Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

viernes, 15 de julio de 2011

Libro

HISTORIA DE LA MÚSICA POPULAR MEXICANA

Nuevas Influencias

Valses, polkas y mazurcas

Otras formas de origen extranjero se instalaron en el país, aclimatándose y transformándose según el peculiar sentir de los compositores nacionales. Entran en ese grupo en especial las formas bailables; la polka de origen checoslovaco, la mazurca y la redova polacas, el vals vienés, el schottisch o chotrís y la galopa.

Entre todas ellas, habría qué mencionar en primer lugar al vals, cuya irrebatible popularidad se prolongó por más de seis décadas. El vals había llegado a México hacia 1815 en medio de grandes censuras y anatemas de la Iglesia. Pronto se convirtió en una de las formas más socorridas por los compositores de varias generaciones. Una vez en México y a pesar de conservar los elementos tradicionales de la forma, se transformó y evolucionó a tal grado que podría hablarse de un específico vals mexicano, que puede distinguirse grosso modo por sus tiempos pausados, su carácter lánguido y su apagado brillo instrumental. Si se le compara con el explosivo vals vienés, destaca el carácter más íntimo de sus melodías y cierto clima más de añoranza que de vitalidad rítmica. Es posible encontrar ejemplos muy antiguos de valses mexicanos.

Tomás León (1826-1893) es autor de algunos tímidos ejemplos que podrían considerarse como valses. Sin embargo, y no sin razón, se sitúa la culminación del vals mexicano al mismo tiempo que el apogeo de la “tranquilidad” y “grandeza” porfirianas, aunque bien es posible hallar ejemplos de valses notables antes de don Porfirio y más allá de 1920.

“Dios nunca muere” del oaxaqueño Macedonio Alcalá fué escrito en 1869, en plena Intervención Francesa; el internacionalmente famoso “Sobre las olas” de Juventino Rosas es de 1891. “Río rosa” y “Recuerdo” de Alberto M. Alvarado fueron compuestos en 1902, en tanto que “Ojos de juventud” de Arturo Tolentino en 1923. Los últimos resabios de la sensibilidad porfiriana desaparecieron lentamente; “Morir por tu amor” de Belisario de Jesús García, fué publicado en 1926.

Otro género privilegiado por la sociedad porfiriana fué la polka; la célebre “Las bicicletas” de Salvador Molet se sitúa alrededor de 1896. “El diablito”, de Carlos Curti, en 1901, y “Las mandolinistas”, de Jacinto Osorio, en 1896. El carácter jocoso, el ritmo excesivamente marcado y un tanto rudo corrieron con tal suerte que a partir de “Jesusita en Chihuahua”, de Quirino Mendoza (1859-1957), la polka es considerada como un género distintivo de las regiones norteñas.

Biografías
Miguel Lerdo de Tejada
(1869-1941)

Nació en Morelia, Michoacán, el 29 de septiembre de 1869. Estudió en el Seminario de Morelia y luego en el Seminario Conciliar en México. Al poco tiempo de estar en la capital decidió inscribirse en el Colegio Militar; dos años después salió a servir en el Octavo Regimiento de Caballería. Cuando abandonó el ejército se empleó como pianista en un cabaret, entonces comenzó a componer canciones, valses, polkas y mazurcas. En 1901 se alejó de la vida bohemia del cabaret para formar una orquesta típica que continuó la tradición iniciada por Carlos Curt, y se dedicó a tocar música popular mexicana. Sus canciones más conocidas fueron “Consentida”, “Tú bien lo sabes”, “Ya soy feliz”, “Conyugal”, “Lolita”, “Vas diciendo”, y sobre todo “Perjura”.

Esta canción se volvió tan popular que en 1902 su autor fue invitado a la Exposición Panamericana de Búfalo, Estados Unidos, para que diera a conocer la música mexicana.

Durante el gobierno de Victoriano Huerta fue nombrado director de la Banda Típica de los Cuerpos Rurales que daba conciertos dominicales en Chapultepec. Con su orquesta recorrió varios países y en 1929 el presidente Portes Gil lo nombró director de la Orquesta Típica de Policía. Murió en la ciudad de México el 25 de mayo del año 1941.

Macedonio Alcalá
(1831-1869)

Nació en la ciudad de Oaxaca en el año de 1831. Desde pequeño tuvo gran afición musical y tocaba el violín con destreza. Perteneció a la Sociedad Filarmónica de Santa Cecilia, institución oaxaqueña que dio a conocer las obras de compositores regionales. Entre 1867 y 1889 viajó por la Mixteca, allí radicó por un tiempo en Yanhuitlán y vivió de hacer improvisaciones con su violín. Una súbita enfermedad lo obligó a regresar a su tierra natal. Estando postrado, se presentaron a su casa varios indígenas de Tlacolula para que le compusiera un vals a la virgen patrona de su pueblo.

