éste estaba parada una bella muchacha de cabellos rubios y ojos de color.

La doncella le propuso ser el dueño de esas riquezas, con la condición de que la llevara en la parte trasera de su burro, a la iglesia más cercana a oír misa, y que, oyera lo que oyera, por ningún motivo volteara para atrás. Artemio salió con la mujer de la cueva, montó en su burro y enseguida ella hizo lo mismo en la parte trasera, como habían convenido.

Cuando iban bajando el cerro, él seguía oyendo los mismos ruidos que oyó en la cueva, pero no hizo caso para no voltear a ver, pues era el trato que había tenido con la muchacha. Al entrar al Sabino, notó que todos los vecinos lo veían con asombro, y exclamaban: ¡Mira lo que lleva allí!

El leñador se dirigió al templo, pero la curiosidad lo venció, por los gritos de la gente grande y principalmente de los niños, al voltear a ver a la muchacha, vió con sorpresa que lo que llevaba atrás era un horrible y repugnante víbora, de la impresión cayó muerto a las puertas del templo.

El Señor del Socorro no fué Tallado por Mano Alguna

En 1682, recién fallecido el indio Juan Miguel fundador y principal poblador de la comunidad del Barrio de San Juan. Se celebró una junta entre los naturales para solicitar a las autoridades civiles y religiosas, una imagen de Cristo crucificado para su veneración.

Una vez que se hicieron los trámites y diligencias que se necesitaban, llegaron los escultores que se encargarían de la obra procedentes de Valladolid, con autorización del Obispo para tal fin.

Salieron de inmediato cuatro indios por separado rumbo al monte, con la misión de buscar un árbol que fuese el apropiado para tallar el Santo Cristo. Entre esos cuatro indios que salieron, se encontraban los dos hijos varones de Juan Miguel: Juan Agustín y Gabriel Gaspar. Al día siguiente, volvió Juan Agustín diciendo que había encontrado un árbol apropiado para tallar la Santa Imagen, con las características que los escultores enviados por el Obispado pedían.

Salieron los demás indios al lugar que había indicado Juan Agustín para ir a cortarlo. Al empezar a descortezarlo vieron con asombro la imagen formada perfectamente del Cristo, procediendo a trasladarlo al templo de su querido barrio.

Al verla los escultores dijeron que no había necesidad de talla alguna, por lo que sólo se limitarían a ponerle la encarnación.

Así nació el Señor del Socorro, que se venera en el Barrio de San Juan, festejándolo todos los años el segundo domingo del mes de noviembre.

Leyendas Tomadas del Libro: “Leyendas, Cuentos y Narraciones de Salvatierra, Recopilación” de Miguel Alejo López

La Princesa de la Bufa

Dícese que en ese pintoresco y bello picacho del Cerro de la Bufa alienta una princesa encantada de rara hermosura, que en la mañana de cada uno de los jueves festivos del año, sale al encuentro del caminante varón, pidiéndole que le conduzca en brazos hasta el altar mayor de la que hoy es la Basílica de Guanajuato, y que al llegar a ese sitio volverá a resplandecer la ciudad encantada, toda de plata, que fué esta capital hace muchos años, y que ella, la joven del hechizo, recobrará su condición humana.

Pero para romper este encantamiento hay condiciones precisas, tales como que el viajero, fascinado por la belleza de la joven que le llama, tenga la fuerza de voluntad suficiente para soportar varias pruebas; que al llevarla en sus brazos camine hacia adelante sin turbación y sin volver el rostro, a pesar de escuchar voces que le llamen y otros ruidos extraños que se produzcan a su espalda..

Si el elegido pierde la serenidad y se da la vuelta, entonces la bella muchacha se convierte en una horrible serpiente y todo termina ahí.

La oferta es tentadora: una lindísima muchacha y una fortuna inacabable, pero ¿quién es galán con temple de acero que pueda realizar esta hazaña? Por lo visto, es sumamente difícil llevar a cabo el reto, pues Guanajuato, el Estado que hoy conocemos, tiene más de cuatro siglos de vida y no ha habido quién cumpla los requisitos para deshacer el hechizo.

En esos mismos tiempos, una imponente montaña asomó sus gallardas rocas sobre la Ciudad de Guanajuato, cuyos habitantes años después bautizaron con el nombre de la Bufa.

Escritores y poetas nacen y mueren y con mayor o menor galanura en el lenguaje todos repiten la leyenda, como un canto a Guanajuato, a la Bufa y a la hermosa princesa encantada.

Tomado del Libro: “Leyendas de Guanajuato, Historia y Cultura”


La Niña y los Abrojos A la Hna. Martha Gpe. Martínez y sus Monjitas

Tan bella como el amor,
tan pura como azucena
despierta la niña sueña
ser esposa del Señor.

Lleva cual nardos a Dios
feliz la vida en manojos.
El cielo cabe en sus ojos,
pero no su corazón.

Toma perlas de rocío
de su corazón en flor
para Jesús, hombre y Dios
que tiembla de amor y frío

Es y será su alegría
guardar su virginidad,
azucena de piedad,
como la Virgen María.

¡Qué feliz la niña hermosa!
¡Qué mundo de gracia su alma
tranquila cual mar en calma,
más hermosa que una rosa.

Con envidia y desamor
se dan cuenta los abrojos
que el cielo cabe en sus ojos,
pero no su corazón.

Y le tronchan su alegría,
sus sueños y sus amores;
llenan sus alrededores
con espinas de agonía.

Qué pena causar dolores
de muerte a la niña hermosa
tan inocente y piadosa!
¡Qué pena matar amores!

Desde lo alto de la cruz
Jesús mira la injusticia,
luego baja y acaricia
a la niña. Así es Jesús.

En su ternura le da,
porque su esencia es amor,
en regalo el corazón,
regalo de eternidad.

Esta es la historia de amor
de la niña y los abrojos
de tan feliz vocación
que el cielo cabe en sus ojos,
pero no su corazón.

Tomada del Libro: “Mi Desierto, Poesías”
del Padre Rafael Alcántar Mondragón

Poesía

Tiempo Pasado

Hoy comienza un tiempo más calmado,
el tiempo de llorar se ha terminado.
Hoy comienza el tiempo del olvido
porque todo pasó, porque sé que he vencido.

Al subir esa cumbre tormentosa
mi alma aspira el aire que da vida,
ahí encuentro la luz bella, hermosa,
esa luz de mi Dios que me cautiva.

Y de aquel ventarrón no queda nada,
Sepultada quedó la injusticia.
A cambio del dolor vuelve la calma,
renace la fe, florece el amor
como primicia.

I S J

Estoy muy triste

Estoy muy triste,
una parte mía
se me está escapando.

