Editado el contenido de la revista "Por Amor al Arte" del Maestro Mario Carreño Godinez

martes, 10 de julio de 2007

INTRODUCCION

Pascual Zárate Avila

Los grandes poetas nacionales cumplen una importante misión con la construcción del imaginario colectivo que identifica, mediante la cultura, sentimientos de todo un pueblo con una visión del futuro.

Las más importantes creaciones de la cultura se expresan mediante la poesía. La poesía es la más acabada de las formas del pensamiento, sintetiza la emoción, la imaginación, la razón, la fe y le da canto a la palabra.

Todos hemos repetido más de algún verso que define la naturaleza del pueblo mexicano en su flora, fauna, orografía, historia, guerras, deseos, anhelos, creencias, mitos y religiones.

Cuando una ciudad tiene la enorme fortuna de ser la cuna de un importante poeta nacional, tiene también ganada la fortuna de verse descrita a sí misma como esencia de la nacionalidad, dando a sus lectores una expresión que les permite tener una experiencia estética propia, infalsificable y única.

Por ello Salvatierra es una ciudad orgullosa, porque puede compartir con toda la nación la obra poética de uno de los suyos, don Federico Escobedo Tinoco.

La universalidad de las metáforas de Escobedo son una conquista que su espíritu humano gestó aprendiendo las primeras letras, las primeras palabras, transitando el río y los cerros, la industria y el comercio, la religión y la escuela.

Por ello hemos compilado y seleccionado los poemas que hoy presentamos, más con el fin de proporcionar un disfrute estético que una teoría literaria o histórica, o mejor dicho, este libro es la demostración, la prueba de lo expuesto al principio, un poeta telúrico, de dimensiones nacionales, sea con más intensidad la s emociones estéticas entre quienes viven o conocen su tierra natal.

La presente selección consta de tres partes, una contiene los ensayos que se expusieron en el Congreso Nacional sobre Federico Escobedo, celebrado en Salvatierra, Gto., del 9 al 13 de noviembre bajo acuerdo del H. Ayuntamiento Municipal 98-2000, que fue presidido por el C. Moisés Ramírez Patiño, quién mostró un gran sentido humanista en su gestión .

Obra que enriquece el crecimiento humano y la sanación interior de los salvaterrenses y de los guanajuatenses que se identifican con el Río Lerma, la Virgen de la Luz y el Cerro del Culiacán, que son tres particularidades suficientes para definir la identidad cultural del Estado de Guanajuato.

Escobedo es un poeta integral, todo lo lleva a la poesía para trasmitir conocimientos, dar formación ética, llamar a la vocación religiosa y crear un sentimiento nacionalista y patriótico que incluya por igual a indígenas, niños, niñas, creyentes, no creyentes, del norte o del sur de México.

Es un incansable promotor de las asociaciones artísticas y de la difusión cultural, maestro de literatura, sacerdote y orador eminente, traductor del latín y un humanista comprometido con los valores cívicos de la nación.

En Salvatierra amamos a Don Federico en este libro hay muchas evidencias de ello, pero todos coincidimos en una misma experiencia cultural que tuvimos durante nuestro crecimiento infantil del cuál no nos percatamos, y que es don Tamiro Miceneo quién nos lo hace poéticamente consiente en su poema « idilio»; la experiencia de conocer la imagen de la Virgen de la Luz a través de la mirada de nuestras respectivas madres, tías, hermanas o padres.

Escobedo es un salvaterrense que forjo la nacionalidad mexicana mediante su amor al terruño para universalizarlo con las enseñanzas de la cultura grecolatina y del cristianismo.

EL PADRE ESCOBEDO, HOMBRE DE ESTA NUESTRA TIERRA

Por el doctor Jesus Guisa y Acevedo, representante oficial de la Academia Mexicana, en el homenaje que la Corresponsalía del Seminario de Cultura Mexicana de Salvatierra efectúo el 7 de febrero de 1974 con motivo del primer centenario del natalicio del señor canónigo don Federico Escobedo y Tinoco.

Muchas veces y con atención de gran advertencia habremos los salvaterrenses que considerar el caso este, de ser el ilustre Padre don Federico Escobedo de aquí, de nuestra ciudad. El feliz concierto de una vida, la suya, en todas sus manifestaciones, en todos esos movimientos salidos de su entraña y de su raíz de hombre, un algo y, para ser exactos y precisos, un mucho, tiene de ese ambiente nuestro, del « gigantesco Culiacán «, como él le llama, de nuestros contornos, del verde de nuestras praderas, de los frutales promisorios plantados por la mano amiga de los carmelitas, del siempre florecido valle, del impetuoso Lema y, para decirlo todo de una vez, de la dádiva, de prodigalidad continuamente renovada, con que nos obsequia nuestra tierra. De niño resonó en sus oídos el retumbante y multiplicado eco de ese domesticado, civilizado río nuestro, que rugiente se quiebra en El Salto, como para darnos aviso de su presencia fecundante, de su frescura comunicativa, de sus asiduos golpes, de gravedad insistente, generadora de fuerza motriz y de una prefiguración de esa luz con que, por designio de lo Alto, tenemos todos nosotros la vocación de identificarnos, gracias a los efluvios, refulgentes de amor, cuyo foco, no solo inextinguible, sino cada vez mas brillante, tenemos en la Madre de Dios, Patrona de Salvatierra.

El Padre Escobedo es un ejemplo, producto acabado, por otra parte, de una armonía entre el individuo y su medio. Habría de ser, fiel a esa armonía, que el trabajo, asido, con el consciente alborozo de un niño grande, a las bellezas naturales de esa escogida comarca, un poeta, un gran poeta. Esparcidor de luz, dador de bellezas, presuroso de acercarnos a la verdad, nos introduce a los clásicos de la antigüedad. Es Grecia y es Roma, las enseñanzas de sus grandes escritores, la penetrante agudeza de sus artistas, los sabios coloquios de sus oradores políticos, los juegos de sus atletas y, sobre todo, las validas reflexiones acerca de la miseria y, de la grandeza del hombre, que todos ellos pusieron de manifiesto, lo que nos dio a conocer, grandes humanistas como fue, el Padre Escobedo. Recogió en su memoria los dichos y los hechos de griegos y romanos; hizo deposito de sus hazañas y de sus torpezas; guardo y conservo sus aciertos literarios y, docto en la lengua de unos y de otros, le dio lustre a la nuestra y fue hombre de consumada elegancia en el decir.

Y Salvatierra, su suelo, el marco de la ciudad, sus horizontes, su cielo, su agua, ávida de ir a los campos, el verdor, de variados matices, primaveral todo el año, y la suave blancura de una luz que vemos con los ojos de la fe, fueron el asiento el escenario, el estimulo de una vida, la del Padre Escobedo. Y él, regalo, delicia, orgullo nuestro, nos convida e insta, nos incita y estimula, nos inclina y convoca a seguir su ejemplo, a repetir, y aun mejorar sus experiencias. Si el fue humanista cumplido y dio luz a la inteligencia, cualquiera de nosotros y los mismos niños que nacen hoy, un siglo después de su nacimiento de el, pueden, y deben imitarlo. Él respondió al empuje del medio este, de concertadas grandezas naturales, de solicitudes premiosas, y aun tiempo amistosas, a manifestar en nuestra actividad una armonía humana, traslado de la armonía que nos rodea.

Se complacía en dar a conocer la belleza de expresión, y de contenido, de sus queridos autores griegos y romanos. De Simonides, cantor de las proezas de Leonidas, nos traducía este pasaje; « De los que perecieron en las Termopilas, ilustre es su suerte y glorioso su destino. Para ellos, no ha de haber tumbas, sino altares; ni lagrimas, sino himnos; ni lamentaciones, sino elogios. Esto será un monumento que la herrumbre y el tiempo destructor de todo no abatirán jamas «.

Al hablarnos de Herodoto, el padre de la historia, nos decía que, aunque sin la solidez científica y el patetismo de sus continuadores, tenia una naturalidad inimitable y una gracia de estilo por ningún escritor alcanzada.

La madurez, la precisión, la nobleza, la fuerza de convicción y la elegancia, tenemos, hoy como siempre, que buscarlas en Grecia, todavía con mas amplitud, y, por tanto, con mayor gozo que en Roma. En una y otra parte encontramos el heroísmo razonado, por esto mismo más admirable, la piedad sincera, la generosidad y la disciplina. La armonía, la paz, el bienestar, la modestia, la áurea mediocritas, la mediocridad dorada, de que hablaría Horacio, fueron un descubrimiento de estos hombres, señaladamente de Socrates, Aristóteles nos lleva a la Causa Primera a al Primer Motor, que nosotros llamamos Dios, Maestro de Santo Tomas, y perfeccionado por este, sigue siendo el padre intelectual de Occidente.

En política los griegos y los romanos nos enseñaron a tratar en publico, y mediante una discusión libre, todos los asuntos de interés común. « No, atenienses, traducía el Padre Escobedo a Demostenes, la injusticia, la perfidia, la mentira, nunca han fundado nada sólido. Un gobierno de esa índole puede durar unos instantes, tener brillo falso y aplausos de paniaguados y hacer promesas; pero pronto el vicio salta a la vista y todo se desbarata. Una casa no vale sino por sus cimientos, un navío por su quilla. Las acciones humanas tienen necesidad de alimentarse de la verdad y de la justicia. Y esto es lo que le falta a la policía de Pilpo «.

La antigüedad clásica nos deja un legado que consiste en el cultivo de la razón, en el esplendor de la belleza, en la fuerza acompañada de la gracia, esto en los juegos atléticos, y el derecho, esto en las relaciones cívicas y en las de nación a nación. El ideal Humano es la medida y la armonía: De aquí la consecuencia obligada del horror al caos y la adhesión al orden.

Gran humanista, hay que repetirlo, fue el Padre Escobedo; pero, cristiano, sacerdote, poeta, y, primero que todo esto, salvaterrense del río Lerma, del cerro de Culiacán, de las guayabas olorosas, de los cacahuates sapidos, de las manzanas de cristal, de las hortalizas jugosas, y, ante todas cosas, de la Virgen de la Luz, fue cumplidamente, gracilmente, poéticamente, un firme expositor de la magnificencia divina, de excelencia grande en sus dones, manifiestos en la Naturaleza-recordemos la Rusticatio mexicana de Landivar, vertida por el castellano- y activos, reflejo del amor divino, en el corazón de cada uno de nosotros.

Al orden natural, al apego a la razón, a la penetración en la hondera del hombre, a esa exaltación de la inteligencia y al descubrimiento de la belleza, cosas todas herencia de Grecia y Roma, el Padre Escobedo, llevado y movido por su clara conciencia de cristiano cabal y de hombre de Iglesia, agrego su luz de salvaterrense, hijo de la Virgen, y su luz de su armonía con Dios.

J. Jesús García y García

Federico Escobedo. Una

vislumbre de su personalidad

Noviembre de 1999

Todo escritor, en última instancia, escribe

desde sí mismo o acerca de sí mismo.

SEGUNDO SERRANO PONCELA

No se alcanza en arte la universalidad sin un arraigo nativo.

AGUSTIN YAÑEZ

Entrada

Hacemos comparecer hoy ante nosotros a don Federico Escobedo en el año 125 de su nacimiento y 50 de su muerte. Ya debe estar aquí. No hay en esto sombra de espiritismo, de mala magia o de brujería. Tampoco es un desplante sacrílego a lo Tenorio. Lo llamamos porque deseamos redescubrirlo y mimarlo. Tal es la suerte que de suyo corren los muertos que no han muerto, los ilustres: deben responder a cuanta convocatoria se les haga. Por algo les decimos -y son- inmortales. Sólo el pobre difunto oscuro que nunca es recordado ha fallecido de veras.

La presencia aquí de don Federico nos mueve a interrogarlo, a pedirle que nos cuente su vida y nos aclare su pensamiento. Querríamos, además, aun sin poseer la sabiduría médica, auscultarlo, indagar qué clase de ruidos se traía en el pecho el dilecto paisano, qué ritmo cardíaco lo sostenía en pie, cuáles eran los más acentuados rasgos de su personalidad, ese «conjunto de caracteres que distinguen a cada individuo y lo hacen peculiar».

Desde Aristóteles, por lo menos, viene definiéndose al ser, a todo ser, como un compuesto de sustancia y accidentes, y mucho después se dijo, matizando un poco mejor y refiriéndose específicamente al ser humano, que es un compuesto de su yo y sus circunstancias. Mi designio esta noche es acercarme, tanto cuanto me lo permitan mis naturales limitaciones, al yo y las circunstancias de Escobedo, aun a riesgo de que logre únicamente cubrir a nuestro homenajeado con un manto tejido con mi propio yo y mis particulares circunstancias. Tal es el riesgo de las empresas de esta clase.

Sostengo que Escobedo está aquí, pero no estamos en posibilidad de decodificar sus respuestas ni de interpretar sus signos clínicos, de modo que, para nuestros propósitos, hemos de ayudarnos con el esbozo biográfico que ofrezco en seguida, indispensable tarjeta de visita, y con el somero análisis con que trataré que su persona sea objeto de una comprensión más o menos extensa.

Esbozo biográfico

Federico Escobedo y Tinoco, canónigo, poeta y humanista, miembro de la Arcadia Romana y académico de la lengua en México, España y Colombia, nació en Salvatierra el 7 de febrero de 1874, en la casa marcada hoy con el número 809 de la calle de Hidalgo. Si mucho se ha dicho que nació el día 8 del mes y año referidos es por confusión con el día de su bautizo, pues fue precisamente el 8 cuando el párroco Rafael Aguilar bautizó solemnemente a «un infante que nació hace un día en esta ciudad», al que puso por nombre Juan Federico, hijo de don Leandro Escobedo y doña Porfiria Tinoco.

Don Leandro comerciaba con ropa. Provino de Yuriria, donde en 1867 había ocupado el cargo de Jefe Político del Distrito. Siguió incursionando en la política: en Salvatierra fue Regidor Quinto en 1872 y Regidor Primero en 1873, pero fue destituido del cargo tres meses antes de que concluyera el año porque se negó, al igual que otros funcionarios, a protestar obediencia a la Ley de Reformas y Adiciones Constitucionales, instrumento por el cual don Sebastián Lerdo de Tejada, sucesor de don Benito Juárez en la presidencia de la república, incorporó a la Carta Magna de 1857 las Leyes de Reforma, con lo que éstas se formalizaron y pudieron así aplicarse medidas tales como la separación de la Iglesia y el Estado, la libertad de cultos, la nacionalización de los bienes eclesiásticos, la consideración del matrimonio como un contrato civil, la secularización de los cementerios, la abolición de los días festivos religiosos, la supresión de la asistencia del gobierno a los actos piadosos, y, sobre todo, la disolución de las órdenes religiosas, incluso las Hermanas de la Caridad que por decreto del propio Juárez habían sido puestas a salvo de la extinción.

Después (1876), don Leandro volvió provisionalmente a Yuriria para ser por segunda vez el Jefe Político de aquel lugar. En 1881 lo encontramos renunciando al puesto de Juez Municipal de Salvatierra, y en 1887 era Procurador del Ayuntamiento salvaterrense cuando firmó, junto con los regidores Doroteo Vera, Pomposo Martínez y Rafael Nieto, una hoja de protesta por la exclaustración de las monjas capuchinas de la localidad, protesta que provocó las iras y el acoso del Jefe Político don Manuel A. Romo.

