Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

sábado, 9 de abril de 2011

Historia

Historia de la Coronación de
Nuestra Señora de la Luz

RESÚMEN HISTÓRICO SOBRE LA IMAGEN DE
NUESTRA SEÑORA DE LA LUZ
(continuación)

Consérvase como una constante tradición en Salvatierra la de que el Libertador D. Agustín Iturbide impuso a la Sagrada Imagen de Nuestra Señora de la Luz una banda y un bastón, honrándola como a Generala del Ejército Mexicano. Se ha puesto en duda este hecho, alegando que D. Agustín no llegó a venir a Salvatierra en el tiempo de su campaña por la Independencia; pero a pesar de eso, se dice por los antiguos, que cuando vino a ofrecer el bastón a la Virgen, no venía acompañado de tropa, lo cual pudo hacer muy bien sin que tomara nota la Historia.

A mí se me obsequió por una religiosa Capuchina, Sor Teresa, siendo ella de 95 años, una pequeña cruz de oro, que había traído el mismo Iturbide como obsequio al Niño Dios de la Madre Priora, cuando vino a ofrecer el bastón a la Santísima Virgen, y se me han contado por los más viejos, detalles minuciosos de su venida y de su ofrecimiento, que ellos recibieron de sus mayores, algunos de ellos testigos presenciales. Iturbide había estado antes en Salvatierra y en el templo de Nuestra Señora de la Luz, como él confiesa en su diario, en el año de 1815, y trabó entonces amistad con algunas personas: Bien pudo venir a tratar con ellas de la pretendida independencia, sin que se diera cuenta su Ejército.

Otras tradiciones que se tienen son las siguientes: A mediados del siglo pasado se introdujo un ladrón al templo: despojó a la Imagen de sus alhajas, y ya salía llevándolas, a las altas horas de la noche, cuando al pasar por lo que ahora es casa cural, se soltó una mula o caballo perteneciente al Párroco, y se enredó en la cuerda que, pendiente del badajo de la campana caía hacia el patio, y al querer soltarse, tocó la campana, con lo que despertando el campanero, aprehendió al ladrón.

Años más tarde, otro ladrón se quedó encerrado en el templo y despojó igualmente a la Imagen de sus alhajas; pero al salir, trepando por una escalera, resbaló ésta, dando con una puerta, que al golpe se abrió: En la pieza dormía la familia del sacristán, la que despertó y se pudo aprehender y recogerle el robo.

Todos los moradores de Salvatierra se dieron cuenta en el año de 1856, en una noche en que nadie durmió, por estar en espera de una partida de rebeldes, cómo se iluminaba la parroquia al grado de creerse que se estaba incendiando, razón por la cual acudieron muchos en tropel, y no encontraron incendio ni causa de la luz.

NUESTRA SEÑORA DE LA LUZ

En el año de 1925, estando yo en Salvatierra, y habiendo recibido especiales favores de la Virgen Santísima de la Luz, indiqué al Sr. Cura D. Rafael Lemus, que entonces era el Párroco de la ciudad, que promoviera la coronación canónica de la Imagen. Él lo propuso a un grupo de vecinos, pero la persecución religiosa, que poco después se desató, no dio tiempo a madurar la idea. Próximo el día en que el culto debía suspenderse en los templos, escribí desde el pueblecito en que estaba destinado, al Excmo. Sr. Arzobispo Dr. D. Leopoldo Ruiz, proponiéndoles como medio para conseguir la paz de la Iglesia, el que se hiciera a la Santísima Virgen de la Luz de Salvatierra la promesa de coronar su Imagen, tan luego como se tuvieran las garantías para hacerlo. El Prelado aprobó la idea y contestó que la hacía enteramente suya, poniendo como única condición la de que no se fijara plazo a la Virgen Santísima, y nos mandó sendos nombramientos al Sr. Lemus y a mi, para que, dado el caso, arregláramos lo concerniente a la coronación. El culto se suspendió durante tres años y al reanudarse fui honrado con el nombramiento de Vicario sustituto del Sr. Lemus en el curato de Salvatierra, y poco después, Párroco. Para las fiestas de la Virgen Santísima de la Luz, invitaba anualmente a diversos Sres. Obispos, a quienes manifestaba la promesa que se la tenía hecha y logré que todos ellos la hicieran suya. Así secundaron la idea los Excmos. Sres. D. Luis M. Martínez, D. José Garibi, D. José González Valencia, D. Vicente Camacho, D. Leopoldo Lara, D. Guillermo Tritschler, D. Nicolás Corona, D. Francisco Campos y D. Miguel Miranda.

Tanto por la plena aprobación de los Prelados, como por haber sido el primero en hacer la promesa el Excmo. Sr. Ruiz, que entonces era el Delegado Apostólico para la República Mexicana, y también por la multitud de favores que la Santísima Virgen de la Luz empezó a impartir dentro y fuera de Salvatierra, aun en lugares distantes, como augurio de paz para la iglesia, comenzó a ser más intenso su culto y comenzaron a venir romerías de diversos lugares, aun de otras diócesis, a visitarla.

Aunque se reanudó el culto el año de 1929, la persecución religiosa se hizo aun más dura que antes, pues no sólo se limitaba el número de Sacerdotes a quienes se toleraba que oficiaran, sino se buscaban mil dificultades y trabas a la Iglesia. En estas circunstancias, el 11 de mayo de 1932, fiesta de la Santísima Virgen de la Luz, díjole una misa el Excmo. Sr. Delegado Apostólico Dr. D. Leopoldo Ruiz, en su mismo templo, pidiendo la libertad de la Iglesia, y el actual Excmo. Sr. Arzobispo de México, Dr. D. Luis Martínez, interpretando los sentimientos del Excmo. Sr. Ruiz, desde el púlpito repitió la promesa de la coronación, tomando como texto aquellas palabras de la Santa Escritura: "Veni de Libano et coronaberis". Desciende de los cielos en nuestra ayuda y serás coronada.