Dios lo permitió,
o el destino cruel
que me traicionó.

Todo veo muerto,
las flores que admiro
se han marchitado,
el sol armonioso
hoy no está tan claro,
y los pajarillos
que alegran mi alma
hoy se han callado.

Así veo la vida,
todo diferente
siento algo extraño
que está presente.

Señor de los Cielos
dueño de la vida,
ayuda te pido
para esta salida.

Ven, dame tu mano,
no me dejes sola;
todo toma otro cauce.

Esto que me pasa
es una desgracia
que me parte el alma.

No puedo entenderlo,
¿Por qué ese destino?
tanto sufrimiento
todo mi camino.

!Señor de los Cielos,
una lucecita por favor te pido!

I S J

Bohemio

Me causó grande tristeza
cuando me miré al espejo
y vi mi traje tan viejo
y canosa mi cabeza.

¡Lo que puede la pobreza!
y arrugando el entrecejo
contemplé mi traje viejo
con muchísima tristeza.

Espejo infiel y farsante
torna mi traje flamante
y de finísimos paños:
no muestres mi traje viejo.
Mas, ¿dónde encontrar espejo
que me quite algunos años?

No son años, no son años
lo que blanquea en tu cabeza.
son besos de la tristeza
y golpe de desengaños.

No busques hermosos paños
con qué ataviar tu pobreza.
Busca virtud y nobleza,
No pasajeros desengaños.

Cuida sólo de tu alma,
ten fe, ten valor y calma:
Desarruga el entrecejo,
Tal vez la falsa riqueza,
Aumentará tu tristeza.

¡Sigue con tu traje viejo!
Lic. Raúl Sánchez Medina

Tomado del Libro: “Vademécum: de aquí, de allá y de acullá” e incluido en la página web: http://acebuche.webcindario.com

28 de Agosto Día del Adulto Mayor

Reflexiones

Reflexiones para el Mes de: Agosto

“Los nietos son la recompensa de Dios por llegar a viejo”.
Mary H. Waldrip

La abuela sostiene nuestras manecitas por un rato, pero nuestros corazones para siempre”.
Anónimo

“Uno de los vínculos más fuertes se forma cuando la manita de un bebé recién nacido se cierra con fuerza alrededor del pulgar de su abuela”.
Anónimo

“Aquello que los niños necesitan son las cosas esenciales que los abuelos proporcionan en abundancia. Dan amor incondicional, bondad, paciencia, humor, consuelo, lecciones de vida. Y, lo más importante de todo, galletas”.
Rudolph Giuliani

“Justo cuando una mujer piensa que su trabajo ha terminado, se convierte en abuela.”
Edward H. Dreschnack

“La abuela siempre te hace sentir que te estuvo esperando todo el día, y ahora que llegaste, el día está completo”.
Mary H. Waldrip


La Búsqueda

Una mujer mayor salió a la calle, después de revolver toda su casa. Buscó en la fuente, en el mercado, en la iglesia. Buscó entre las piedras, tras los portales, debajo de las macetas con flores. Buscó en todos los rincones del pueblo y, cansada, se sentó a la sombra de un árbol.

De pronto, ante ella apareció una hermosa muchacha, rodeada de un brillo tornasolado. Su largo cabello negro ondeaba al viento y en sus ojos había una gran dulzura.

-¿Quién eres? –preguntó la mujer, asustada.
-Soy tu juventud –contestó la muchacha.
-¡Pero si te busqué por todas partes, y no pude encontrarte! –Protestó la anciana.
-Es que me buscaste fuera de ti. Si te hubieses asomado a tu interior, ahí me habrías encontrado. Porque tú eres tan joven como lo sean tu mente y tu corazón.

La muchacha desapareció, y de pronto la mujer se sintió mucho mejor. Miró su rostro en un estanque cercano y dijo:

-Soy yo, no he cambiado. Con mis canas, mis años y mis arrugas. Pero ahora sé que mi juventud está dentro de mí, y que seré joven por siempre. No necesito buscar más.

Tomado del Libro: “El mejor Regalo de Amor para las Abuelitas”

Maravillas de El Espíritu Santo


15°. Lo que han dicho los Grandes Personajes acerca del Espíritu Santo
(continuación)

29º. GRAVE TRAGEDIA:

San Luis María Monfort andaba repitiendo a las personas espirituales: “Por orgullosos no pedimos más frecuentemente al Espíritu Santo sus luces e inspiraciones y confiamos sólo en nuestras predicaciones y catequesis, porque confiamos más en nuestra sabiduría que en las luces del Divino Espíritu. Si por flojedad no invocamos al Paráclito Consolador, nos quedaremos sin saber guiar a las almas”.

30º. ALGO QUE ERA APRECIADÍSIMO Y LO OLVIDAMOS:

La Iglesia primitiva no tomaba ninguna gran decisión ni se embarcaba en ninguna tarea de importancia sin invocar al Espíritu Santo. El Divino Paráclito fue la fuente del coraje y del poder cada día para los primeros cristianos. Los Hechos de los Apóstoles son llamados “El Evangelio del Espíritu Santo”, porque todo en este precioso libro se centra en la Tercera Persona de la Sma. Trinidad.

No es que Él empezó a actuar en Pentecostés; ya venía actuando desde muchísimo antes, como lo recuerdan los mismos Hechos, cuando dicen que Él fué quien iluminó a David (Hech. 1.16) y el que hablaba por boca del profeta Isaías (Hech. 28,25). Y San Esteban acusaba a los judíos de “oponerse siempre al Espíritu Santo”. Pero desde el día de Pentecostés el Divino Espíritu se convirtió en una realidad dominante en toda la vida de la primera Iglesia. Él manda a Felipe a que salga al encuentro del ministro etíope y lo convierta. Es Él quien ordena a Pedro que vaya a predicar al capitán pagano Cornelio, y lo haga Cristiano, y el que manda que aparten a Saulo y Bernabé para una misión especial que les tiene preparada (Hechos 13). Guía las decisiones del Concilio de Jerusalén (Hechos 15). Envía a Pablo a que vaya a evangelizar a Europa (Hechos 16), etc., etc.

El Libro de los Hechos hace notar que todos los jefes de la Iglesia primitiva eran hombres llenos de Espíritu Santo: Esteban, Bernabé, San Pablo. Ellos vivían en el Espíritu Santo como en el aire que respiraban. En el Libro Sagrado se hace notar que el valor de los primeros cristianos para afrontar situaciones peligrosas, la elocuencia de los primeros discípulos, y la alegría que les acompañaba siempre, independientemente de las circunstancias externas, eran un regalo del Divino Consolador, SI ALGUNA DOCTRINA NECESITA SER DESCUBIERTA Y REDESCUBIERTA ES ESTA. Tenemos qué avivar nuestra devoción al Espíritu Santo (Barclay).