Hay versiones de que fueron seis y otras de que fueron diez los hijos del matrimonio Escobedo Tinoco. Se recuerdan, además del de Federico, los nombres de María (quien murió célibe atendiendo al presbítero), del revolucionario Vicente y de Luis y Julia, estos dos muertos de vómito al sorprenderles la epidemia en Veracruz.

Entre 1881 y 1885, mientras era monaguillo del señor cura don Rafael Aguilar, Federico hizo sus estudios primarios en Salvatierra, recibiendo la instrucción del idóneo y afamado don Sebastián Tejada en el colegio de la Purísima Concepción. Para fortuna de aquel adolescente, en noviembre de 1885 tomó posesión del cargo de párroco de Salvatierra el abogado y sacerdote, literato, periodista e historiador michoacano don Tirso Rafael Córdoba, quien fundó aquí inmediatamente un colegio para alumnos avanzados. A ese colegio ingresó Federico y poco tiempo necesitó para mostrar a los ojos de Córdoba una sensibilidad nada común y claras aptitudes literarias. El párroco no perdió tiempo: disolviendo indirectamente el noviazgo de Federico con Amalia Toledo, envió al muchacho a Puebla (habrá sido en tren, de cuyo servicio gozábamos en Salvatierra desde 1883) a estudiar por tres años en el Seminario Palafoxiano el curso completo de Humanidades, que constaba de las materias de Analogía, Sintaxis de la Lengua Latina y Retórica. Tiene allí el salvaterrense sus primeros contactos con los clásicos, y las calificaciones que alcanza son siempre las más brillantes.

Es ya 1889, ha cumplido quince años y debe decidir sobre su carrera. No será médico, como hubiera querido don Leandro, sino sacerdote, como le dicta la vocación. Ingresa a la Compañía de Jesús y es destinado al Colegio Noviciado de San Simón, en Michoacán. Son tres los años del noviciado y uno más para completar los estudios de latinidad. Emite sus primeros votos religiosos y cursa dos años de Retórica antes de viajar a España (1894) para estudiar la filosofía en Oña, provincia de Bribiesca de Burgos, en compañía de otros 19 jóvenes mexicanos, entre los cuales iban futuras lumbreras de la Orden (Cuevas, Heredia, Carrasco, etc.).

Antes de lo previsto retorna a la patria, enfermo por la intensidad de los estudios. Le prescriben la terapia del descanso, pero no la observa porque se ha iniciado en el magisterio. Así, sucesivamente, en San Simón desempeña la cátedra de Literatura, la prefectura de externos en el colegio de San Juan Nepomuceno de Saltillo, y una cátedra para externos en el Colegio de Mascarones, de México. Su inspiración poética empieza a ser productiva: en 1898 dedica un cuaderno manuscrito de sus versos al padre Bernardo Bergöend. El primer poema que allí se recoge está fechado en 1893.

Para los inicios de 1899 Federico ya no está en la Compañía de Jesús. Ha renunciado porque el «cajón de ropa» que don Leandro tiene en Salvatierra no produce lo suficiente para el sustento de los suyos y, finalmente, queda en bancarrota. Don Leandro, desalentado, huye de Salvatierra y Federico vuelve al mundo, al «siglo», para ayudar a la familia. Lo primero que hace es ir al terruño a vender lo realizable, pagar las deudas del papá y llevarse consigo a su madre y a los hermanos que permanecían con ella a Huamantla, Tlax., donde establece un colegio de niños. Por el mismo tiempo colabora en el periódico El País, de don Trinidad Sánchez Santos. Ocupado en atender aquel colegio lo encuentra el obispo de Puebla don Perfecto Amézquita, quien lo anima a ordenarse sacerdote. Ya no como jesuita, sino como miembro del clero diocesano, prontamente recibe las órdenes de subdiácono, diácono y presbítero en el Seminario Conciliar Palafoxiano, del que pasa en seguida a ser profesor de Retórica y Humanidades. Su cantamisa ocurre en Huamantla, el seis de diciembre de 1899. Es designado vicerrector del colegio episcopal de San Pedro y San Pablo de la capital poblana, y prensas poblanas le imprimen sus tres primeros libros en los albores del siglo XX.

Fuera de lo estrictamente concerniente a su ministerio, su centro de atención es la literatura clásica, particularmente la vertida en lengua latina: la enseña, la comenta, la traduce y la imita. En esas labores se encuentra el 22 de mayo de 1907, cuando la Academia de Buenas Letras y Ciencias de Roma avisa que ha concedido a Federico el título de árcade romano, con el seudónimo de «Tamiro Miceneo». Esa academia existe desde el año 1690. Fue fundada por el poeta y retórico Giovanni Mario Crescimbeni, contando con algún patrocinio que alcanzó a brindarle, poco antes de morir, Cristina de Suecia. Comúnmente se conoce a dicha corporación con el nombre más breve de Arcadia Romana. Sus miembros son escritores eminentes, sin distingo de nacionalidad, especialmente poetas (hubo entre ellos algunos papas y reyes), cuya nota característica es la de ser versados en las lenguas antiguas, y quienes toman el nombre de un pastor griego, real o imaginario, agregándole un gentilicio griego también. La Arcadia es una región de la antigua Grecia, en el centro del Peloponeso, zona montañosa convertida por la ficción poética en mansión de la inocencia y la felicidad, donde vivía un pueblo de pastores, los arcadios o árcades. En México, a lo largo de tres siglos, hemos tenido un puñado de árcades romanos, quizá no más de 19 contando a nuestro Tamiro. Y aquí hay que evitar la confusión con una Arcadia Mexicana que hubo durante el siglo XIX y que, al lado de su modelo, resultó «cosa de juego».

La Revolución llevó a Puebla su cauda de inevitables perjuicios y en 1914 Escobedo tuvo que hacerse cargo provisionalmente del arzobispado angelopolitano. Actuó entonces con tino y energía, enfrentándose varias veces a grupos armados extremistas para salvar vidas y bienes necesarios del clero poblano. Así tocóle encarar, entre otros, a los generales Pablo González y Francisco Cos. Por ironía del destino hubo de afrontar también a su propio hermano Vicente. El acierto de Federico se mide por el hecho de que al final de sus intervenciones lograba siempre el respaldo y protección de los mismos individuos beligerantes.

Ese mismo 1914, a propuesta de don Joaquín D. Casasús, Escobedo es llamado a la Academia Mexicana (de la Lengua), en calidad de miembro correspondiente. La Academia había sido fundada un año después de que él naciera. Poco después acaba rindiéndose a la necesidad de radicar en la ciudad de México. Allí sigue practicando la enseñanza, escribe para la prensa, despierta el interés con sus piezas oratorias y declamaciones. La Academia Mexicana lo convierte en individuo de número, carácter que conservará hasta su muerte. Sustituye a don Rafael Delgado y él, a su vez, será sustituido por don José Rubén Romero. Pronuncia en abril de 1917 su discurso de ingreso sobre el tema «Manzoni en México», que le es contestado por don José López Portillo y Rojas. A partir de 1918 es miembro también de la Real Academia Española, en la clase de correspondiente extranjero, según lo acredita el despacho signado por don Emilio Cotarelo ese 4 de octubre.

Vuelve a la provincia, como párroco de Teziutlán, en 1921. En aquel rincón tranquilo termina su célebre traducción de la Rusticatio mexicana de Rafael Landívar, que le es publicada en 1925 por la Secretaría de Educación Pública con el título de Geórgicas mexicanas. De la tranquilidad teziutleca lo arrancan en marzo de 1927 los esbirros callistas, perseguidores religiosos, quienes lo conducen a la ciudad de México para recluirlo en la guarnición de la plaza. Después de unos días de zozobra, porque aquella gente mata sumariamente, regresa a su parroquia.

Ahora va a Puebla como canónigo. El primero de marzo de 1940 la Academia Colombiana lo designa miembro correspondiente. Poco después empieza su declinación vital. La fortuna, que tantas veces aligeró el paso de sus cuitas, que le concedió la oportunidad de organizar su vida conforme a sus inclinaciones y preferencias, dio la espalda a don Federico en sus últimos días: una penosa enfermedad le atacó, pero no le impidió vivificar las potencias del alma, pues sobrellevó la dolencia con su sonrisa eterna. Ese padecimiento le causó la muerte el 13 de noviembre de 1949, cuando se encontraba en una verdadera miseria económica. En julio de 1950, a moción del grupo literario Bohemia Poblana, se erigió el busto en bronce de nuestro coterráneo en el jardín llamado «Federico Escobedo» de la colonia El Carmen de la ciudad de Puebla.

La bibliografía escobediana, contando libros, folletos, composiciones sueltas y colaboraciones, supera la cincuentena de títulos. Más abundante es, sin embargo, su obra dispersa en algunas publicaciones de difícil localización y la que anda, original e inédita, en manos de particulares. Una visión integral de dicha obra nos haría ver al autor en sus diversas perspectivas: «el poeta original en español, el poeta latino, el traductor insigne, el crítico sagaz que une la erudición con el puro hallazgo de la belleza, el orador fecundo, el autor teatral y el admirable escritor de cartas», que dice Joaquín Antonio Peñalosa.

La salvaterridad de Escobedo es cosa a prueba de dudas: dondequiera se mostró satisfecho de su origen. En 1939 acudió a la coronación de la Santísima Virgen de las Luces, a la que dedicó algunos poemas que recitó en memorable velada. Su pensamiento respecto al terruño se condensa en estos versos suyos:

Al Culiacán vecina,

con esmeralda fina

de mil huertos

en torno del circuito,

mírase una tierra

por nombre Salvatierra:

mi cuna, mi ciudad, mi hogar bendito.

Somero análisis

El esbozo que acabo de exponer -la tarjeta de visita, como quise llamarle- nos proporciona datos para una comprensión primaria de nuestro personaje. Vamos a ver ahora si contextualizando los escuetos antecedentes podemos precisarlos, enriquecerlos o al menos matizarlos, y a ver si el retrato mejora.

El tiempo, el espacio y la sociedad moldean al individuo desde su más temprana edad. Estamos hablando aquí de un individuo nacido en el templado Bajío guanajuatense (entonces sí verdaderamente templado y con estaciones climáticas mejor definidas que ahora), el Bajío de vocación predominantemente agrícola, en una época en que no había preocupación por el control natal, miembro, por consiguiente, de una familia que hoy vendría a ser numerosa, de raza indígeno-española (mestizo, pues), retoño de una familia de la clase media-baja.

Reinaba en la Iglesia católica Pío IX, el llamado «Papa del sufrimiento», el del segundo pontificado más largo de la historia: 31 años y fracción, superado en duración únicamente por san Pedro, a quien se le calculan 34 años de pastoreo universal. Pío IX es aquel que el 8 de diciembre de 1854 proclamó el dogma de la Inmaculada Concepción; el que canonizó el 8 de junio de 1862 a san Felipe de Jesús, hasta ahora el único santo mexicano; el que en 1863 determinó una gran expansión de la Iglesia en México al erigir de una sola vez dos arquidiócesis (una de ellas la de Michoacán) y seis diócesis; el que convocó y presidió el concilio Vaticano I, en el que se definió el dogma de la infalibilidad del papa en materia de fe y de costumbres; el que, al morir, daría paso a la elección de León XIII (1878-1903), autor éste de la famosa encíclica Rerum novarum, en favor de los trabajadores. El pastor eclesiástico en nuestra región lo era el por varios motivos insigne don José Ignacio Arcigas y Ruiz, de también larga duración en su encargo.

A principios de 1874 México tenía, aproximadamente, diez millones de habitantes y aún se sostenía como presidente de la república don Sebastián Lerdo de Tejada, aunque amagado ya por Iglesias y Porfirio. Era gobernador del estado de Guanajuato don Florencio Antillón, y Jefe Político de Salvatierra don Epifanio Solache.

Entre la gente de pensamiento obtuso llegó a darse, en ingenuas épocas, la creencia de que se producía un irrevocable influjo del significado original de un nombre sobre la persona a la que se le adjudicaba; el nombre condicionaba al hombre: te bautizamos como Gustavo para que seas «bastón de mando en el combate». Lo disparatado de aquella forma de pensar se hacía patente, por ejemplo, cuando las Leticias salían mustias y agrias, y los Vicentes, infalibles perdedores. De algún modo aquello fue contrarrestado con la costumbre, hoy casi desaparecida, de asignar a los cristianos, en el bautizo, el nombre del santo que en el día de su nacimiento se festejaba, así fuera tan de poca eufonía como Policarpo, Mamerto, Mucio o Cunegunda, o bien cambiando el género del nombre, de tal modo que salieran los Teresos, los Caritinos, los Magdalenos o las Jorgelinas. Sin una ni otra orientación, don Leandro y doña Porfiria le pusieron a nuestro célebre poeta ese nombre de origen teutón, Federico, que dicen que significa «príncipe de la paz». De chiripa y todo, acertaron. Ya hablamos de las habilidades pacificadoras del padre Escobedo durante la revolución iniciada en 1910. Otros signos de su pacifismo se manifestarán más adelante.

Federico nació sin anormalidades físicas ni, que se sepa, marcas de nacimiento. De haber tenido algo de eso probablemente hubieran sido otras sus actitudes. Por lo demás, no estuvo sujeto, durante su avecindamiento salvaterrense, a esfuerzos cotidianos de desplazamiento: nada más cruzaba la gran plaza y se encontraba ya a las puertas del templo parroquial, centro de su ocupación infantil, el acolitado, en el que tuvo sus primeros contactos con el latín:

- Introibo ad altare Dei.

- Ad Deum qui laetificat iuventutem meam.

Su primera escuela le quedaba en equivalente cercanía, y la segunda se ubicaba, asimismo, en la sede parroquial.

Conforme a la época, era muy profundo e inalterable el respeto que profesaba a sus padres, los cuales formaban una pareja bien avenida. Don Leandro, ya lo apuntamos, en materia de fe era un feligrés comprometido, opositor a las injusticias contra la Iglesia. No hay constancia de que haya sido un adepto al Imperio, pero tampoco de que fuera un liberal militante. Sólo podría tachársele de mal administrador. Por cierto, Federico, salvo algún asunto de salud, no tuvo tempranos contratiempos: el primero le vendría a la edad de 25 años, cuando la quiebra del establecimiento comercial de su progenitor.

La sociedad salvaterrense del último cuarto del siglo XIX era, en general, proclive a la tranquilidad, a pesar de haber sufrido mucho con poco más de sesenta años de perturbaciones sociales en el país: primero la guerra de independencia y, al concluir ésta, múltiples asonadas y motines de todo signo y diferente gravedad; luego la increíble y trágico-grotesca «Guerra de los Pasteles»; el gran despojo de que nos hizo víctimas el imperialismo yanqui; la guerra de Reforma; la intervención francesa y la lucha a morir entre republicanos e imperialistas, culminada con el fusilamiento ocurrido en el cerro de las Campanas. Acabada esta lucha, que de todos modos era en gran parte fratricida, quedaron sin ocupación muchos hombres armados y en estado de exaltación guerrera: algunos se organizaron en gavillas y, tomando como pretexto la causa que fuese, o sin ninguna, pelearon para saquear a las mal defendidas poblaciones provincianas. En 1870, en momentos en que no hubo autoridad formal, los vecinos de Salvatierra habían tenido que organizarse en una llamada Junta Menor para defender a la ciudad de las partidas de facinerosos comandadas por Esteban Bravo, Celso Orozco, Cayetano Lara y Telésforo Alcántara que, supuestamente, luchaban en contra de don Benito Juárez, después de haber estado a su servicio. Las prevenciones fueron inútiles y la localidad fue asaltada el 28 de febrero de ese mismo 1870, con algunos considerables perjuicios, entre ellos la quema del archivo municipal. El amago siguió hasta 1872, por parte, especialmente, de Marcial Bravo y Casimiro Alonso.