Enfermo y en su cama escribió el vals “Dios nunca muere” que lo hizo famoso y llegó a considerarse como el himno de Oaxaca. Muchos poetas han intentando adaptarle letra. Aunque sin conseguirlo totalmente, las que mejor se ciñen a la música son las de José Solana Carrión y Antonio Martínez Corro. Falleció en su ciudad natal el 24 de agosto de 1869.

Genaro Codina
(1852-1901)

El compositor y músico popular nación en la ciudad de Zacatecas el 10 de septiembre de 1852. Poco se conoce de su iniciación musical. Entre numerosos instrumentos tocaba especialmente el arpa. Compuso valses, polkas, mazurcas, cuadrillas y danzas. Su fama artística proviene de ser el autor de la “Marcha Zacatecas”, compuesta hacia 1891 y estrenada en 1893. Esta marcha fue el himno de las huestes revolucionarias de Francisco Villa en 1910 y actualmente es el himno del estado que le dio su nombre. Organizó una típica zacatecana con la que visitó algunos estados de la República y Estados Unidos.

Entre sus mejores obras, muchas de ellas compuestas durante su reclusión política en la prisión del Cobre, se encuentran “grata Ilusión”, “Presentimiento”, “Traje Azul”, “Idilio”, “Duquesa”, “Himno a la ciencia”. Por su marcha dedicada a Porfirio Díaz recibió el cargo de contador de la jefatura de Hacienda en el año 1887. El 22 de noviembre de 1901 murió en su ciudad natal.

Ángela Peralta
(1845-1883)

Nació en la ciudad de México el 6 de julio de 1845. Desde niña demostró grandes facultades vocales y una gran memoria musical. En 1860 debutó en el Teatro Nacional de México encarnando la Eleonora del Trovador de Verdi. En 1861 debutó con la ópera Lucía en el Teatro alla Scala de Milán. Realizó numerosas giras por Europa y América.

A su regreso a México en 1865, fue recibida por miles de mexicanos orgullosos de sus éxitos y actuó en el Teatro Nacional en la obra Sonámbula. Volvió a viajar al continente europeo y retornó en 1873 presentando la Aída de Verdi.

Fue además una gran ejecutante de piano y arpa, y compositora de grandes cualidades. Cantó también en las ciudades de Guadalajara, Guanajuato y otros sitios del interior de la República.

Falleció en Mazatlán el 30 de Agosto de 1883, víctima del cólera.

Juventino Rosas
(1868-1894)

Nació en Santa Cruz, Guanajuato, el 25 de enero de 1868; su padre, que era músico, lo enseñó a tocar el violín. Desde pequeño tocaba en bailes y fiestas de su pueblo. En 1875 toda la familia se trasladó a México, donde comenzaron a ganarse la vida trabajando de músicos en una escoleta. Unos años después Juventino entró al Conservatorio Nacional, donde siguió estudiando violín, piano y algunos instrumentos de viento.

En 1885 ejecutó un solo de violín en el Teatro Nacional en una función a la que asistió el presidente Porfirio Díaz y miembros de su gabinete, quienes elogiaron mucho al joven violinista. En 1888 compuso una marcha de guerra que dedicó a “Cuauhtémoc”, y varias romanzas. También a esa época corresponden “Te volví a ver”, “Sueño de las flores”, “Seductora” y “Ensueño”.

Fue director de la orquesta que tocaba en la Alberca Pani y en los Baños del Factor, frecuentados por la alta sociedad. Dedicó a la señora Calixta Gutiérrez de Alfaro su famoso vals “Sobre las olas”. Compuso también otro vals titulado “Carmen” en honor a la esposa de don Porfirio Díaz. En 1894 emprendió una gira en barco con una compañía italiana y al enfermar gravemente fue desembarcado en Batabanó, Cuba, donde falleció el 13 de julio de 1894.

Mario Talavera
(1885-1960)

Nació en Jalapa, Veracruz, el 13 de diciembre de 1885. Realizó sus primeros estudios musicales en Córdoba. Ingresó luego al Conservatorio Nacional de Música en la ciudad de México y se recibió en 1910. Realizó varias giras por el interior de la república cantando algunas óperas que presentaba la Compañía Impulsora de la Ópera de José Pierson.

Contó con el apoyo del expresidente mexicano don Adolfo de la Huerta para viajar a Estados Unidos y posteriormente a Guatemala y Sudamérica. En esa época participó como cantante en la Orquesta Típica Presidencial. Durante un tiempo formó parte del grupo llamado Los Cuatro Ases de la Canción, junto a Lerdo de Tejada, Esparza Oteo y Tata Nacho.

Al morir Lerdo de Tejada, los tres restantes constituyeron el famoso trío Veneno. En 1925 recibió el nombramiento del Departamento de Bellas Artes como profesor de solfeo y orfeones y organizó el Conjunto Vocal de la Escuela Nacional de Agricultura.

Entre sus composiciones más conocidas se encuentran “Arrullo”, “China”, “Flor de Mayo”, “Jesusita la vaquera” y la musicalización del poema de Amado Nervo, “Gratia Plena”. Falleció en la ciudad de México el 27 de marzo de 1960.

(continuará…)

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