31º. CONDICIÓN SIN LA CUAL NO HAY DON:

El Libro de los Hechos de los Apóstoles trae una frase muy sugestiva: “El Espíritu Santo que Dios da a los que le obedecen” (Hechos 5, 32). Esto encierra una gran verdad: que el Divino Espíritu que cada cristiano puede recibir está condicionado por la clase de buen cristiano que es. Significa que la persona que se esfuerza por cumplir más la Voluntad de Dios, recibe más Espíritu Santo.

Ser mejor cristiano es recibir más poder, porque Jesucristo prometió: “Recibiréis poder cuando venga el Espíritu Santo” (Hech. 1,8) y San Pedro anuncia que este Paráclito se recibe en la proporción en que uno obedece las Leyes del Señor. Con razón dijo el Libro Antiguo: “Los obedientes cantarán victoria” (Barclay).

(continuará)…

La Oración

(continuación)

* Todos los días, en la comunión, expreso un doble sentimiento a Jesús.
Uno de gratitud, porque me ha dado la fuerza para perseverar hasta ese día.
El otro es una petición: “Jesús, enséñame a orar”.

* Rezar el Padre Nuestro y vivirlo nos llevará hacia la santidad.
En el Padre Nuestro estamos todos: Dios, nosotros, nuestro prójimo...

* Con frecuencia, una mirada ferviente, confiada, profunda a Cristo puede transformarse en la más encendida oración.

“Yo lo miro; Él me mira.”
No hay oración mejor.
Fiémonos de Dios.
Tengamos una fe ciega en la Divina Providencia.
Tengamos fe en Dios.
Él lo sabe todo.
Y Él Proveerá.
Démosle ocasión de comprobar nuestra fe en Él.
Esperemos en Él.
Fiémonos y tengamos fe en Él.
* Podemos y debemos convertir nuestro trabajo en oración.
Nunca podremos sustituir la oración por el trabajo.
* Se puede rezar mientras se trabaja.
El trabajo no impide la oración y la oración no interrumpe el trabajo.
Basta con una pequeña elevación de la mente hacia Dios.
Basta con decirle:
“Señor, te amo. Confío en Ti. Tengo fe en Ti. Tengo necesidad de Ti ahora mismo.”
* Para mí, la raíz de los males que nos aquejan está en la falta de oración.
* Yo sitúo la oración en primer lugar.
La oración es mi primer alimento.
* La oración dilata los corazones para hacerlos capaces de acoger el don que Dios hace de sí mismo.
* Nuestras almas tienen el valor que tiene nuestra oración.
* El silencio ayuda a orar mejor.
El silencio nos da la posibilidad de orar más.
El silencio de la lengua ayuda mucho a hablar con Cristo.
Enseña a estar alegres en los momentos de asueto, en los que hay más cosas qué contar.

* La oración se reduce simplemente a hablar con Dios.
Él nos habla y nosotros le escuchamos.
Nosotros le hablamos y Él nos escucha.

Tomado del Libro: La Madre Teresa de Calcuta,
Vida y Meditaciones

Abuelita (Tango)

Tiene la vista cansada
como cansado el andar
y ya se empieza a encorvar
por los años agobiada.
Su cabecita plateada
que termina en un rodete
la peina tirante y fuerte
apenitas levantada.
Se quiere meter en todo
a pesar de que el doctor
veinte veces le prohibió
que trabaje de ese modo.
Pero encontró el acomodo
de amasar para las hijas
y los sábados en fija
tiene harina hasta en los codos.
Visita que hace a la nuera
es visita de inventario
abre roperos, armarios
y en todos lados husmea.
Y la otra que la espera
esconde lo que compró
porque peso que gastó
origina una pelea.
A los yernos los defiende
del ataque de las hijas
que nunca han sido prolijas
que al marido no lo atienden.
Y el otro que no la entiende
se queda lo más contento
y no sabe que por dentro
la vieja lo compra y vende.
Está lista a cualquier hora
en defender a los nietos
que siempre salen absueltos
con tan buena defensora.
Porque los hijos ahora
se olvidan de lo que fueron
y al contar lo que le hicieron
pasa a ser acusadora.
Después saca unas monedas
que tiemblan entre sus dedos
pero al oír: ¡Caramelos!
vuelve a cerrar la cartera.
Y mientras todos esperan
a los padres les pregunta
cómo ha sido la conducta
de una semana entera.
Entonces viene el revuelo
y al que dijo la palabra
se le dibuja en la cara
la ve corta de un puchero.
Y llora con desconsuelo
pero entonces la abuelita
le seca las lagrimitas
con la punta del pañuelo.
Y si se queda a almorzar
quieren estar a su lado
y hay que comer apretados
por no oírla rezongar.
Y para desautorizar
lo que la madre contó
todo el mundo terminó
la sopa sin protestar.
Abuelita, abuelita cachacienta
que por riguroso turno
vas visitando ese mundo
que comprende tu existencia.
Tu disculpable impaciencia
la justifica tu edad
sos, sos la vida que se va
con su carga de experiencia.
Cuando veo tu figura
siempre vestida a la antigua
que al bostezar te santiguas
con tu creyente ternura.
Me siento más criatura
y sin saber abuelita
me dejás la monedita
de tu infinita dulzura.

H G

A sus Dos Años

Santiaguito de Jesús,
mi querido nietecito;
eres pequeñito y frágil
pues comienzas a vivir.

Apenas tienes Dos Años
y empiezas a balbucear
y alguna que otra palabra
te logramos entender.

Pero sí dices Mamá,
Y también dices Papá,
luego pareciera Inglés
o que hablas también Francés,
y aunque entenderte quisiéramos
lo oímos todo al revés.

Santiaguito de Jesús;
nosotros te amamos
pues eres el más pequeño
de tus primitos y hermanos.

Mañana serás un hombre
y tratarás mucha gente,
date siempre a respetar
pero vive siendo alegre.

Toma la vida con calma
mas no te des a la pena,
debes saber que en el mundo
no toda la gente es mala,
hay mucha más gente buena.

Cuídate mucho mi niño,
recuerda que vas muy lejos,
nunca olvides a tus Viejos,
siempre te darán cariño.

Perdona mis pobres versos;
te los hice con amor
lo cierto es que son sinceros
quise hacer algo mejor;
al menos fué mi intención.