De anhelos de paz deben haber estado platicando los vecinos mientras nacía Federico. Ciertamente Salvatierra pocas veces fue centro de batallas importantes durante aquellas décadas de lides guerreras, pero sí fue víctima constante de exacciones (exigencias más o menos violentas de «ayudas para la causa», arbitrariamente impuestas), de las odiosas levas, de secuestros, etc. Y todavía faltaban revueltas. Algunas despertaron simpatías personales, pero el peligro en lo colectivo era patente: así se produjo la primera Cristiada (1874-1875) contra la ya mencionada incorporación de las Leyes de Reforma a la constitución, y después el Plan de la Noria y los de Tuxtepec y Palo Blanco. Finalmente vino esa paz porfiriana que ahora nadie agradece pero que en su momento fue un grato remanso.

Por aquel entonces, cuando no había amenazas a la vista, en los haraganeros patios de la provincia abajeña la vida tenía honduras de refrescante pozo artesiano; la palabra tertulia tenía un significado que era ratificado con la práctica, y entre ésta y otras andancias de la comunicación se daba el trato humano, al concluir la jornada, a semejanza -todo lo remota que se quiera- del ágora griega; contraste evidente con nuestra actualidad en la que no puede estar más infavorecido el «placer cordial de desatar la lengua con nuestros semejantes». De aquella languidez quedan ahora restos nomás en nuestra Salvatierra, regidas como están nuestras vidas «por el grávido péndulo de un reloj torturante». El tiempo ha remontado hoy categorías conceptuales y advino disparatadamente a lo axiológico. Domina la premura y reina un frenesí «moderno» que nos impide simpatizar con el mundo decimonónico, inentendible ya, para siempre perdido.

Con todo esto no cuesta trabajo imaginar a Federico Escobedo como un ser afortunado, sin conflictos ni cronométricos apremios, o en quien, por lo menos, se dio un maravilloso desacuerdo del tiempo del reloj con el tiempo del alma.

Dijo don Alfonso Junco: «Dulce varón fue el padre Escobedo. Alma exquisita y cándida, enamorada de toda belleza y derramada en toda bondad, era imposible acercársele sin sentirse atraído y conquistado. Ajeno a las materialidades circundantes, vivía en las hechizadas nubes de la poesía... Era un humilde triunfador, se crecía y volcaba en la exaltación poética, y volvía luego, suave y benigno como siempre, a su estudiosa penumbra».

Ya casi completamos su efigie: todo nos lleva a que nuestro personaje luce muy dulce, muy sonriente (las fotos avalan esto), muy sosegado, bonachón, que no quiebra un plato. ¿Será cierto?

Además, ¿no era lo suyo la poesía bucólica, esto es, la pastoril o campestre, que canta la belleza de la vida humana desarrollada en íntimo y amoroso contacto con la naturaleza? Es lógico suponerle alguna identificación con ese género de vida. Algunos saben lo que es estar largo rato en el campo y mejor si es en soledad: absorbe a uno el silencio pleno, matizado apenas por el rumorcillo de un suave céfiro; sólo de vez en cuando se registra algún ruido notable: un relincho o un mugido, más o menos lejanos, alguna voz, acaso un silbido; la vista se enfoca al horizonte, la imaginación vuela; los cantos de las aves son otra cosa, muy especial: ocurren inesperadamente, con galana resonancia, y el que los escucha se transporta a otras dimensiones. Por algo se nos quería hacer creer antiguamente que los pastores pasaban la vida apaciblemente cantando y tejiendo guirnaldas de flores. Federico apreciaba esto que formaba parte, ciertamente, de sus preferencias.

Y, abundando un poco, ¿no tenemos a don Federico por humanista? ¿Pero qué es eso? Sabemos que hay el humanismo literario y el humanismo vital. En el primero el humanista posee el conocimiento y practica el cultivo de las lenguas clásicas, el griego y el latín, y de sus correspondientes literaturas, al paso que el humanista vital busca que el hombre se eleve hacia un ideal de perfección, mediante el reconocimiento y realización de los más altos valores que posee naturalmente por su condición humana. Estas formas no se excluyen mutuamente y, en el mejor de los casos, la segunda abarca a la primera, como es fama que sucedió con nuestro Federico, en buena parte por su paternal actuación como maestro y como cura de almas.

Pero, ¡cuidado! No existen los caracteres imperturbables, de una pieza, parejos. El doctor Alberto Ruiz Gaytán dijo ver en Tamiro un ánima dudosamente domesticada, traviesa y juvenilmente juguetona. Y, además, hay mansedumbres y mansedumbres. Federico, ante la puya, sacaba la casta. No hay más que ver lo acerbamente que trató al académico guatemalteco Federico Díaz de León cuando se sintió injustamente criticado por éste.

Me doy cuenta de que habría mucho más que hablar en torno a nuestro homenajeado. Casi no hicimos más que empezar la exploración. Pero no debo seguir abusando de la amable atención que ustedes, generosamente, me han brindado. He de concluir pronto, pues.

Salvatierra, don Federico, yo los veo retratados el uno en el otro: afortunados crónicos, fieles a un destino prefijado, dueños de una tranquilidad que parece confundirse con el tedio pero llenos ambos de una sustancia poética que juguetea disimuladamente y es rota de cuando en vez por algún ex abrupto.

Llamo ahora en mi auxilio a nuestro segundo académico de la lengua, don Jesús Guisa y Azevedo, para que él, con palabras de hace 25 años, dé las últimas pinceladas al retrato del padre Escobedo:

El feliz concierto de una vida, la suya, en todas sus manifestaciones, en todos esos movimientos salidos de su entraña y de su raíz de hombre, un algo y, para ser exactos y precisos, un mucho, tiene de este ambiente nuestro, del «gigantesco Culiacán», como él le llama, de nuestros contornos, del verde de nuestras praderas, de los frutales promisorios plantados por la mano amiga de los carmelitas, del siempre florecido valle, del impetuoso Lerma y, para decirlo todo de una vez, de la dádiva de prodigalidad continuamente renovada con que nos obsequia nuestra tierra.

Más adelante dijo el doctor Guisa:

...es un ejemplo, producto acabado, por otra parte, de una armonía entre el individuo y su medio. Habría de ser, fiel a esa armonía que él trabajó, asido, con el consciente alborozo de un niño grande, a las bellezas naturales de esta escogida comarca, un poeta, un gran poeta.

El remate fue de maestro:

Y él, regalo, delicia, orgullo nuestro, nos convida e insta, nos incita y estimula, nos inclina y convoca a seguir su ejemplo, a repetir y aun mejorar sus experiencias. Si él fue humanista cumplido y dio luz a la inteligencia, cualquiera de nosotros y los mismos niños que nacen hoy, un siglo después de su nacimiento de él, pueden y deben imitarlo.

Despedida

Muchas gracias, don Federico Escobedo, por acudir a este homenaje que le hacemos y que hoy empieza. Muchas gracias por permitir, sin protesta, que yo especulara esta noche sobre su personalidad. Muchas gracias. Lo despedimos a la usanza de hoy: «¡Cuídese mucho!... y sea feliz».

Bibliografía principal:

- Ayuntamiento de Salvatierra. Libro de actas. 1872 y 1873.

- Ayuntamiento de Salvatierra. Libro de actas. 1874-1877.

- CARREÑO, Alberto María. La Academia Mexicana Correspondiente de la Española, 1875-1945. México, 1945.

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- COUTTOLENC CORTÉS, Gustavo. Federico Escobedo. Traductor de Landívar. Con un prólogo de Alfonso Castro Pallares. México, JUS, 1973.

- «Gacetilla. Siguen las renuncias», en El Fantasma, t. 1, núm. 10. Salvatierra, Gto., 30 de enero de 1881, p. 4.

- GARCIA Y GARCIA, J. Jesús. «Federico Escobedo. Un punto de partida para el reconocimiento de la personalidad del ilustre humanista y poeta salvaterrense». Conferencia sustentada en la ciudad de México el 2 de mayo de 1974 en sesión extraordinaria del Seminario de Cultura Mexicana, en el salón de actos de la Institución.

- GUISA Y AZEVEDO, Jesús. «El padre Escobedo, hombre de esta nuestra tierra». Discurso leído, con la representación de la Academia Mexicana, en la velada de homenaje a Federico Escobedo el 7 de febrero de 1974.

- GUZMAN CINTORA, J. Jesús. Yuririapúndaro. León, s. e., 1985, 4a. ed.

- MARIN, Miguel. «El Padre Federico Escobedo», en Flama, núm. 10, Puebla [enero de 1950?]

- OCAMPO DE GOMEZ, Aurora, y Ernesto Prado Velázquez. Diccionario de escritores mexicanos. México, UNAM, Centro de Estudios Literarios, 1967.

- PEÑALOSA, Joaquín Antonio. «Resurrección de Federico Escobedo. Gloria de Puebla y de México», en Sembradores de amistad, año XIV, vol. VIII, núm. 132. Monterrey, N. L., octubre de 1962.

- «El presbítero Federico Escobedo y sus Geórgicas Mexicanas», en Numen. Revista literaria y de información bibliográfica, año II, núm. 6. Puebla, Pue., julio y agosto de 1969.

- ROMO, Manuel A., Jefe Político del Distrito de Salvatierra. Oficio al C. Secretario de Gobierno. Guanajuato, Gto., 1 de diciembre de 1997.

- RUIZ GAYTAN, Alberto. El humanista Federico Escobedo. Guanajuato, Gobierno del Estado, 1974 (Breviario núm. 3)

LA MEMORIA VISIBLE DE ESCOBEDO EN SALVATIERRA

Palabras del Cronista de la Ciudad de Salvatierra, don Luis Castillo Pérez, la noche del 10 de noviembre de1999, para cerrar el homenaje de ese día al señor canónigo don Federico Escobedo.

Después de esta intervención del maestro don Jesús García y García, únicamente me queda agregar dos o tres experiencias mías que tienen que ver con nuestro ilustre paisano don Federico Escobedo y Tinoco.

Recuerdo con agrado que el señor canónigo vino a celebrar con nosotros la coronación de Nuestra Señora de la Luz. A mi me toco acompañarlo a un pequeño paseo por nuestra ciudad natal. Por dondequiera que pasaba iba él haciendo recuerdos de su niñez y de su temprana juventud. Luego, como nos pareció que aquello podía ayudarlo a una visión más vasta del terruño, lo llevamos a que subiera al mirador aquel que tenia, junto al río, el señor luna, a cuya casa se entraba por la calle Guillermo Prieto, en la bajadita al puente de Batanes. Aquella especie de torre estaba todavía en condiciones de uso y pudimos llegar hasta arriba. Conmovía ver como don Federico se extasío por largo rato contemplando el panorama. Allí, sin mas tramite, se puso a componer su poema « Acuarela «, aquel que empieza:

Desde enhiesto mirador

que surge como atalaya,

¡ Como mi vista se explaya

de mi tierra en derredor!

Recito su poema en la velada literario-musical que tuvo lugar el día siguiente, y ya no tuve la suerte de verlo mas, porque enseguida tuvo que regresar a Puebla.

Cuando se decidió, después de su muerte, que una de nuestras calles llevara el nombre del ilustre humanista que tanto lustre dio a su patria chica, nos encontramos con que las autoridades se negaban a los cambios para no restar homenaje a las figuras históricas, entre ellas los héroes revolucionarios.

Propusimos que la calle de Alvaro Obregon, muy pequeña pero muy céntrica, llevara el nombre del señor canónigo Escobedo, pero, imagínense ustedes, ¡ cómo iba a permitirse ese desacato! Entonces argumentamos que el llamado Manco de Celaya tenia ya bajo su nombre no una sola calle sino una colonia, la que antiguamente llevo el nombre de Ranchito de San Elías. Así se allano aquella dificultad y por ello tenemos nuestra calle de Federico Escobedo.

En la ciudad capital, a iniciativa de Jesús Pompa Calderón, fundamos a principios de los años sesentas el Circulo de Salvaterrenses Residentes en México. Sacamos la revista San Andrés y al principio hubo mucha actividad. Pompa se puso a tramitar que la Secretaria de Educación dotara a Salvatierra con una biblioteca publica. El asunto tardaba y Pompa quiso regresar a Salvatierra impulsado por personales proyectos. Así fue como me hizo el encargo de que atendiera yo aquel asunto. Afortunadamente todo se fue resolviendo, aunque lentamente: escribimos a la Secretaria; escribimos al H. Ayuntamiento, que era presidido por don José Jiménez Díaz; se consiguió el local.

Pero había que asignar un nombre a la biblioteca, y nos pareció que él mas indicado era el de nuestro arcade romano, el ilustre padre Escobedo.

Pero sucedió que ya había en Salvatierra una biblioteca con ese nombre: la de la escuela primaria urbana Articulo 123 « La Reforma «. Hubo que ponerse en contacto con el director de esta, don José Trinidad Hernández Acosta, quien, galantemente, cedió el nombre y por ello tenemos nuestra biblioteca publica « Federico Escobedo y Tinoco «.

Con estos sencillos recuerdos quiero sumarme al homenaje que hoy se rinde al humanista coterráneo.

Historia y Sociedad en Guanajuato de 1870 a 1950.

Patricia Campos Rodríguez

Centro de Investigaciones Humanísticas

Universidad de Guanajuato

Es tarea difícil ubicar, en el contexto histórico, el devenir del Estado de Guanajuato que ve nacer a Federico Escobedo y quien siempre, en su espíritu, tuvo presente a Salvatierra, su “patria chica” como le llama en sus poemas.

El estado de Guanajuato y el terruño de Federico Escobedo destacan por múltiples razones. Primero, quedó enmarcado en una porción de tierras fértiles y, gracias a la minería, se propició el desarrollo de ciudades importantes así como el de muchas otras secundarias. Esto permitió el desarrollo “industrial” que, aunado a las facultades manuales con las que ha sido dotado el pueblo mexicano, permitió la gran variedad de productos artesanales como se verá en esta exposición. Segundo, el Estado de Guanajuato se ha distinguido por el espíritu inquieto de sus hombres pensantes. Nombres, como el del propio Federico Escobedo, destacaron a lo largo de su historia.

Hoy daremos sólo una pincelada de este rico devenir social, político y económico del estado terruño de Federico Escobedo. Hemos utilizado, como fuentes principales para transitar por el paisaje histórico de nuestra región, los testimonios de los viajeros que recorrieron y se asombraron ante la prodigiosidad de sus tierras y de sus habitantes; la guía que se publica a fines del siglo XIX acerca de la ruta del ferrocarril y que muestra las cualidades y defectos de algunos lugares; “Guanajuato y sus Gobernantes” a través de los cuales se plasma el desarrollo del estado. Y los trabajos de Manuel M. Moreno, de Mónica Blanco y de Felipe Macías quienes dibujan, sobre todo, la vida política de la entidad.