Después el Excmo. Señor Ruiz fue llevado al destierro de una manera violenta, pues de improviso se le aprehendió y se le envió en aeroplano a los Estados Unidos. Todo parecía contrario a la coronación y sin embargo, el Sr. Ruiz no dejó de abrigar la confianza, ni de alentar a sus desconsolados hijos, con tan bella esperanza.

Con su carácter de Delegado Pontificio, concedió a todos los fieles de la Nación indulgencias por rezar devotamente la siguiente oración: "Reina de Cielos y tierra y singular Protectora de nuestra Nación: Tú que trajiste al mundo la Luz ilumina las inteligencias, purifica las costumbres, santifica al Clero; concédenos la paz religiosa y la libertad necesaria para que tu Imagen de la Luz sea solemnemente coronada".

Entre tanto, como se dijo, la idea de la coronación era aceptada por los Prelados de Guadalajara, Durango, San Luis Potosí, Tacámbaro, Tabasco y Papantla.

PREPARACIÓN REMOTA DE LA CORONACIÓN

Se pensó en preparar el templo entre tanto, ya que había tiempo, y con aprobación del Excelentísimo Sr. Arzobispo Auxiliar, Dr. D. Luis M. Martínez, se fundó en 1931 un Comité con especial encargo de hacer preparativos para la coronación. A este mismo Comité se le dio el carácter de Corte de Honor de la Reina de las Luces, y más tarde fue reglamentado para que se entendiera con todo lo relativo al cuidado y ornato de la Sagrada Imagen.

En lo primero que podía ir trabajando el Comité era en colectar limosnas para preparar el templo. Con ayuda de él, se rasparon los muros, que resultaron ser de muy bellas canteras rosa y lila, todas talladas: pero que habían sido lastimosamente ocultas con enjarres y blanqueos; se doraron los capiteles de las columnas y los filos de las cornisas: se raspó igualmente la cúpula por la parte interior y por la exterior se revistió de azulejos; se sustituyó la balaustrada de madera que rodeaba el presbiterio y los cruceros, por otra de cantera y mármoles, adornándola con estatuas de angelitos tallados en mármol, que sostienen globos de luz.

Estas estatuas fueron talladas en Italia. Se sustituyó la antigua mesa del altar mayor por una de mármoles blanco y rosa de Carrara y Bolonia, e igual cosa se hizo con el basamento del nicho de la Imagen y con las gradas superiores e inferiores del altar. En la Sacristía se construyó una doble escalinata de granito, que da acceso por ambos lados a un pequeño camarín de vidrios emplomados, que corresponde a la parte posterior del nicho de la Imagen y está sentado sobre un pórtico de cantera tallada.

Dentro de ese camarín se puso una puerta primorosamente tallada en maderas preciosas, que da acceso, por medio de gradas de mármol, al mismo nicho donde se venera la Imagen. Toda la Sacristía recibió aliño en sus muros y en el pavimento y fue adornada con repisas en las que descansan siete estatuas de los Santos Padres que defendieron algunas de las verdades referentes a la Santísima Virgen de la Luz; todo del siglo XVIII. Se arregló en el centro un artístico tragaluz que había estado tapado, con vidrios de colores y en las ventanas de dicha estancia, lo mismo que en todas las del templo, se pusieron vidrieras de colores, siendo las del templo bonitos emplomados, que representan diversas figuras.

El primero de febrero de 1937, se dignó consagrar el templo de la Madre Sma. de la Luz el Excmo. Sr. Arzobispo D. Luis M. Martínez, colocando en su ara mayor las reliquias de los santos: Diódoro, Eutropo, Gaudioso, Honorato, Teódulo, Verecundio, Alicia, Yucunda y Pía. El día siguiente, lo mismo que en años anteriores, hubo misa pontifical, que esta vez cantó el Excmo. Sr. Corona, Obispo de Tziutlán, predicando en ella el Excmo. Consagrante del templo, y Arzobispo entonces, Titular de Bizia, y Coadjutor de Morelia, Dr. D. Luis M. Martínez.

En los años transcurridos desde el de 1930 hasta la coronación, el culto de la Santísima Virgen de la Luz aumentó notablemente y su advocación fue más conocida.

En la fiesta principal, que se celebra el miércoles infraoctava de la Ascensión, estuvieron todos estos años, presentes dos Prelados, uno que cantaba la misa y otro que predicaba. Diversos Señores Obispos y Arzobispos de la Nación, oficiaron en estas fiestas. Se estableció también el octavario, con misas solemnes, y función el día octavo, que no dejó tampoco de cantar algún Prelado. Todos los días de la octava ha quedado manifiesto durante el día, el Santísimo Sacramento.

De las peregrinaciones que han venido año por año a visitar a la Virgen Santísima de la Luz e implorar la paz para la Iglesia, han sido las más notables, la de la ciudad de Querétaro, al frente de la cual ha venido el católico caballero D. Ildefonso Tapia, trayendo los peregrinos varios obsequios, entre otros, el del magnífico Orfeón que dirige el célebre artista Canónigo D. Cirilo Conejo, y que ha desempeñado la parte musical. Son también dignas de mencionarse las peregrinaciones de Celaya, Acámbaro, Zinapécuaro, Contepec, El Jaral y una muy numerosa que vino varios años de Santa Ana Maya, el día 2 de febrero.

La fiesta principal fue arreglada por medio de comisiones, rivalizando éstas en el desempeño de su cometido.
(continuará…)

Tomado del "Álbum de la Coronación de
Nuestra Señora de la Luz"

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