Tu Abuelito:
J. E R B
24 de julio del 2011

Compañeros de Camino

La juventud se marchó, se ha ido, se esfumó;
hace no tanto tiempo nos sentíamos tan enteros,
nuestro pelo aún era negro, nuestra cara lucía limpia
hoy está llena de arrugas, tiene manchas por doquier.

Nuestras manos antes fuertes, denotaban energía
hoy se encuentran muy cansadas y un temblor incesante
las agita y las mueve como timón de velero.

Y aunque ya seamos ancianos, y aunque estemos ya viejos,
contamos con la experiencia que nos dejó el ayer,
cuando fuimos muy felices, cuando fuimos tan lozanos,
cuando nuestra vida fue productiva tantos años
y a la mesa familiar llegaba el pan y tortilla
que ganaban nuestras manos y que con gran regocijo
gustábamos en familia.

Poco a poco, la vida nos lleva hacia el puerto
donde queriendo o no tendremos qué arribar,
dejemos de nosotros un bonito recuerdo,
amemos a los nuestros, dejémonos amar.

Algún día nuestros hijos que van en el camino
irán por él llevando el mismo caminar
y allá en el Infinito, donde estemos nosotros
a ese mismo Puerto los veremos llegar.
La dicha será grande, volverlos a encontrar.

J. E R B.

miércoles, 10 de agosto de 2011

Colaboradores

Un crimen de odio por
homofobia en Ciudad Juárez

Efraín Rodríguez*

Los crímenes de odio se caracterizan por su extrema crueldad; no solamente acaban con la vida del otro, sino que, simbólicamente, pretenden acabar con todo lo que significa el señalado como diferente. Los crímenes de odio por homofobia son la manifestación más acabada de la homofobia social, que es un fenómeno encarnado en nuestra cultura sexista, heterosexista y reproductora. Los asesinos, pocas veces, son aprehendidos y sentenciados, pero son apenas la parte más visible del problema: todos y todas participamos en la comisión de estos asesinatos en la medida en que reproducimos la homofobia social

Ramiro1 es un hombre joven, heterosexual, victimario y víctima de la homofobia promovida socialmente por instituciones básicas como la familia, la iglesia, la escuela y los medios de difusión. Ahora está sentenciado por el homicidio contra el amigo con quien sostuvo una relación significativa.Esa relación, sin homofobia, hubiera podido tener otro desenlace.

“¿Qué edad tienes?” Con voz pausada, cuidando que su pronunciación fuera clara, contestó: “veinticuatro años”. La entrevista tuvo lugar en el cereso municipal de Ciudad Juárez. El muchacho está sentenciado por asesinato en contra de un hombre con quien sostuvo una relación de un año de duración. Era una relación de amistad, una amistad donde el sexo no estaba ausente y que en la cultura latinoamericana no es una situación infrecuente. En el tiempo en que se conocieron era un joven de alrededor de 20 años, y el ahora occiso era un hombre maduro, quien le dijo que trabajaba en una mueblería. Después del asesinato sabría que se trataba de un sacerdote de la Iglesia Católica. En ambientes clandestinos la verdad no suele ser común. Por lo menos no la verdad completa. Se debe fingir un poco a veces, a veces mucho, para proteger el prestigio social de los involucrados. El prestigio va estrechamente relacionado con la retícula del poder, ese pedacito de poder que nos permite a todos y todas negociar un lugar en la trama social: ser alguien.

La homofobia en la prensa
de Ciudad Juárez

En los discursos de los medios de difusión, tanto escritos como electrónicos de esta ciudad, se advierte la presencia de una homofobia mal disimulada y una clara influencia de las iglesias. Algunos comunicadores son pastores y varios trabajadores y trabajadoras tienen compromisos muy fuertes con grupos religiosos, por lo que descuidan el importante trabajo de ayudar a construir una sociedad laica e incluyente, lo que se ha traducido en la reproducción de una ideología de exclusión, homofobia y agresión.

La Red de Organizaciones y Personas por la Salud, la Educación y los Derechos Humanos de las Diversidades Sexo Afectivas en Ciudad Juárez (reodissexs), que realiza actividades continuamente desde 2004, ha atestiguado cómo cierta parte de la prensa local ha cubierto sus eventos solamente cuando le han garantizado un espectáculo para alimentar el amarillismo y la homofobia.

Con motivo de la Quinta Marcha de las Diversidades Sexo Afectivas, un periódico local cabeceó una nota: “Desafían gays a grupos cristianos en marcha por la diversidad sexual”2. Aparentemente, un reportero de este medio se molestó por una de las mantas mostradas en la marcha, en la cual se leía: “Jesucristo no ha podido llegar a Ciudad Juárez porque se lo impide la homofobia”, y buscó inmediatamente la opinión del vocero de la Diócesis y de un pastor evangélico.

Al día siguiente, el vocero de la Diócesis católica declaró: “que no caerán en la provocación de los gays”3. Meses después, en una nota relacionada con la aprobación de los matrimonios entre personas del mismo sexo en el Distrito Federal, el mismo vocero afirmó que “la posibilidad representa una aberración y un atentado contra la naturaleza”, y llamó a los legisladores católicos a no apoyar la iniciativa que “atenta contra la vida45.

La homofobia, como el racismo, deshumaniza. La homofobia promovida por los medios de difusión masiva, las familias y las iglesias, entre otros, influyó en Ramiro e influye en otras personas. El discurso de desprecio, la ridiculización, la invisibilización y la injuria que despersonaliza preparan el exterminio.

Categorizar y no entender

¿Era la víctima de Ramiro un hombre homosexual? No lo sabemos. Él vivió clandestinamente su vida sexual: era oficialmente célibe y no sabemos con cuántas personas sostuvo relaciones de tipo homosexual, pero lo más importante: no sabemos si se asumía como homosexual. La homosexualidad no es una realidad que pueda ser determinada objetivamente; es una identidad. No se determina por el número de encuentros sexuales ni por el tipo de éstos, sino que lo determina la propia persona.

El entrevistado no se asume como homosexual. Siempre habla de los homosexuales en tercera persona, sin titubear. Sostuvo una relación de tipo homosexual durante más de un año y dice que ha sido acosado homosexualmente desde niño. No es homosexual.

La homosexualidad, al igual que la heterosexualidad, no es más que un concepto, una categorización. Tratar de entenderlas como realidades o, peor aún, como realidades antagónicas, una natural y la otra antinatural, una normal y otra anormal, le ha costado a la ciencia y al ser humano más de cien años de fracasos.

Hablar de sexualidad es hablar de diversidad, una diversidad que suma el número de personas que habitamos el planeta, es decir, casi siete mil millones, aunque haya gente que quiera hablar de sexualidad desde una dicotomía moralista (no moral), bueno-malo, y naturalizar lo que consideran bueno.