Partiendo del siglo XIX, en lo nacional, Guanajuato quedará marcado por los inicios de la Revolución de Independencia en 1810; por las luchas entre liberales y conservadores los combates librados en Salamanca y Silao; por su participación en la esfera nacional con hombres como José Ma. Luis Mora, Manuel Doblado, Ignacio Ramírez y tantos otros; por los combates durante la Revolución librados contra el ejército de Villa en Celaya y León así como su participación en la guerra cristera. En fin, una presencia en el quehacer nacional que, hasta hoy día, con modalidades diferentes, sigue actuando.

Para la década en que nace Federico Escobedo, no se tiene mucha información. Es ya casi al término de ésta cuando la política causa movimientos en el estado.

Sebastían Lerdo de Tejada, empeñado en conservar la presidencia de la república tiene, entre sus opositores, a José Ma. Iglesias. Tras una elección fraudulenta, el Congreso confiere el triunfo a Lerdo de Tejada en octubre de 1876. Iglesias deja la capital en diciembre e instala los poderes en Guanajuato.

Sin embargo, para el 22 de diciembre, el ejército de Iglesias tiene que dejar Celaya, replegándose a Salamanca. Llega ahí acompañado de su gabinete. Reunido con los diputados guanajuatenses que lo apoyaban, acordaron sostener la lucha hasta donde fuera posible. Porfirio Díaz hace su entrada en Celaya pasa a Salamanca y desde ahí envía sus tropas a tomar Guanajuato. Antillón sale para Europa e Iglesias rumbo a los Angeles1.

Más tarde Guanajuato se opondrá a Díaz quien, en 1877, (en Salamanca) nombra gobernador del estado al Coronel Francisco Z. Mana. A pesar de la designación impuesta, Mena sabrá conciliar los distintos intereses en la entidad. Originario de la ciudad de León se encarga de construir el ferrocarril entre Celaya y León con un ramal a Guanajuato, pasando por Salamanca, Irapuato y Silao2. En su período se abre la biblioteca pública del Colegio del Estado y la Escuela de Profesores de Primera Enseñanza. Valle de Santiago pasa a ser ciudad; Huanímaro adquiere el rango de pueblo. Se establecen tres colegios de enseñanza secundaria en: León, Celaya y San Miguel.

De nuevo, en 1879, el país se encuentra en ebullición por el cambio de poderes. Lo mismo sucede en algunas entidades entre ellas Guanajuato. Esta vez el triunfo se otorga a Manuel Muñoz Ledo. Encuentra un estado próspero. La estabilidad social se consolidaba, el estado progresaba en la agricultura, industria y comercio3.

Hacía 1883, cuenta un viajero, inicia una gran bonanza en la mina de San Cayetano en Guanajuato. En estos momentos, también sobresale por la buena calidad de la cerveza y el chocolate. Llama la atención la gran cantidad de animales de carga que circulan por la ciudad. Granaditas alberga 500 presos condenados a cinco años o menos. Separados de acuerdo con los delitos. Las celdas tienen un aspecto deplorable. Los menores de 15 años están aparte. A pesar de todo, la prisión tiene talleres de tejedores, talladores y zapateros. El viajero se sorprende por lo animado de las calles. Las gentes realizan toda clase de actividades fuera de la casa, incluso se cocina en braseros o se espulgan. Opina que “se vive literalmente en la calle4.

El clima de Acámbaro resulta semejante al de Europa. Se podrían organizar inmigraciones de europeos al lugar por tener clima similar. Además de tierras fértiles y cultivadas con cereales de allá. Presenta una fisonomía alegre: mujeres que llevan ollas sobre la cabeza, animales cargados con costales de maíz, gallinas, guajolotes, todos transitan por la calle. En los alrededores de Acámbaro hay pájaros y mariposas de muchas clases. Es un punto estratégico entre Querétaro, Toluca y Morelia. Esta región fue imperialista cuando la intervención francesa5.

En 1884 se dice que en León la industria y el comercio están bastante desarrollados, acotación que se venía haciendo desde principios del siglo. La cerveza que ahí se produce se vende en toda la república, así como los zapatos, sombreros, tenerías y telas6.

Para 1887, en el mandato de Manuel González, inician la construcción de la Presa de Esperanza en Guanajuato. Las de la Olla, San Renovato y Pozuelos eran insuficientes para abastecer de agua a la ciudad. Al año siguiente León sufre una inundación que casi la desaparece.

En el siguiente período de gobierno, González confiere título de ciudad a San Felipe, pero lo cambia por su propio nombre. Es construido el tramo de ferrocarril Salamanca- Valle de Santiago.

En 1887 la Guía del Viajero nos deleita con descripciones que presentan un estado favorecido por buenas tierras, buen clima y vegetación boscosa, entre muchas otras cualidades.

Acámbaro tiene 65007 habitantes y excelentes tierras para la agricultura pero no parecen darle mucha importancia. Sus calles “torcidas y estrechas” están limpias. La frescura que da la vegetación hace el lugar agradable8.

Salvatierra es un pueblo importante con 15 mil habitantes. Posee tierras fértiles gracias al río Lerma, de clima sano y temperatura templada. Abundan las huertas y la vegetación exuberante. Destacan sus fábricas de hilados.

Soria, durante mucho tiempo, fue importante por las grandes fábricas de tejidos de algodón y lana donde se emplean alrededor de mil obreros.

Chamacuero (hoy Comonfort) es un lugar con cerca de 5 mil habitantes. Sus tierras quedan próximas al río Laja. Sus fértiles valles producen exquisitas frutas. De especial renombre son las limas, catalogadas como las mejores de toda la república. Es de clima sano y agradable así como la fisonomía del lugar9.

El Cañón de la Laja es uno de los trayectos más pintorescos que recorre el Ferrocarril Nacional Mexicano. Hay numerosas huertas regadas por el río Laja “con sus alegres chozas y un gran número de capillas ruinosas”. Más adelante se cruza la importante hacienda de Begoña. En San Miguel Allende, a donde pertenece la hacienda mencionada, viven 16 mil personas. Los baños del Chorro “son los mejores en la ciudad” y cuenta con muy buenas albercas.

Viven en Dolores Hidalgo 7500 gentes. Este municipio siempre se le señala como Cuna de la Independencia y acerca de sus actividades diarias no se dice gran cosa sino hasta años más tarde10.

A finales del siglo XIX se otorgaron, de nuevo, concesiones para la construcción del ferrocarril con determinadas líneas. Entre éstas se vio beneficiado el Estado de Guanajuato. En 1892, la Guía para el Viajero dibujaba algunas de las poblaciones de la entidad por donde pasaba el ferrocarril.

Entonces, en ese año, el ferrocarril que iba de Querétaro a Guadalajara tocaba, en tierras guanajuatenses, a Mariscala (más tarde Dolores Hidalgo) de ahí pasa por Apaseo que cuenta entre 2 y 3 mil habitantes. Al llegar a la estación de Celaya (30 mil habitantes) aparecen los vendedores de cajeta descritos como “comerciantes de zarape”. Para tomar un baño, que cuesta 25 centavos, se recomienda al viajero acudir a los baños públicos “Las Delicias”. Existe un tranvía que va de la estación a la ciudad. Todavía, en esos momentos, se describe que sus fértiles campos de maíz y trigo están regados por el río Laja. Tiene clima sano y agradable, su paisaje es boscoso. Los tejidos, el comercio, así como la agricultura, constituyen la ocupación principal. Sin embargo, al cerrarse la fábrica de tejidos de Zempoala (sic), la actividad económica decayó. Hay, además del hospital civil, un hospicio. Cuenta con varias escuelas públicas y privadas, y dos escuelas para pobres11.

Salamanca muestra un crecimiento con sus 12 mil habitantes (aproximadamente). El río Lerma riega sus sembradíos, las huertas de lima tienen particular fama. Aquí, al igual que en otras poblaciones, el comercio es próspero. La fabricación de tejidos de lana, sombreros y rebozos destacan así como la elaboración de vestidos y guantes de gamuza que se encuentran a muy buen precio con los vendedores ambulantes. La penitenciaría estatal, es una de las mejor acondicionadas y dirigidas del país12.

Irapuato posee la misma población que Salamanca. Sus haciendas cultivan maíz y trigo. Cuentan, también, con ganado. Aquí los vendedores ambulantes ofrecen a los viajeros cestos con fresas de la mejor calidad sin importar la época del año. Estos cuestan 2 y 4 reales. Al dejar Irapuato el paisaje se puebla de huertas13.

El camino de Irapuato a Pénjamo (comenta el viajero) se cubre de cultivos de maíz y trigo, de bosques de mezquite y de peones con sus yuntas que recuerdan la Europa medieval. A medida que se avanza hay planicies llenas de vegetación donde el hombre no ha metido mano. Pénjamo tiene 7 mil habitantes. La agricultura, y en particular el maíz, es su principal fuente de riqueza. En la hacienda de Corralejo hay baños muy calientes de aguas termales14.

Silao es punto de pase para el ferrocarril que va a México y del que va al Paso con un ramal a Guanajuato. Ahí existe, en abundancia, una planta medicinal de la que toma su nombre el poblado. Cerca de la estación del ferrocarril están los baños del Molino de Rivero con ducha, rusos o regaderas con agua fría y tibia. Silao, al igual que otros lugares del estado, ha mejorado durante el gobierno de Manuel González. Se distingue por la limpieza de sus calles, máxime que el gobernador escogió vivir ahí. En el centro de la población se construyó un mercado de estilo toscano con jardines en su interior. Tiene escuelas públicas y privadas, un hospital general y un hospicio. Continúan mencionando que en sus proximidades se encuentran las aguas termales de Comanjilla y Aguas Buenas recomendadas para curar enfermedades de la piel15.

Guanajuato, en estas fechas, tiene tres tranvías: uno venía de Marfil al Cantador; los otros dos iban del Cantador al Jardín de la Unión y del Jardín a la Presa de la Olla. Entre estos servicios había tres coches de sitio. Existían también dos baños públicos recomendados por los viajeros: “los mejores se encuentran en la calle del Sol, no. 4, en el Hotel de Baños, a un costado del templo de la Compañía (...)”16.

En estos momentos la población de León se ha incrementado a 75 mil gentes aunque, en otros tiempos, ya había tenido 100 mil habitantes. El ascenso o descenso de la población (tal vez) respondía a las fuertes inundaciones que periódicamente sufría la ciudad. No obstante tiene clima sano: caluroso en mayo y junio. A pesar de la falta de higiene en los hogares sus calles están limpias y bien trazadas. Todavía el alumbrado público es con lámparas de petróleo. El agua que consume la población no es de muy buena calidad.

León cuenta con una academia de música. Tiene una secundaria equipada con un Observatorio Meteorológico e instrumentos modernos. Las instalaciones para Educación Física son también modernas. Hay un buen número de escuelas públicas y privadas.

En 1888 sufrió una de las más fuertes inundaciones. A cuatro años de distancia se ha construido un enorme dique y un puente llamado del Coecillo como solución al problema. León tiene muchas huertas, tierras fértiles y vegetación abundante. Es una de las ciudades industrializadas importantes del país.

El devenir de la entidad se ve sujeto a los cambios políticos y climatológicos. La década de los noventa está marcada por la falta de lluvias y, con ello, escasez de artículos de primera necesidad: se compra el maíz a Estados Unidos. Las sequías, por lo general, traen aparejadas las epidemias. El tifo hace su aparición.

El estado de Guanajuato avanza en el desarrollo económico y en la vida política se dan cambios.

Obregón González, como gobernador, pone atención especial a la educación. Se establecen las primeras Escuelas Modelo en Guanajuato, León Celaya y Salamanca. Y, por ende, el progreso en las diferentes poblaciones se deja sentir en lo económico17.

Aunque el sistema tenía una falla: Eran los empresarios extranjeros dueños de los capitales quienes aprovechaban ampliamente las facilidades que el estado (local y federal) les otorgaba. Por tanto, cuando finalice el siglo, el estado será próspero dentro de ciertos sectores de la población no así para los obreros y campesinos. De ahí que las demandas salariales formarán parte de las reivindicaciones de 1910.

En los años subsecuentes Irapuato adquiere el título de ciudad: (exactamente en 1893) mismo año en que se inician los trabajo para introducir el servicio eléctrico en Guanajuato. En Celaya, tres años más tarde, se inaugura un hospital civil18.

La ley de 1894 sobre delimitación y denuncia de terrenos baldíos de Porfirio Díaz propició la formación de grandes latifundios en detrimento de la pequeña propiedad. Los extranjeros no conformes con las tierras federales atacaron la propiedad privada por medio de presiones19.

Como síntoma del desarrollo que vive el estado, otras poblaciones logran título de ciudades. Entre ellas Pozos, San Francisco del Rincón, Ciudad Manuel Doblado, Acámbaro y Pénjamo (durante los años 1897 y 1899)20.

Aunque, “Las viejas formas semifeudales de propiedad rural que vinculaban al amo, español o criollo con el peón, indio o mestizo (...) tendían a desaparecer, cediendo el sitio a una nueva estructuración económico-social (...) Representado generalmente por un administrador extranjero (...) daba nacimiento a un clima de insatisfacción e inconformidad (...)”21.

La problemática del campesinado y del obrero se presentaba con diferentes características al de otras entidades de la república.

La ubicación geográfica del estado lo hacía atractivo para emprender todo tipo de empresas. Gracias a: paso obligado para ir a distintos puntos del país; mano de obra barata con una fuerte tradición artesanal; poblaciones con número creciente de habitantes. Prometía en dos sentidos: mano de obra y, sobretodo, como consumidores potenciales aunque, como se verá en distintos períodos, los bajos salarios anularán esta potencial capacidad de compra de la población22.

En las páginas anteriores se ha visto el desarrollo de algunas industrias en el estado. Ahora, a punto de entrar en el siglo XX, el uso de la electricidad pronto será más efectivo. Entre tanto hay incremento: “fábricas de calzado y talleres de curtiduría y peletería en León; de sombreros en San Francisco del Rincón; de textiles en Salvatierra y en Soria, municipio de Chamacuero de Comonfort, lo mismo que en Celaya; de vinos, en San Luis de la Paz; de pastas alimenticias, de dulces, de chocolates, destiladoras de alcoholes, alfarerías, fundiciones, carrocerías, molinos de trigo, fábricas de cigarros y otros centros más de actividad industrial en diversas poblaciones de la entidad guanajuatense23.

Al término del siglo XIX había 23 ciudades en Guanajuato. Este hecho lo convertía en el estado más urbanizado del país. Además existía un sinnúmero de poblaciones secundarias que entraban en contacto con otras regiones que favorecía el intercambio y la comunicación. Guanajuato, estado de no muy grandes dimensiones y con poblaciones próximas unas de otras, permitía no sólo la comunicación sino también la integración24.

La minería (como uno de los ejes principales de este gran movimiento económico) se concentra en los capitales estadounidenses, en la electrificación de la industria minera, y los nuevos métodos de explotación y beneficio de los minerales25. Sin embargo, esto será efímero.

Los obreros nacionales inician una larga lucha, Guanajuato no permanece ajeno a este movimiento. Aquí, sobresalen las formas anarcosindicalistas de Praxedis Guerrero y de los Flores Magón. El católico y el socialismo en formación.

Es necesario hablar, a grandes rasgos, sobre la figura de Parxedis Guerrero: originario de San Felipe nace en 1872. Desde muy joven se interesa por los problemas sociales de su localidad. Sale rumbo a Estados Unidos (en 1904) donde su conciencia proletaria se acentúa ya que, al igual que sus compatriotas, sufre las vejaciones y el abuso de los patrones estadounidenses. En 1909 regresa a su hacienda de los Altos de Ibarra y la reparte entre los trabajadores. Muere en la lucha armada de 1910.