Las investigaciones que se han venido realizando, a partir del progresivo abandono de la búsqueda de las causas de las orientaciones sexuales, nos hablan de una diversidad que se niega a ser clasificada a pesar de todos los esfuerzos, tal vez porque la lista se volvería interminable y, por lo mismo, imposible.

En la vida diaria de las personas se superponen dinámicamente conceptos amplios como identidad, orientación, inclinación y prácticas sexuales, conceptos que se reconjugan de tal manera que los resultados son prácticamente infinitos.

El entrevistado va dejando muy claro, a través de sus palabras y de sus actitudes, que es un hombre y que pertenece a la mayoría heterosexual. Contesta a mis preguntas con una voz impostada, artificial. Parece muy meditada cada una de sus respuestas; no se niega a ninguna de ellas y se muestra cooperador. Me da la impresión de que está preocupado porque se entienda que su vida sexual actual es normal y satisfactoria: “estoy en unión libre ahorita, tengo dos hijos”. La califica de buena; se masturba, tiene fantasías sexuales en las que él y su esposa son los protagonistas.

La ideología de la cultura sexista y heterosexista que vivimos nos obliga a creer que una persona es hombre o mujer, es heterosexual u homosexual. Que las características tanto de género como de orientación sexual en una persona son algo esencial que de alguna manera define a la persona de manera total.

Se espera que si se nació en un cuerpo de macho, la construcción de género sea la de un hombre con todo lo que culturalmente significa ser hombre, y que su orientación sea heterosexual. Por el contrario, si se nació en un cuerpo de hembra, se espera que la construcción de género sea el de una mujer con toda su feminidad cultural, y que su orientación sea también heterosexual.

Esta manera de categorizar los géneros y las orientaciones sexuales puede ser muy tranquilizadora para las mentes tradicionalistas, pero la realidad que hoy sabemos es que la identidad homosexual, como la identidad heterosexual, son construcciones forzadas a partir de un erotismo que no reconoce, en principio, géneros, y que se inclina hacia uno preferentemente, sin dejar abandonado completamente al otro. Nada hay en el mundo de Ramiro que difiera de esta normatividad binaria. Su familia de origen está integrada por cuatro personas. Él es originario de Delicias, Chihuahua. Ha vivido en Ciudad Juárez desde que era un niño de cuatro años de edad, en una colonia popular, hasta su aprehensión, a pocas horas de cometido el delito. Después del asesinato ha recibido mucho apoyo de su familia y decidieron unirse él y la actual madre de sus dos hijos.

Respecto al homicidio, Ramiro no ha sido cuestionado socialmente; ha recibido una aprobación implícita, que es resultado de la homofobia social. Su familia de origen lo apoyó: “ni se enojaron ni nada, me apoyaron, creyeron en mí”. Los custodios y otros internos hicieron algunos comentarios: “decían: ‘¿qué, si te chingabas al padrecito te daba los diezmos?’, y cosas así, burlándose. Yo lo siento como de ataque, pero sé que juegan”. La burla, la broma, el juego, el silencio y el apoyo, además del odio explícito, son formas que presenta la homofobia.

Hay un interés de parte de la ideología (cristiana) dominante en que las personas reduzcan su actividad sexual a la reproducción dentro de unidades familiares, donde los padres y madres puedan ser responsabilizados de la normalización de los hijos. En esta figura familiar uno de los valores más reverenciados es la obediencia. No es fortuito. Hay intereses políticos y económicos que están detrás. Al mismo tiempo se privilegia la actividad sexual reproductora de la mano de obra (interés económico) y se educa en la obediencia ciega a normas y superiores jerárquicos (interés político). La familia constituye el núcleo básico de la sociedad, pero no de cualquier sociedad, sino de las sociedades de clases.

Por lo anterior podemos entender que hemos vivido como cultura un proceso milenario de normalización de la sexualidad, particularmente los últimos dos mil años. Un proceso lento, zigzagueante pero eficaz, si tomamos en cuenta los resultados actuales: la esencialización y la naturalización de la norma social heterosexista, reproductora y subordinante.

La aceptación de que la sexualidad humana es dinámica y cambiante da paso al reconocimiento del derecho a ser como se es, o como se está. No hay una forma de ser sexual,sino muchas. Hay también muchas formas de ejercer lo sexual, de estar. Todas las maneras son válidas mientras quienes participen en ellas lo hagan consciente y libremente. Ramiro estuvo homosexual durante más de un año en su relación. Ahora está heterosexual. Nada hay en su discurso ni en su emocionalidad que nos indique que está mintiendo con respecto a su orientación sexual, si bien su actual heterosexualidad le reporta indudables beneficios sociales. Ni la heterosexualidad ni la homosexualidad son fenómenos de todo o nada.

De todas las maneras alternas al heterosexismo en que se puede vivir la sexualidad, tal vez la que más presente se encuentre en el imaginario colectivo sea la homosexualidad. Estamos, pues, ante una serie de prácticas complejas y numerosas, no heterosexuales, que han sido categorizadas de manera simplista en una sola.

La homosexualidad es la categoría de la que más se habla, la que más se señala y condena. Es la categoría que engloba a la mayoría de las otras, la más calumniada, y es muy común que una conversación sobre temas sexuales derive hacia la homosexualidad. En la predicación de los propagandistas de las distintas iglesias cristianas es tema frecuente. En los medios de comunicación se trata continuamente de una manera o de otra. Se sataniza o se idealiza.

Ya en la década de los años cuarenta del siglo pasado, Alfred Kinsey y sus colaboradores, después de un estudio de varios años, dieron a conocer que no existe una separación entre heterosexualidad y homosexualidad. No hay una barrera que nos permita ubicarnos en uno u otro lado, en extremos imaginarios.

En el caso que nos ocupa, Ramiro ha experimentado sexualmente de manera dinámica. Él no se percibe como bisexual y nos equivocaríamos si tratáramos de clasificar su orientación sexual desde nuestra visión ajena y necesariamente lejana. Quien determina su orientación es solamente él.

El continuum propuesto por Kinsey no ha podido, hasta el día de hoy, derribar la falsa idea de la diferencia sustancial entre homosexuales y heterosexuales, a pesar de haber sido elaborado hace más de sesenta años. La inercia social, pero sobre todo la intolerancia hacia quienes son percibidos y percibidas como diferentes, sigue estando presente y actuando, a veces, criminalmente.

Son muchas las voces que se expresan de manera discriminadora contra toda práctica no convencional de ejercicio sexual. La visión maniquea está presente en la forma en que las personas suelen plantearse la sexualidad. También existen amplios movimientos que reivindican una sexualidad cada vez más humana y, por lo mismo, diversa, así como el derecho a la igualdad sexual.