En León, en el primer año del siglo, surge el Círculo Leonés Mutualista de calzado integrado por artesanos y fabricantes en pequeño. En 1901 existen varios periódicos como El Heraldo del Comercio en León o El Despertador en San Felipe. Para 1903 en León aparece el Círculo de Obreros Miguel Hidalgo26.

En tanto que, en el plano social, los trabajadores intentan organizarse para hacer valer sus derechos, en medio de estas luchas cotidianas, en la lejana Puebla, Federico Escobedo no olvida su terruño. En las poesías que se publican en 1903 dedica una a Salvatierra, siempre nostálgico por la belleza del Culiacán y del orgullo de sus huertas de guayaba. La Salvatierra, de inicios de este siglo se haya, un poco, inmersa también en el progreso. El poema se llama “Idilio” y lo dedica a su madre:

(...)¡Venid recuerdos de la infancia!

¡Llenadme de fragancia, (...)

arreboladas nubes

a vista de mis ojos id pasando!

Al empinado Culiacán vecino,

Como una perla fina,

De mil huertas en medio del circuito,

Encantadora mirase una tierra

Por nombre: ¡Salvatierra!

¡mi cuna, mi ciudad, mi hogar bendito!

En los primeros años de este siglo la electricidad se extiende. Entre 1904 y 1906 hay una planta de energía eléctrica en León. Cuentan con molino de nixtamal los siguientes lugares: Manuel Doblado, Dolores Hidalgo, Salvatierra, Silao, San Miguel Allende, San Luis de la Paz, San Francisco del Rincón, Pozos, Valle de Santiago y Guanajuato.

Celaya es importante en la fabricación de alcohol. Sobresale la fábrica La Favorita y La Botica de la firma Ortega y Casanova. La Compañía de Luz; la fábrica de aguas gaseosas de la Celaya Buthing Company. La firma Besaury fabrica ácido carbónico y aceite vegetal. Siempre al frente de propietarios y administradores extranjeros.

De León se han señalado algunos rubros: Zapatería y tenería La Hormiga, fábricas de chocolates de Enrique Esquivel Obregón y de ropa de Leo Wembery y Wiss Brum.

San Luis de la Paz tiene la fábrica propiedad de Carstens extractora de fibras textiles. En Guanajuato hay una fábrica de aguas gaseosas y bebidas minerales y la de Waker Wattson de hielo27.

Por su parte, los viajeros que visitaban el Estado de Guanajuato, a principios del siglo XX, lo describen de la siguiente manera. Para 1908 Guanajuato es particularmente señalado por sus aguas termales como Comanjilla (situada a poca distancia de León) y, próxima a Silao, está Aguas Buenas28.

Se menciona también la importancia de la “canalización de una parte de las aguas del río Lerma y de la Laguna de Yuriria”. Ambos en beneficio de las tierras de regadío que llegan hasta Salamanca. Lo que provoca excelentes condiciones para la agricultura en esta parte del estado. Afirmación que se viene haciendo desde principios del siglo XIX. También contribuyen las presas de Tarimoro, de León y, por supuesto, la de Acámbaro29.

En cuanto a Guanajuato los comentarios no siempre le favorecen. Contrastan las casas pobres de la entrada a la ciudad con las del Paseo de la Presa. Menciona los tres jardines que embellecen la ciudad: El Cantador, la Presa de la Olla y las Acacias. Y, como solución a las inundaciones, la construcción del Tunel de Cuajín. Al mismo tiempo habla de los grandes dividendos trimestrales que obtienen las compañías mineras ahora en manos de estadounidenses. Cabe hacer notar como los viajeros no dejan de señalar las potencialidades de los minerales y su posible explotación. Al lado de este panorama conviven una infinidad de pordioseros30.

Para estas fechas Celaya cuenta con una población de 30 mil gentes. Cifra posiblemente equivocada pues, dieciseis años antes, ya tenía esos habitantes. Debido a la cantidad de haciendas de cereales la región es señalada como la más fértil del estado. Se sigue caracterizando por sus fábricas de alcoholes, de telas, de medias, tejidos de lana y bonetería. De especial renombre son las fábricas de cajetas que, a juicio del observador, podrían representar un excelente negocio si se industrializaran adecuadamente. De inmediato piensa en que lo podrían hacer los europeos31.

Otra ciudad importante es Irapuato con sus 18 mil habitantes. Y, como dieciséis años antes, las principales fuentes de riqueza son los cereales y la producción de fresa gracias a sus tierras fértiles. Además hay la fabricación de: pastas alimenticias, betún, pinturas de aceite, linaza y levadura doméstica; la fábrica de hielo es una sucursal de la de Guanajuato.

Irapuato tiene un clima sano. Una actividad más es el cultivo de la morera y sobresale la apicultura. Hay una fábrica de jabón considerada como una de las mejores en México. Tiene sucursales en otros lugares del estado. De igual forma, las pieles curtidas son famosas. Cabe notar como, a través de estos comentarios, los hombres de antes podían conjugar la industrialización y el respeto por la tierra. Tal vez, esta es una de las poblaciones, que pasa sin dificultad del cultivo del maíz, trigo y fresa a una mayor diversificación.

Se puede decir que, en general, el estado de Guanajuato es bajo en mortalidad y en criminalidad. Para este siglo diversifica su actividad: ahora, destacan en industria La Fundición Fierro de Irapuato”. Cuenta con 150 obreros, los dueños son ingleses; la “Carrocería de Irapuato” fábrica vehículos que después se venden en México, como importados. Construyen máquinas de buena calidad. El viajero opina que “El mexicano es muy inteligente. Si no sabe siempre inventa, sabe sin embargo aprender a imitar bien32.

En Pénjamo la miseria no se nota entre sus 9 mil habitantes. Aún más: el comercio se distingue por su honradez33. Como todas las poblaciones ha incrementado el número de pobladores.

Silao, en estos momentos, ya cuenta con cerca de 16 mil gentes. De nuevo la agricultura aparece en primer plano al igual que el trabajo de deshilado. Las mujeres de León, Silao y Aguascalientes son famosas en este trabajo, sin embargo, son mal remuneradas. Uno de los talleres es propiedad de una francesa quien envía las prendas a Europa y Estados Unidos34.

León, a diferencia de las otras ciudades, tiene 73 mil habitantes que se ocupan en pequeñas industrias y en las fábricas. Por su parte, los artesanos ocupan un lugar importante en la elaboración del rebozo. Trabajan en el telar tradicional los sarapes de lana y algodón; fabrican sombreros de palma y productos de talabartería. A pesar de este progreso (opina el viajero) el mexicano vive al día, no le interesa ahorrar y todo se lo acaba en la cantina35. Tal vez esta observación responde a la explotación que ha padecido el trabajador y que no le deja otro camino para acallar su desesperanza o quizá tenía razón. Si los datos sobre población son correctos, León nunca logró recuperarse de las inundaciones y los problemas que éstas acarrean. De nuevo el número de habitantes disminuye.

La fabrica de hilados y tejidos La Americana” se distingue por haber obtenido medalla de oro en una de las más grandes exposiciones. La fábrica “El Progreso” no se queda atrás, al igual que la de sombreros de los Sucesores de B. Schneider. La fábrica La Mont Serratina” produce, diariamente, mil kilos de cartón de buena calidad.

Llama la atención la limpieza de la cárcel municipal con sus 700 presos que realizan distintos trabajos: figuras con el hueso de durazno, rebozos o lecciones de inglés. Como anécdota, se señala que una puerta que da a la calle, con frecuencia queda abierta pero sin que preso alguno ose escapar36.

Los campos aledaños a León son fértiles y algunas haciendas ya han construido grandes presas. La industria del calzado es la principal ocupación. Viene en segundo lugar el rebozo.

Ya desde entonces León se caracteriza por su exacerbada religiosidad. En las puertas de las casas había dos tipos de letreros que decían: ¡Ave María! y, No se recibe el Heraldo, ya que, a través de este periódico, los protestantes intentaban hacerse escuchar37.

Acámbaro tiene 10, 500 habitantes. Población incrementada a causa de los ferrocarrileros pues, ahí se encuentran los grandes talleres de líneas nacionales. Sobresalen los cultivos de cereales, hortalizas, legumbres, cacahuates, camote y chile; además de la ganadería.

En el lugar abunda el agua que llega a la ciudad por medio del acueducto proveniente de los manantiales de Tócuaro. Para regar los campos utilizan las aguas del río Lerma. Es una ciudad limpia y destaca el bajo índice de criminalidad38.

En Salvatierra viven alrededor de 12 mil personas. La tierra que inspiró a Federico Escobedo no se queda atrás en las descripciones de los visitantes. “prodigiosamente fértil y casi todos los terrenos producen cosechas tales que despiertan la admiración”. La hacienda del Carmen, por ejemplo, posee su propio tranvía. Cuenta con dos presas, tiene una cuantiosa producción de cacahuate, camote y maíz. Laboran ahí 2 mil indígenas, aproximadamente. Hay en los campos 500 yuntas, que después de media jornada de trabajo, se substituyen por otras tantas. No obstante, esta abundancia no es compartida por todos: el jornal apenas es de 30 centavos diarios.

Otros productos que se cultivan a gran escala son el chile, el garbanzo y el frijol. Aquí, dice el viajero, ha visto por primera vez, en México, el cultivo de trigo y caña de azúcar al mismo tiempo. Todo ello gracias a la cercanía del río Lerma que permite el riego desde tiempos inmemorables. A la par se desarrolla la industria. La ya existente fábrica La Reforma de la Casa Eusebio González S. Tal es su producción que le permite mover otras dos de tejidos de algodón y lana. La fábrica de San Isidro Batanes, más pequeña que la anterior, cuenta con máquinas inglesas y produce manta de buena calidad. Los dueños son los hijos de Argomedo [escrito así en el texto], propietario de la planta eléctrica que alumbra la ciudad.

Ya en estas fechas la ciudad tiene alumbrado eléctrico, drenaje (sistema antiguo), agua entubada, aunque es lodosa porque llega del río. Las aguas de los manantiales de Urireo y la Angostura son llevadas a la ciudad en burros de carga para surtir a la población 39.

Hay 15 mil habitantes en Salamanca. Aunque sus tierras las cruza el río Lerma y es también agrícola, el agua escasea. No obstante, por la benignidad del clima, los problemas de salud no son agudos. Las actividades de la población se concentran en el campo y en los talleres caseros de tejidos (menos elaborados que en otros lugares) de sarapes, rebozos y guantes de gamuza40. Han pasado, apenas, dieciséis años y ya no se señala como un lugar productivo sobresaliente.

Valle de Santiago cuenta con 12 mil habitantes. Aquí la especialidad es la elaboración de rebozos. Famosos a causa del proceso ancestral para trabajarlos es decir, sumergirlos en las aguas alcalinas de los cráteres, esto fijaba el tinte, dándoles una belleza particular. También es una región agrícola con tierras fértiles gracias a las aguas de la laguna de Yuriria. Se cultivan cereales, legumbres, cacahuates, camote, uva y caña de azúcar. El clima es templado. En tiempos de los jesuitas se plantaron eucaliptos para neutralizar el problema de paludismo ocasionado por la humedad del lugar. Décadas más tarde continúa este problema.

Para estas fechas Yuriria es un poblado pequeño pero fértil a causa de la laguna41.

En los relatos de los viajeros poco se mencionan las poblaciones del norte del estado. No obstante, en esa ocasión, se toman en cuenta algunas de ellas. San Miguel Allende cuenta con 10 mil habitantes. En otros tiempos, el número de habitantes era mucho mayor gracias a que los ganados se traían de Zacatecas a la trasquila para la elaboración de sarapes. En ese momento ya no se trabajan ni sarapes, ni rebozos. Además, los salarios bajos han provocado emigración. El agua no falta gracias a sus famosos manantiales y al río Laja. Esto ocasiona gran producción de cereales y de frijol. Es una constante, en la historia del estado: tierras fértiles, grandes fábricas y artesanías acompañados de salarios bajos. En este caso, el descenso de la producción, se deja sentir en el de la población.

En la región norte del estado, al que pertenece San Miguel, existe el sistema de medieros en el que una parte de la producción es para el campesino. Se proporcionará la semilla, las herramientas y los animales para el trabajo. Sus habitantes son corteses y bien educados. La fábrica de hilados y tejidos de algodón “La Aurora, aunque pequeña, cuenta con maquinaria moderna. “La Aurora” produce el hilo que se utiliza para elaborar el rebozo, así como manta de buena calidad42.

Dolores Hidalgo es una pequeña ciudad importante por su pasado histórico. Tiene un buen mercado. Aquí se produce, sobre todo, legumbres y cereales. Se dan muy bien los olivos, las moreras y los viñedos producen buena uva. El agua no es muy abundante. Cuenta con un molino de harinas, fabricación de loza (de no muy buena calidad) y cobijas de lana. De clima sano. La delincuencia es poco elevada43.

San Luis de la Paz (donde viven 8 mil personas) es un lugar agradable. La principal ocupación es la agricultura. Sin embargo, la falta de agua ocasiona que la producción sea a baja escala. Otra fuente de trabajo es la minería que, en la actualidad, ha decaído. La gente se dedica, también, a la cría de cerdos de raza fina. Existe una fábrica de fundición de fierro y otra de productos de primera necesidad. Hay dos haciendas de beneficio que se intenta modernizar44.

Xichú destaca por la abundancia de maderas finas y de construcción. Hay una gran variedad de frutas. Entre ellas: chicozapotes, limones, naranjas, caña de azúcar y diferentes tipos de nueces. San José Iturbide es otra ciudad pequeña que vive de la agricultura.

El mineral de Pozos llegó a tener hasta 25 mil habitantes. Ahora apenas viven en toda la jurisdicción 8 mil personas. Aunque de buen clima, la falta de agua no permite el desarrollo de la agricultura. Es un pueblo limpio y hay varias Escuelas Modelo45.

A principios de este siglo, el cultivo de fresa en Irapuato sigue abarcando todo el año. Para estas fechas (1908-1910) la producción de morera no ha desaparecido. Incursiona en las sederías y la fábrica de artículos de seda se encuentran bajo el monopolio de un francés.

En Silao (que tiene 16 mil habitantes) hay tiendas bien surtidas, pero su cercanía con Guanajuato la limita para alcanzar un mejor desarrollo46.

Para estos momentos la población de León sigue en descenso: tiene 59 mil habitantes. Fue una ciudad industrial que competía por el segundo lugar con Guadalajara. En la actualidad se encuentra en decadencia. Mucha gente ha emigrado. Los alrededores de León siguen siendo boscosos y frescos47.

Con la marcha del desarrollo económico y, al mismo tiempo, con la marginalidad económica de los trabajadores del campo y la ciudad, crece también el descontento político. Ya se ha dicho que las condiciones de explotación de los trabajadores se agudizaban día a día. El malestar político a nivel nacional tenía eco en la comunidad guanajuatense. La oposición al régimen de Porfirio Díaz cada vez era más fuerte. En la capital del estado: estudiantes, profesores y periodistas de ideas positivistas apoyaban el cambio.