En muchas ocasiones, los grupos de poder se antagonizan alrededor de algunos temas y experimentan momentos de tensión, como en discusiones donde ciertas políticas públicas incluyentes encuentran resistencia en grupos afiliados a poderes fácticos, como la Iglesia católica y diversos sectores políticos y empresariales de nuestro país.

Cuando tratamos de entender una vida sexual como la de Ramiro desde el heterosexismo, separamos las prácticas sexuales de la persona de otras áreas, como su afectividad, sus fantasías, su autopercepción, el grado de aceptación de la ideología dominante, etc. Sin embargo, la sexualidad de cada persona es construida de tal manera que resulta inseparable y es percibida como algo sumamente íntimo donde está involucrada la totalidad de la persona.

La sexualidad es relativa y ampliamente diversa, donde las reglas sociales con sus obediencias y sus necesarias transgresiones están ineludiblemente presentes. La diversidad es precisamente la clave para saber que no hay una sexualidad naturalmente determinada.

A medida que avanzan los estudios en sexualidades humanas, y que más disciplinas contribuyen con otras miradas, resulta más y más evidente que la normalidad ha sido construida culturalmente y que es una imposición desde el poder. Por lo mismo, la normalidad es imposible de seguir.

El estudio de las sexualidades de las personas no nos dice mucho acerca de su biología, si bien ésta no está ausente; pero sí nos dice mucho acerca de sus valores, de las imposiciones por ellos sufridas, de su grado de obediencia o desobediencia a patrones culturales, de sus necesidades personales y su relación con la visión hegemónica de la normalidad sexual, de sus temores y fantasías.

Tratar de vivir sexualmente de manera estrictamente en pareja monogámica heterosexual, con una fidelidad total, aun en el pensamiento, con prácticas sexuales sumamente empobrecidas y reducidas a las potencialmente reproductivas, son formas, aparte de imposibles, sumamente frustrantes, tanto por la insatisfacción que supone la reducción de la diversidad sexual a una sola vía, como por lo inalcanzable de un ideal malévolo.

No es posible sujetar lo natural a preceptos irracionales. De ahí que cuando no existen las circunstancias personales personales o sociales para transgredir la norma, la fantasía de las personas se convierte en el terreno de lo innombrable.
No hay ser humano que no haya fantaseado con escenas sexualmente prohibidas, a menos que haya vivido de manera satisfactoria una vida sexual prohibida. A pesar de ser universal,la transgresión sexual no es gratuita; los mecanismos de control están siempre presentes para evitarla si no se ha dado, o para castigarla si ya se dio.

Los mecanismos coercitivos pueden ser emocionales a través del sentimiento de culpa; sociales a través de la reprobación pública; jurídicos a través de la norma legal; o también pueden ser mecanismos criminales a través de acciones extrajudiciales que realizan individuos violentos, quienes muchas veces justifican sus actos al pensar que están beneficiando a la sociedad liberándola de personas perversas y pervertidoras.

Cuando Ramiro entró a la adolescencia el corrillo de amigos hacía ciertas bromas que nos revelan uno de estos mecanismos de coerción. Había, entre ellos, “pláticas de que si te chingarías a uno6, de que si te chingarías a otro, o sea, pláticas nada más, dicho en un ambiente jocoso. Si alguien decía que sí, pues se burlaban de él y lo agarraban de bajada toda la semana”.

Esta serie de mecanismos coercitivos es cultural, los grupos que los utilizan son similares entre sí y tienen bases comunes: la ideología hegemónica y su intolerancia. No están muy alejados del asesino el predicador religioso que usa el púlpito para exacerbar la homofobia social o el reportero que escribe en términos discriminatorios, pues en todos encontramos falta de respeto por el ser humano real y deseo de venganza contra el transgresor. Uno habla de la muerte espiritual, independientemente de lo que eso signifique; otro condena socialmente o se burla, y el tercero arrebata la vida de la persona percibida como transgresora.

Para la persona intolerante es necesario diferenciarse radicalmente del otro, del malo, del perverso. Una acción imposible, pues la perversión no existe en sí misma en tanto que constructo cultural. Todos y todas presentamos deseos y fantasías perversas, transgresoras, que el cristianismo ha llamado pecados de pensamiento, para distinguirlos de los pecados de obra y omisión.

Tal vez la angustia del agresor, asesino o no, por verse a sí mismo como diferente, como transgresor, sea una de las causas de los ataques más violentos.

Por lo profundos y gravemente amenazantes que son para la identidad del victimario, los crímenes de odio se caracterizan por su extrema crueldad. No solamente acaban con la vida del otro, del percibido como diferente, sino que simbólicamente pretenden acabar con todo lo que significa.

Ramiro no recuerda muchos detalles de la agresión, solamente una lucha feroz en la que se defendió mucho. “Cuando lo estaba atacando, dije: ‘¡Ay güey, se me hace que ya me llevó la chingada a mí!’, porque me quitó el cuchillo y forcejeamos bastante”.

La identidad de sí mismo que el agresor ha construido y que no puede percibir como muy alejada de la identidad de quien ha significado como pervertido, puede ser la amenaza simbólica. Después de todo, en la diversidad sexual humana, tanto la que se pone en práctica como la que se queda en deseo, todos y todas vivimos lo mismo en cuanto que personas: vivimos transgresoramente nuestra sexualidad. Hay quienes viven la trasgresión en la práctica, quienes la viven en la fantasía y quienes la viven tanto en la práctica como en la fantasía. La intolerancia a la hegemonía de las muchas formas no convencionales (por darse fuera del matrimonio y de la intencionalidad reproductora) de ejercicio sexual es la génesis de la homofobia.

Al igual que la infancia de cualquier niño, la infancia de Ramiro, como la de Pancho en la novela de Donoso, está marcada por la homofobia7. Pancho es objeto de la injuria8, y Ramiro también es agarrado de bajada cuando, adolescente, se atreve a visibilizar frente a otros sus deseos por algún homosexual de la colonia donde vive. Ni él ni Pancho son homosexuales ni afeminados, pero nadie escapa a la injuria. Donoso deja en claro el impacto de la injuria en el niño, su magnitud. Es menos doloroso pasar hambre, si se compara con el dolor que le provoca que le digan marica.

Es ese dolor que queda como huella, es el miedo a volver a experimentar ese dolor, el origen de la homofobia. El dolor de la pérdida de prestigio, el dolor que acompaña a la reasignación en las relaciones de poder:

Que Octavio no sepa. No se dé cuenta. Que nadie se dé cuenta. Que no lo vean dejándose tocar y sobar por las contorsiones y las manos histéricas de la Manuela que no lo tocan, dejándose sí, pero desde aquí desde la silla donde está sentado nadie ve lo que le sucede debajo de la mesa, pero que no puede ser, no puede ser y toma una mano dormida de la Lucy y la pone allí, donde arde9.