En Guanajuato, a diferencia de otros estados, la revolución de 1910 tendría otro cariz. La lucha más bien será ocasionada a causa de demandas a un mejor salario, del mal trato y de los abusos de autoridades locales. Al mismo tiempo, con el movimiento “se consolidó una red de jefes políticos de distrito como cuerpos intermedios básicos de gobierno, reconocidos por los municipios a nivel local y por las autoridades centrales, principalmente el poder ejecutivo, así como también los poderes legislativos y judicial48. El ambiente político en el estado se va a caracterizar por las confrontaciones constantes entre uno y otro poder, con los municipios y el estado durante la guerra y en los años subsecuentes.

Ante las declaraciones de Porfirio Díaz (acerca de que el pueblo mexicano estaba “apto para el ejercicio de la democracia”) surgen dos posibles sucesores a la presidencia: el general Bernardo Reyes y el señor Ramón Corral. Las divisiones en el estado se dan en dos grupos: corralistas (verdes) y reyistas (rojos opositores al régimen). Hay que centrar la atención en las gentes, que de una u otra forma, encabezaron el movimiento maderista en la entidad e, incluso, tuvieron una participación destacada en el ámbito nacional. Ellos son:

Alfredo y Gabriel Robles Domínguez. Nacen en Guanajuato y, por problemas económicos, se trasladan a la Ciudad de México. En 1908 Alfredo impulsaba el Partido Democrático49. Era partidario, como única vía, de la lucha armada. En 1909 difiere de Francisco I. Madero de postura conciliadora. Continúa el movimiento y, en noviembre de 1910, es hecho prisionero en la Ciudad de México. Una vez liberado es pieza fundamental del movimiento maderista. Sin embargo, sus divergencias con Francisco lo llevan de nuevo a la cárcel. Una vez más liberado se une a Venustiano Carranza, participa estrechamente con él y es nombrado gobernador del Distrito Federal. Termina sus días en el destierro y muere en la pobreza50.

Toribio Esquivel Obregón nace en León. Realiza estudios de jurisprudencia en la Ciudad de México. Esquivel y Oscar Braniff, terrateniente en Purísima de Bustos, se ofrecen para fungir como mediadores entre Madero y el movimiento armado de la región. Más tarde forma parte del gabinete de Victoriano Huerta. Una vez radicado en su tierra natal, ya en edad avanzada, es postulado por el estado de Guanajuato para Senador en representación del partido Acción Nacional51.

El hombre más destacado a nivel popular es Cándido Navarro. Originario de La Aldea, municipio de Silao. Fue becado para realizar estudios en el Instituto Metodista Mexicano de Puebla. Sólo cursó los dos primeros años del magisterio. Más tarde, comisionado por Gabriel Robles Domínguez, organiza el movimiento armado en Guanajuato. Establece su cuartel en la Sierra de Guanajuato de ahí sale para el Mineral de La Luz, Silao, Irapuato y Romita en busca de gente y armas. Recorre todas las haciendas aledañas a Silao donde la gente colabora con él. Más tarde recibe órdenes de Francisco y Madero para cesar los combates52. En 1911 es encarcelado. Al quedar libre de nuevo se une a Venustiano Carranza. En el municipio de Ocampo muere en combate en 1913.

Enrique Bordes Mangel nace en Guanajuato. Abandona los estudios en el Heróico Colegio de Chapultepec. Inicia la carrera de abogado que interrumpe a causa del movimiento maderista. Es nombrado por Francisco para formar parte de la comisión encargada para redactar el Plan de San Luis. Ocupa los cargos de Secretario General del Distrito Federal y presidente municipal de Silao. Años más tarde, por oponerse a la reelección de Obregón (en 1927) es exiliado a Estados Unidos. A su regreso permanece en Tijuana donde muere en la pobreza en 193553.

Destacan otros revolucionarios: En Guanajuato 22 entre abogados, profesores, ingenieros y un obrero, así como los directores de los periódicos El Barretero y El Observador. En León sobresalieron 10 personas (médicos y abogados). En Celaya participan 10 personas (ciudadanos y abogados). En Irapuato se menciona a Jesús Cobarrubias. En Valle de Santiago se cita a Felix Galván, Nazario Roa y el profesor Alberto Villafuerte54.

Madero, como otros de sus predecesores, pasa por algunas poblaciones de Guanajuato55. En León el mitin es saboteado. En Guanajuato se le recibe con entusiasmo. En 1911 regresará de nuevo al estado de Guanajuato.

¿Cuáles son los matices que distinguen al estado en la revolución de 1910? Aquí el movimiento se originó en los dueños de medianas porciones de tierra enojados por las pesadas cargas fiscales y contra el avance de los grandes latifundistas apoyados por el sistema.

En Silao los agricultores se unen al movimiento de Madero. Juan B Castelazo56, propietario del rancho San Miguel de las Posadas y Bonifacio Soto, cuyo rancho estaba ubicado en Romita, secundados por la dueña del rancho Santa Faustina, Mercedes González Vda. de Robles, encabezan el movimiento. El administrador y los trabajadores de la última se incorporan a Cándido Navarro.

Para el hijo de Mercedes González los movimientos de Soto y Cándido Navarro eran distintos. El primero surgía de un grupo (aunque pequeños propietarios pero al fin) dueño de la tierra y no sólo esto sino que hacían participar en sus peones y trabajadores. Por el contrario, Navarro tenía un objetivo social y con él participaba uno de los sectores más desfavorecidos de la población57.

Otras poblaciones habían surgido nuevos grupos como los de Bonifacio Soto y Alfredo García. Su radio de acción se encontraba en León, San Francisco, Purísima del Rincón, Manuel Doblado y Cuerámaro. Adolfo M. Azueta tomaba Pueblo Nuevo y Pénjamo. Pedro Cobarrubias encabezaba el grupo de Irapuato. Moisés García, una vez que se apodera de Yuriria, extiende su campo de acción a Salvatierra, Tarimoro y Moroleón. Fernando Franco y Fernando Lizardi tomaron Cortazar y Celaya. Las gentes que encabezaban la lucha armada, en el territorio guanajuatense, pertenecían a sectores muy diversos desde un coronel, agricultor, hacendado hasta un abogado. Tal diversidad pone de manifiesto los intereses tan disímiles que hicieron levantarse en armas a la gente de Guanajuato58.

En Salvatierra durante las elecciones de jefe político, en 1911 se enfrentan los diferentes grupos, de poder, uno y otro legitiman a su candidato . En junio se lleva a cabo una manifestación en la que participaron 5 mil personas. El gobernador cita a reunión “en el salón de billares de los señores Zamudio” y pide a los contendientes que se hagan acompañar por sus trabajadores.

A los jefes de los gremios se les indica que nombren representantes. Participaron, de este modo, los curtidores, sastres, albañiles, zapateros, tocineros, panaderos, carpinteros, boleros, hojalateros, herreros, cigarreros, cargadores, ladrilleros, aguadores, camboyeros. Pedro Díaz con los maestros de la fábrica de tejidos La Reforma. Acuden también “Isidro Allende y empleados de escritorio, Refugio Alvarez y empleados, Enrique Lira y empleados, etc.”. Reciben citatorio los trabajadores burócratas del Juzgado de Letras y Municipio. De esta forma se resuelve el conflicto59.

Al mismo tiempo la lucha por el poder se lleva a cabo a nivel nacional y estatal60. El año de 1912 se inaugura con un nuevo gobernador Víctor José Lizardi, quien encuentra un erario con verdaderos problemas. Implementa cargas fiscales que en particular desaprueba la Cámara Agrícola Nacional de León por afectar sus intereses económicos.

Entre tanto la oposición al régimen de Madero está representada en el norte por Pascual Orozco y Vázquez Gómez y en el sur por Emiliano Zapata. En el estado aparecen nuevos grupos. En Manuel Doblado se cita a Pedro Pesquera quien es combatido por las defensas de León. Se suceden ataques a trenes en Irapuato, Silao, Marfil, El Capulín61.

Hasta la esposa de Cándido Navarro, Carlota es acusada de organizar un ataque simultáneo en Silao, Irapuato, Calaya, Guanajuato y la capital del país.

Cándido García, Mauro Pérez Villalobos y los hermanos Pantoja se levantaban en Valle de Santiago62. En octubre, de ese mismo año, Simón Beltrán y Carlota Miramar, que combatían por todo El Bajío, lanzaron una consigna en la cual quedaba prohibido la circulación del ferrocarril en los estados de Guanajuato, Michoacán y Querétaro. En este mes, Francisco del Toro atacó el mineral de La Luz.

Los fenómenos naturales se unieron a los problemas que vivía el estado. Las lluvias de junio fueron tan abundantes que provocaron que las aguas del río Laja, afluente del Lerma, inundaran las ciudades de Celaya y Salamanca63. Para terminar el año, la erupción del volcán de Colima alcanza al territorio a través de temblores.

Guanajuato no deja de ser partícipe de las contiendas nacionales y regionales. Ahora se combate al régimen de Huerta. Para mayo de 1913 los revolucionarios toman tres haciendas del municipio de San Felipe, entre ellas Jaral de Berrio. Al mes siguiente, las fuerzas en lucha intentan tomar Salvatierra sin éxito. Se realizan combates en Yuririra, en valle de Santiago hasta San Miguel Allende64.

Para 1914 los combates no han cesado. Se realizan enfrentamientos de nuevo en diferentes lugares de Salvatirra, Moroleón y Salamanca. En suma, la lucha se daba de un punto a otro en el estado. Por lo que se refiere a Salvatierra, en todo el año, la lucha no cesó. En Emenguaro, Cándido Reyes estuvo al frente de los revolucionarios. Finalmente, entre triunfos y derrotas, se toma la capital del estado y, con esta acción, queda eliminado el huertismo65.

Como siempre, los intereses intervensionistas de los Estados Unidos se hacen sentir. Para presionar a Huerta, envía soldados a invadir el país. Desembarcan en Veracruz en abril de 1914. De inmediato se realiza el reclutamiento del pueblo para defender el territorio66.

En las siguientes etapas de la revolución (en las que toma el relevo el ejército constitucionalista) el estado de Guanajuato, más bien forma parte del tránsito hacia Querétaro y la ciudad de México. Es el escenario de batallas decisivas (como lo fueron las de Celaya o León). Sin embargo, este tránsito de la revolución a través del estado tuvo alcances de corte social y político en la entidad.

Destacan, como beneficios al paso de la revolución: el salario que era de 25 centavos por día pasa a 75 por jornada de nueve horas, se contempló el reparto agrario, se establecieron horarios para el comercio así como la obligación de un día de descanso, vacaciones y festivos para los empleados, entre otros.67

El gobernador coronel Abel B. Serratos cambia los poderes a la ciudad de León en 191568. Cuando José Siurob Ramírez toma posesión de la gubernatura del estado, en mayo de 1915, la situación era catastrófica. En las poblaciones no había qué comer y los productos existentes no se podían comprar por lo elevado del precio. La economía se encontraba suspendida a causa de la guerra, la agricultura igual. Una moneda real había dejado de circular pues cada bando emitía la propia69.

Como consecuencia de lo anterior, la educación no existía. Una de las medidas tomadas por el gobernador fue la de obligar a los hacendados a abrir escuelas para adultos y para niños. El costo lo cubriría la hacienda70.

Y, como en tiempos pasados, las secuelas de la revolución hacían surgir otra problemática: los grupos armados se volvían bandoleros. Así, con su brigada Escobedo persiguió: a los Pantoja en Valle de Santiago; a Julián Falcón, Atanacio Saavedra y José Garduña que asolaban León; Ortíz en Irapuato71.

Por estas fechas se combate una epidemia de tifo que asoló el estado. En el aspecto educativo se fundaron cinco escuelas normales en Celaya, Salamanca, Acámbaro, Irapuato y Silao. Se creo el Conservatorio de Bellas Artes. También se realizó el Primer Congreso Pedagógico Guanajuatense.

El Primer Jefe Constitucionalista, Venustiano Carranza, al iniciar 1916 realiza una gira por el estado de Guanajuato. Al lado de estas actividades se puede señalar que el guanajuatense José Natividad Macías formará parte de la comisión para la elaboración del proyecto a presentarse en la Convención de Querétaro. En una segunda comisión, encargada de revisar el proyecto, participó Fernando Lizaldi también nacido en estas tierras72.

Algunos de los diputados guanajuatenses, que participaron en el Congreso Constituyente de 1917, fueron de: Purísima del Rincón, Manuel Guadalupe Aranda (realiza sus estudios de ingeniería en el Colegio del estado). San Miguel Allende, Nicolás Cano (minero destacado en la lucha obrera), fundador y director del semanario “Rebeldía” que circuló en 1922-1923.

De San Felipe, Luis Fernández Martínez (egresado del Colegio del Estado) fue periodista y escritor. Guanajuato, Ramón Frausto (estudió abogacía en el Colegio del Estado) tuvo participación destacada en el Congreso. Otro Guanajuatense, Ignacio López, (egresado del Colegio del Estado como ingeniero) apoyó la protesta para la integración a Querétaro de los municipios de San Miguel, Iturbide, Comonfort, Apaseo, y Jerécuaro. Salamanca, Jesús López Lira (inició sus estudios de medicina en el Colegio del Estado) participó en la lucha armada, publicó en su pueblo el periódico “Crisálida”73.

De Silao, José Natividad Macías (se graduó de abogado en El Colegio del Estado. En 1913 estuvo en la cárcel después trabajó al lado de Carranza) fue rector de la Universidad Nacional. León: Antonio Madrazo se unió al ejército constitucionalista; Hilario Medina participó intelectualmente en el Congreso Constituyente (profesor en la UNAM). Dolores Hidalgo: Gilberto Navarro apoya a Madero. Irapuato: David Peñaflor participó en la lucha armada, más tarde combatió los grupos de asaltantes (en uno de estos combates pierde la vida). Pénjamo, José Villaseñor Lomelí (antirreleccionista y antihuertista) desempeñó representaciones políticas74.

Pasados los años de lucha revolucionaria, el panorama económico del país, en la década de 1920, era el siguiente: Los sectores, como el petróleo y la minería, continuaban en manos de extranjeros. La agricultura, al igual que los sistemas de comunicación, fueron dañados sensiblemente a causa de la guerra y sólo el sector manufacturero continuó con su desarrollo gracias a los apoyos que tuvo el hacendado75.

La minería, suspendida por el movimiento revolucionario, se estanca. No logra recuperarse en la década de los veinte. El testimonio76 de León García, minero en Pozos, lo confirma. Febronio Betancourt señala que la compañía Aurora, en Xichú, dejó de trabajar en 1923; Graciano Hernández, de Atarjea, dice que, en esos años, no había trabajo. El Boletín de Estadística (en 1925) y luego el Directorio General (en 1930) hablan de la necesidad de aplicar capital para “reacondiconar las minas con los nuevos prodecimientos de la explotación77.

78.Al lado de este panorama desolador, encontramos a Federico Escobedo recordando su pueblo natal. En esta ocasión hace homenaje al río Lerma, responsable de la belleza de su terruño. Poema publicado en 1923 y en 1943 en Puebla:

A orillas del Lerma

Vienes ¡oh río! De la hermosa tierra

vecina del Culiacán, mi hogar nativo.

Para mi tu raudal quieto y sombrío

Añoranzas tristísimas encierras.

Tú vienes de mi patria, Salvatierra,

Y por eso te llamo: ¡todo mio!

De mis ojos regué con rocío

Tus arenillas en que el pie se entierra. ...

Para 1925, sólo 9 minas trabajaban en todo el distrito de Guanajuato y los salarios iban de 6 a 8 pesos semanales.

En cuanto a la agricultura, con una base como la que se vio para el siglo XIX, siguió siendo la más desarrollada en la entidad y controlada por los hacendados. A partir de esta década dejó de llamárseles como tales.

En el decenio de los veinte, León incrementó la industria y continuó destacando en la producción de zapatos, hilados y tejidos de algodón, medias, calcetines, colchas y rebozos, curtiduría, mosaicos y bloques de cemento. Su mercado se amplió al extranjero.

Celaya siguió con sus fábricas de hilados y tejidos de algodón y lana, licores, cajetas. También se diversificó: ahora se establecieron fábricas de muebles, alfombras y tapetes.

Por su parte, Irapuato tiene las fábricas de aceite, cigarros, jabón, fundición, pastas alimenticias. Agrega vinos, licores, aguardiente, conservas de frutas y pieles finas para calzado.

San Francisco y Purísima del Rincón siguen a la vanguardia en la elaboración de sombreros de palma y paja. Tres lugares productores de caña se dedican a la elaboración de azúcar y piloncillo: Jaral del Progreso, Salvatierra y, en el norte, Tierra Blanca. Al igual que en otros lugares se produjeron aguardientes y licores en Yuriria, Moroleón, Salamanca, Uriangato y San Luis de la Paz.

Los municipios de Moroleón, San Miguel Allende, Salamanca, Comonfort y Valle de Santiago, elaboraron rebozos y piezas de lana. Recuérdese que, en el siglo pasado, este último era famoso por la calidad de sus trabajos.79

De acuerdo con el Directorio General, en el estado de Guanajuato, a mediados de la década, había 75 mil trabajadores. De estos, 12 mil pertenecían al sector fabril. Ya para estas fechas las principales ciudades tenían luz eléctrica y la usaban en algunas industrias. Sus inicios, ya se mencionó, fueron a finales del siglo pasado. Para 1929 la compañía telefónica tenía 44 líneas. Sin embargo, todos los servicios pertenecían a compañías extranjeras.

A mediados del decenio, en 1925, se estableció una escuela de Artes y Oficios en Salamanca. La de Guanajuato siguió preparando jóvenes en algún oficio80.

En los pueblos, los gremios se distribuían de acuerdo a sus especialidad. En San Felipe y San Luis de la Paz: “(...) Los ricos vivían en (...) el primer cuadro (...) de la ciudad y los marginados (...) estaban acá (...) la de acá se se dediocaba a curtir pieles, a hacer huaraches, a hacer cintos a la curtiduría en general (..) y esta otra banda se dedicaban a hacer rebozos, a hacer cambayas, toda clase de tejidos. Estaba incluso una fábrica que se llamaba Polear y ahí ocupaban mucha gente (ahí tejían cobijas, cobertores). (...)81.

En Victoria, en esta década, los talleres requerían de 43 trabajadores. Se fabricaban jorongos de lana, cobijas de lana, mantas de cáñamo, reatas, cordeles, costales y sombreros y los productos de la madera. Los artículos de Victoria, así como el abastecimiento, se vendían y adquirían con los municipios de San Luis de la Paz, San José Iturbide, San Miguel Allende y Querétaro. El comercio se hacía por medio de recuas, carros de mulas o carretas82.

Para los años de 1920, el estado estaba formado por 45 municipios (hoy hay uno más) y seguía considerado como región agrícola. A finales del decenio las principales profesiones eran: abogacía, medicina, ingeniería, magisterio y farmacia. Epoca caracterizada por el desempleo y salarios bajos. En un momento determinado el gobierno de Guanajuato proporciona pases a los mineros desempleados hacia otros minerales83. Este intenta regular las relaciones laborales: crea las Juntas de Conciliación y Arbitraje e implementa las Sociedades Cooperativas. En 1925 los campesinos suben la voz para reclamar un mejor trato, mejor salario y más equidad. La burocracia obstaculiza el proceso, no obstante se establece el salario mínimo entre otras prestaciones.

En Salvatierra, Yuriria, Cuerámaro los obreros y patrones entran en conflicto. También (en 1923) la Fundición de Hierro de Irapuato fue a la huelga en demanda de mejor salario. Igual los ferrocarrileros de Acámbaro. En 1927 proliferaron las huelgas: Compañía Minera La Unión en Guanajuato; las fábricas de hilados y tejidos El Progreso en León y San Antonio, en Celaya84.

El panorama político no era menos alentador en el plano nacional y estatal. El nuevo gobierno promete dar solución a los problemas económicos y sociales. Destaca, en lo político, la creación del Partido de Trabajadores Revolucionarios de Guanajuato.

Para las elecciones de los ayuntamientos dos municipios entran en conflicto. En Yuriria se anularon y en Huanímaro se desintegró la alcaldía. El gobierno estatal establece las Defensas Civiles como medio de control a partir de 1920. Este hecho le crea conflicto con la federación85.

A pesar de ello, las Defensas Sociales incrementaron sus filas a partir de 1921. El gobierno encontró una buena justificación: opinaba que gracias a ellas el bandolerismo, el abijeato y el robo habían disminuido86.

Desde 1922 surge la problemática Gobierno-Iglesia. Al año siguiente los municipios de Silao, Pénjamo, Irapuato y Dolores Hidalgo se mostraron inconformes con el reglamento del Código en cuanto al culto religioso.

En medio de estos conflictos sociales, políticos y religiosos encontramos otro poema de Federico Escobedo escrito en 1923. En él habla de lo que, en otro tiempo fuera el orgullo de todo salvaterrense es decir, el Culiacán (a cuyos pies se encuentra Salvatierra), el río Lerma con su salto que despertaba admiración, sus huertas que vestían el paisaje y, realizado por la mano del hombre, el puente de Batanes, expresión de belleza arquitectónica. Federico Escobedo era partícipe de este orgullo y así lo plasma en algunos versos en el poema llamado “Recuerdos de la Patria”:

¿No es verdad que no está muerta

en ti, memoria tan grata;

y que ves aquella huerta

de eterno verdor cubierta,

que en el Lerma ser retrata?

Del Atoyac la corriente

aquí ves pasar callada;

pero volando tu mente,

¡mira allá el famoso puente

Batanes y la cascada!

Allá el Lerma resonante,

con sus rumores asorda

al lejano caminante;

y se halla un dique delante,

¡impaciente se desborda!

El descontento social y político continúo. En 1924, el coronel Miguel Ulloa se rebela y toma la hacienda de Jalpa (en la jurisdicción de León) más tarde bastión cristero. Desde ahí incursiona a León, Silao, Romita, Purísima del Rincón, San Francisco del Rincón y Manuel Doblado87.

En el norte, Benito García Prieto se subleva, en San Miguel Allende. En Dolores Hidalgo hace lo mismo Cosme Aguilar. Todos argumentan que Obregón (y después Calles) quiere destruir los templos y asesinar a los sacerdotes88.

Para 1925, de nuevo, en Dolores Hidalgo y San Felipe, se toman las armas por problemas económicos. Para 1926 las condiciones estaban dadas: los problemas se mezclan, es decir, el descontento político, económico y religioso.

Las elecciones de representantes para el Congreso local levantan una vez más a la población de Dolores Hidalgo. En Huanímaro se acusa al presidente municipal de violar el artículo 130 de la Constitución89.

Otros estados asumen el conflicto religioso: Jalisco, Michoacán, Colima y Zacatecas. El culto religioso se suspende el 31 de julio de 1926.

Durante el problema Salvatierra distribuyó, entre sus fieles “más respetables”, los objetos de mayor valor de sus siete templos. Los sacramentos, como en otros lugares, se practicaron en casas particulares. La población se vio hostilizada por los militares que ocupaban la plaza. Toda la sierra de los agustinos se constituyó en zona cristera90.

Se unen al problema cristero, las elecciones para el cambio de autoridades en 1927. Federación y Gobierno Estatal entran otra vez en conflicto. La Confederación de Partidos Revolucionarios de Guanajuato y el Laborista Mexicano, apoyados por Calles, se enfrentan: el candidato de los verdes fue sostenido por los políticos de Celaya, León, Acámbaro, Jerécuaro, Valle de Santiago y Ocampo. Así se establecen dos poderes: uno en la capital, el otro en San Diego de la Unión91.

Para las elecciones de 1928 hubo conflicto, ahora entre los municipios y el gobierno estatal. Se suspendieron las elecciones en Dolores Hidalgo, San Diego de la Unión, San Felipe, San Luis de la Paz, San Miguel Allende, Manuel Doblado, Purísima del Rincón, Santa Catarina, Tierra Blanca, Victoria y Xichú92.

Para 1929, el gobierno del estado, en colaboración con la federación, estableció fuerzas armadas desde la Sierra de Guanajuato hasta San Francisco del Rincón y Manuel Doblado. Formó contingentes con agraristas. (...)” Los campesinos agraristas y el rebelde (el pequeño propietario o el jornalero) provocaron las represalias y venganzas de un lado como del otro a causa del conflicto religioso. Acción que originó la división entre el campesinado (...)”93.

Mientras el pueblo de Guanajuato se desgarraba por la lucha cristera, Iglesia y Estado llegan a un acuerdo en ese mismo año. La primera reanuda los servicios religiosos y se compromete a pacificar al ejército cristero94.

Los problemas económicos continúan. Las soluciones se plantean una y otra vez. Sin embargo, siempre se regresa al mismo punto: el incumplimiento. La ley del Trabajo establece (1930), de nuevo, que los propietarios de las, ahora, llamadas “fincas rústicas”, deberán abrir escuelas para los niños de los trabajadores. De su bolsillo pagarán los útiles y el salario del maestro95.

En los inicios de los años treinta se une a la crisis (por la pérdida de las cosechas) la quiebra de algunas empresas. En León, la fábrica de cartón La Constancia” quebró por falta de materia prima. La Aurora” de San Miguel Allende de hilados y tejidos, la de casimires en Soria, Comonfort, reducen el número de empleados96.

Se regresa a la vida civil y, para 1931, Agustín Arroyo Chagoyan97, en su informe de gobierno, lo primero que señala son las campañas para combatir el alcoholismo y los resultados favorables.

Las elecciones municipales se realizaron sin contratiempos excepto que, en Silao, Irapuato, Victoria, Santa Catarina y Tierra Blanca, no hubo candidatos. En su defecto se nombraron Juntas de Administración Civil. Sólo en San Francisco del Rincón y Purísima, dos grupos se disputaron el triunfo.

Debido a la baja en el precio de la plata, la United Mining Company se paralizó parcialmente. La Consolidated Mining and Milling Co., cerró dejando sin trabajo a 200 hombres. En el campo se continúa con la práctica de los peones acasillados.

El problema ecológico aparece en el estado de Guanajuato. Se pide a los municipios realicen campañas para evitar la tala de árboles de morera. Por el contrario, deberán replantarlos de nuevo. Se realizará una semana del árbol. Para la Exposición Agrícola, Ganadera y Forestal se envió información acerca del vivero que tiene el gobierno del estado en la exhacienda de Salgado. Sin embargo, no será una prioridad en los informes que siguen.

Las poblaciones del estado se vieron en problemas económicos al subir los precios del maíz y frijol (alimento básico de los mexicanos). Al mismo tiempo se estableció una campaña para los que tienen recursos económicos en favor del consumo de productos nacionales.

Como parte del proyecto nacional de la construcción de la carretera Interocéanica (tramo Tampico-Manzanillo) se construye el tramo Silao-Guanajuato. La carretera Guanajuato-Dolores Hidalgo funciona desde el año anterior. De esta manera los diferentes caminos se construyen o por lo menos se planean.

Aunado a la crisis económica (que se vive en lo nacional y regional) la falta de lluvias ha acentuado la situación, sobre todo por la pérdida de las cosechas de maíz.

El gobierno extendió una franquicia (por 20 años) a la fábrica de Hilados y Tejidos La Reforma” para establecerse [sic] en Salvatierra. Otorga la concesión a Noriega y Cía, Sucs. S. en C. P. Aunque en 1908 se dice que la fábrica ya existía. Quizá ahora cambia de propietarios.

Los informes de esta época se caracterizan por periodos breves, es decir, interinatos van y vienen. En 1932 el ingeniero José J. Reynoso98 rinde cuentas de un año de gobierno.

Lo primero que realiza es la formación de Juntas de Administración Civil para reemplazar la desaparición de Poderes (que también era frecuente en esta década y en la anterior como ya se vio): Municipios como Salvatierra, Valle de Santiago, Pénjamo, Silao y Romita se opusieron de tal manera que se usaron las Fuerzas Federales para hacer respetar la ley.

En estos informes de las gestiones gubernamentales se presenta, más bien, un panorama general del estado. Inmerso en el nacional e, incluso, mundial, como en este año de crisis mundial en el que se agrega al plano regional la falta de lluvias que afectó a la agricultura y por consiguiente, a la economía del estado.

Salvatierra no se queda atrás. A pesar de que era una de las poblaciones más empobrecidas a causa de las guerras, la Junta de Administración Civil ha logrado verdaderos progresos: primero restablecer la paz y segundo, por consecuencia, el inicio de trabajos de infraestructura. La capital del estado también hace lo propio para aminorar el desempleo: arregló el camino a la Presa de la Olla, el Parque de las Acacias, el empedrado de calles y el camino al cerro de San Miguel rumbo a la Bufa. Ya no se pudo llegar hasta los crestones de la Bufa para prolongarlo a Calderones y de ahí al camino a San Miguel Allende. En Irapuato se hacen mejoras. En León se realizó un contrato con la compañía Aéreo Vías Centrales, S.A., para un campo de aterrizaje de la propia compañía y de otros aviadores.

Para 1933 toma el relevo el señor Melchor Ortega99. Se encuentra que, algunos contribuyentes, adelantaron el pago de impuestos (como la Fábrica de Hilados y Tejidos “Soria”) que limitaron su gestión e impidieron cubrir los salarios de los empleados públicos etapa que ya fue superada.

La policía de los municipios y las Defensas combatieron los brotes armados. El estado solía llamarles bandoleros y, tal vez, no siempre eran éstos. Tal es el caso de Ocampo y San Felipe en que “se inició una sublevación de naturaleza”cristera” extendiéndose a San Luis de la Paz y León. Hay que recordar que muchos campesinos no quedaron conformes con el pacto de 1929.

Por si los problemas económicos que aqueja al estado fueran pocos, en este año llega una oleada de “repatriados” de los Estados Unidos. El Gobierno Federal permitió que en el antiguo campo militar de Sarabia se instalen los agricultores repatriados. De igual forma se hizo en la hacienda “Agustín González”, perteneciente al fisco, de San Miguel Allende. Se pone particular atención en los hijos de éstos para crearles de nuevo el sentido nacionalista.

En León se inauguró el Banco Industrial Refaccionario en ayuda de la pequeña industria. El Monte de Piedad funciona en muchos municipios como solución a los problemas económicos que enfrenta la población. Constantemente el gobierno incrementa el capital.

Las obras de infraestructura se realizan a lo largo y ancho del estado, bien sea carreteras, puentes, presas, edificios públicos, etc, etc.

De tiempo en tiempo algún gestor se interesa por la ecología. Se trata de frenar la deforestación de la Sierra de Guanajuato: “se suspendió por completo la explotación de madera y leña que se venía haciendo en forma notoriamente perjudicial”.