Tanto victimario como víctima han sufrido violencia homofóbica. La masculinidad se construye dolorosamente. El miedo a la injuria son cicatrices de la violencia sufrida en la infancia que se actualiza. En esta violencia compartida podemos encontrar una de las causas profundas de la homofobia y sus graves consecuencias.

La homofobia es parte importante en la construcción de la masculinidad. La homofobia permite un acercamiento, solamente si éste es muy regulado, a los cuerpos de otros y otras. Para mantener bajos los niveles de angustia, los límites deben ser muy claros en cada grupo social. Cuando esos límites son rebasados, es cuando aparece la angustia, que se transforma a veces en miedo, y el miedo en odio.

Ramiro sufrió en su niñez un abuso. Lo que sucedió se pierde en el proceso de reelaboración de la experiencia que necesita explicar lo sucedido y, de alguna manera, justificarlo. El acoso sufrido puede formar parte de esas cicatrices que nos menciona Gutmann junto a la injuria10. Ramiro lo relaciona con el acoso sufrido más tarde, varias veces, acompañado de la amenaza de ser denunciado con sus familiares y su novia. El miedo, producido por la angustia, es el detonante de la violencia homofóbica.

Ramiro sintió miedo en la relación con su amigo. Habían sostenido relaciones sexuales durante un tiempo, pero ya no quería seguir, por lo menos no con la parte sexual. Tenía novia. Quería vivir una sexualidad normal, alejarse y olvidarse de la parte homosexual de su vida, que ponía en riesgo su prestigio y actualizaba la injuria y el miedo.

La psicodinamia de la homofobia

La víctima, con quien Ramiro ya no quería continuar la relación de tipo sexual, le dijo que “quería… porque yo tenía mi novia y ya teníamos bastante tiempo, este… me dijo que tuviera relaciones con él o si no, le iba a decir a mi novia que las teníamos [relaciones sexuales], y a mi familia. Me dijo: ‘y vas a perder a tu novia y vas a perder a tu familia, así que mejor hazlo y evitas esa bronca’ ”. Ramiro siguió frecuentando el departamento del ahora occiso. Coexistía el deseo de continuar una relación amistosa con el miedo, producto de la injuria internalizada desde la niñez.

La construcción de un sistema sexo-género dual y excluyente (hombre-mujer, heterosexual-homosexual, subordinante-subordinado) pretende evitar la existencia de elementos aparentemente contradictorios en la estructura psíquica del sujeto.
Sin embargo, los diferentes deseos, aceptados y no aceptados, coexisten y causan conflictos importantes que, en ciertas circunstancias, amenazan con fragmentar al Yo y su identidad (de sexo, de género y de orientación sexual).

La homofobia actúa como defensa del Yo para hacer frente a la amenaza que constituyen los deseos homoeróticos, presentes en todas las personas: “Por medio de la represión, logra el Yo que la representación sustentadora del impulso afectivo indeseable, quede mantenida lejos de la conciencia”11.

Los elementos básicos que intervienen en la dinámica de la homofobia son los deseos homoeróticos, la injuria, el miedo a la pérdida de prestigio12 y el odio contra el diferente (Figura 1).



Los deseos homoeróticos, en mayor o menor medida, están presentes en todos y todas. Son parte de los “instintos”, de los que hay “tantos como necesidades corporales, puesto que un instinto es el representante mental de una necesidad corporal”13. Estos deseos son pro sociales, pues nos permiten relacionarnos socialmente, afectivamente y a veces sexualmente, con personas del mismo género, pero son inaceptables en las sociedades heteronormadas y reproductivistas, por lo que deben ser estrictamente controlados. Para eso se crean reglas muy detalladas sobre los acercamientos corporales y afectivos, tanto entre personas del mismo sexo como entre personas de sexo diferente. La observancia de estas reglas es finamente supervisada por todas las personas, cercanas y lejanas, familiares y extrañas.

La injuria homofóbica está presente durante toda la vida social y se manifiesta explícitamente a veces, casi siempre implícitamente, pendiente, controladora y amenazante. Se interioriza. Pone en riesgo emocionalmente a la persona. Es posible que tanto la intensidad de la injuria como la intensidad de los deseos homosexuales estén relacionadas con la intensidad del odio homofóbico. Cuando quien odia presenta fuertes deseos homosexuales, puede proyectar el odio contra alguien más, a quien identifica como más perverso. Éste sería el origen de los erróneamente llamados por la criminología crímenes pasionales.

El miedo a la pérdida de prestigio es el resultado de la injuria. La injuria amenaza directamente al prestigio social de la persona y de las personas cercanas. Tiene como finalidad desalentar las manifestaciones afectivas y sociales de los deseos homoeróticos inaceptables en la persona, al mismo tiempo que construye alianzas con quienes pueden tener cierta influencia con ésta, con la finalidad, también, de desalentar esas manifestaciones.

Ramiro ha soportado el acoso en una relación donde desea eliminar la parte sexual, probablemente a consecuencia de la amenaza interna de la pérdida de prestigio. Un acoso que reactualiza el abuso sufrido en su niñez y que le permite justificar su odio. Lo que no puede soportar es la amenaza de ser exhibido ante su familia y su novia.

El odio contra quien es percibido como diferente se puede manifestar de manera explícita a través de la injuria y el ataque, a veces criminal, casi siempre de manera implícita, en forma velada o bajo argumentaciones racionalizadas del tipo: “no soy homofóbico, pero…”

La injuria es el elemento social que inicia la dinámica. El miedo es el detonante del odio y la violencia. Ésta se manifiesta en diferentes gradaciones: son manifestaciones violentas del odio homofóbico desde el intento por invisibilizar a las personas no heterosexuales, la negación de derechos básicos, la exclusión, hasta el exterminio. No son diferentes maneras de odiar; son diferentes grados de odio. Las diferencias son cuantitativas.

El miedo a la pérdida de prestigio se traduce en odio: Ramiro sintió mucho coraje y agredió a su amigo. Utilizó un cuchillo que fue adquirido esa misma tarde, específicamente para asesinar a su víctima. El asesinato fue consumado alrededor de la medianoche.

El miedo al dolor que se actualiza, el miedo a la pérdida de prestigio, a una reasignación en la retícula del poder, lleva a la violencia contra el otro. A veces no es emitida cualquier violencia física: es todo el odio acumulado, todo el miedo, toda la necesidad de afirmación masculina, que brotan al mismo tiempo buscando no solamente herir ni solamente asesinar, sino el aniquilamiento total del estigmatizado. En la dinámica de la agresión contra el otro intervienen la violencia, la homofobia y el riesgo. Todos elementos que construyen la masculinidad tradicional.

Cuando se inicia la agresión, todo lo vivido por el victimario en forma de miedo, frustración y odio a su propio deseo homosexual, emociones todas que se le agolpan, son descargadas violentamente en el cuerpo de la víctima, que es despedazada literalmente en un intento por hacer desaparecer simbólicamente de sí mismo todo cuanto odia.

El odio interiorizado por el victimario contra sus propios deseos homosexuales, no necesariamente más intensos que en otras personas, es proyectado hacia la víctima y simbólicamente destruye esos deseos al destruirla. Ramiro aún no sabe cuántas cuchilladas le asestó a su amigo. Recuerda la lucha desesperada de éste por defenderse de la muerte y después al cadáver profusamente ensangrentado por hemorragias de tórax y abdomen.

En la fantasía del victimario, muerta la persona, mueren los deseos: “Cuando lo vi muerto como que sí me desahogué: ‘ya se acabó esto. Ya hasta aquí quedó. Ya’. Y yo me decía en mi mente: ‘a empezar otra vez’ ”. A reiniciar una vida sin la práctica homosexual, sin el estigma. Una vida libre de acoso, de amenaza para el propio prestigio social: una vida normal.

Ramiro no se liberó de sus deseos homosexuales presentes en toda persona. Nadie se libera, pero ahora, como la mayoría, tendrá que vivir esos deseos de manera socialmente aceptable y reordenar los elementos emocionales que lo llevaron al homicidio. Habrá de cohibir su odio homofóbico hasta hacerlo socialmente tolerable.

La homofobia social y los asesinatos

La homofobia social en Ciudad Juárez es alta. Una medición hecha por este autor en una población de clase media, con estudios universitarios, es decir, en una población privilegiada en lo económico, social y educacional, arrojó que el 68% se sentiría a disgusto si en una reunión social estuvieran presentes personas homosexuales; para el 65% sería difícil mantener una conversación con una persona homosexual; el 64% sentiría incomodidad si descubriera que una persona de su mismo sexo le es atractiva; el 62% no se sentiría a gusto trabajando cerca de una persona homosexual; y el 55% sentiría que ha fallado como padre o como madre si supiera que su hijo o hija es homosexual (Cuadro 1).


En esta ciudad, dicen personas cercanas a la Subprocuraduría, en coincidencia con defensores de derechos humanos, se cometen alrededor de treinta asesinatos por odio homofóbico cada año. Casi todos se invisibilizan.

Cuando se comete un crimen de odio por homofobia, en el aparato de justicia y en los medios de difusión masiva, se trata de buscar la supuesta culpabilidad de la víctima. Esta situación debe cambiar si queremos construir una sociedad más justa. En palabras de Daniel Borrillo: “es la homofobia del ‘verdugo’ y no la homosexualidad de la víctima la que debe convertirse en objeto de oprobio y de sanción”14, y también la homofobia social, que es el origen de la homofobia del homicida.

Los crímenes de odio por homofobia no son asesinatos entre homosexuales. Muchas veces el asesino no es homosexual y hay víctimas que tampoco lo son. Son asesinatos provocados por el odio que los grupos de poder han ido construyendo en la sociedad a lo largo de siglos contra toda forma de deseo y práctica sexual no convencional, y no solamente contra los homosexuales y la homosexualidad. La causa de estos crímenes es la homofobia que produce miedo y deseo de exterminio.

El brazo ejecutor que empuñó el arma homicida fue el de Ramiro, quien es víctima y victimario de la homofobia, pero no es el único responsable. Parodiando a Benedetti, hay otros más duros y siniestros que probablemente duermen tranquilos porque el asesino ya está en la cárcel; muy probablemente piensan que ya se hizo justicia. Son quienes en Ciudad Juárez promueven la homofobia de manera muy activa. Estas personas se encuentran libres y así van a seguir porque la homofobia aún no es considerada delito, a pesar de su carácter claramente antisocial, su promoción del odio, de la exclusión y del exterminio de seres humanos.

Articulo tomado de REDALYC

* Educador, psicólogo y sexólogo. Maestro en Ciencias Sociales por la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez y Master Degree of Sciences in Human Sexuality por la Akamai University, Hawaii, USA.

1 Nombre ficticio, a petición del entrevistado,para proteger su identidad.

2 Redacción. “Desafían gays a grupos cristianos en marcha por la diversidad sexual”, El Mexicano, Ciudad Juárez, Chih., 30 de junio de 2009. Obtenido el 30 de junio de 2009 de http://www.oem.com.mx/elmexicano/notas/n1225702.htm.

3 Juan Ramón Rosas. “No caeremos en la provocación de gays, dice Esiquio Trevizo”, El Mexicano, Ciudad Juárez, Chih., 2 de julio de 2009. Obtenido el 2 de julio de 2009 de http://www.oem.com.mx/elmexicano/notas/n1228448.htm

4 Estas declaraciones fueron denunciadas por el ciudadano Eduardo Pinal Medina ante el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (conapred). Este organismo admitió la queja bajo el expediente conapred/dgaqr/538/09/dg/ii/nal/Q254.

5 Pedro Sánchez. “Polemizan aquí por iniciativa de bodas gay en la Ciudad de México”, El Diario, Ciudad Juárez, Chih., 25 de noviembre de 2009. Obtenido el 25 de noviembre de 2009 de http://www.diario.com.
mx/nota.php?notaid=b80f65alce0377daa6aebbeadf40ddb7
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6 Que si penetraría analmente a un homosexual conocido.

7 Donoso, José. El lugar sin límites. España, Bruguera, 1984.

8 Eribon, Didier. Una moral de lo minoritario. Variaciones sobre un tema de Jean Genet. España, Anagrama, 2004.

9 Donoso, José, op. cit., p. 170.

10 Gutman, Matthew C. The Meanings of Macho: Being a Man in Mexico City. Berkeley University of California, 2007.

11 Freud, Sigmund. Inhibición, síntoma y angustia. México, Grijalbo, 1970, pp. 14-15.

12 Núñez, Guillermo. Sexo y poder entre varones. Poder y resistencia en el campo sexual. México, Miguel Ángel Porrúa/El Colegio de Sonora/pueg-unam, 1999.

13 Hall, Calvin, S. Compendio de psicología freudiana. México, Paidós,
1996, pp. 65-66.

14 Borrillo, Daniel. Homofobia. Barcelona, Bellaterra, 2001, p. 130.

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