El segundo informe del señor Melchor Ortega100 corresponde a 1934. Puntualiza el apoyo que requiere la pequeña industria. Es importante señalar que, a partir de este momento, las escuelas rurales sostenidas por los hacendados (o modernizando el término “propietarios”) pasan a la responsabilidad de la Federación. El Estado entregó 387. Se crearon centros nocturnos de enseñanza para obreros. También la Dirección de educación Primaria y Normal realizará campañas antialcohólicas.

En León se creó la Sociedad “Zapata, S.A” para apoyar a los pequeños productores de calzado. La Oficina de Rentas, de cada municipio, quedó autorizada para recibir maíz equivalente al pago de contribuciones prediales. En el caso de las poblaciones del norte del estado (en que su producción de maíz es más baja que la del resto de la entidad) se autoriza el pago con frijol.

No todo es desaliento en el informe. Surgen nuevas industrias como la Fábrica de Galletas de Alberto J. Morales y la de Tomás Valadez, ambas en León; la Fábrica de Cerillos de M. Rodríguez y Cia., en Irapuato.

Existen tres agrupaciones de productores de trigo, de chile y de papa. En la primera están los municipios de Apaseo, Celaya, Ocampo, San Felipe, Comonfort, Dolores Hidalgo, Irapuato, León, Salamanca, Pénjamo, Santa Cruz, Silao y Valle de Santiago. En la segunda se encuentran San Felipe (Ciudad González) y Ocampo. En la tercera León. Hay también una agrupación Estatal de productores de piloncillo.

El tercer informe de Melchor Ortega101 de 1935 es optimista. El comercio, la agricultura y la industria van en ascenso; el problema del desempleo paulatinamente se resuelve. Esto redunda en “la más alta recaudación fiscal de que se tenga memoria en Guanajuato”.

Se va a implantar (en el estado) la Educación Cooperativista acorde a la reforma socialista de Cárdenas. De tal manera que las escuelas urbanas y rurales contarán con campos de cultivo y explotación agrícola, además de talleres y de máquinas para el aprendizaje industrial.

La Hacienda Pública se ha sostenido en equilibrio, dice el gobernador. Por estos años parece que era común tener finanzas sanas. De nuevo se autoriza a Rentas aceptar el pago de prediales, no sólo rurales sino urbanos, con maíz.

A treinta años de este siglo el estado de Guanajuato, (descrito durante el siglo XIX como boscoso) ve la necesidad de reforestar su paisaje. Se decreta la “quincena del árbol” en que vecinos y alumnos de los municipios plantaron árboles en marzo. Se busca establecer viveros y almácigos. Estos últimos en las escuelas rurales.

Enrique Fernández Martínez102 cubre el interinato correspondiente a 1937. Se implanta el sistema de Ayuntamiento en los municipios de Acámbaro, Celaya, Dolores Hidalgo, Manuel Doblado, San Felipe, Guanajuato, Huanímaro, Jerécuaro, Moroleón, León, Purísima del Rincón, Salvatierra, Santa Cruz, San Diego de la Unión, San Francisco del Rincón, Silao, Tarandacuao, Tarimoro, Valle de Santiago, Victoria y Yuriria. Es decir 21 municipios de 47. Además en Celaya, Dolores Hidalgo, San Felipe, Guanajuato, Valle de Santiago y Victoria se sustituyeron por las Juntas de Administración Civil. Cambios originados, tal vez, por que daban mayor credibilidad estas Juntas formadas por representantes de toda la comunidad.

Este período se vio nuevamente perturbado por “las pequeñas gavillas de bandoleros que aparecieron en algunos puntos”. El informe dice que fueron sofocadas por la 16a. Zona militar del estado.

El interinato para 1939 lo cubrió Rafael Rangel103 en substitución de Luis I. Rodríguez, quien se encuentra ocupando la presidencia del PRM.

Los ayuntamientos de Irapuato y Romita, por incumplimiento a su cargo, fueron sustituidos por las Juntas de Administración Civil.

A causa de la rebelión cedillista, gente de San Luis Potosí penetró en el estado uniéndoseles algunos grupos que llegaron hasta Hierbabuena. Murieron algunos ejidatarios, mujeres y niños. Perseguidos por la Policía General del Estado, los “cristeros cedillistas” se reforzaron en la Sauceda donde finalmente perdieron. La indemnización, para los 11 soldados que murieron, fue apenas una pensión a sus familiares por el resto del año. A los ejidatarios se les repartieron armas en los lugares considerados de peligro.

Al respecto, continúa la información, aunque vaga. El informe dice que además de combatir a “los pocos núcleos subversivos existentes”, se han logrado “varias rendiciones incondicionales”.

Se cuenta con una Hacienda Pública sana. Esto ha permitido no aumentar los impuestos a pesar de que se perdió en un 70% la cosecha de maíz. El gestor agradece a los ejidatarios del estado quienes pagaron sus contribuciones a tiempo. Además, otra entrada importante la generó el impuesto al alcohol, aguardientes y derivados. Se gravó, por una sola vez, la compraventa de aguas gaseosas y refrescos.

No obstante, la pérdida de la cosecha repercute en este año. Por otro lado, hay un escaso cultivo de trigo y falta de agua.

Se creó un impuesto sobre la papa para poder sostener las agrupaciones de productores de Silao y León. El reparto agrario continúa en el estado a ritmo acelerado según las políticas nacionales en las que se respeta la pequeña propiedad y se busca la liberación del trabajador campesino.

El gobierno apoyó con cereales al Sindicato de Mineros durante la crisis económica que tuvo. Así mismo subsidió a las cooperativas de alfareros, apenas creadas, para la compra de materia prima.

En tiempos de Luis y. Rodríguez, afirma el nuevo gestor, se trató el problema agrario en el norte del estado. No obstante, la lucha entre los grupos se dio de nuevo. Para junio de 1937, tres campesinos (que solicitaron tierras) murieron al igual que el ingeniero topógrafo quien realizaba las medidas de los terrenos. El gobierno atribuye a los terratenientes propiciar estos enfrentamientos. El asesinato se llevó a los tribunales y los culpables van a ser juzgados. A partir de ahí los enfrentamientos han disminuido afirma el ejecutivo.

En el plano nacional se ha manifestado, en los municipios, del estado el apoyo al presidente de la república con motivo de la expropiación petrolera. También se realizan trabajos en reconocimiento al papel que juega la mujer en la sociedad.

En la década de los cuarenta, los informes de los gobernantes continúan en la misma tónica: desarrollo y progreso en algunos aspectos; lucha y fracaso en otros. Para el primer año del decenio no hay informe. En los siguientes períodos ocupan el cargo de nuevo Enrique Fernández Martínez104 de 1941 a 1943 (rinde tres informes); Ernesto Hidalgo105 de 1944 a 1945; Nicéforo Guerrero106 en 1947; Jesús Castorena107 en 1948; Luis Díaz Infante108 en 1949. José Aguilar y Maya realizará el primer mandato de seis años (1950-1955).

En la última década de la vida de Federico Escobedo, el desarrollo de su estado natal se abordará en dos quinquenios para resaltar los logros más importantes. En el primero se destaca que las gestiones de 1940 y 1943 terminan con un superavit en el erario.

Al inicio de la década se habla ya de elecciones realizadas sin disturbios. Sin embargo, para 1941 la situación cambia de nuevo: en San Luis de la Paz y Xichú tuvieron que suspenderse por desacuerdos; en Manuel Doblado, un grupo de inconformes quisieron tomar el Palacio Municipal; en Silao, Celaya, Apaseo, San Diego de la Unión y Dolores Hidalgo las autoridades consignaron a grupos de disidentes.

Por otro lado se siguen mencionando “brotes de rebeldía que en forma esporádica se presentaron”, mismos que fueron acallados por la policía de Seguridad Pública y la 16ª. Zona Militar.

En la Cárcel de Granaditas funcionan talleres de carpintería, de zapatos, loseta de cemento, objetos de yeso, palma, alambre y cobijas, además se imparte instrucción primaria. Las reclusas emplean su tiempo en hacer los alimentos. En los momentos libres reciben clases de costura, lectura y escritura. Hay 21 reos bajo libertad condicional. Al año siguiente quedaron inaugurados dos talleres más: uno para hacer pan; el otro para fabricar vidrio.

Las repercusiones de la Segunda Guerra Mundial alcanzan al territorio nacional. Al respecto el gobernador señala que su mandato se ajustará a las normas establecidas por la federación.

Ha sido aprobado el reglamento para la industria del pan en San Miguel Allende, Celaya, León y Salvatierra. En 1941, la electricidad continúa pagándose a la Compañía “Guanajuato Power & Electric Company”.

Años de crisis económica (y también de crisis en los campos) la gestión de los gobernadores tiende, en estos inicios de la década, a dar soluciones y apoyo. A través de la oficina de Organización Ejidal se proporcionó, a algunas comunidades agrarias, semillas de trigo y maíz de buena calidad para obtener mejores cosechas. La Estación Agrícola Experimental de León va a importar semilla de papa. Dará semilla de maíz (lista para la siembra) a pequeños propietarios y ejidatarios. Otros ejidos han recibido ayuda para construir bordos.

En 1944, por la crisis nacional de maíz, el presidente de la república ha pedido a los gobernadores que den atención especial al problema. Al respecto, el gobernador de Guanajuato tomó medidas para evitar la fuga a otros estados y la ocultación del grano. Los municipios presentan tres alternativas: 1o. El aumento de las áreas de cultivo; 2o. Aprovechar los terrenos ociosos ó 3o. Selección de las semillas.

El Campo de Experimentación Agrícola de León compró toda la semilla existente en el estado (de la variedad Celaya tipo Kansas) que se adecua mejor a las tierras del Bajío. Fue repartida a los agricultores de tal suerte (piensa el gestor) que para la próxima cosecha habrá hasta para vender el excedente a otros estados.

Para evitar una crisis como la del año anterior, en el norte del estado (que perdió casi toda la cosecha) no se permitirán los compradores externos. Otra medida tendiente a aminorar la crisis social es que el gobierno va adquirir toda la cosecha para vender abajo precio a los consumidores cotidianos. Una más, será la estimular el cultivo del maíz.

carreteras, hospitales, presas escuelas, etc

En este año en Guanajuato se abre la calle Juan Valle. Se construye el puente sobre el río Guanajuato

Para 1944, el gobernador en turno afirma que la situación política, económica y social que vive el estado se agudiza a causa de la guerra mundial. Todo tipo de productos aumentan de precio. Para aminorar la situación el ejecutivo ha decidido grabar productos como: los alcoholes, mezcales, cervezas y cines. El gobierno creará un impuesto al ganado que sale vivo del estado con la intención de que deje por lo menos la piel (necesaria para la peletería y zapatería que se requiere el estado); a los cerdos (que salen vivos del estado) se busca industrializarlos aquí. El impuesto a hornos y calderas persigue la seguridad y la conservación “de nuestros pobres recursos forestales”.

En la segunda parte de la década de los cuarenta el 1º. de enero de 1946 desaparecieron los poderes, motivo por el cual en este año de 1947 el gobernador da cuenta de ambos períodos.

Menciona, en primer término, los “trágicos y lamentables sucesos ocurridos en la ciudad de León (...) [durante] las elecciones municipales”. Hecho que provocó la desaparición de los poderes.

Las crisis políticas, por lo general, van acompañadas de crisis económicas o viceversa. Las sequías ocurridas fueron las más rigurosas en los últimos cuatro lustros. Además, al quedar las presas, sin agua no se generó electricidad. Las industrias quedaron sin mercados como resultado de la posguerra y la falta de crédito. De esta manera iniciaba el período la administración.

En algunas comunidades del municipio de Salvatierra se originaron enfrentamientos entre ejidatarios y campesinos.

Para el año de 1947, la industria empieza a sobreponerse. Guanajuato participa en “el plan de ayuda concertada entre México y los estados Unidos”, firmado en 1946. Se concentraron en Irapuato 6,180 “trabajadores agrícolas” (llamados braceros), aspirantes a la contratación. En abril, de nuevo, los vecinos del norte requirieron de mano de obra. Esta ocasión, las autoridades, dieron preferencia a las poblaciones que fueron afectadas por la fiebre aftosa, la pérdida de las cosechas y la crisis industrial (cierre por falta de energía eléctrica). Esta vez se reunieron en Irapuato 8 mil aspirantes.

La Cooperativa Minero-Metalurgica del Santa Fe de Guanajuato casi se paraliza (1946-1947) en dos ocasiones. Como consecuencia, muchos mineros quedaron sin empleo. Gracias a las gestiones de gobierno la federación salió al rescate.

En gobiernos pasados, la cuenca de la Esperanza se daba en concesión para su explotación indiscriminada. El actual gestor expide en mayo de 1946 el decreto que la protegerá como zona forestal.

Después de años de solicitarlo, Apaseo el Alto adquiere (en 1948) el rango de municipio. En San Luis de la Paz y Manuel Doblado las autoridades nombran Juntas de Administración Civil para suprimir los dos ayuntamientos que se formaron.

Afirma el gobernador que el reparto agrario está por concluir. Los salarios mínimos, en el medio urbano, más altos se dan primero en León, luego Celaya e Irapuato y en tercer lugar Salamanca.

Las Fuerzas del Estado se ocupan de mantener el orden en los lugares de conflicto y la 16ª. Zona Militar es responsable de mantener el orden en el campo.

La Universidad del Estado, nominada así por decreto de 1944, abrirá dos carreras. Técnico Petrolero y Técnico para Combatir las Plagas de la Agricultura. Responden, una a la importancia que tendrá la industria petrolera en el momento en que la refinería de Salamanca inicie sus trabajos; la otra por las riquezas agrícolas en el estado.

Para el período de 1949, entre los rubros importantes está el del Problema Forestal donde se señala, con gravedad, la tala de bosques. Como medida inmediata se han creado en los municipios Comités. Señala el gestor que la tala inmoderada podría afectar la economía del estado. No es un problema de fácil solución ya que el carbón surte, sobre todo, a los pobres. También la minería requiere de ciertas maderas. La propuesta más importante es realizar campañas para educar a la gente.

Este breve pasaje, por la historia, muestra que el estado de Guanajuato se fue desarrollando marcado por las pulsaciones políticas, económicas y sociales. Unas determinadas por los sucesos nacionales, otra por los locales y otras por la geografía, es decir, marcadas por fenómenos naturales.

Este recorrido se ha hecho, principalmente, con las fuentes que los actores del acontecer político, social y económico quisieron legar al futuro. Así estamos expuestos a la palabra de los hombres que hicieron la historia.

Las descripciones de viajeros permiten rastrear los avances de algunas poblaciones. Aunque, por ejemplo, las fuentes difieren en el número de habitantes pero siempre están de acuerdo en la fertilidad de la región.

La revolución en Guanajuato, de acuerdo con algunos de los autores consultados, no trasciende porque se queda en las páginas locales por el poder.

En suma, entre altibajos ocasionados por factores externos nacionales o internacionales, por factores climatológicos, el estado se moderniza bien o mal planeado. Sienta las bases de lo que será su futuro. Este es el devenir social, político y económico en que se debate el estado donde nació Federico Escobedo.

Rico panorama histórico que supo generar movimientos literarios, inquietudes políticas justas, gente laboriosa que, a pulso, generó y genera su destino. En un día de invierno (noviembre de 1949) dejó de existir un guanajuatense que amó profundamente a su lugar de origen: Salvatierra. Muere en la pobreza bajo el amparo de la generosidad de amigos que le tendieron la mano.

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